(Des)Aparecer - Dani Auryn

By DriveByCountdown

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Fanfic. ¿Que harías si aquella persona que tan lejana parece... apareciese en tu camino, en tu vida? Amaya... More

Presentaciones
Capítulo 2: Tenía que ser él...
Capítulo 3: Las sombras que hacen de mi mitad, una tragedia más
Capítulo 4: Sentada... en su banco
Capítulo 5: Más vale tarde, qué nunca
Capítulo 6: Horas
Capítulo 7: Soñar en secreto
Capítulo 8: Terapia de choque
Capítulo 9: Un por qué camuflado en ironía
Capítulo 11: Los raros son ellos
Capítulo 12: ¿Es esto Real?
Capítulo 13: Sólo amigos
Capítulo 14: Un momento cómo este
Capítulo 15: Lovely
Capítulo 16: Ella
Capítulo 17: Noche para recordar...
Vuelta
Capítulo 18: CAN
Capítulo 19: Todos los caminos llevan a ella
Capítulo 20: Noche para recordar

Capítulo 1: Febrero

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By DriveByCountdown

Mis ojos se abrieron cómo dos grandes platos al oír aquel infernal ruido, también denominado despertador. A tientas, busqué con la mano en la oscuridad el fatal sonido que amenazaba con destrozar mis oídos y por fin, lo apagué. La habitación se hizo en silencio, hasta después de varios segundos. La persiana de la habitación contigua subía hasta dejar paso por debajo de la puerta, a un reflejo correspondiente a la lámpara de aquella habitación. Masajeé mis ojos con cuidado y la retiré algo asqueada:

-Mierda... -Mascullé en voz baja, casi en un susurro. Al parecer anoche me había quedado dormida mientras repasaba el último trabajo realizado de Biología y no había podido retirar el maquillaje del día anterior. "Mamá debió acostarme anoche" Pensé frotando la mano en la sábana, supuestamente manchada de rímel negro. 

La puerta del dormitorio no tardó en abrirse, seguido de un "clic" correspondiente a la llave de la luz que inundó el cuarto de una luz cegadora, me rolví en la cama mientras mi madre levantaba nada cuidadosa, la persiana, Acto seguido dio los buenos días con una alegre voz y retiré las manos de mis ojos dedicándole unos buenos días en un idioma desconocido por la gran parte del mundo, Incluso parecía aquel monstruito de la Guerra de las galaxias, Chewaca. Segundos después, me incorporé con cuidado y me estiré tras la advertencia de mi madre de que el desayuno estaba servido. Las tostadas no podían quedarse frías por lo que me puse con cuidado mi bata de pelo azul, tan sumamente calentita, y me acerqué a la mesa de estudio dónde cargaba mi móvil. Mantuve pulsado el botón para poder encender el aparato con una sonrisa cansada y aún con pasos de zombie, me dirijí a la ventana abriéndola de par en par y cerrando más la bata por la helada brisa que entraba a esa hora de la mañana. El móvil comenzó a vibrar sin control alguno mostrando los mensajes de la noche anterior: "Las chicas son guerreras" ,"2ºC" ,"Ya ves, dijo el cerrajero" y "Familia" eran los grupos protagonistas de 120 mensajes que aún sonaban. También contenía el final de una conversación con Irene, quien, también estaba estudiando Biología a aquellas horas y el principio de una nueva con Iria, quien indicaba los buenos días y un "4 DAAAAAAAAAAAAAAYS" escrito con demasiadas "a" cómo para poder contarlas todas. Mi cansancio no me permitió leer el mensaje correctamente, creí leer 4 "GAAAAAAAAAAAAAAAAAYS" por lo que el mensaje me hizo gracia y solté una sonora carcajada que, definitivamente, me había despertado. Salí de la habitación tiritando de frío a causa de las tres ventanas abiertas de las tres habitaciones y de un modo que aún no he llegado a entender, comencé a bajar las escaleras a toda prisa, ¡Ah! claro, el mensaje de Iria. Caminé unos segundos más hacía la cocina y pegué un buen bote cuando noté el frió suelo bajo mis pies. 

-¡Cálzate Amaya! ¿Es que no te cansas de oírme? - Me preguntó mi madre cómo todas las mañanas mientras besaba mi mejilla. 

-Si sólo es al principio, luego te acostumbras. - Respondí alegre mientras bebía de un sorbo el zumo de naranja que estaba en la mesa de piedra negra. 

Aquel comentario provocó la risa en mi madre, quien, introducía una de esas extrañas cápsulas al aparato que se hacía llamar cafetera. De hecho, eso parecía todo menos una cafetera. Tan grande y de tantos colores y encima se habría un compartimento para el agua y otro para introducir la cápsula, siempre he pensado que eso es obra del arte moderno o... de los creadores de alguna serie de comedia americana. Cogí una pequeña banquete y comencé a devorar, literalmente, la tostada con mantequilla y mermelada de fresa que acostumbraba a desayunar mientras mi vista se perdía en la sartén que se encontraba en la vitrocerámica. Mi madre, que pareció darse cuenta, chasqueó los dedos justo delante de mi cara despertándome de mi sueño despierta de... ¿Cómo mirar una sartén? 

