Después del accidente, Miriam se convirtió en una chica despreocupada, sin un objetivo fijo en la vida, dejó de hacer castings y su única preocupación era irse de fiesta. Vive en un piso de Madrid con su mejor amiga Mireya, que ya había perdido toda esperanza en que volviera a ser la de antes. Lo que no sabía era que pronto vendría alguien que le cambiaría por completo a Miriam.