04
SOPHIA :
—Eso es porque eres tonto —respondo.
Levanto mi vista de mi celular. Ahogo una risa cuando lo veo cruzado de brazos
—Tonto.
—Tú, eres tonta —me apunta y lo miro indignada.
Me reincorporó sentandome en la cama de él y le lanzo una almohada hasta su escritorio, que es donde está sentando.
—¡Oye! —se queja. Pero con una sonrisa en sus labios.
Le muestro mi lengua infantil mente, vuelvo a recostarme y miro nuevamente mi celular, vuelvo a reproducir "The Act" y presto atención.
—Qué ves? —pregunta antes de lanzarse a la cama, al no obtener respuesta pega su cabeza a la mía, y mira la serie junto a mí.
Dos golpes en la puerta no nos hacen separar.
—¡Niños! —es Kate— ¿Están haciendo cosas de grandes? ¿O sí puedo entrar?
Intercambio miradas con Teddy y suelto una risa cuando veo sus mejillas sonrojadas. En la cocina fue todo lo contrario.
—Entra, Kate —contesto.
La menor entra, y sonríe picara al vernos.
—¡Aww! Son tan lindos, tú no eres lindo, Teddy —vuelvo a carcajear y Kate gatea hasta nosotros. Se acuesta a mi otro lado y también mira la serie.
—Agradece que está Sophia, porque sino. Ni siquiera podríamos pisar mi habitación.
—Teddy —lo nombro en forma de regaño. Pone sus ojos en blanco y queda en silencio.
Salgo del baño ya vestida. Entro a mi habitación y tomó mi secador de pelo. Comienzo a secarlo mientras me miro en el espejo y en mi celular se reproduce Umbrella de Amber Island.
Siempre me ha gustado la versión original de Rihanna pero ésta igual me gusta.
Termino de secarlo, comienzo a alisar mi cabello. Dos golpes en la puerta logran que me voltee a la misma, y suelto un "pase".
Miro a Teddy bajar las escaleras y no le doy importancia.
—¿A dónde vas? —Claire pregunta saliendo de la cocina junto a Kate.
—Salgo —contesta poniéndose su abrigo y bufanda.
—¿A dónde? —apoya su mano es su cintura.
—A cantar villancicos con mis amigos.
Alzo las cejas por su respuesta. Intercambio miradas con la mayor.
—No lo has hecho desde el jardín, y entonces lo odiabas.
—Queremos difundir la alegría navideña —su tono sarcástico no se va y sonríe falsamente.
—Cerveza navideña, más bien —Kate murmura.
—No puedes ir, porque debo trabajar —toma las llaves.
—¿En serio?
—Sí.
—Es Nochebuena.
—Y por eso te quedarás en casa con Sophia y tu hermana.
Suelta una risa —Vamos, mamá, yo...
—No —lo interrumpe— !No saldrás de casa, jovencito! —lo señala— ¡Si las dejas solas, serás castigado! ¡Hasta febrero! —pone las llaves— ¿Quieres difundir alegría? ¡Decora el árbol!
—Como sea —se lanza al sofá, quedando a mi lado.
—Está bien —se pone su abrigo— Saca las galletas en 20 minutos. ¡No estés despierta hasta tarde ni tomes refrescos! —se dirige a Katie y luego da un beso en su frente— Ni comida chatarra, ¿sí? —da un beso en la frente de Teddy— Cuídalos, ¿sí? —da un beso en mi frente y después me susurra— Confío más en ti.
Le sonrió en respuesta.
—Bueno. Los veo mañana temprano —se nota la tristeza en su mirada— Los amo.
—Feliz navidad.
—Feliz navidad.
Toma su bolso y se va finalmente, apenas la puerta se cierra Katie camina hasta nosotros.
—Vemos una película? ¡Mamá no está y puede ser alguna para adultos! —da un salto emocionada.
—Me voy a mi cuarto —Teddy se levanta quitándose su abrigo.
