CODY NEILL.
Apenas terminamos de platicar sobre diversas situaciones en nuestras vidas, Alina y yo comenzamos a mirar vídeos en Youtube, dejándome conocer algunos Youtubers muy cómicos y entretenidos. Luego, su madre nos llamó para bajar a cenar.
Ese momento, en dónde pisé la sala, ver a sus hermanos sentados en la mesa fue un motivo suficiente para que mis manos comenzaran a sudar. No sabía por dónde caminar o en dónde sentarme. Tenía miedo de tomar un lugar que ya tenía dueño, porque al menos en mi casa cada quién tiene su silla y personalmente, no me gusta que alguien tome asiento en el que considero es mi lugar.
Finalmente tomé asiento junto a Alina. En el otro extremo de la mesa estaban los dos gemelos, Froy y Mauri, en otra punta estaba su mamá y su hermano mayor, Ricky, en la otra punta. La mesa quedó completa y terminé utilizando la silla que usa Ricky, pero él mismo me la cedió.
Su madre es una persona muy simpática. Amante del ejercicio y la comida sana. Luego están los gemelos, un poco inmaduros pero muy divertidos. Además, algo que me llamó mucho la atención fue ver cómo sincronizan sus movimientos aunque no estén viéndose el uno al otro. No tengo nada para decir de Ricky, más que me pareció una persona muy amable. Tiene el rostro parecido al de Alina, solo que su cabello es un poco más oscuro.
Es una casa con mucha personalidad, puesto que cada uno de ellos es diferente. Tienen una manera de ser propia. Una muy linda familia, porque pese a las diferencias, se llevan muy bien entre sí. Algo que me dio mucha gracia fue un comentario que Alina soltó, haciéndonos reír a todos.
—Bueno, espero que te hayas sentido cómodo en este circo —hace referencia a su casa—. Tenemos a la vida sana. Luego están los que tienen la misma cara. También tenemos al grandulón que asusta, pero es una masa. Y luego está la de ojos antipáticos.
Cuando la cena terminó, ya hacía rato había parado de llover, por lo que fue el momento indicado para que me regrese a mi casa. Su madre se despidió de mi con un leve abrazo, mientras que los hermanos no lo hicieron, puesto que se fueron a sus habitaciones apenas terminamos de cenar.
Por el interior de su hogar, no hay ninguna fotografía que contenga a su padre, y fue muy fácil para mi obtener curiosidad para preguntar, pero al mismo tiempo, no quise sonar como un irrespetuoso. Aunque, estando fuera, finalmente pregunto:
—Oye... ¿puedo hacerte una pregunta? —Hablo, sacando la motocicleta a la calle.
—Claro.
—¿Dónde está tu papá? —Pensé, honestamente, que tocaría un tema complicado. Pero la reacción de Alina fue tan normal, que me hizo sentir lo contrario.
—Lo vemos algunos fines de semana. Digo algunos porque ya estamos grandes y a veces tenemos cosas que hacer, o simplemente no tenemos ganas —se encoge de hombros—. ¿Por qué preguntas?
—No es que, me dio curiosidad.
Por supuesto no iba a decir que vi el detalle de las fotografías.
—En la sala no hay fotografías de él, porque la separación de ellos fue un tanto complicada. Pero en la mía hay y en la de mis hermanos también. Es decir, mis padres se separaron, pero él nunca dejó de ejercer su paternidad. De hecho, nos llevamos muy bien.
Parece que me leyó la mente.
—Me alegra escuchar eso, de verdad. —Sonrío sin mostrar los dientes—. Me la pasé muy bien hoy.
—¿Viste que no son tan raros? —Reímos—. Creo que les caíste muy bien, así que podrás seguir viniendo.
—Me encantaría.
Se acerca y con sus brazos delicados, rodea mi cuello, apoyando su mentón en mi hombro. Con una de mis manos estaba sosteniendo el casco, así que la rodeo con un solo brazo, pero con fuerza.
Nunca sentí tanta tranquilidad en un abrazo.
—¿Te veo pronto? —Hago un gesto afirmativo con mi cabeza.
—Claro. Te mandaré un mensaje.
Me coloco el casco de seguridad y le hago un gesto para que se adentre antes de que vuelva a llover. Es una noche muy oscura, ya que no hay mucha iluminación en esta calle. Hay unas nubes enormes en el cielo y pequeñas gotas vuelven a salir. Así que cuando enciendo el motor, Alina ya está había entrado a su hogar.
Finalmente, luego de varios minutos, ingresó a la mía , encontrándome con todo apagado. Es la primera vez que vengo en la noche y no está mi madre sentada en el sofá. Ya es tarde, así que no hago mucho ruido al entrar a mi habitación. Prefiero que descansen.
Dejo el casco de seguridad en el suelo y enciendo mi computador. No tengo nada de sueño todavía y es que la visita a casa de Alina me encantó tanto que me dejó lleno de energía. Me sentí muy bien, estando a solas con ella y luego con su familia. Realmente, es una sensación nueva para mi el estar conociendo gente desconocida, pero cuando el entorno te recibe lindo, entonces tú ya te sientes parte de ahí.
