El Rey de los Titanes

By Drealer999

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¿Qué pasa, cuando despiertas en un campo abierto, sin recordar absolutamente nada, luego de tener una horribl... More

Capítulo 1: Recuerdos rotos
Capítulo 2: 104
Capítulo 3: Primer día.
Capítulo 4: Castigo.
Capítulo 5: Azul y gris.
Capítulo 6: "El combate del siglo"
Capítulo 7: Significados.
Capítulo 8: Graduación
Capítulo 9: El inicio de lo inevitable
Capítulo 10: "Que sea la última vez"
Capítulo 11: La batalla de Trost -Primera parte-
Capítulo 13: La batalla de Trost -Tercera parte-
Capítulo 14: La batalla de Trost -Cuarta parte-
Capítulo 15: La batalla de Trost -Quinta parte-
Capítulo 16: La batalla de Trost -Sexta parte-
Capítulo 17: La batalla de Trost -Séptima parte-
Capítulo 18: La batalla de Trost -Octava parte-

Capítulo 12: La batalla de Trost -Segunda parte-

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By Drealer999




"La tormenta después de la calma."


Habían pasado ya varios minutos desde que ocurrió el acontecimiento de la puerta norte. Las pesadas gotas de agua no paraban de caer del cielo, chocando con las capas verdes del rubio y de la azabache. Estaban yendo a grandes velocidades, persiguiendo a un titanes en las calles de la ciudad. No los habían notado, dado a que estaban tras otros miembros de las tropas de guarnición que se encontraban completamente asustados.

El sonido de los engranajes del equipo de maniobras resonaba, luego de que se dispararan dos ganchos hasta la nuca del titan. Impulsados hacia él a grandes velocidades, Naruto y Mikasa movían sus hojas hacia atrás, a medida que se acercaban al enorme ser, preparándose para dar los golpes. Los cortes fueron tan limpios que acabaron con la vida del titan en un segundo, cayendo desplomado sobre el suelo.

Ambos aterrizaron en el techo del edificio más cercano, solo para ver la enorme cantidad de esqueletos de titán que largaban vapor, desparramados en todo el alrededor. Solos no les hubiese costado mucho encargarse de ellos, pero juntos, fueron capaces de acabarlos en menor tiempo, salvando a gran infinidad de soldados que se encontraban al borde de la muerte.

Manejaban el equipo de maniobra como ningún otro. Sus talentos eran naturales. Demostraban ser aquellos dos jóvenes reclutas, ganadores de sus puestos. Eso lo podían ver todos los miembros de las tropas de guarnición que fueron capaces de verlos en acción. Destreza, técnica, agilidad, y mucha más, todo junto en dos personas.

De repente, fuertes campanas sonaron en toda la ciudad, dando aviso de que la evacuación de los civiles había terminado. Con eso, la puerta norte empezó a descender, dando por hecho que ya no quedaba nadie más de ese lado de los muros. Solamente los titanes, y el ejército de la muralla, o lo que quedaban de ellos.

-Uzumaki, Ackerman, nos retiramos. Suban a la muralla.- Ian apareció junto a ellos, ordenando a los dos reclutas. Su labor ya había terminado por hoy. Eso era todo.

-Adelántese señor, nosotros subiremos más tarde- Informó Naruto mientras que se daba la vuelta corriendo hasta el borde del edificio.

-Iremos a apoyar a la vanguardia.- Continuó diciendo Mikasa, siguiendo por detrás al rubio, solo para que después ambos saltaran, disparando sus equipos de maniobras e impulsándose hacia adelante

-¡Ackerman! ¡Uzumaki!- Los llamó el castaño, sorprendido por lo que los dos jóvenes tenían pensado hacer. Sin embargo, no hubo respuesta por parte de ellos. Simplemente salieron disparados lo más rápido posible hacia dónde estaban los demás.

Volaban contra el viento, aún con las gotas de lluvia golpeando sus cuerpos. No había parado de llover en ningún momento, inundando las calles, mientras limpiaba la sangre en la ciudad de aquellos pobres desgraciados que cayeron en manos de los titanes.

A medida que avanzaban, no veían señal de nadie. Parecía que todos ya habían subido la muralla, pero para estar seguros, seguían avanzando. Y mientras tanto, Mikasa solamente podía pensar en su "hermano", deseando que estuviera bien. Sin embargo, sin previo aviso, Naruto disparó rápidamente su gancho hacia un costado, impulsándose y jalándola con él.

