Cuando la lluvia se apodera del cielo nada bueno trae. Los recuerdos de un pasado tormentoso invaden mi mente, me erizan la piel, me causan náuseas y mareos. Esta vez no es la excepción. La lluvia viene por mí nuevamente.
Cuando la lluvia se apodera del cielo nada bueno trae. Los recuerdos de un pasado tormentoso invaden mi mente, me erizan la piel, me causan náuseas y mareos. Esta vez no es la excepción. La lluvia viene por mí nuevamente.
Todos cargamos con un poco de locura dentro de nosotros. Y es esa irracionalidad la que lo alimenta, la que dibuja una sonrisa que muestra sus dientes afilados y listos para romper piel y destilar sa...