El frío le eriza la piel, siente un escalofrío recorrerle el cuerpo hasta ponerle los pelos de punta y esa sensación abrumadora en todo su ser que no ha abandonado su cuerpo desde que sintió aquel toque desvanecerse de su cuerpo. Aún puede sentir aquella respiración cálida sobre su pecho y el peso de otros labios sobre los suyos, aquellos que aún sentía hasta hace unos instantes.