CAPÍTULO XIX

884 121 54
                                    

No puedo decir nada, mi cerebro está repitiendo esas últimas palabras una y otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No puedo decir nada, mi cerebro está repitiendo esas últimas palabras una y otra vez. Puedo ver como mi pequeña espera que diga o haga algo, sin embargo, no puedo, solo la estoy viendo fijamente a los ojos.

—Zarek, ¿Estás bien? —Cuestiona moviendo levemente mi brazo derecho. Cosa que al parecer me trae de nuevo a la realidad.

—Si no te preocupes, pero, ¿Por qué te vas? ¿Acaso hice algo mal? Porque si es así podemos solucionarlo, no tienes que irte. Por favor no lo hagas. —la abrazo muy fuerte, no quiero perderla.

—Tranquilo ojos bonitos, tú no hiciste nada mal. Todo lo contrario, estar contigo es perfecto, es increíblemente hermoso. Sin embargo, por cuestiones de trabajo necesito regresar lo antes posible a Italia, tengo una gira de promoción que es importante hacer. Pendientes con mi editorial, son muchas cosas las cuales necesito resolver. —Explica rápidamente Sheyda, quien trata de controlar sus nervios.

—Entiendo tu situación, pero, ¿Cuándo regresas? —Pregunto proporcionándole una caricia en una de sus mejillas.

—Ese es el problema, que según mi agenda a Grecia me toca venir hasta dentro de seis meses. Antes de eso se me complica mucho regresar —responde mirándome a los ojos, veo como su mirada entristece.

—Pero es demasiado tiempo, no quiero estar lejos de ti. Además, yo quería que me acompañaras a mi coronación, es dentro de cuatro meses y nada me hubiera gustado más que presentarte formalmente ante todo el reino —comento agachando un poco la cabeza.

—No te pongas así, mira no sé cómo le voy a hacer, pero te prometo que estaré contigo en ese momento tan especial. Hablaré en cuanto pueda con la editorial, sé que si les aviso con tiempo tengo más probabilidades de que acepten. —Al escuchar eso hace que una inmensa felicidad se apodere de mí.

—De verdad no sabes lo feliz que me haces, sin embargo, no puedo ser tan egoísta. Me alegrará tenerte aquí para esa ocasión, pero en caso de que por cuestiones de tiempo o por la editorial no puedes venir lo comprenderé. Eres lo más importante para mí, y no me gustaría verte estresada o molesta por no poder estar —digo de manera comprensiva.

—Te lo agradezco cariño, pero aun así lo intentaré. —se pone de puntillas para abrazarme por el cuello.

Siento la respiración de mi pequeña de ojos ambarinos e inmediatamente siento una sensación indescriptible que pasa por todo mi cuerpo. Se separa un poco y me da un pequeño beso.

—Cariño, pero por lo menos déjame pasar el resto del tiempo que te queda aquí juntos, no importa si tengo que dormir en el sofá, o en el piso. No quiero perder el poco tiempo que me queda junto a ti —la atraigo de la cintura para enterrar mi rostro en su cuello, siento como suspira.

—Yo encantada, cariño, y no te preocupes puedes dormir conmigo —informa dándome una sonrisa.

—No quiero faltarle al respeto a la intimidad de tu habitación, no me gustaría que te incomodaras con mi presencia.

ENTRE AMOR, REALEZA Y HECHIZOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora