Sabemos que la memoria es engañosa. La retentiva es tan impertinente y traicionera como escurridiza y altiva, solo comparable con un egocéntrico reptil resbaladizo de fría sangre. Los recuerdos de un pasado aventurado y vehemente me aplastan con la fuerza que lo hicieron hace 60 años y me llaman, me llaman en un relato fantástico, claman por mi, desean ser narrados. Por favor, querido lector, deja que te cuente sobre mi vida, mi amor y mis travesías. Permite contarte como me convertí en el bendito heredero de un reino prohibido. Tal vez, incluso descubras que no somos tan diferentes.