—¡Pero es Nochebuena! Hagamos algo los tres, juntos —me mira suplicante, y luego vuelve su mirada a Teddy— ¡Vamos, Osito Teddy!
—Te dije que no me llames así.
—Antes te reías cuando te llamaba Osito Teddy, y yo era tu Gatita Katie. Pero desde que murió papá... Quiero decir, solo quieres andar con tus amigos que se creen matones.
Suelta una risa seca y se pone de cuclillas —Sabes... Al menos son divertidos. No son babosas aburridas como tú.
Aquí vamos de nuevo.
Ordeno la ropa de mis cajones mientras mi celular reproduce Heart of glass de Blondie.
Escucho mi puerta abrirse pero no me giro, ya que imagino que es Kate la que entra, para rogarme ver una película.
Pero no es así.
Teddy se posa detrás de mí. Su pecho se pega a mi espalda, y su respiración choca con mi cuello descubierto.
Intento tranquilizar mi respiración.
—¿Qué quieres?
—Estar contigo.
Termino de doblar mi última prenda, me giro hacia él con el ceño fruncido, enojada.
—Yo no.
Alza las cejas, su mirada de "soy el mejor y puedo provocarte" cambia a una de "¿ya te aburriste de mí?"
—¿Por qué?
Me cruzo de brazos —Porque no me gustó la forma en que le hablaste a Kate.
Cierra sus ojos soltando un suspiro aliviado, me sonríe después de unos segundos, pero no correspondo girándome nuevamente hacia mi cómoda. Esperando que se retire de mi habitación.
Pero no lo hace. Cómo si fuera un deja vu, sus manos se posan en mis caderas y su mentón en mi hombro.
—Lo siento —murmura, pero no contesto— Sophia —me nombra como si estuviera reclamando.
Lo ignoro, tomando mi celular.
—Sophia —hunde su nariz en mi cuello.
Dejo de mover mis dedos, apretó mi celular frunciendo los ojos, muerdo mi labio inferior nerviosa.
—¿En serio no vas a disculparme? —cuestiona en un tono provocador.
—Ya dije que estoy enojada, Pierce. No vas a hacerme cambiar de opinión.
Mi respuesta hace que él suelta una risita nasal. Sus labios hacen contacto con mi cuello, comienza a besarlo, morderlo y lamerlo.
Bien, ahora sé que los besos en mi cuello son mi debilidad.
Mi respiración se acelera, y disfruto.
—Teddy...
Su respiración también está acelerada.
—¿Vas a disculparme, Sophia?
—Sí...
Se separa de mí lentamente —Demonios.
—¿Qué pasa?
—Tenías que no perdonarme, para por lo menos tener la excusa de que te bese para hacerte cambiar de opinión.
Me giro nuevamente hacia él, suelto una risita por sus palabras.
—Entonces —llevó mis manos a su pecho y lo acarició, ahora Teddy es el que está nervioso— Finjamos que no dije nada. Que sigo enojada contigo.
Apenas termino de hablar, Teddy toma mi nuca, estampa sus labios con los míos en un beso apasionado y desesperado. Yo no tardo en corresponder, llevando mis manos a su cuello y enredando mis dedos en su suave cabello.
Lleva sus manos en mis muslos, me levanta con facilidad y me sienta en el mueble. Abre mis piernas y se adentra en ellas para besarme mejor.
El beso no se detiene en ningún momento, y me sorprende que no nos hemos cansado.
Teddy se acerca aún más, juntando nuestros cuerpos, dejándome sentir todo.
—Sophie, Teddy, bajen! ¡Deben ver esto! ¡No van a creerlo!
Nos levantamos de mi cama. No me pongo mis zapatos y bajo descalza las escaleras con Teddy siguiéndome.
Miro la pantalla entrecerrando mis ojos.
—¿Y eso es...?
—Saben a quién se parece.
