Mi vida con Laura ©

By Lunavalentina_03

43.5K 6K 2.6K

Un amor imposible. Una enfermedad mortal. Un asesino enmascarado. Y un pasado que amenaza con acabar conmigo... More

Advertencias
Introducción
El final siempre es el comienzo
Capítulo 1: La visión
Capítulo 2: Una mortal despedida
Capítulo 3: El dolor es mejor que el silencio
Capítulo 4: Siempre hay distintos modos de conocer a tu asesino
Capítulo 5: Preludio de un asesinato
Capítulo 6: Revelaciones siniestras
Capítulo 7: Solo ella
Capítulo 8: La confianza te hace débil
Capítulo 9: La invitación
Capitulo 10: Cita, confesiones y suspenso / Parte 1
Capítulo 10: Cita, confesiones y suspenso / Parte 2
Capítulo 10: Cita, confesiones y suspenso / Parte 3
Capitulo 11: Sin testigos
Capitulo 12: Triste realidad
Capitulo 13: Adiós, nos vemos en la morgue
Capitulo 14: Alguien mucho mejor
Capitulo 15: Lista de la muerte
Capitulo 16: Indecisión
Capitulo 17: Otro secreto hasta la muerte
Capitulo 18: Un velorio
Capitulo 19: Problemas de familia
Capítulo 20: Noticia de un asesinato
Capítulo 21: Un muerto en el camino
Capítulo 23: La muerte es una completa estupidez
Capitulo 24: Este y muchos más
Capitulo 25: ¡Dispárame si puedes, sé quien eres!
Capítulo 26: Pequeño Josh / Parte 1
Capitulo 26: Pequeño Josh / Parte 2
Capítulo 27: Realidad alterna
Capítulo 28: Beso de amigos
Capítulo 29: El desconocido del avión
PERSONAJES
Capítulo 30: Mentiras
Capítulo 31: Verdades
Capítulo 32: El final
Capítulo Extra: Interrogatorios
Agradecimientos

Capitulo 22: ¡Estoy completamente perdida!

215 53 20
By Lunavalentina_03

"Aunque sabía que el amor requería de sacrificios, no estaba dispuesta a aceptar los míos. Porque no me parecía lo suficientemente relevante, no creía que fuese lo bastante poderoso y tampoco lo había sentido jamás. Y alguien desde lo alto vio mi aburrida vida, entrecerró los ojos, chasqueo la lengua y lo mandó a él, para terminar con la maldita indiferencia".

LAURA BLAIR

Ese día no supe nada más de mi padre.

La grúa llegó después de unas horas.

Le di la dirección de la puerta de mi casa y aunque ofrecieron llevarnos mi amiga y a mí —Eran unos hombres jóvenes, se veían buena gente, pero... ¡No! No podía caer en el gravísimo error en el cual maté a un hombre ¡dos malditas veces! Puedo ser impulsiva, pero repetir algo que sé que hice mal, jamás—, negué de inmediato y terminé pagando un taxi millonario a mi conjunto de apartamentos.

Christine paró de decir locuras hace poco y bueno, en esas estamos...

Mi amiga tiene un hielo envuelto en una toalla, presionado en la cabeza y se encuentra acostada en mi estómago. Yo, estoy admirando el techo —Completamente blanco—, mientras pienso en los caminos de la vida.

¿Por qué se portó así?, ¿acaso fue mi culpa que saliera disparado hacia adelante?

Preguntas que por ahora no tendrán respuesta, ni en un futuro cercano, ya que, el único número que le entregué fue el mío y adivinen quién lo mandó a nadar hace rato.

Podría hacer una reposición y todo eso, pero mejor no. Sería mucho trabajo y ahora solo deseo descansar.

—Ya lo estoy extrañando —susurro muy bajo, esperando que Chris no me escuche.

A pesar de que ese hombre me gritó sin razón y hace pocas horas vi su rostro por última vez, el vacío que dejó se va haciendo más y más evidente con el pasar de los minutos. Es una sensación tan extraña, pero... dolorosa.

