En la tranquila oscuridad de aquellos tres cuartos, ciertas personas no podían dormir. Por un lado estaba Maya, la cuál se sentía culpable y molesta. Por otro Riley, que no dejaba de pensar en que había perdido a Lucas. Y, para colmo, el responsable de los dos insomnios anteriores, también pensaba, pero pensaba en aquella rubia muchacha que le llenaba el corazón con una sonrisa, con una palabra, o simplemente siendo ella, él creía que lo que estaba sintiendo estaba bien, pero se estaba olvidando de Riley; en fin, tres personas tenían insomnio esa noche.
"Lo perdí, lo perdí, lo perdí". Pensaba Riley, pero luego se reprendía diciéndose "Nunca lo tuve, ¿Cómo podría estarlo perdiendo, si nunca lo he tenido?" Pero nuevamente volvía el pensamiento en que todo era culpa de Maya "Todo es culpa de ella, ella siempre se le ha insinuado. La destruiré" y a la vez el sentimiento de compasión y el sentimiento de su amistad le decían "Tonta, no es su culpa es tu amiga, ella misma te lo dijo". Y así transcurrió la noche para la señorita Matthew.
"La amo" Se declaraba a sí mismo el muchacho de ojos azules tumbado en su cama con ambas manos en la nuca. "Realmente la amo" No dejaba de pensar en aquello, hasta que una voz interior le dijo "¿Y qué hay con Riley? Ella te quiere" Agitó su cabeza tratando de alejar ese pensamiento, pero le parecía imposible; él no se había acordado de que Maya es la mejor amiga de Riley, y que la última está enamorada de él. Se limitó a suspirar y a seguir admitiéndose que amaba a la rubia muchacha.
"Es un imbécil, ¿Cómo no se da cuenta de lo que hace" Se preguntaba Maya un tanto enfadada por lo que había hecho Lucas enfrente de su amiga. "¿Qué se ha imaginado?" Se decía "Él me debe una explicación, y a Riley una disculpa, y a Farkle también" Bramaba para sus adentros la rubia cada vez más molesta y con menos sueño cada vez.
Y así transcurrió aquella noche, larga, densa y oscura.