Bella Barcelona | Frenkie De...

By Terrifiedxgirl

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La vida se caracteriza por ser impredecible, mas, cuando Julie pisa Barcelona, capta de inmediato que no regr... More

Prefacio.
¿Barcelona?
Coneixent la ciutat
Emocions noves
Temps fugaç
Dualitats
Prohibit
La agredolç vida
No et tinc
Consells
Trencant la closca
Nous horitzons
Un nou sol
Dues parts d'un mateix cor
Gelosia
El noi de Reus
El noi de Reus part II
De futbol i d'amor.
A dos metres sobre el cel
Sense marxa enrere
Llarg camí cap avall
La noia d'ulls tristos
Feliç aniversari
Tan a prop i tan lluny
Llum en el meu camí
Arran de terra
No, no vull
Ho sento
Por a perdre't
Escolta el teu cor
Ànimes bessones
Tu i jo
Sóc per a tu?
Cruïlla
Jo
Vés
Veritats
És aquest el final?
Final
Epílogo
Segunda temporada

Altruisme

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By Terrifiedxgirl

Los días luego de la conversación con el catalán se me hacen lentos, sobre todo porque desde ese momento Sergi no volvió a comportarse de igual forma, por más que intentara disimularlo con una sonrisa cuando me veía. Estuve por tener el coraje de intervenirle, hacerle hablar sobre qué es lo que lo tenía de esa forma, pese a que la respuesta la sé, pero el viaje por fecha de Liga a Mallorca me frenó.

Es un momento importante dentro del año para los chicos, porque están decidiendo los puntos finales de la tabla, y si por cualquier razón mi conversación lograba desconcentrarle aún más, no podría perdonármelo nunca. Así que espero a que vuelva, incluso si eso hace que los días se me vuelvan diez veces más largos.

Es miércoles por la noche cuando estoy recostada en el sofá del gran hogar del catalán, las horas han pasado y sé que debe estar por llegar en cualquier momento desde el aeropuerto.

Con una manta sobre mi cuerpo, me dedico a esperar, y puesto que es invierno, para las ocho la sala está sumida en plena oscuridad. Mi comodidad es amplia, por lo que no me suena tentador ir a prender la luz, incluso si mi miedo a la oscuridad es real.

Siento el auto llegar al garaje y las llaves en la puerta de la entrada resonar, está hablando por teléfono con tono bastante estresado, así que no está prestando atención a su alrededor.

Marc, ja ho sé —habla en catalán, pero le entiendo—. No em demanis que la perdoni, ella va arruinar tot —responde frustrado.

No tengo que ser precisamente bilingüe para entender que está hablando de Coral con su amigo, el mismo que los presentó hace tantos años, Marc Bartra. Este último me parece que lo insta a perdonarla, a escucharla, pero Sergi no es capaz de dejar ir el dolor que le causó.

Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, lo sé, pero por primera vez en días tengo una noción real de qué es lo que le tiene tan desconcentrado. Ella volvió, y por más que intente demostrar que está dañado, apostaría a que lo que está detrás de esa sensación es miedo a admitir que todavía la ama como hace dos años. Un amor como el que me describió no se rompe ni con tiempo ni con distancia.

Prende la luz y me ve mirándole desde el sillón, sabe que lo he escuchado todo. Cuelga el teléfono en un gesto rápido para luego venir hasta mí.

— ¿Tú...? —habla nervioso.

— ¿Entendiste? Sí —le digo completando su pensamiento.

— No quiero que pienses que planeo hacer algo, es solo que Marc y Melissa no dejan de insistir sobre lo de Coral —me cuenta.

Se rasca la nuca y se sienta a un costado mío. No estoy molesta por enterarme de que me estuvo escondiendo el tema, ya que me imaginaba que algo pasaba, solo me hiere que piense que no puede desahogarse conmigo. Si bien estamos entre comillas juntos, antes que todo eso somos amigos, y quiero que cualquiera de sus problemas los enfrente a la par mía.

— ¿Entonces no harás nada? —pregunto dejándome descansar en su pecho.

— ¿Con Coral? Venga Julie, claro que no. Ella se fue, y el resto es problema suyo —responde haciéndose el seguro.

Doy un suspiro y me escondo en el hueco de su cuello, donde su característico perfume me recibe. Un peso se instala en mi corazón entonces, siento que no serán muchas más veces las que estaremos así, uno al lado del otro.

Me pregunto si alguien más se habrá sentido como yo en estos momentos, o si serán solo divagaciones mías. Me parece que lo estoy pensando demasiado, y probablemente no debería darle tantas vueltas al asunto, pero creo que, a ratos, por más que dos personas se quieran, el amor no es suficiente para mantenerlos juntos.

¿Cómo podría ser suficiente si la otra persona no está pensando en ti? Si bien no dudo que lo mío con Sergi sea real, porque en verdad lo estimo y quiero mucho, así como también sé que él lo hace conmigo, pienso que su corazón estaba ocupado por Coral antes incluso de tener oportunidad de conocerlo.

Esto no quiere decir que no escuché sus palabras el otro día, al contrario, creo que tiene mucha razón en lo que dijo. Si la persona a la cual quieres vale la pena, te conviertes en alguien mejor para ser así también lo mejor para ella, pero en mi caso, estoy bastante segura de que esta regla no aplica.

Me duele, pero sé que será inmensamente más feliz al lado de Coral, solo necesita un pequeño empujón para aprender a perdonarla. Ella fue su gran historia de amor, y así debiese quedarse, fue tan solo un tonto error el que los separó este tiempo. No debiesen pagar de penitencia una vida entera separados por ello.