Esto sorprendió a la azabache por repentina acción, y justo antes de siquiera decir algo, al momento en el que la tomó de la cintura, pudo ver como un titán salía volando hacia ellos, pasando a pocos centímetros de los dos jóvenes.

La joven Ackerman vio con sorpresa como el titan chocaba contra un edificio, solo para después levantar su vista hacia el rubio, algo asombrada por como lo previno.  Fue gracias a él que no terminaron dentro del estómago de un excéntrico.

A los pocos segundos, Naruto volvió a disparar su equipo, subiendo a una pequeña torre cerca, solo para mantenerse a salvo por un momento, y analizar la situación. Al aterrizar, el rubio soltó a la azabache, con el ceño fruncido mientras su vista estaba posada en aquel titán de hace un momento.

Ese titan estuvo a punto de asesinarlos. Desde hace años que les tiene odio, pero a la vez que curiosidad en saber porque lo hacen. Luego de unos segundos, pasó su vista de vuelta hacia la joven junto a él, suavizando su mirada. -¿Estás bien?- Le preguntó tranquilamente, con algo de preocupación, mientras veía a la joven a los ojos.

-Si...- Ella asintió ligeramente en respuesta. - Gracias... Naruto.- Agradeció la Ackerman en un murmuro con un tono de voz suave y algo avergonzado, dado al caso de que ella no pudo ver a aquel titán de antes. Se suponía que debería estar atenta a su alrededor, pero su mente le jugaba un papel en contra.

Naruto no pudo evitar sonreír ampliamente al oírla decir eso. -No tienes porque agradecerme. Haría lo mismo por cualquiera de ustedes, sin pensarlo dos veces.- Dijo Naruto solo para después pasar su vista de vuelta hacia la ciudad. -Puedo sentir varios reclutas por aquella zona... parece que algo pasó, si es que aun no subieron la muralla.- Le informó a ella, quien se colocaba junto a él, entrecerrando los ojos con tal de visualizarlos.

-¿Está Eren con ellos?- Preguntó, tratando de confirmar si es que su "hermano" se encontraba con ahí.

-No lo se... Son demasiados como para que pueda identificarlo, y el aroma a titán está desparramado por toda la ciudad.- Le respondió para mala suerte de ella, quien frunció el ceño, y más aún al ver como varios de clase de 8 metros se acercaban hacia donde estaban. Parecía que tendrían que encargarse de ellos si querían llegar al otro lado. -Adelántate.-

-¿Eh?- Ella giró hacia el rubio rápidamente, sorprendida de lo que acababa de oír. Solo podía ver como Naruto estaba con un rostro serio, viendo a los titanes.

-Ganaré el tiempo suficiente, mientras ves si Eren y los demás están con ellos.- Explicó seriamente, aún con la vista hacia abajo. De repente, el rostro de Mikasa se transformó completamente, frunciendo el ceño luego de oír eso.

-No. Nos encargaremos de ellos e iremos juntos. Podemos hacerlo.- Se negó firmemente, haciendo que el rubio volteara hacia ella, mientras que una pequeña sonrisa se formaba en una de las esquinas de su labio, viendo a la azabache molesta.

-Y tienes razón... pero perderíamos mucho tiempo, y ya no nos queda mucho gas.- Su voz se suavizó al hablar, dando muchos puntos que ella sabía que tenían razón. -Escucha... Ve y asegúrate de que Eren está a salvo. Yo los distraeré todo el tiempo que pueda-

-Pero...- Quería objetar, pero simplemente sintió como Naruto colocaba sus dos manos sobre sus hombros, haciendo que se calle.

-Te prometo que llegaré con ustedes lo antes posible.- Esa palabra. "Prometer". Siempre que la usaba cumplía su objetivo. No había una vez en la que rompiera una promesa. Cada vez que lo escuchaba hablar de esa manera, su voz sonaba siempre honesta y sincera.

Y así se lo quedó viendo unos segundos, notando que esa brillante sonrisa seguía en su rostro. Como siempre, había veces se terminaba perdiendo en aquellos ojos azules suyos, cada vez que estaban así de cerca, mientras su cálida sonrisa la hacía sentir bien, segura, y haciendo que se despreocupara de todo lo que pasara a su alrededor.

