-No creo que debas discutir eso.-dijo mi madre.- Solo lo hace porque quiere asegurarse de que estés bien.
Puse los ojos en blanco.
-¡Y lo estaré!-respondí levantando las manos.- Pero no estaré bien cuando tenga a _______(1) en otro estado y a miles de metros de mí.
-Es mejor que esté a miles de metros de tí con Ross, donde está seguro, a que esté a tu lado y esté inseguro.
Entrecerré los ojos. Ya había intentado de todo para hacer que ________(1) se quedara, y no había tenido éxito hasta ahora. Estaba recurriendo a mi última opción a pesar de que sabía que era imposible.
-¿Qué quieres decir?
Mi madre dejó el vaso con agua que bebía en la mesa con extremada fuerza.
-No te hagas la tonta ahora, __________.
Reí. Ella tenía razon, todo lo que yo estaba haciendo era darle vueltas y vueltas al asunto.
Mecí a Emma, que descanzaba en mis brazos. Mi madre estaba loca por ella y ni hablar de mi padre. Emma nos llenó con más felicidad a pesar de que ya teníamos suficiente.
-Creí que no querías que _______(1) se valla con Ross.- mi madre empezó a abrir la boca pero no me detuve.- Porque te recuerdo de que Ross no se quedará con él en el hotel todo el tiempo. Él estará en tour, madre.
Mi madre me miró con los ojos entrecerrados.
-Tú, niña, eres pura maldad.
Me reí sin hacer mucho ruido.
Tal vez que se lleve a _______(1) sea bueno. Quiero decir, ________(1) pasaría más tiempo con su padre, y como ambos son hombres se entenderían mejor. Sonreí. También era bueno porque eso le recordaría a Ross que está casado y que tiene 2 hijos. No tendría que preocuparme porque alguna chica se le acerque. Ross estará todo el tiempo con él y no creo que él quiera flirtear con una chica con _______(1) presente y escuchándolos. Mi madre tiene razón: soy pura maldad.
-¿Porqué sonríes con tanta satisfacción, _______?- me preguntó mi madre.
No iba a decirle que estaba pensado que _________(1) sería como un "aleja zorras" para Ross. Con eso mi madre me golpearía con su zapato hasta morir.Negué con la cabeza, divertida.
-Estaba recordando que ayer Ross y yo...-me detuve aún trantando de encontrar algo que decir.
-Oh, ya veo.- respondió mi madre, y pude ver como sus mejillas se ponían rojas.
-¡NO! No me refiero a eso.- me alteré y sentí como mis mejillas también empezaban a arder. Yo no le contaría de nuestras experiencias sexuales...NUNCA.- Ross y yo ayer estabamos hablando de...las vacaciones que tendremos cuando termine el tour.
Era mentira, pero era imposible que llegara a descubrirlo.
-Unas vacaciones suenan geniales.-por suerte mi madre me creyó.- ¿Piensan viajar y todo eso?
Fruncí los hombros.
-Aún no lo sé, supongo que lo conversaremos luego.
-Bien.
Ross entró por la puerta que da al patio, con el cabello mojado y la toalla atada a la cintura.
Supongo que se quitó los short para no mojar el suelo.
-¿Porqué no se une a nosotros en la piscina, señora Red?
Se colocó a su lado y le sonrió.
"Claro, Lynch. Ahora seduce a mi madre"
Mi madre rió como una adolescente. Normalmente me incomodaría de que él se muestre así cuando yo no soy la única en casa, pero no pasaba eso porque es mi madre...bueno en realidad era porque está casada.
-No se da muy bien eso de entrar al agua y mojarme.- mi madré se sacudió.- No me gusta el calor.
-A ______ tampoco le gusta el calor.- Ross levantó su mirada hacia mí.- Pero ama estár mojada.
Rogué con todas mis fuerzas que mi madre no haya entendido lo que acaba de decir, bajé la vista y miré a Emma para que no se notara como mis mejillas se volvieron a poner rojas.
-Lo sé.- mi madre cortó el silencio que se había creado entre nosotros.- Cuando _________ era pequeña no soportaba el calor y se quitaba la ropa en todo lugar. Una vez estabamos en el centro comercial y yo volteé y encontré a ______ sin camiseta. ¡Se quitaba la ropa a cualquier hora del día!
Le sonreí forzadamente a mi madre, agradeciendole en silencio por haber aumentado la temperatura hormonal de Ross.
-Supongo que algunas cosas nunca cambian.- bromeó Ross y esta vez mi madre si entendió. Me miró con los ojos bien abiertos y luego los cerró con diversión.
