Ya han pasado dos semanas desde la última vez que vi a Zarek. No voy a mentir, se me está haciendo demasiado difícil estar bien. Es muy extraño, pero cada vez pienso más en él, siento como una opresión en el pecho que va creciendo cada vez más. Pero se alivia un poco en cuanto hablo con Zarek por teléfono. Me ha dicho que el también siente lo mismo, y que se encargaría de saber el porqué.
Estoy en Francia uno de los países que más ilusión me hacía conocer. Pero no es la misma sensación de hace unos meses. Aunque claramente el apoyo de todos mis lectores me reconforta, saber que les gusta mi obra, que los hace experimentar sensaciones increíbles es demasiado gratificante para mí.
Dentro de unos días iremos a Londres. Extraño mucho a Ross, ella se quedó en Italia arreglando todo para su desfile. Así que el único que me acompaña es Carlo, el cual me dijo que me tenía una sorpresa. Pero aun no llega, me estoy poniendo ansiosa.
Estoy recostada en el sofá de la habitación del hotel donde me estoy hospedando, veo una serie, hace un rato había terminado la firma de autógrafos y la conferencia de prensa. Necesitaba relajarme un poco.
La puerta suena, con muchísima pereza me levanto para abrirla. Al hacerlo me encuentro con un Carlo sonriente.
—¿Cómo está, mi pequeña? —Cuestiona entrando al cuarto, pero no cierra la puerta.
—Bien, ¿Por qué no cerraste? —Pregunto al ya estar de nuevo recostada en el sillón.
—Bueno es que tengo que taparte los ojos para darte tu sorpresa —ni siquiera me deja responder cuando ya está colocándose detrás de mí, tapando mis ojos con sus manos —. ¡Ya puedes entrar! —Grita, pero no escucho absolutamente nada.
—¡Hola, mi hermosa escritora! —Escucho como exclaman a mi lado. Tardé unos segundos en reconocer esa voz. En el instante donde mi cerebro identifica el dueño de esta, quito inmediatamente las manos de Carlo.
—¡No puedo creerlo! ¡Estás aquí! —Me sorprendo al verlo ahí parado frente a mí.
—Así es, vida mía, y por lo que resta de la semana me tendrás aquí solo para ti —contesta elevando y bajando la cejas.
—No sabes cuánto te extrañé. No vuelvas a abandonarme tanto tiempo — Amenazo señalándolo directamente con mi dedo índice.
—No lo volveré a hacer lo prometo. —Comenta mientras levanta su mano derecha en señal de juramento.
—Más te vale, Harley Emery Saylor Rox. Necesitaba tener a mi otro mejor amigo —Confieso susurrando la última parte, no quiero que Carlo empiece de amigo celoso.
—Cariño mío, ya vi que tienes nuevo galán. Cuéntame todo —dice cruzando la pierna.
—Es una larga pero hermosa historia. —Doy un suspiro.
—Cariño, tenemos mucho tiempo. —Toma mi mano y se acerca aún más.
Comencé a contarle con lujo de detalle, cuidando que Carlo no escuchara nada. Aun no le he dicho lo del hechizo y la maldición que rigen mi relación con Zarek. Harley conforme voy contándole cosas suspira, se emociona e incluso llora. Gritó en cuanto le mostré una foto.
—Vida mía. No puedo creer que amarraste a ese príncipe. Si no fuera porque estoy tan enamorado de Landon, porque créeme que si hacía mi lucha con ese bombón —sé perfectamente que no lo dice enserio, Harley esta tan enamorado de Lan, que jamás lo cambiaría por nadie. Es su pequeño sol y siempre lo será.
—Sabes lo que yo no puedo creer es que tú y yo hayamos sido novios por tanto tiempo. Desde que te conocí presentía que el sexo opuesto no te gustaba, y en cuanto conociste a Landon lo terminé de comprobar —recuerdo entre risas.
—No me arrepiento de haber andado contigo, Shey. Porque a pesar de que perdí a mi única novia, obtuve algo mejor. Gané a mi mejor amiga. Y quien mejor que tú, que te inspiraste en mi historia con mi pequeño sol para escribir tu libro —comenta Harley abrazándome. Yo tampoco me arrepiento que Har haya sido mi primer novio.
—Te adoro, Harley. —Me acomodo en su pecho.
—Yo te adoro muchísimo más. —Besa mi coronilla —. Cariño, explícame bien eso de que hay un hechizo sobre la relación de ustedes —pide mirándome curioso. Iba a contestar, pero alguien más interrumpió.
—¿De qué hechizo habla, Sheyda? —Pregunta Carlo con un tono de voz que refleja molestia.
—Harley, ¿Me dejarías un momento a solas con Carlo? —Mi amigo asiente rápidamente y sale en dirección a la habitación principal. Es ahora o nunca.
—Estoy esperando, Sheyda —se escucha desesperado y un tanto molesto.
Le conté absolutamente todo, incluso lo de la maldición. Al principio se molestó por el hecho de que no le conté nada. Y lo entiendo, yo me pondría igual.
—Y esa es toda la verdad. —Digo cuando termino de contar.
—Sheyda, sabes perfectamente que puedes confiar en mí. Claro que me preocupa toda esta situación, pero a la vez me alivia —lo miro extrañada.
—¿De qué hablas, Carlo? —No entiendo nada.
—¿Recuerdas que no pude irme junto con ustedes a Grecia? —Asiento —. La razón es porque estuve en el hospital, Shey, el doctor dice que pude regresar —lo miró escéptica, no puede ser cierto.
—Carlo, dime que es una broma. Y que solo lo estás haciendo como venganza —pido sintiendo como mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas.
—No estoy bromeando, Sheyda, el cáncer puede regresar. Y sabes muy bien que si regresa ya no haré ningún tipo de tratamiento. —Me recuerda queriendo evitar llorar frente a mí —. Por eso mismo me alivia saber que tendrás a alguien más para cuidarte. Sé que Zarek lo hará muy bien. Si la enfermedad vuelve, no quiero dejarte sola. Eres demasiado importante para mí, y no me gustaría que te dejaras caer por mí. Si eso pasa necesitaras a alguien para poder superarlo, y que mejor que tu príncipe Zarek para hacerlo —ya no puede aguantar más, Carlo se derrumba.
Yo no puedo hacer otra cosa más que abrazarlo. No puedo hacerme a la idea de perder a mi mejor amigo, y menos de esa manera.
Hola!!! Espero se encuentren muy bien.
Sé que hoy no es día de actualización, sin embargo mañana se me hace casi imposible actualizar. Por ello decidí hacerla hoy. No quería dejarlos sin capítulos después de todo el apoyo y el amor que le han brindado a mi historia.
Se los agradezco infinitamente.
Los quiero muchísimo, ojalá los disfruten.
Les mando puras vibras bonitas.
Evelin C.