Pero lo que quería hacer le preocupaba. Se estaba poniendo en peligro por ella. Ya lo había oído antes "Haría lo mismo por cualquiera de ustedes, sin pensarlo dos veces". Eso era algo que no le gustaba para nada. Ponerse su vida en juego repetidas veces con tal de salvar a los demás, era algo que odiaba cada vez que lo hacía. Desde la academia que siempre prefiere ser él que resulte castigado, pero esto se trataba de vida o muerte.

De todos modos, sabía que sería en vano tratar de convencerlo de quedarse. Naruto podía llegar a ser alguien bastante terco cuando quería. Por lo que se mordió el labio inferior, inclinando ligeramente la cabeza hacia abajo.

-Está bien.- Dijo, haciendo que Naruto sonriera. -Pero...- Musitó ella, llamándole la atención al Uzumaki, quien no se espero ese tono voz. Asique no fue hasta que vio como elevaba lentamente su rostro, y permitiéndole ver su expresión de preocupación por él. -...ten cuidado.-

Con eso, Naruto sonrió con despreocupación, soltando a la Ackerman. -Sabes que la tendré.- Y así, se dio la vuelta en un trote, solo para después saltar de la torre y caer hacia el vacío, dejando a la azabache sola, mientras se formaba una pequeña sonrisa en su rostro.

-Idiota.- Mikasa murmuró viendo la dirección en la que se fue, para que  al cabo de unos segundos, copiara su acción, y saltara  de la torre. Al caer, disparó su equipo de maniobras hacia la dirección en dónde estaban los demás reclutas, deseando que su hermano estuviese ahí. Pero mientras volaba de techo en techo, podía ver como un titán yacía muerto sobre un edificio, siendo seguramente uno de los que Naruto acababa de eliminar.

Así, la imagen de aquel rubio volvió a su mente, recordando viejas experiencias que pasaron en sus años de entrenamiento, y de como comenzó su entrenamiento para acabar con los titanes.

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Flash back.


Año 847

Tres meses después del alistamiento

Campo de entrenamiento a las afueras de Trost


-¡Muy bien, bola de inútiles! ¡Hoy serán evaluados, demostrando lo que han practicado estos meses!- El viejo Shadis, nuestro querido y amable instructor, estaba de pie enfrente a varios miembros de la 104 que habían sido divididos en grupos para dar un examen práctico. -¡Consistirá en una batalla simulada! ¡Simple! ¡Cuando vean la bengala, entren allí, acaben con los titanes que hay dentro! ¡Utilizaran el equipo de maniobras para hacerlo!-

Luego de estos primeros meses de entrenamiento, Shadis se enfocó más en la práctica con el 3DMG, tratando de que todos perfeccionen el uso del mismo. El equipo de maniobras lo tendrían que adaptar a su cuerpo como si fuera otra extremidad del mismo. Si no supieran cómo manejarlo al 100%, no duraría ni doce segundos contra un titan.

Aparte de eso, el uso de las hojas de acero endurecido se incluyó en las últimas semanas. Shadis pondría en prueba a los reclutas con el uso de aquellos sables que utilizarían de aquí en adelante, como armas principales.

-¡Ackerman!- Shadis llamó a la azabache, la cual se paró erguida, con la vista hacia adelante, encontrándose junto a sus demás compañeros de la academia. -¡Vas primero!-

-¡Hai!- Mikasa sería la primera en ser evaluada por el viejo instructor. Su esperanzas en ella eran grandes, sabiendo que le resultaba muy fácil utilizar el equipo de maniobras, aparte de tener una técnica muy limpia con las hojas de acero.

Dando un par de pasos hacia adelante, colocándose enfrente del bosque, lista para partir en el momento en el que vea la señal. Y a los pocos segundos, pudo ver como el viejo instructor disparaba una bengala, haciendo que la azabache saliera disparada rápidamente a el bosque. Al momento en el que ella se fue, a unos metros de dónde estaba, su "hermano" y varios de sus amigos y compañeros la vieron partir hacia el interior del bosque.

-Increíble, Mikasa fue primero- Comentó el joven Eren Jaeger, viendo con algo de celos a su "hermana" al momento en el que salió. Quería ser él primero, con tal de poner en prueba todo lo que entrenó este tiempo.

