Algunos creen que el destino ya está escrito y yo digo que lo escribimos nosotros mismos...solo que en este caso yo no escribí casarme por obligación, o siquiera casarme...como tampoco quería que la sangre bañara mi vida, aunque debo admitir que nunca me desagradó hasta el momento en el que la que se derramó fue la mía propia... Mi destino es sangriento, un baile con la muerte, una visita al infierno mismo...