ยฒAlessia y la Cรกmara de los S...

De chrysthemums

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INTRODUCTION
1. La Madriguera.
2. En Flourish y Blotts.
3. El sauce boxeador.
5. Los ยซsangre suciaยป y una voz misteriosa.
6. Un cumpleaรฑos de muerte.
7. La inscripciรณn en el muro.
8. La bludger loca.
9. El club de duelo
10. Con las manos en la masa.
11. La pociรณn multijugos.
12. Un diario misterioso.
13. Punto de quiebre.
14. Aragog
15. Basilisco.
16. La Cรกmara de los Secretos.
17. El heredero de Slytherin.
18. Fin del segundo aรฑo.
NOTE

4. Gilderoy Lockhart.

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De chrysthemums


────── ❈──────




Al día siguiente, Alessia y Hermione bajaron al Gran Comedor. Jayden la encontró y le dijo que lo que había hecho era bastante peligroso, que se había preocupado muchísimo al no verla en el expreso y Alessia no hizo más que disculparse.

── Debieron haber pensado en otra cosa, pudieron haber enviado una lechuza ── dijo Jayden mirándola con los brazos cruzados.

── Lo sé,  lo siento, Lau...── murmuró la pelirroja, cabizbaja. 

──... Sólo ya no hagas ese tipo de cosas, ¿sí? ── dijo, dándole un beso en su cabeza. Alessia sólo asintió.

La pelirroja creía que su mejor amiga seguía molesta por la manera en la que Harry, Ron y ella habían llegado al colegio, aunque Hermione decía lo contrario, pero se notaba claramente, en su rostro y en su forma de hablar, que sí seguía enojada.

Cuando Harry y Ron se sentaron con ellas en la mesa Gryffindor, Hermione los saludó con frialdad. En cambio, Neville Longbottom, los saludó alegremente.

── El correo llegará en cualquier momento ── comentó Neville ──; supongo que mi abuela me enviará las cosas que me he olvidado.

Efectivamente, así fue, un centenar de lechuzas penetraron con gran estrépito en la sala, volando sobre sus cabezas, dando vueltas por la estancia y dejando caer cartas y paquetes sobre la alborotada multitud. Un gran paquete de forma irregular rebotó en la cabeza de Neville, y un segundo después, una cosa gris cayó sobre la taza de Hermione, salpicándolos a todos de leche y plumas, también en ese mismo instante, Hera (la lechuza de Amelia) se paró en el hombro de Alessia, dejó caer una carta en el regazo de la misma, y salió volando.

── Ay, no...── murmuró Alessia mirando la carta, era de color rojo.

── ¿Qué sucede, Aly? ── preguntó Harry, pero la pelirroja balbuceaba cosas mientras veía con detenimiento la carta, ignorándolo completamente. Vio cómo sacaba su varita y quemaba la carta ──. ¿Por qué la quemaste?

Pero Alessia sólo sonrió inocentemente.

── ¡Errol! ── dijo Ron, sacando por las patas a la empapada lechuza. Errol se desplomó, sin sentido, sobre la mesa, con las patas hacia arriba y un sobre rojo y mojado en el pico.

» ¡No...! ── exclamó Ron.

La oji-azul al escucharlo levantó la vista y al notar la carta que llevaba miró con miedo a Ron, también había recibido una howler.

── No te preocupes, no está muerto ── dijo Hermione, tocando a Errol con la punta del dedo.

── No es por eso... sino por esto.

Ron señalaba el sobre rojo. A Harry y a Hermione no les parecía que tuviera nada particular, pero Ron, Alessia y Neville lo miraban como si pudiera estalla en cualquier momento.

── ¿Qué pasa? ── preguntó Harry confundido.

── Me han enviado una howler ── dijo Ron con un hilo de voz.

── Será mejor que lo abras, Ron ── dijo Neville, en un tímido susurro ──. Si no lo hicieras, sería peor. Mi abuela una vez me envió uno, pero no lo abrí y...── tragó saliva ── fue horrible.

Harry contempló los rostros aterrorizados y luego el sobre rojo.

── ¿Qué es un howler? ── dijo.

── Ya lo verás ── le susurró Alessia.

Ron fijaba toda su atención en la carta, que había empezado a humear por las esquinas.