-Tal vez la llamaron por orden alfabético.- Armin Arlert habló, encontrándose junto a su amigo de la infancia. Sabía que el castaño quería probar de lo que era capaz cuanto antes. Por lo que esa actitud suya no era una sorpresa.

-Eso quiere decir que el próximo serías tu, Armin- Dijo Naruto, en un tono con algo de gracia, riendo entre dientes luego de ver la expresión del pequeño rubio al oír eso. Siempre se ponía nervioso con estas cosas.

-Tranquilo, Armin. Estoy segura de que podrás completarlo.- Krista Lenz trató de calmar al pobre y nervioso Arlert, luego de imaginarse el momento en el que le tocara pasar adelante. Temía hacer el ridículo frente a los demás.

-Tenemos veinte minutos. Y no hay necesidad de acabar con todos los titanes falsos que hay dentro.- Acotó Reiner Braun, de brazos cruzados, viendo hacia adelante. -Además, esto también es para comenzar a buscar a los diez mejores, por lo que sumarán más puntos aquellos que hagan esto en menor tiempo, y acaben con mayor cantidad de maniquíes.- Todos voltearon al momento de oír al rubio, quien había explicado todo.

De toda la generación de la 104, aquellos reclutas que quedarán como los diez mejores, serían capaces de poder unirse a la policía militar. La división a la que todo el mundo quería unirse, vivir seguro tras la muralla Sina, y mantenerse alejados de los titanes. Pero era algo que no sería nada fácil para cualquiera. Para eso, tendrían que esforzarse completamente en estos años de entrenamiento.

-Acuérdense de mis palabras. Yo quedaré entre los diez mejores.- Dijo de manera soberbia Jean Kirstein, apuntándose con el pulgar en el pecho. Desde que ingresó a la academia, esa era su meta. Solo quería unirse a la policía militar.

Luego de que el castaño dijera eso, y provocará una pequeña discusión entre él y Eren al respecto, siendo separados por los demás, oyeron el sonido de una pistola de bengalas al otro lado del bosque, viendo el camino de color verde que dejaba a medida que seguía subiendo.

-Doce minutos.- Se dijo Shadis para sí mismo, mientras veía un pequeño cronómetro en su mano. Los demás oyeron al viejo instructor, quedando algo sorprendidos con el tiempo, y más al ver la bengala verde, lo que significaba que había acabado con todos los titanes falsos que había en el bosque. -¡Arlert, al frente!-

Armin tragó saliva, al ver que sería su turno. Y luego de que los demás lo volvieran a animarlo otra vez, y de que el viejo instructor le gritara para que se apresurara, el pequeño rubio pasó al frente, solo para ver como el viejo Shadis disparaba su bengala al aire.

Al momento en el que Armin disparó, a los pocos segundos apareció Mikasa, caminando tranquilamente con una expresión neutra en su rostro. -¡Excelente trabajo, Ackerman! ¡Doce minutos!- Todos los reclutas voltearon, viendo a la azabache asentir, parándose erguida y agradeciendo al instructor por el alago.

-¡Increíble, Mikasa!-

-Eres sorprendente-

-¿Que tal estuvo?-

Así, la joven Ackerman fue rodeada por todos aquellos compañeros que se encontraban allí presentes, sorprendidos con el desempeño suyo. Mikasa simplemente los miraba con indiferencia, levantando una ceja ante tales preguntas. A unos metros de donde estaban, era observada por un par de sus amigos.

Entre ellos Naruto, quien se mantenía de brazos cruzados, viendo con gracia como Jean halagaba a la azabache, y como Sasha sujetaba uno de sus brazos. Estaba a punto de hacer un comentario a su amigo Eren, quien se encontraba junto a él. Pero al voltear, pudo ver como tenía una expresión de enojo en su rostro, apuntando su ojos hacia Mikasa. Eso sí que confundió al rubio. ¿Por qué se pondría así?

Un par de horas pasaron, mientras que cada recluta que era llamado pasaba al frente, y salía hacia el bosque. Todos lograban llegar al otro extremo antes de los veinte minutos, pero muy pocos lo hicieron acabando con todos los titanes falsos que habían. Y aquellos que sí pudieron, no superaban el tiempo de la azabache. Parecía que era casi imposible.