-Mamá... -Protesté con un trozo de tostada en la boca. 

-No preguntaré, pero estoy segura de que has mirado la sartén de esa manera porque repasabas mentalmente el trabajo de Biología. -Cogiendo el café recién hecho de aquel aparatejo extraño.

-Claro, ya sabes que yo busco objetos de cocina por que me dan inspiración divina que llamamos los estudiantes. -Digo con sarcasmo mientras agarraba la taza llena de mi cola cao caliente para poder calentar las manos. 

-Pues ya puedes ir rezando a la sartén porque cómo suspendas alguna vas a conocer a tu marido por internet. -Remató la chisposa de mi madre mientras reía.

-Oh, sí será un sueño hecho realidad. Saldré hasta en la tele "Amaya, la chica que se casó vía Edarling" -Respondí poniendo voz de periodista del corazón. -Además esas páginas me dan mal royo, no sabes quien esta al otro lado.

-Anda "al otro lado" termina rápido que ya vamos tarde. -Me dice maternal revolvíendome el pelo. Ese gesto hace que proteste, era demasiado infantil. -Y lávate la cara, que pareces un oso panda.

Al oír aquellas palabras, terminé el cola cao de un sorbo sintiéndome mucho mejor, sobretodo, mucho más despierta y tras terminar la tostada, subí a toda prisa a mi cuarto. El baño estaba ocupado, seguramente por mi hermano, bueno, seguramente no, seguro. Ya que papá se iba de casa a las 6:30 y hasta las 16:00 no volvía y mamá, estaba abajo. Decidí molestar, así que golpeé la puerta varias veces y corrí hasta mi habitación con el corazón en la garganta por si me pillaba. Era cómo la sensació que se tiene cuando llegas a lo más alto de una montaña rusa, que subes, subes, subes, subes y sabes que en algún momento bajarás. Pero, por suerte, mi momento de bajada no llegó porque al abrir la puerta y ver que no había nadie, volvió a meterse dentro. 

Caminé hasta mi ventana y veo ocho mensajes nuevos de Whatsapp, todos de Iria, salvo uno de Irene. Los leí desde la pantalla inicial: Buenos días, buenos días, ¿cómo llevas el trabajo?, iconos de soles, iconos de besitos y una captura de pantalla seguramente realizada a una conversación con aquel chico del que Iria no paraba de hablar. Volví a bloquear la pantalla y cerré la ventana observando cómo el cielo seguía hundido en la oscuridad tan sólo iluminado por una línea infinita de farolas. Retiré el pelo de mi cara y alcancé las toallitas desmaquillantes que se encontraban en mi neceser, justo en la estantería encima de mi mesa de estudio (que ocupaba gran parte de la habitación) y tras varios minutos frotando aquel endiablado mejunje, terminé con la cara "limpia". El siguiente paso fue abrir el armario y observar, llegaba el momento más difícil de la mañana, escoger la ropa. Aquel pensamiento hizo que rierá para mí misma ya que, ese día, no me resultó difícil elegir el conjunto. Al ser viernes, no tenía educación fisíca y además, después de las clases había quedado en ir de compras con Irene por lo que, tenía que ir medianamente mona ya que no podía volver a casa salvo para dejar la mochila. Una falda color vino y una camiseta de manga larga blanca fueron la opción acertada. Al fin y al cabo, los lunes era el día de las faldas e iría a un centro comercial, por lo que no me helaría las piernas, y lo que no son las piernas... 

El pijama cayó encima de la cama hecho una bola y abrí el pequeño cajón de la mesilla situada a la izquierda de la cama, pegada a la pared, cogiendo un sujetador blanco de encaje para que no se transparentara por la camiseta. Lo abroché a duras penas cómo todas las mañanas, era algo de lo que no me siento realmente orgullosa, ¿Que chica de 17 años no se abrocha a la segunda vez el sujetador? al parecer, yo. Tras varios intentos fallidos, el maldito broche encajó a la perfección. Dirijí una mirada rápida al despertador: las 7. ¡Dios! Tendría que darme prisa para coger el autobús de las 7:15, o sino llegaría tarde a clase ya que el siguiente, llega veinte minutos después. Termino de ponerme las medias y a continuación alcanzo de debajo de la cama unos botines negros con un tacón no demasiado alto para los que acostumbraba a llevar fuera del instituto. Uno el broche para que no puedan salirse y camino hacia el baño, ahora vacío, haciendo resonar por el parquet aquellos zapatos. No tardo en oír la voz de mi hermano:

-¡AMAYA! ¡Algunos seguimos en la cama! -Grita con la voz algo ronca. Esta claro que ha llegado a las tantas. Al parecer, el cumpleaños de Óscar se había alargado demasiado. 

Aquel grito provoca en mí una carcajada interna y realizo un zapateado, de aquellos que realizaba cuando aún iba a sevillanas en el colegio. Aquello provoca un grito nuevo en mi querido hermano y una carcajada que viene del piso de abajo. 

-¡Cuando vuelva a venir tarde, pienso levantarte! -Espeta mientras cierra la puerta de su cuarto con un sonoro portazo. 

