Antes de marcharse a descansar, las libélulas y mariposas pasaban por una de las ventanas de mi habitación, casi las atrapaba la noche, aún así, cada día, venían a dejarme las palabras más bonitas que encontraban en sus paseos por el mundo. Hazlas poesía, que sean eternas, me decían antes de irse. Antes de marcharme a descansar, antes de que cerrara las ventanas las luciérnagas venían, apenas empezaban su jornada como cada noche. Sólo pasaban a darme un poco de su luz para que pudiera escribir esos poemas sin formar que traían las libélulas y las mariposas. Ahora, antes de que ustedes se marchen a descansar, les dejo esas bonitas palabras hechas ya poesía, traídas por libélulas y mariposas, escritas a la luz de mil luciérnagas.