Al ver una bengala amarilla del otro lado del bosque, Shadis realizó un par de anotaciones en una tabla, solo para darse vuelta, y dirigir su mirada a quien sería el próximo en pasar. -¡Uzumaki!- El grito de Shadis se alzó entre todos los reclutas, provocando que todos voltearan hacia él, sabiendo quien sería el próximo. -...te toca-

Naruto sonrió ligeramente de lado al oírlo. -Por fin.- Se dijo para sí mismo en un murmuro, mientras movía su cuello de un lado para otro, haciéndolo sonar al mismo tiempo que daba pequeños saltos para entrar en calor. Había estado esperando hace ya bastante tiempo.

-¡Suerte, Naruto!- Armin fue el primero en hablar, sonriéndole a su amigo rubio. Así, seguido por los demás, mientras lo veían caminar hasta el viejo instructor con tranquilidad. No parecía nervioso ni mucho menos.

-¿Cómo creen que le irá?- Preguntó Marco, girando hacia sus amigos y compañeros con curiosidad en saber que era lo que pensaban los demás.

-Pues, debería poder acabar con todos los señuelos sin mucho problema. No debe ser complicado para él.- Respondió Reiner, de brazos cruzados de manera pensativa, mientras recordaba que él pudo completar la prueba perfectamente, terminando en un tiempo de catorce minutos. Y sabía que a Naruto no le debería costar mucho esto.

-La otra noche, escuché en la cocina que él es bastante rápido. Según lo que dijeron, sabía cómo moverse perfectamente con el equipo de maniobras - agregó Sasha, mientras sostenía una papa con su mano, volteando hacia sus compañeros.

-¿Qué se supone que hacías en la cocina?- Preguntó Connie, viéndola junto con Ymir con una pequeña gota de sudor cayendo de sus cabezas. Sasha simplemente sonrió encogiéndose de hombros, disfrutando de su papa.

-¿Entonces... tardaría unos diez minutos?- Se preguntó Armin en voz alta de manera pensativa, colocando una mano en su mentón, con la vista perdida en el suelo.

-Olvídalo. Mikasa es mucho más rápida que él. No hay manera de que la supere.- Dijo Jean, negándose a pensar que aquel rubio era capaz de ser mucho más rápido que la azabache.

-Pero el promedio es de quince minutos. Tal vez podría llegar a los once, pero también hay que ver si puede acabar con todos los titanes falsos.- Volvió a hablar Armin, mordiéndose el labio inferior, aun analizándolo todo.

-Es verdad... supongo que habrá que esperar y verlo- Decía Eren con una sonrisa, girando su cabeza hacia su amigo rubio. -Pero no me sorprendería que lo hiciera en...-

-Ocho minutos.- Una voz repentina habló, cortando toda la conversación de los demás. -Naruto no tardará más de ocho minutos.- Todos voltearon hacia dicha voz con algo de sorpresa, solo para toparse con que era Mikasa la que había dicho eso. Estaba mirando al rubio con su habitual rostro estoico, sin apartar la vista de él en ningún segundo.

-¡¿Ocho minutos?!- Gritó Jean, negándose completamente a lo que acababa de oír.

-¿Hablas en serio Mikasa? Está por debajo de los diez .- Preguntó un Armin aturdido, luego de oír lo que su compañera amiga había dicho.

-Es imposible... Naruto es bueno, pero no se si tanto.- Comentó Connie algo inseguro de lo que estaba pensando la azabache. Varios asintieron ante eso, seguido de otros murmullos de parte de los demás.

Pero Mikasa no respondió. Ni siquiera volteo a verlos. Simplemente los ignoró, manteniendo su vista fija en Naruto, viéndolo estirarse, y preparándose para salir cuando Shadis diera la orden. 

A un lado, Annie Leonhart oyó lo que dijo la azabache, pasando su vista hacia el joven Uzumaki, entrecerrando los ojos al momento. Mientras que Eren no asimilaba lo dicho por su "hermana". ¿En verdad ella creía que Naruto podía ser capaz de hacerlo en ese tiempo? Sabía que ella compartió algunos entrenamientos con él antes. ¿Pero era para tanto?

Así todos los reclutas pasaron su vista hacia el rubio Uzumaki, algunos sorprendidos, otros impacientes por ver como lo hacía, mientras que un par se mantenían serios, sin perderlo de vista. Mikasa seguía con sus ojos en él, estando completamente segura de lo que dijo antes. No tenía la menor duda de como acabaría ésto.

