La familia siempre es y será el tesoro más preciado que podamos poseer, por desgracia no somos capaces de entenderlo hasta que un miembro de esta, se va... La muerte de un familiar siempre es dolorosa, más aún si se trata de alguíen cercano: esposos, madres, hermanos o hijos, la familia comienza a desmoronarse de a poco. Mi abuela decía que, cuando el pilar de una familia caía, el resto sucumbía junto con él, ya fuera económica o moral mente, la caída era inevitable. Cuando la tía Teresa enviudó, no noté ningún cambio evidente, guardó el luto como es habitual, pero después de un tiempo, supe por casualidad que constantemente asistía a fiestas e incluso ella misma las daba cuando pasaba más de una semana sin ir a una. Mis primas continuaron con su vida, se casaron y con frecuencia visitaban a mi tía, todo parecía seguir su curso con normalidad o al menos eso era lo que con una mirada de lejos se alcanzaba a apreciar.
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