Muchas veces pasaba horas y horas en oración pidiendo por esto o aquello, pero olvidaba lo más importante... ADORAR. Solo exigía como niña pequeña y no daba nada. Hablando con pares me dí cuenta que no era la única. Es por esto que decidí crear este espacio para recordar las maravillas de nuestro Señor Jesús (salmos 105:5). Antes de cada oración que hagas te invito a que le dediques una página de este libro a nuestro Padre Celestial.