—Creo que me enamoré —responde mi amiga que creo no escuchó lo que dije, porque lo exclama con una felicidad totalmente contraria a mi forma de hablar.

Levanto el torso, cruzo las piernas y la observo fijamente.

—Es gay —replico con calma.

Esta misma charla la tuve hace rato en la cocina y su reacción inmediata fue tirarme todo lo que tenía al alcance —Gracias a Dios y los cuchillos estaban escondidos—, y negarlo rotundamente, riéndose, ocultando la tristeza que en verdad le estaba produciendo. Su esperanza la marchité con dos pequeñas palabras.

—Lo sé, pero no parecía, lo tiene muy guardado. —Levanta la cabeza y me observa—. Y si no funciona, de todos modos tengo 2 opciones —Sube las cejas, divertida—, aunque Harry es mayor, Simón es muy inteligente, es alto, es lindo, los dos lo son. —Se apresura en corregir saliendo de su distracción—. Tienen los ojos...

—Detente ahí. —Corto su charla romántica antes de que se haga más ilusiones y ya no puedo soportarla más—. Eso es muy... ofensivo. Cómo vas a hablar de ellos como si fueran objetos que puedes cambiar en cualquier momento, no es así, son personas con sentimientos, no puedes jugar con los suyos...

—Te voy a decir dos cosas 1) Eres la menos apta en todo el planeta tierra para hablar de chicos, porque el único que has tenido lo alejaste pensando solo en ti...

—Pero. —La interrumpo, ella hace una cremallera con su boca y tira la llave invisible—. No soy una niña, con un simple "¡cállate!", podría hacer silencio.

—Lo dudo... y 2) Son hermanos, son parecidos, son amables, ¿qué problema puede haber con pasar tiempo con ambos? —¿Me pregunta eso en serio? Joder, mi hermano supo cómo jugar las cartas, está enamorada de él hasta la médula.

Y a mi mente llega la situación hipotética en la cual esos dos se pelean por una Chris sonriente, que los observa acostada y tomando un refresco en una silla de playa, feliz de la vida. Okey, a veces soy demasiado negativa, pero les pregunto... ¿Qué otro desenlace habría?

—Haz lo que se te venga en gana —Bufo, sabiendo que nunca un consejo es bien recibido por Christine Williams—, igual cuando eso ocurra, espero todavía no estar en la tierra y no quedar en medio de toda esa locura.

—Gracias por tu comprensión —Pone los ojos en blanco, empieza a jugar con sus dedos y después me observa formulando una pregunta—. Bueno y cambiando de tema, ¿cuándo tendrás suficiente dignidad y le hablarás a Josh? Él quedó destrozado después de tu rechazo tan... objetivo.

Solo estuve contigo por un rato, por diversión, nunca fuiste suficiente para mí y nunca lo serás. ¡Vete ahora!

Las palabras se repiten en mi mente.

Bueno... creo que fui muy delicada al decirlo.

—Hice lo correcto, busca otro tema para hablar... por favor —Le ruego, esperando que entienda que cada vez que pone ese tema sobre la mesa, una parte de mi corazón empieza a crear esperanzas donde nunca las habrá. Es algo que no quiero recordar por ahora y hasta que no pueda sentir nunca más.

—Bueno... —Piensa un instante y después con una velocidad que nunca había visto en ella, saca de la chaqueta que llevaba puesta una caja diminuta y muy delgada— ¡Ajá! —exclama victoriosa, mientras vuelve a la cama, se sienta y coloca una pierna sobre otra— Esto es tuyo, vamos, mírala. —Me la entrega, me obliga a abrirla y después de notar que es bastante liviana, observo el interior.

Es un teléfono nuevo en su estuche y un pequeño lazo rojo alrededor.

—¿Y esto, Chris?

—Yo... de verdad lo siento mucho, Laura. Me sentí demasiado culpable cuando supe que el video nunca existió, así que... en el camino, cuando me detuve en el centro comercial, corrí a la tienda de celulares, gasté mis ahorros de estos meses en la heladería y, aquí lo tienes.

—¿Tú trabajas?