Leyendo y ojeando publicaciones en mi red social, encuentro una que dice algo muy interesante:
"Cuando alguien te ve, por más baja que sea tu luminosidad, quizá sea el destello que te haga brillar más"
Hay mucha veracidad en esta publicación. Y honestamente, al instante recuerdo la primera vez que Alina vino hacia mi. No la habría notado si no hubiera sido ella quién tomó el primer impulso, y desde entonces, se ha encargado de que nuestra relación cada vez fluya mejor.
Sin dudarlo, coloco ese post en mi historia. Dónde seguramente no muchas personas lo vean, pero si alguna que otra. Y entre ese "alguna que otra" espero que Alina lo haga.
De: oCulto09
Para: Murphy.Bell
Asunto: Cuarta razón
El ser humano tiene la capacidad de tomar decisiones por su propia cuenta. De él depende si son buenas o malas. Sea cual sea, es parte de uno saber elegir el camino que considere correcto.
Tú, Bell. Tienes la capacidad de elegir a las personas que te rodean y comparten tus días, siendo las mismas que comparten tu energía. Nadie tiene derecho a robarte tus decisiones, porque es algo realmente propio.
Razón cuatro. Controla tu vida personal.
Envío ese correo con un sentimiento de impotencia. Pero no es el mismo sentimiento doloroso de aquel primer correo, ya que a pesar de saber que no busca lastimarnos, tampoco elige sanarnos. Y hablo en general, pero especialmente por ella.
Para mi sorpresa, cuando estaba a punto de cerrar mi computador y tirarme a la cama al sentir mi celular vibrar, el correo tiene una respuesta.
De: Murphy.Bell
Para: oCulto09
Asunto: Vacío
¿Quién eres? Comienzo a pensar que me conoces.
Claro que me conoces y me llama la atención que hayas demorado tanto tiempo en darte cuenta. Todavía no entiendo como fuiste incapaz de ver a alguien que realmente te miraba con ojos de amor, pero allá tú, ahora entiendo que si no te quieren ver, no te van a ver.
Cierro el computador sin responder. No tengo nada para decir más allá de respuestas planificadas en mi mente, pero que no podría enviárselo por escrito. Me alegra que empiece a sentir que me conoce, porque eso me hace pensar que el sentimiento de cercanía aún está entre nosotros. Pero no quiero ser yo quién se lo diga directamente. Tampoco estoy seguro de querer decírselo algún día. Prefiero dejárselo al tiempo.
Camino hacia mi armario, dónde tomo un pantalón de pijama de color gris. Me coloco una remera sin mangas de color blanco que está muy estirada, pero para dormir es muy cómoda y me cambio los calcetines. Algo que considero una maña, es cambiarme los calcetines antes de dormir. Me resulta un tanto asqueroso que mis pies estén dentro de un par de zapatos, botas o lo que sea, dónde el calor es conservado y los pies sudan. Porque aunque no quieras verlo, no lo pienses o no lo sientas, los pies sudan. Por eso siempre pongo a lavar el par usado en el día y coloco unos nuevos antes de dormir.
Tampoco me gusta que la gente suba las piernas con el calzado puesto. Pero eso ya lo considero más normal.
Una vez listo, me recuesto en la cama, arropando mi cuerpo con las sábanas y las frazadas de color verde. Desbloqueo la pantalla de mi celular y me encuentro con varias notificaciones de mi red social. Es imposible no sorprenderme, porque no suelo recibir notificaciones.
La primer notificación es de Tyler. Me ha respondido a mi historia con un signo de pregunta y debajo, una pregunta: ¿Se me está enamorando otra vez el niño Cody?
Frunzo el ceño al mismo tiempo que suelto una risa. Decir la palabra "enamorado" comienza a parecerme una palabra de terror. No estoy seguro de sentir algo así por Alina, de hecho digo que no, no estoy enamorado de Alina.
La segunda notificación es de Bell. Trago saliva y me pongo mucho más serio al momento de entrar a su chat: ¿Me quieres contar algo?
En realidad, no, no te quiero contar nada. Pero gracias por tu atención, deberías ponerte la misma atención a ti.
Y la tercera notificación es de la persona que me impulsó a publicarla: Espero que sea yo, sino te patearé las bolas hasta dejártelas de colgantes. ¡Que descanses, lindo!
Suelto la segunda risa de la noche. La pantalla del celular es la única luz que ilumina la habitación y por tanto, mi rostro. Literalmente solté una risa graciosa, una risa con ganas. No pensé que tendría respuesta, porque como yo soy tan duro para captar indirectas, pienso que los demás también lo son. Pero cuando vi su mensaje en la casilla, pensaba que sería algo más cursi, más dulce. De igual manera, su respuesta estuvo mucho mejor que cualquier mensaje imaginario en mi cabeza. Pues me ha hecho reír, y eso es la mejor parte.
Tecleo en mi celular: No lo sé. Lo dejo a tu imaginación. Pero por ahora me gustan mis bolas en dónde están. ¡Que descanses, linda!
Bloqueo la pantalla del móvil, a pesar de que lo siento vibrar luego de dicho mensaje. Podría ser de cualquiera de los tres, pero ahora si me entró sueño y quiero dormir. Además, mañana debo ponerme a estudiar historia y realmente requiere mucho descanso. Aunque... probablemente me termine dando sueño a mitad del capítulo.