Nadie quiere ser la segunda opción. La menos interesante. La culpable. La perra maldita que destruyo todo, pero lo he evitado. He huido de él y todo me hace desearlo más. Dios ya me ha juzgado y he aceptado mi castigo. -Ningún hombre te va a follar como yo. -afirma él, haciéndola suya. -Tú esposa ha de estar buscándote. -responde ella sin titubear.