-¿Ross porqué no vas a ver si ______(1) no se ha ahogado con el agua de la piscina?- dije.
Ya me había avergonzado lo suficiente.
Levanté la mirada hacia él y casi caigo de la silla al encontrar esa mirada que conocía tan bien.
Ross, con las pupilas dilatas y mirada salvaje.
Le indiqué con una mueca que ahora no
-Claro.-dijo finalemente.- ¿Quieres llegar...digo...venir?
Lo regañé con la mirada. Lo estaba haciendo apropósito. Este hombre no podía estár 7 días sin sexo.
-Tengo que cuidar a Emma.-me excusé.
-Oh, no. Déjamela a mí, ________.- interrumpió mi madre.
Mierda. ¿Porque Ross siempre tenía que obtener lo que quiera?
-¿Segura?-le pregunté aunque ya sabía la respuesta.
-Claro, vallan a divertirse ustedes.
Me levanté de la silla y dejé a Emma, con cuidado, en sus brazos.Emma era como un ángel durmiente.
-Iré a cambiarme, entonces.- dije.
Y caminé hacia mi habitación.
Como esperaba, oí que Ross dijo "Yo la acompañaré" y luego a sus pasos atrás de los míos.
Él cerró la puerta detrás de él.
Pretendí que no me importaba y fuí hasta el armario para buscar los trajes de baño.
Saqué uno azul y que era el que más cubría mi cuerpo. No quería distraer a Ross con mi madre en la casa. Lo lanzé sobre la cama mientras me quitaba los zapatos.
-Espera.-dijo riendo.- ¿En serio vas a vestirte?
Lo miré horrizada.
-¿Qué esperas que haga?
¡Mi madre estaba en la sala!
-No lo sé, tal vez que te desvistas.
Pateé los zapatos para empezar a quitarme las medias.
-Mi madre está en la sala.-le advertí.
-¿Y? Tú lo has dicho, está en la sala, no en esta habitación.
Le lanzé mi camiseta sobre la cara.
-¿Siempre estás así de caliente?-pregunté.
Me devolvió la camiseta pero no logró darme con ella.
-Si te veo así ¿Cómo no voy a poder ponerme caliente?
Se acercó peligrosamente a mí y yo corrí y salté sobre la cama para que no llegue a mí.
Él también saltó y en segundos estuvo frente a mí.
-Ross, para.
Me detuve sosteniendo la alisadora(que ya no estaba caliente pero Ross no sabía ) delante mió.
O bueno, yo creí que no sabía, porque Ross la cogió y me la quitó de la mano.
-Ayer te alisaste el cabello, no hoy.- dijo riendo.
Solté los brazos a los costados completamente frustrada.
-Mierda.- dije sin ganas.
Se mordió el labio.
-Cuando dices malas palabras se me pone tan dura...
Bajé la mirada a la toalla que cubría apensas una pequeña parte de su cuerpo y que cada vez estaba más abajo.
Solo unos centímetros más abajo y...
-¿Quieres quitármela?
Volví la mirada sus ojos.¿Cómo le dices a Ross que no cuando se ve tan malditamente sexy?
Se acercó a mí y está vez no se lo impedí. Presionó sus caderas contra las mías.
-Quítamela antes de que yo lo haga y te folle contra la puerta para que tu madre pueda oír lo mucho que te gusta mi polla.
Me cubrió lo boca cuando iba a gritar. No se si por sus toscas palabras o por la excitación que empezaba a sentir.
Él estaba tan cerca a mí...
Oía tan malditamente bien...
Rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué sus labios.
-¿No puedes esperar hasta la noche?- me mordí el labio.- En serio quiero follar, pero mi madre está en la sala.
Ross se volvió a morder el labio.
-No después de esas palabras.
Acerqué su boca a la mía y le quité el labio que tenía entre los dientes con los míos.
Sus manos fueron a mis caderas.
-Por favor.- supliqué.
No podía arriesgarme a que mi madre me escuche. Dudaba mucho que me fuera a decir algo si llegaba a escuchar, pero era mi madre y creo que ninguna madre quiere oir, o saber, lo que está haciendo su hija contra la puerta.
-¿Hasta la noche?-preguntó y negó con la cabeza.- Siente como estoy.
Tomó mi mano y la bajo hasta su miembo.
Cerré los ojos.
Estaba duro...durísimo contra la toalla. No puede controlarme y le apreté el paquete con los dedos.
Quité la mano al instante. Eso no ayudaba.