-¿Estás listo, Uzumaki?- Preguntó Shadis seriamente, a unos metros del nombrado, mientras sostenía el cronómetro en mano. Naruto simplemente asintió con determinación, manteniendo su vista al frente.

Con eso, el viejo instructor dio un par de pasos hacia atrás, cargando la pistola de bengalas, mientras que la levantaba lentamente hacia el cielo. Se produjo un completo silencio en todo el lugar. Ninguno de los reclutas quería apartar su vista de lo que vendría a continuación. Solo era cuestión de segundos para que iniciara, hasta que se disparó la bengala, al mismo tiempo que se oía.

-¡Comienza!-


Fin del flashback.

//////////////////////////////////////////////////////////


Sobre un edificio, un gran número de reclutas se encontraban en los techos, con rostros abatidos, cansados, y varios en estado de shock. Muchas cosas vieron, y muchas personas murieron. Estaban en el mismísimo infierno.

-¿Que hacemos, Jean?- Connie Springer le preguntó al nombrado, estando de pie enfrente suyo.

-No hay nada que hacer. Por fin ordenaron la retirada, pero sin gas no podemos escalar la muralla.- Le respondió el joven Kirstein, estando sentado en el suelo, mientras se sujetaba la cabeza con una mano. -Moriremos todos por culpa de esos cobardes.-

-¿El equipo de suministros?- Preguntó el joven rapado, pensando que se referían a ellos. -¿Pero qué les pasó? ¿Los mataron a todos?-

-Se rindieron- Fue lo que dijo el castaño con un tono de voz cansado. -Puedo entenderlo, pero...- Hizo una pausa recordando que el edificio de suministros estaba rodeado por titanes. -¿Cómo pueden abandonar su misión para encerrarse allí dentro?... Los titanes se agruparon allí y no podemos reabastecernos de gas.-

-¡Tenemos que arriesgarnos e intentar acabar con ellos!- Exclamó Connie algo molesto como desesperado, mientras que Jean simplemente lo veía con el ceño fruncido. -No haremos nada aquí sentados. Los titanes llegarán pronto, y sin gas no tenemos movilidad.-

-Por una vez usaste la cabeza, Connie... ¿Pero crees que podemos lograrlo?- Jean volteó su cabeza hacia un costado, siendo seguido por el nombrado, solo para ver a los agotados y asustados miembros de la 104 que seguían con vida. - Muchos ya han muerto, y todos están abatidos... ¿Qué recluta es capaz de liderar una misión suicida como esa?- Su palabras eran fuertes verdades, que a pesar de que Connie quisiera negarlas, no podía. Tenían todas las de perder. -Que vida tan estúpida...-

-¡Intentémoslo, chicos!... Levántense- Sasha mantenía una actitud optimista, tratando de animar a todos los que podía. -Si trabajamos juntos, seguro que lo lograremos.- Pero ni una respuesta. Solamente el profundo silencio de aquellos reclutas que estaban en shock, con las miradas perdidas en cualquier cosa.

-Reiner...¿Qué haremos?- Le preguntó Annie al rubio nombrado, estando ellos dos, junto con Marco, y Bertolt de pie, con la vista hacia la ciudad.

-De momento nada. Primero tenemos que reunirnos.- Le respondió, sabiendo que era lo único que podían hacer por ahora. No estaban en condiciones de hacer algo. Lo mejor era esperar a que ocurriera algo, o que alguien apareciera.

-Es inútil.- Dijo Marco llamando la atención a los demás. -Nos aniquilará a todos antes de que salgamos de la ciudad.- Su vista estaba perdida en la nada, y sus palabras salían sin vida. Eso sorprendió un poco a los que estaban junto a él. Parecía que la esperanza para todos desapareció inmediatamente.

Sin embargo, la atención de ellos cambió, al momento de oír a un recluta detrás . -¿Mikasa? ¿No estabas en la retaguardia con Naruto?- La nombrada ignoró la pregunta, pasándolo de largo, y llegando hacia el grupo de jóvenes.

-¡Reiner!- El rubio dio un paso adelante, levantando una ceja al verla sola.

-Mikasa... ¿Y Naruto?- Le preguntó el rubio Braun, viendo detrás de ella por si aparecía el joven Uzumaki.

-Vendrá pronto, y siento priorizar mis intereses personales, pero ¿has visto al equipo de Eren?- Fue directa al grano, olvidándose un momento de su compañero de la 104, siendo así para confirmar si su hermano estaba allí, con tal de volver a ayudar al Uzumaki. Aun estaba preocupada por haberlo dejado solo atrás.

