Dos mercenarios, una misión. Cuando aquella noche comprendieron que aunar fuerzas no funcionaría, se decantaron por enfrentarse en pos de la victoria. La premisa era sencilla: el primero que mate al monstruo se lleva la recompensa. Porque ¿para qué hacer el amor pudiendo hacer la guerra? Relato dedicado a LyraGamer y Sylcred.
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