Jamás creía en las cosas buenas que no ocultaban segundas intenciones.
Nunca pensé en ver la ternura como algo bueno y no despresiable.
Lo último que cruzó por mi cabeza fue encontrarlo.
Pero paso.
Todo mezclado en ojos mieles.
La ternura, la paciencia, la amistad.
La vi.
Y era hermosa.