-No, no los he visto. Pero Armin está por allí.- Le respondió, apuntando con el pulgar hacia el lugar en dónde estaba el pequeño rubio. La azabache giró rápidamente hacia el punto señalado, procediendo a correr apenas vio a su viejo amigo. Mientras que Reiner solo se preguntaba dónde estaba Naruto.

-¡Armin!- Al oír su llamado, el cuerpo de el pequeño rubio se tensó automáticamente, al identificar de quién se trataba dicha voz. -Armin ¿Estás herido?- Le preguntó, agachándose a su altura, solo para recibir un pequeño asentimiento del rubio Arlert. -¿Dónde está Eren?-

Varias lágrimas empezaban a salir de los ojos del pequeño rubio, sintiendo como ella se levantaba del suelo, viendo de un lado para el otro en busca de su hermano. Pero sin aguantarlo un segundo más, Armin elevó su rostro, dejando ver la expresión de angustia y sufrimiento, seguido de un camino de lágrimas cayendo de sus ojos, que provocó que ella se sorprendiera.

A medida que pasaban los segundos, y el ver el rostro de su viejo amigo, estaba temiendo lo que pensaba que le diría a continuación. -Los miembros... de reclutas 34...-Su voz sonaba completamente rota con cada palabra que decía, mientras inclinaba su cuerpo hacia adelante, apoyando sus manos sobre las rodillas. -Thomas Wagner... Nack Tierce... Milius Zermusky... Mina Carolina...- Frenó, cuando un nudo se formó en su garganta en ese momento-  ¡Eren Jaeger!... - Exclamó, llamando la atención de todos. -¡Los cinco fallecieron cumpliendo su deber!-

-No...- Se dijo Shasha para sí misma, sin creérselo.

-Entonces los mataron a todos...- Murmuró otro recluta.

-Si nos enfrentamos a los titanes... acabaremos igual-

La autoestima de muchos bajó completamente con eso. Las sensaciones de perder la vida inundaban los cuerpos de todos allí presentes, luego de oír con pena y dolor las palabras del rubio Arlert.

El rostro de Mikasa estaba ensombrecido. Se mantenía de pie sin mover ni un solo músculo, mientras que su mente no podía aceptar lo que acababa de oír. ¿Acaso estaba en su peor pesadilla? ¿Esto era una broma? Sin embargo, ella y todos los demás oyeron el sonido de un equipo de maniobras que se acercaban hacia donde estaban.

Todos salvo la azabache, pasaron sus vistas hacia dicho sonido, viendo como una persona aterriza en el techo, cubierta de sangre que se evaporaba al pasar los segundos. No tomó mucho tiempo para que descubrieran de quién se trataba. Mikasa misma supo quien era desde el momento en el que lo oyó.

-Naruto...- Connie lo nombró sorprendido, al ver la manera en la que se encontraba. Aquellos cabellos rubios tenían mechones teñidos de rojo, al igual que su frente completamente cubierta de sangre, al mismo tiempo que pequeñas gotas caían sobre su rostro, bordeando los ojos, arrastrándose hasta las comisuras de sus labios.

Ya no tenía la capa verde puesta, mientras que su chaqueta y remera estaban igual que su cabello, desapareciendo los tonos rojos con cada paso que daba. Eran firmes. y pesados, y tenía una expresión completamente seria, con sus ojos ocultos bajo su cabello, y camuflados por la sangre en su rostro.

-Naruto... ¿Estás bien?- Reiner le preguntó, algo preocupado por la forma en la que vino, notando como ya no tenía hojas de acero disponibles. Pero el Uzumaki pasó de largo, sin voltear en ningún momento hacia alguno de sus compañeros de la 104.

Lo veían caminar más allá de ellos, dirigiéndose hacia dónde estaban Mikasa, y Armin, quién notó la presencia de su amigo. -Naruto... yo...- Pero no pudo siquiera hablar, con otro nudo de garganta impidiéndole seguir. Se sentía completamente mal con todo lo ocurrido, y el tener que decirle algo ahora a Naruto le parecía imposible.

Los pasos se oían cada vez más cerca, mientras que el silencio se mantenía en el lugar. No fue hasta que llegó a ella, parado por detrás. Mikasa sabía perfectamente que él quería verla, pero que no se atrevía a siquiera tocarla. Por lo que lenta y delicadamente empezó a voltear su cuerpo hacia él,  con su cabeza inclinada hacia abajo.