Además, pienso que mi corazón también estaba tomado de antemano por alguien más, de alguna forma, con Frenkie coincidimos tan bien que fue inevitable construir un lazo imposible de romper. Me temo que no estoy lista para enfrentarlo todavía, incluso si sé que luego de esto mi lugar feliz es junto a él.

— Sergi, cariño, creo que tenemos que hablar —digo seria mientras me separo.

— ¿Pasa algo? —me mira con ojos inquietos.

Tomo una respiración y admiro lo encantador que es antes de romper esto que construimos en poco tiempo entre los dos.

— Es sobre lo de Coral... —empiezo a hablar, pero me interrumpe.

— Julie, que no pasa nada. No traicionaría tu confianza, y si tuviese interés en ella te lo diría —me dice.

Me paso una mano por la cara y pienso en cómo decirle todo lo que pienso de ellos dos sin que me interrumpa. Al necio no hay quien lo haga entrar en razón.

— En serio creo que debieses hablar con ella —murmuro.

— Que no. Lo único que debiese hacer es besar a la chica guapa que está aquí conmigo —cambia el tema.

Ruedo los ojos y bufo, voy a decirle que es un tonto por no escucharme, pero sus labios sobre los míos recostándome sobre el sofá me lo impiden. Por unos minutos llego hasta a olvidar el propósito de toda mi charla, y es que, es realmente difícil pensar con seriedad cuando un chico como Sergi te besa, pero cuando entro en razón me separo mínimamente.

Cuando lo hago veo sus ojos expectantes, sus labios rojos e hinchados por la magnitud de los besos, y lo dilatadas que están sus pupilas. Entonces pienso que la conversación puede esperar un poco más. Porque, de todas formas, mi decisión ya está tomada, y mi consuelo es que esta será la última vez que nuestros cuerpos se podrán amar.

La luz de la mañana hace que el sueño se me vuelva imposible de conciliar nuevamente, aunque siendo honesta, no es la relativa luminosidad la que me hace estar despierta. Toda la multitud de pensamientos de ayer no fue un momento de reflexión, sino de síntesis. Por ello es que esto que hay entre Sergi y yo debe parar definitivamente, no me corresponde seguir interfiriendo en un amor del que no soy parte.

Sabiendo el día que tengo por delante, me visto con la camiseta del castaño y camino descalza hasta la sala. Necesito pensar en cómo haré para abrirle los ojos a Sergi, si bien no quiero lastimarlo, quizás irme sin decir nada sea la única herramienta. Decido mandarle un mensaje a Coral.

Sé que ella lo entenderá, y no dudará en seguir mis instrucciones. Le pido que venga a casa a las cuatro, y le aseguro que lograré que estén juntos después de que este día termine.

Entonces pienso nostálgicamente en Frenkie, en mí rubio de metro ochenta, y lo extraño de tal forma que comprendo que esto que estoy haciendo no es solamente por el amor de Coral y Sergi, sino que representa también una oportunidad para decidirme por el holandés, pese a que las expectativas de fracaso sean altísimas.

Las pocas cosas que tengo en casa del catalán las guardo apresuradamente en una maleta que tomo prestada, como se dé cuenta de que me marcho todo será en vano. Aprovecho que está en la trotadora del gimnasio para dejar la maleta escondida. Lo único que falta es que yo desaparezca.

— ¡Sergi! —grito esperando que venga después de que se da una ducha—. Necesito que vayas a comprar lo que falta para la comida italiana que quieres, anda y yo ordeno la casa por mientras ¿sí?

— Vale, compraré lo de la semana también, no tardo —dice colocándose el abrigo.

Lo acompaño hasta la entrada y veo como se guarda las llaves tranquilamente, está por irse, pero la emoción me gana y lo abrazo.

— No olvides que te quiero mucho —le digo mientras dejo un beso en su mejilla.

— ¿Acaso olvidas que yo también te quiero a ti? Venga, que no tardo nada Julie. —habla.

Me da un último beso y se marcha en el carro. Le escribo de inmediato a Coral y espero en la entrada a que de vuelta en la esquina para hacerla entrar a la casa. Cuando se baja del carro veo su confusión.

— ¿Está Sergi? —pregunta.

— Mira, solo te diré que desde ahora te dejo el camino libre ¿sí? Por favor cuídalo, sé que todavía te ama muchísimo, pero aún le dueles. Si logras que se siente a hablar contigo esto habrá valido la pena —le digo con tono firme.

— Gracias —dice sin creérselo.

— Se lo merecen, en verdad que sí —digo triste.

Tomo mi maleta, y cierro la puerta tras de mí. Al tiempo en que camino calle abajo es que en mi mente se va materializando la idea de que lo he dejado ir, y me duele más de lo que pensé, al parecer no estaba del todo lista. Si bien Sergi nunca me hizo sentir que el mundo estaba de cabeza como Frenkie, sobreviví al rubio en parte gracias al catalán. Sin su cariño no hubiese podido volver a sentirme como yo misma.

Sinceramente le deseo lo mejor a Coral, y en parte la envidio, porque quisiera que alguien alineara mi camino con el de Frenkie de manera de no tener más opción que toparnos nuevamente. Aunque lo que en verdad quisiera es no ser tan cobarde, y poder decirle al holandés abiertamente todo lo que siento, pero elegí a Sergi la vez pasada, y no sé si me lo perdonará. 

F en el chat.

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