Harold Bathory está rodeado de muerte desde que nació. Sus días, ya siendo niño, giran en torno a sangre (por el oficio de embalsamador heredado de su abuelo) y de alas (por su fascinación por los insectos, en especial, por las libélulas). Busca y busca su lugar sin encontrar la paz que tanto anhela: la del calor del amor.