-No voy a esperar hasta la noche, no podré. Ahora mismo me duele.
Había desesperación sus palabras.
Me mordí el labio y sonreí.
-Dejame ayudarte.
Lo lanzé contra la cama.
Hacemos mucho ruido cuando estamos hacíendolo, pero Ross no hacía tanto, y confiaba en que podía controlarse.
Me jaló de los brazos rápidamente
La toalla se levantaba sobre su miembro.
Estaba tan erecto...
Llevé las manos al borde de la toalla y la desaté sin poder esperar más.
Lo miré con la boca abierta.
-Como podrás ver: te he extrañado bastante.- dijo.
Ross empezaba a respirar con dificultad.
La polla le llegaba hasta casi el ombligo.
-Ya veo.- respondí.
Moví los dedos sobre su piel a unos centímetros más abajo del ombligo sin quitar los ojos de él.
Me gustaba ver como el placer se apoderaba de él.
-________...- dijo.
-¿Qué?- pregunté sonriéndo.
Levantó las caderas como respuesta.
Me mordí el labio cuando volví a ver su miembro.
Cada centímetro de él era perfecto.
Me incliné para besarlo justo en la punta.
Levantó más las caderas.
Me puse de rodillas sobre la cama y me coloqué el cabello hacia atrás.
Me volví a inclinar y esta vez fuí desde abajo.
Lo lamí hasta que volví llegar a la punta.
Ross era tan limpio en todos los sentidos.
Amaba eso.
Lo metí en mi boca y pude finalmente sentir su sabor después de lo que parecía que fueron años.
Lo sostuve con mi mano y lo metí más adentro.
-Mmm...- dijo.
-¿Así?- pregunté.
-Mételo y sácalo, preciosa.
Sentí como los músculos de la parte baja de mi cuerpo se tensaban de una manera deliciosa.
Fuí yo la que gimió.
Moví la mano sobre su miembro, haciendo entrar y salir de mi boca.
Lo recorría con la lengua cada vez que él me decía que disminuya o que se correría ahora mismo, quería que durara un poco más, mi madre no iba a notarlo.
Sabía que yo tardaba bastante en vestirme.
-Date la vuelta para que yo también pueda saborearte.
Lo saqué de mi boca.
-Te dije que solo te ayudaría con esto.
Me miró suplicante, pero tuve que decirle que no.
Después él podría hacerme todo lo que quisiera.
Abrí la boca y dejé que él solo se metiera en ella.
Le rodeé con los labios y chupé.
Movió las caderas hacia adelante y hacia atrás buscando el placer que quería.
Lo dejé hacerlo.
Cada vez estaba más adentro.
Me ahogué un poco cuando llegó hasta el fondo y el rió.
-Lo siento, preciosa.
Sus manos fueron a mi cabeza y me ayudó a contralar los movimientos.
-¡Sí!- gimió.- Más fuerte.
Hize lo que me pidió, chupé más fuerte y volví a sujetarlo con mis manos.
Entró y salió de mi boca varias veces, con rápidas y fuertes embestidas.
Levantó las caderas y tiró de las sábanas.
-Me voy a ...apártare si no quieres que lo haga en tu boca...oh demasiado tarde, nena....
Me retiré un poco y sentí como su semen caía sobre mi lengua.
Chupé y él se cubrió la boca para no gemir mientras se corría.
Hubiera amado poder oír como gemía y suspiraba, necesitaba oirlo, pero esperaríamos hasta la noche.
Me encontré a mis misma sintiéndome triste por que tendríamos que esperar.
Ross se inclinó haciendo que su pene quedara fuera de mi alcanze y me sentó sobre sus piernas.
Me cayó la boca al instante que sus labios tocaron los míos.
Metió su lengua en mí saboreando su propio sabor y yo le lamí los labios.
Me sujetó del cuello para que no me moviera.
Sus dientes rozaron mi labio inferior, sonrió contra mis labios, y lo jaló sus dientes.
Me separé de él cuando sentí que esto se estaba convirtiendo en otra cosa.
-Eres mucho mejor que mi mano.- dijo riendo.
Arrugé la nariz fingiendo asco, a pesar de que me ponía muchísimo imaginar a Ross mansturbándose.
Baje de sus piernas dejandole un pequeño beso en los labios.
Ross se recostó en la cama y me alcanzo el traje de baño.
-Vé a cambiarte.- dijo con un suspiro.
Cogí el traje de baño agradeciéndole y me metí al baño.
Así era nuestra relación.
Bastante caliente en todo momento.
Sonreí.
No quisiera cambiarla ni un poquito.