—Claro que sí, ¿cómo crees que sobrevivo?

—Ah. —Me tomo mi tiempo para procesarlo por completo—. Muchas gracias, Chris, no era necesario...

—Sí lo era, Laura Blair, y eso no es todo. Por favor, ábrelo.

Desato el pequeño moño, levanto la tapa de la caja y después de quitar el papel protector, encuentro exactamente arriba de la pantalla del teléfono, que se nota es de última generación, lo que, con tanto miedo y ganas, estaba buscando antes.

Te voy a... ¡matar! ¿Qué hacías con mi identificación? —pregunto, a punto de agarrarla por el cabello, arrancando todas las hebras onduladas y perfectas, que ahora están totalmente desordenadas.

Y sí, el regalo tan especial era la identificación que estaba buscando, mientras el pulso se me aceleraba del absoluto terror que poseía.

—¡Pude morir por tu culpa! —Le reclamo y empiezo a acercarme a ella como un depredador a su presa. Christine reacciona muy rápido, se levanta de la cama y empieza a correr por todo el apartamento. Conozco cada rincón ya que he vivido aquí el suficiente tiempo y por eso logro encontrarla casi al instante.

—¡Responde! —La obligo.

—Bueno, bueno, cálmate un poco y si quieres mátame, pero... después de oír mi humilde historia.

—Debe ser bastante interesante si quieres permanecer con vida hasta acabar. —Le advierto, al tiempo que le doy un espacio en el cual volvemos a mi cuarto e inicia el relato.

Resumiéndoles todo un poco, resulta que mi identificación la había dejado en el carro del ladrón pervertido, que ahora es hombre muerto. Es decir que... Chris no era totalmente inocente porque vio el cadáver sin desmayarse, le alcanzó el tiempo para agarrar la tarjeta y después corrió a mi lado y tomamos el taxi. —En ese momento me puse a cavilar y a recorrer los negro confines de mi cerebro y en efecto, cuando la arrastre afuera había pasado bastante tiempo ya que estaba en un estado de asombro completo—. Continuando con la historia, ella me la entregó, yo la guardé y de eso no me acuerdo tampoco —Sucedió mientras hablaba con mi padre, estaba tan inmersa en la conversación que no lo noté—, en fin, cuando Chris iba a tirar mi celular estaba en el forro y ella como buena samaritana la conservó y por eso me la entregó.

Le confieso el porqué del asesinato, ella asiente entendiendo todo a la perfección y hasta gritándome que le hubiera arrancado la lengua y las pelotas, y cuando niego, evitando que se meta mucho más en el asunto, unas ganas de dormir demasiado abrumadoras me controlan, así que bostezo y entrecierro los ojos.

—Sabes qué, también quiero acostarme ya, así que vete con gusto. —Me golpea juguetonamente, cierra la puerta arrastrándome hacia la sala y antes de que me marche, me detiene y suelta de repente—. Cierto, casi lo olvido, ya no tienes que hacer ningún proceso para recuperar el número de tu celular ni nada por el estilo, porque ya está todo resuelto. Te quiero y no lo olvides. —Cuando salgo, me deja confundida y en completa soledad.

Me pareció demasiado entusiasta para solo tomar una siesta.

«Algo se trae entre manos esta chica, pero dejemos la investigación para otro día».

Me acuesto en el sofá de siempre, coloco la mano en mi cabeza y logro conciliar el sueño casi al instante.

Pero una llamada a mi nuevo celular me interrumpe, así que contesto, bastante aburrida.

—Aló —hablo de primera, con una pereza mayor a mis ganas de vivir.

«¿Qué le costaba a Dios hacerme con un poco más de energía?»

—Soy yo, Victoria, Vicky, ¿por qué no has hablado conmigo? —Se oye preocupada. Ash, preocupaciones, no puedo con las mías ni siquiera. No estoy para batallar con ellas.

—Estoy ocupada. Adio...

—Necesito que nos veamos, ahora mismo, debo hablar contigo.

—Tengo sueño, son las malditas 10 de la noche, búscate otra confidente o mejor un novio, sí, eso es mejor —digo entre bostezos—. Te mantendrá distraída, lejos de mí.