—La tía Peggy —Teddy contesta.
—Para nada. Esa persona no lleva un feo suéter navideño.
No tengo ni idea.
—Además, la tía Peggy nunca viene en Nochebuena, y si viniera, ¿mamá y papá la dejarían sola en la sala? ¿Y a oscuras?
—Tal vez era un ladrón —intento encontrar una respuesta.
—Los ladrones se llevan cosas.
Suelto un suspiro —Sea quién sea habría estado de pie contra la pared, así, cerca de... —camina hasta la pared— ¡Dios! ¡La chimenea! ¡Me dan escalofríos!
—Cálmate —Teddy vuelve a mirar la televisión con la foto— Déjame pensar.
—Vamos, chicos. Saben que es él.
—Kate.
—¡Deberíamos hacer un video! —grita de repente.
—¿Un video? —pregunto irónica.
—¡Sí! ¡Esta noche! ¡Tal vez podamos tomar a Santa entero, no solo su mano!
—¿Crees que nadie lo pensó? ¿Filmar a Santa cuando llega?
Camina hasta las escaleras, Katie toma mi mano y me arrastra junto a ella, impidiendo que Teddy suba.
—Sí, pero ¿sabes que alguien que lo haya logrado? ¡No! ¡Deben crees que es imposible! ¡Pero no lo es!
Intercambio miradas con el castaño.
—¡Esta es la prueba! ¡Un video que muestra cómo hace! Tendrá millones de vistas.
—De ningún modo.
—¿Por favor? Mamá dice que debemos ayudarnos.
—No creo que lo diga por esto.
—¡Te daré la cinta con lo del auto! —la miro. Y finalmente presto atención.
—¿Qué? ¡No! —niego.
Teddy se gira lentamente hacia nosotras. Junta nuestras miradas y sonríe de lado.
—Trato hecho.
—¿Qué hacen? —Teddy pregunta cuando nos ve echando talco afuera de la chimenea.
—Lo vi en Cazadores de fantasmas —respondo alzándome de hombros.
—La Navidad más tonta de la historia.
Le muestro mi lengua infantilmente.
—Mamá dijo que nada de comida chatarra! —Katie exclama cuando Teddy entra con... Pues comida chatarra.
—Pero debemos seguir despiertos.
—Gracias —agradezco cuando me entrega el helado de chocolate.
—Además, a veces hay que infringir las reglas por un bien mayor.
Kate prende la cámara —Ya ni recuerdo cuándo hicimos algo juntos —abre el otro frasco de helado— ¡Los tres solos! ¡Por toda la noche! —echa un bocado a su boca— ¿No es fantástico?
Sonrío enternecida.
—Cómo sea.
—Delicioso. Muy bueno... —comienza a hablar consigo misma sin dejar de comer.
—Cálmate, amiga.
—¡Chicos, chicos! —Katie comienza a gritar bajo.
Me acurruco en el pecho de Teddy adormilada, y el aferra su agarre en mi cintura.
Cuando una caja cae en mi cabeza me levanto abruptamente.
—¿Qué pasa? —Teddy pregunta.
—Está aquí.
—¿Quién? —mi voz sale ronca.
—¡Santa! —vuelve a mirar la cámara— Se fue.
—Bromeas, ¿no? —la pregunta del mayor queda en el aire cuando se escuchan pasos en el techo.
—Qué...
—Está en el techo, ¡vamos!
Nos levantamos y corremos hasta la entrada como Rayo McQuinn
—¡Está en el fondo!
—¡Pónganse los abrigos!
Hacemos caso y salemos de la casa.
—Tengan cuidado —su respiración es agitada.
—No lo veo —me quejo.
—¡Vaya! ¡Dame la cámara!
—¿Qué?
Abro exageradamente mis ojos cuando una silueta rellena y roja se opone en mi vista.
—¿Lo viste? ¡Es Santa Claus!
Esto debe ser una broma.