Al estar enfrente suyo, quería poder verlo a los ojos. Quería hacerlo, pero todo el dolor y sufrimiento que corría por su cuerpo no se lo permitían. Su mente daba mil vueltas sin detenerse en ningún momento, y los recuerdos de su hermano llegaban sin parar a cada rato. ¿Qué sería de ella ahora? Con aquel castaño en otro mundo, ya parecía que no tenía nada más que hacer en este.

Sintió como él colocaba sus manos sobre sus hombros. Sus ojos estaban posados en ella, de eso estaba seguro. Automáticamente, sus piernas empezaron a temblar sin que se diera cuenta, seguido de una sensación húmeda cayendo de su rostro. Pequeñas lágrimas caían al suelo, haciendo eco en todos lados.

Ya no había otro remedio. Tarde o temprano tendría que hacer algo. No podrían quedarse allí parados toda la vida. Empezó a levantar la vista lentamente, pudiendo ver que las ropas de él ya estaban limpias sin rastros de sangre. A medida que llegaba a su rostro, dejaba ver unos ojos grises completamente vidriosos, mientras que pequeños caminos de lágrimas salían de ellos, arrastradas por su delicada piel.

Aún no había podido ver los de Naruto. Había algo que se lo impedía, al igual que trataba de decir una palabra, pero a pesar de todo no podía con todo lo que sentía. Estaba bloqueada, y destruida internamente, y él lo sabía.

Sin embargo, con un gran esfuerzo, se mordió el labio inferior y con una voz completamente quebrada, se dignó a decir algo.

-Nar...-

Pero jamás terminó de hacerlo, cuando fue callada al momento en el que fue jalada hacia él, siendo rodeada por sus brazos alrededor de su cuerpo, y haciendo presión contra su pecho.

-Lo siento.- Naruto musitó en su oído, en un tono muy dolido mientras la abrazaba. Nadie se esperó eso, ni siquiera ella. Pero al oírlo, Mikasa abrió ampliamente los ojos, mientras que su respiración se volvía cada vez más agitada, solo para que después otra sensación corriera por su cuerpo. Algo que le incitó a liberarse. Algo con lo que comenzó a llorar.

No sabía ni el cómo, ni el porqué pero lo hizo. Pero sin siquiera dudarlo, correspondió ampliamente el abrazo, apretando fuertemente contra él, mientras apoyaba su rostro sobre su hombro. Se estaba desahogando. Solamente cuando apareció él fue que se puso así. ¿Y la razón? no lo sabe.

Tal vez era por todo el tiempo que se conocían. Tal vez porque necesitaba desahogarse con alguien. Tal vez porque simplemente era él, siendo aparte de Eren y Armin, la única persona con la que llegó a abrirse. Por lo que simplemente se dejó llevar.

El hombro de Naruto se humedeció al instante , seguido de un llantos de dolor y angustia que salían de Mikasa, que se hacían cada vez más fuertes. Aquellos sollozos se oían en todo el alrededor, mientras que varios reclutas bajaban sus cabezas hacia el suelo con pena y sufriendo de todo lo que estaba pasando.

La lluvia había parado hace unos minutos, pero la tormenta dentro de la ciudad era más fuerte que cualquier otra. Las opciones eran pocas, el gas escaseaba, y muchos ya no estaban en condiciones de intentar algo. Parecía que este era el fin.

Pero un pensamiento inundó la mente de Naruto. Una respiración profunda que salía desde las sombras. Una sensación de frío y oscuridad que no sentía hace más de cinco años.

Todo eso volvía a hacerse presente en él de nuevo.

La poca sangre de titán que aún tenía en su rostro se evaporara, mientras que el azul claro de sus ojos titilaban en un rojo fuerte. Mantenía un rostro completamente serio, aun abrazando fuertemente a Mikasa. Solo podía oír el llanto de dolor que ella daba, seguida de una voz sombría en su interior, diciendo una palabra que retumbó en su mente de nuevo.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

-"Acábalos..."-


Fin de capítulo.

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5267 Palabras


N/A:

Si quieren saber que pasará, dejen su voto y subiré el próximo capitulo muy pronto.

Gracias por leer <3

Saludoss!!

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