—No, te necesito a ti, es importan... —Cuelgo.

No estoy para lidiar con sus problemas de vieja en este momento.

• • •

HACE 6 AÑOS

Corro para olvidar.

Estoy escapando de la oscuridad de la noche, de la muerte, de las calaveras que veo en sueños, de los hombres que bajo una lluvia torrencial como la de ahora me abandonaron. Huyo de la realidad que nunca cambiará para mí y con la que deberé vivir toda la vida. Lucho internamente con mis demonios y al tiempo, intento convivir con ellos convirtiéndolos en mi distracción.

Estoy haciendo tantas cosas y a la vez nada bajo el cielo estrellado y la tormenta a la cual temo profundamente, pero me acompañará si no quiero volver a casa aún.

¿Y por qué no?

Porque odio mi casa, odio las cortinas prensadas, odio el techo de color morado, odio las baldosas de piedra colocadas impecablemente en todo el lugar, odio cada maldita cosa en mi vida, pero lo peor... es que esto fue lo que me tocó. Estoy viviendo con mi abuela, la mamá de la mía, una mujer hogareña y el único familiar que quiso cuidarme después de la muerte de mi madre hace pocos meses y mi padre... es un tema de ayer, un mal recuerdo que es hora de que vaya olvidando.

Esa mujer es mayor y aunque es amable, generosa y me entiende, no es suficiente todo el esfuerzo que hace. Somos "nosotras contra el mundo" pero realmente es un simple "Laura contra el mundo".

Por eso salí. Quiero ver el pueblo, conocer personas, hacer amigos, no lo sé... prefiero estar sola, pero... ya llegué al momento en el cual siento que la soledad me está asfixiando.

Necesito compañía.

Escucho el sonido de la lluvia cayendo en los techos y en el suelo, mientras sigo enumerando las razones por las cuales llegué a la parte trasera de mi escuela, hasta que entre todo el repiqueteo se escucha un llanto. No logro ver de dónde viene por la bruma que me rodea, ni quien lo produce, pero sea lo que sea, ese alguien está sufriendo demasiado, ¿más que yo? No lo sé, pero si llegué a plantearme lo anterior, debe ser bastante grave.

Recorro calles y más calles desconcertada, buscando la procedencia del sonido, hasta que sentada entre una pared y otra, en mitad de un callejón, hecha un ovillo, sosteniendo sus rodillas y con la cabeza escondida entre ellas, la veo. Está sola y hace parte de la densa oscuridad.

Me acerco cautelosa, me paseo a su alrededor y después de tomar una gran bocanada de aire preparándome, toco su hombro y pregunto ¿qué te pasa?, intentando que mi voz suene alegre o qué por lo menos la motive.

—Vete. —Me responde con un hilo de voz, entre sollozos y sin observarme.

—No me iré, quiero ayudarte —ruego calmada, ubicándome a su lado. Esta vez levanta la cabeza.

Tiene dos gruesas líneas negras bajo las pestañas, los cuales según mi deducción estaban llenos de rímel, me analiza detenidamente y con la voz que a diario hace mis días imposibles, responde.

—Ah... si eres la rarita —Abre la boca en sorpresa y se burla.

No me quedan dudas de su identidad.

Su nombre es Christine Williams. Estamos en la misma clase, pero ella pertenece a las populares gracias a su muy notoria belleza. Tiene un lindo cabello castaño que mantiene suelto, mil capas de maquillaje nada necesario, que esconden unos grandes ojos verdes, y sus labios gruesos siempre son cubiertos por un rojo demasiado intenso. Desde que entré al colegio, soy de la que todos hablan y lo bueno es que no he hecho nada malo, solo estoy en boca de todos por como ella dijo, ser la extraña.

¿Desde cuándo empezó esa fama? No sé la verdad...

