Nací en un mundo dominado por los hombres, donde nosotras, las mujeres. Somos simplemente mercancía barata y para dar descendencia. Mi nombre es Adeline, y soy una de las pocas hijas del emperador del Este que posee uno de sus ojos azules, una marca de la familia real... En este mundo, es normal el casarse entre familiares secundarios (primos, tíos, etc)... Y pues bien. Desde el momento en que nací. Mi destino estaba sellado. -Es fea.- Dijo entre un susurro un pequeño niño de unos 10 años de cabello negro y ojos azules mientras me miraba en la cuna. Si, la de la cuna soy yo. Adeline, pocos meses de vida. No estoy muy segura de cómo llegue aquí. Y no recuerdo del todo mi vida pasada. Pero si algunas pequeñas cosas que me ayudarán en este mundo. -Mi señor, es sólo una bebé, aún necesita crecer.- respondió quien parecía ser mi niñera. Una chica de cabello castaño claro, ojos verdes y en un vestido negro con blanco de sirvienta. -Hmm... El chico, del que aún no sabía su nombre, me tomó en brazos y me alzó, revisando cada parte de mi ropa y piel. Buscando alguna cosa que le llamase la atención -Realmente no tienes nada que llame mi atención... Que aburrida. Luego de esas palabras me dejó caer en la acolchada cuna y se fue dando un portazo MALDITO NIÑO MIMADO! YA VERÁS CUANDO CREZCA!!
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