Una niña no puede enfrentar sus emociones, ella solo escribe y quizá el día de mañana cada carta estará en manos del destinatario. Hoy descansarán en su baúl, ahí junto a los sueños que no logrará jamás.
Una niña no puede enfrentar sus emociones, ella solo escribe y quizá el día de mañana cada carta estará en manos del destinatario. Hoy descansarán en su baúl, ahí junto a los sueños que no logrará jamás.
Cada quien vive sus propios tormentos.
Los míos me trajeron hasta donde estoy hoy, no sin antes intentar hundirme. La muerte me miró a los ojos una noche de febrero de 2010, recuerdo la sangre manar...