¿Te crees muy real? . . . ¿Superior a nosotros? A los que tú llamas personajes y ves a través de un muro cristalino, frontera entre la ficción y lo real. ¿No somos nosotros más reales que tú? ¿No es esa barrera una mentira complaciente? Cuando ya nadie te recuerde, cuando tus huesos sean polvo (excremento engullido y regurgitado por miles de insectos y bacterias) no será ese personaje famoso más real que tú. Ninguno de los dos habitará el mundo de los vivos, pero él será recordado, cobrará vida una y otra vez como el ave Fénix. Tu nombre, por otro lado, se desvanecerá en la corriente del tiempo. O tal vez ambos somos iguales. Tú y yo, seres imaginarios, ficciones incapaces de ver más allá de un mundo erguido a su talla. Si puedes sentir empatía por mí, lee esta historia y danos vida a todos los que estamos atrapados en esta prisión de letras. Te prometo que yo haré lo mismo por ti.