Se que lo dice en broma, suele decir ese tipo de cosas por la falta de sueño. Esa es una de las cosas buenas de mi hermano, bueno, de ambos en realidad. Nos llevamos bien, nos entendemos, el tiene su espacio, yo el mío pero lo de la falta de sueño, ambos lo llevamos bastante mal, Podemos pasar semanas enteras con gripe y no querer permanecer en cama, pero, nadie nos puede quitar nuestras (mínimas) siete horas de sueño. Es uno de los diez mandamiento. 

Cierro la puerta del baño con delicadeza, ya había molestado demasiado. Comienzo lavándome dientes y cara para poder pintar con delicadeza la raya verde que acostumbraba a llevar seguida del rímel negro. No me gustaba ir demasiado pintada a clase, por lo que, el rímel y la raya, eran los elementos que cumplían dicho objetivo. Cojo un pequeño neceser de unos de los cajones, y guardo en este un pintalabios rosa oscuro y la raya verde que acababa de pintarme. Cerré la cremallera y le dejé encima del grifo para poder guardarlo en la mochila al acabar. (Así podría retocarme al salir de clase) Miro el reloj de pulsera, las siete y cuatro minutos. "Vamos Amaya, vamos" Me digo mientras recojo dos mechones de pelo y los uno por detrás con varias horquillas. Hace bastante tiempo que no me recojo el pelo de esa manera, y el cambio, me parece que es a mejor. Lista. Nuevo récord, las siete y siete minutos. Salgo del baño de puntillas para no molestar a Mario y cojo el abrigo negro junto a la mochila. Bajo aún sigilosa las escaleras y me topo con mi madre. Ya vestida para poder irse a trabajar. Le doy un beso y ambas nos deseamos un buen día.

-Acuérdate de las llaves. Esta tarde vuelvo tarde y tu padre estará durmiendo cuando llegues. 

Asiento en señal de aprobación y cojo mis llaves. Bueno, más bien, mis llaveros con tres llaves. Siempre me ha resultado curioso el por qué tengo más llaveros que llaves, y sobretodo, de dónde los saco. Salgo de casa y vuelvo a desbloquear el móvil, dos mensajes de Iria. 

"¿Se puede saber dónde estas? El bus ha llegado hace dos minutos" 

Leo mientras resoplo y aminoro la velocidad del paso ya que, había perdido el autobús. Contesto mientras conecto los cascos dejando que suene la primera canción que tenía la lista de reproducción:

"No importa... Supongo que esperaré" 

Los dos ticks azules indican que mi amiga, ha leído los mensajes, y a continuación, en mis cascos suena "Saturday I am in love" Auryn. Que buenos chicos... ¡Espera! ¡Auryn! ¡AU-RYN! ¡A-U-R-Y-N! ¡AURYN! Rápidamente subo ligeramente la conversación que tenía con Iria, con quien llevaba meses y meses iniciando una cuenta atrás hasta la llegada de ese día. Vuelvo a leer todos los mensajes desde ayer noche y observo con más claridad los mensajes de esta mañana. No era mucho menos 4 gays, si no, 4 days. 4 Días, 4 días, 96 horas, Martes, Miércoles, Jueves y VIERNES. Al parecer, el día prometía mucho más que hace unos minutos, y por un momento olvido que he perdido el autobús, que tengo exposición del trabajo de Biología y que he olvidado el neceser con el maquillaje encima del grifo. 

Llego a la parada del autobús cuando aquella canción llega a su fin. Me apoyo en la marquesina esperando que el bus llegue antes que otros días. Después de ese lapsus de felicidad, había vuelto a la realidad. Y la realidad era, que no se podía permitir llegar tarde a esa exposición. Dirijo una mirada rápida a un panel que indica el tiempo a esperar, a la llegada del transporte. 10 minutos. Bueno, no llegaría demasiado tarde. 

"Te he leído una cosa muy rara esta mañana y me acabo de acordar del concierto" 

Envió el mensaje con respuesta instantánea de mi amiga.

"Ya te vale tía. ¿Entonces tampoco te acuerdas de la firma de mañana no? 

Manda varios iconos riéndose de mí, y lo cierto, es que podrían hacerlo de verdad. Podrían ser emoticonos vivientes porque, efectivamente, tampoco recordaba la firma. Se lo hago saber a mi amiga quien, tras poner varias caras de no entender absolutamente nada contesta un:

"No me jodas..." 

La conversación transcurre con insultos dedicados a mi persona y sobretodo a mi "mini cerebro" que casi vuelve a perder el autobús. Ya ha pasado otras veces, pero el tiempo siempre se hacía eterno... Ahora ha pasado más rápido que nunca. Al día siguiente tendría a los chicos más cerca que nunca antes del viernes, el esperado día, el día de ese gran concierto. 

"Mierda" Pienso de repente. Me había olvidado el neceser...

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Bueno, este ha sido el primer capítulo. Comentarle haber que tal os parece. El "Fanfic, fanfic" supongo que le empezaré a partir del final del siguiente capítulo para que no pase todo tan rápido. Gracias por leerme. Un beso. 

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