Esas mantas blancas tenían un leve color rojo; por la asquerosa sangre de su víctima, sus cuerpos todos sudados buscaban más contacto y sintiendo esa sensación de adrenalina corriendo por sus venas, el choque de pieles tan característico se escuchaba por toda la habitación junto con unos gemidos agudos y suaves. Al menor le excitaba tener el cuerpo sin vida de su amigo debajo suyo y sin más, lo beso ferozmente sabiendo que este; nunca le iba a corresponder aquella unión de labios... El mayor ya estaba masticando un pedazo de piel que arrancó de ese cuerpo.All Rights Reserved