Desde que empecé a ir de negro solamente, desde que a un generoso "Hola" respondía con un amable "Vete a la mierda", desde que mi madre murió y lloraba en las esquinas, desde que, a cualquier intento de compartir algo conmigo, o ser conocidos simplemente, los alejaba pensando que su objetivo era herirme. Resumiéndoles un poco toda mi vida escolar, Laura... ha sido y será la antisocial, el fenómeno y otros apodos aberrantes pero que ya no producen resultados en mí. Sin embargo, la chica que tengo al frente no se rinde, sin falta todos los días me critica, sin falta todos los malditos días inventa algún chisme que la ascienda más en la pirámide de la popularidad. La verdad es que, si hubiera sabido que era ella antes, hubiera dado media vuelta y me marchaba sin más, pero hay algo... algo que me motiva a ayudarla...

—Te equivocas, mi nombre es Laura —La corrijo seriamente—, pero, como lo importante ahora eres tú, cuéntame, ¿Por qué estás bajo el techo de la escuela, en medio de un charco de agua fría, como si esa ropa tan cara que llevas puesta no valiera? —Ella es demasiado vanidosa para quedarse allí, debe ser muy serio lo que se guarda.

—Bueno Laura —repite fríamente—, la verdad es que de vez en cuando salgo a tomar paseos y me gusta el agua helada, además tengo muchos otros vestidos así de lindos y este ya pasó de moda, me entiendes —Finaliza orgullosa, al tiempo que un estornudo muy bajito daña su discurso.

¿No que adorabas el agua fría?

—Cuéntame, sé lo que estás pasando así que entenderé, yo también he vivido eso —confieso, esperando que suelte la lengua.

No lo hace.

—¿Qué vas a saber tú, una rata de laboratorio sobre sufrir? No creo que tengas sentimientos ni siquiera —habla, intentando hacerme sentir mal. Me doy cuenta de que esa es su fachada, ser fuerte, orgullosa y herir a quien se le atraviese, pero realmente está apagada, está vacía.

—Sé más que tú, de eso estoy segura.

—¿Cómo...? —La interrumpo e inicio la triste historia de mi vida.

—Nací de una pareja disfuncional, mi padre era bueno, mi madre era buena pero simplemente, cuando llegué al mundo, todo empezó de mal en peor. Cinco años después, papá ya se estaba marchando, dejándonos a la de Dios y nos sostuvimos de simple milagro, el tiempo pasó, se cerraron heridas —Casi cerradas—, todo iba bien y de un momento a otro quedé sola, mi madre murió por un padecimiento tan extraño como la mala suerte que yo tengo y... fin. Ahora vivo con mi abuela —finalizo y le muestro una sonrisa de esas que producen terror, pero no tanto como cuando me esfuerzo. Es uno de mis grandes talentos.

—Bueno... eh... yo —Duda en que decir, pero la detengo.

—No sientas lastima, solo dime qué te sucede y ya.

—Está bien —Baja la cabeza y al subirla, sus ojos están tan cristalinos que temo que en algún momento pueden dividirse en mil fragmentos—, mi madre hace poco... ella... —En su mente hay un gran dilema intentando hallar soluciones.

—No te obligo a nada, lo que puedas y desees, será lo que escucharé.

—Yo... —Duda, pero suelta el gran peso que carga con ella—. Estoy sola en el mundo, mi padre se fue con otra mujer, una chica mucho más joven que él y lo peor es que mi madre lo había perdonado dos malditas veces, fue una estúpida, así que ella... yo... mi hermano se desconecta del mundo para no volver... soy insignificante y... ¡Estoy completamente perdida! —Se quiebra y empieza a sollozar nuevamente.

—Tranquila, calma, calma —La consuelo acariciando su cabello.

—¿Por qué me ayudas? Soy siempre tan mala contigo y no merezco esto... —Detengo sus disculpas y le explico con una sonrisa triste.

—Somos mucho más parecidas de lo que piensas —aseguro—, yo soy el negro y tú el blanco, pero siempre hay una parte del otro color en cada una. Tan distintas e iguales a la vez.

—Perdóname, no quise decir todo esto. Soy mala en la escuela porque al hacerlo me apoyan, al parecer me quieren y eso es todo lo que busco.

—No hay problema, mejor salgamos de aquí que te puedes enfermar...—Estornuda repetidas veces— un poco más.

—A cualquier sitio menos mi casa.

—¿Malteadas? —Pregunto, mientras le extiendo la mano.

—Odio el helado. —La recibe, se pone en pie y juntas caminamos hacia el inicio de nuestra amistad, un vínculo forjado por la honestidad, la necesidad y sobre todas las cosas, el dolor.

• • •

Al día siguiente la popular Christine Williams simplemente desapareció, cayó su gran barrera y dio paso a una chica completamente distinta, tan generosa y buena, pero, aunque esta versión de ella misma era mejor, perdió todo el reconocimiento que con tanta dedicación —odio— había logrado.

¿Por qué?

Porque lo que se resalta siempre es lo falso y en esta escuela era igual, las populares eran las que tenían la fama de ser malas con todos, en especial conmigo.

Por eso la gran Chris se volvió una joven más, común y... desde ese día, a su lado andaba la rubia que siempre se vestía de negro y no tenía amigos.

Fue tan sorpresivo que todas las réplicas que se guardaba la gente para molestarla simplemente no tenían lugar. Además, siempre se defendían, se ayudaban mutuamente y pasados unos meses se volvieron amigas verdaderas.

Conocieron cada una a su familia, una a la abuela que se volvió la suya, la otra al hermano inteligente, guapo, amable pero demasiado controlador y testarudo.

Tan cercanas eran, que ningún secreto fue guardado, ni siquiera el destino de la madre de Christine, ni siquiera la causa de la muerte de la madre de Laura.

Nada.

Esa noche no encontró ninguna lo que buscaba, algo para olvidar, alguien al cual recordar, hallaron algo mucho mejor.

Una chica que siempre estaría para la otra.

• • •

ALGUIEN DESCONOCIDO, SIMULTANEAMENTE A LOS SUCESOS ANTERIORES

Yo fui quien quise iniciar la investigación en primer lugar.

¿Por qué razón?

Porque estaba cansada de ocultarlo, estaba cansada de acostarme en mi cama por las noches, deseando conciliar el sueño, pero sin jamás lograr dormir.

Porque un secreto como el que yo tenía no te dejaba vivir en paz, un secreto como el que yo tenía se arrastraba bajo tu cama por las noches, arañaba el suelo con sus oscuras garras y después desaparecía, asustándote, pero manteniéndose por siempre en tu mente.

Y yo no podía soportarlo más.

Ya no.

Pero tenía miedo de que alguien se enterara.

Tenía miedo de que alguien supiera que había hablado.

Pero no podía seguir siendo una cobarde y aunque no he hablado directamente, las pruebas confesarán por mí.

Porque su muerte fue su culpa, siempre lo fue, pero nunca nadie se enteró. Se encargó de eso.

Y cada vez están más cerca de enterarse de la verdad.

Mi oscura carga.

Y cuando suceda, sonreiré como nunca jamás lo hice.

Y cuando suceda, ese alguien se retorcerá entre mis manos, porque lo asesinaré sin mover un dedo. Y mi carga se acabará.

Y por fin, después de tanto tiempo, yo seré libre.

• • •

Teorías del desconocido del final

¿Y que quería Vicky?, ¿ir a rumbiar?

¿Y el extraño comportamiento de John?, ¿se le salió un tornillo?

Los quierooo ❤️

Por: Luna V


Continue Reading

You'll Also Like

241K 36.6K 29
Skyler Basilich lleva cuatro días desaparecida. Carteles con su rostro están por todos los rincones de Norwick Hill. La policía cree que escapó y no...
85.9K 15.5K 87
"Me gusta pensar que la luna está ahí, incluso si no estoy mirando" C. imagen: On The Roof - Peijin
873 89 10
A veces es mejor no saber lo que sucederá mañana, y disfrutar del amor junto con una buena taza de café. A veces es bueno saber cuándo parar, pues...
10.2K 952 52
Este es el diario de Raven, la otra personalidad de Cassandra Reyers. En él te va a contar lo que le dio vida, lo que la convirtió en lo que es: un e...