── Ábrela ── urgió Neville ──. Será cuestión de unos minutos.

Ron alargó una mano temblorosa, le quitó a Errol el sobre del pico con mucho cuidado y lo abrió.

──... ROBAR EL COCHE, NO ME HABRÍA EXTRAÑADO QUE TE EXPULSARAN; ESPERA A QUE TE AGARRE, SUPONGO QUE NO TE HAS PARADO A PENSAR LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO CUANDO VIMOS QUE EL COCHE NO ESTABA...

Los gritos de la señora Weasley, cien veces más fuertes de lo normal, hacían tintinear los platos y las cucharas en la mesa y reverberaban en los muros de piedra de manera ensordecedora. En el salón, la gente se volvía hacia todos lados para ver quién era el que había recibido el howler, y Ron se encogió tanto en el asiento que sólo se le podía ver la frente colorada.

──... ESTA NOCHE LA CARTA DE DUMBLEDORE, CREÍ QUE TU PADRE SE MORÍA DE LA VERGÜENZA, NO TE HEMOS CRIADO PARA QUE TE COMPORTES ASÍ, HARRY, ALESSIA Y TÚ SE PODÍAN HABER MATADO...

Alessia bajó la mirada.

──... COMPLETAMENTE DISGUSTADO, EN EL TRABAJO DE TU PADRE ESTÁN HACIENDO INDAGACIONES, TODO POR CULPA TUYA, Y SI VUELVES A HACER OTRA, POR PEQUEÑA QUE SEA, TE SACAREMOS DEL COLEGIO.

Se hizo silencio en el que resonaban aún las palabras de la carta. El sobre rojo, que había caído en el suelo, ardió y se convirtió en cenizas. Harry, Alessia y Ron se quedaron aturdidos. Algunos se rieron y, poco a poco, el habitual alboroto retornó al salón.

── Eso ── dijo Alessia hacia Harry, mientras señalaba las cenizas de la carta ── es una howler.

Hermione cerró el libro Viajes con los vampiros y miró a Ron, que seguía encogido.

── Bueno, no sé lo que esperabas, Ron, pero tú...

── No digas que me lo merezco ── atajó Ron.

Harry apartó su plato de avena. Alessia entendía como se sentía, el sentimiento de culpabilidad los invadía.

La pelirroja tomó la mano de Harry por debajo de la mesa y le dio un apretón. Harry volteó a verla, y ella le regaló una pequeña sonrisa.

En ese mismo momento llegó la profesora McGonagall a la mesa Gryffindor, estaba entregando los horarios. Alessia tomó el suyo y vio que tenían en primer lugar dos horas de Herbología con los Hufflepuff.

Alessia, Harry, Ron y Hermione abandonaron juntos el castillo, cruzaron la huerta por el camino y se dirigieron a los invernaderos donde crecían las plantas mágicas.

Al dirigirse a los invernaderos, vieron al resto de la clase congregada en la puerta, esperando a la profesora Sprout. Harry, Alessia, Ron y Hermione acababan de llegar cuando la vieron acercarse a paso decidido a través de la explanada, acompañada de Gilderoy Lockhart. La profesora Sprout llevaba un montón de vendas en os brazos, y sintiendo otra punzada de remordimiento, Alessia vio a lo lejos que el sauce boxeador tenía varias de sus ramas en cabestrillo.

── ¡Hola, que hay! ── saludó Lockhart, sonriendo al grupo de estudiantes ──. Estaba explicando a la profesora Sprout la manera en que hay que curar a un sauce boxeador. ¡Pero no quiero que piensen que sé más que ella en la botánica! Lo que pasa es que en mis viajes me he encontrado varias de estas especies exóticas y...

── ¡Hay que irnos al invernadero 3, muchachos! ── dijo la profesora Sprout, que parecía claramente disgustada, lo cual no concordaba en absoluto con el buen humor habitual en ella.

Se oyeron murmullos de interés. Hasta entonces, sólo habían trabajado en el Invernadero 1. En el Invernadero 3 había plantas mucho más interesantes y peligrosas. La profesora Sprout agarró una llave grande que llevaba en el cinto y mezclados con el perfume intenso de unas flores gigantes, del tamaño de un paraguas, que colgaban del techo. Alessia y Harry se dispusieron a entrar detrás de Ron y Hermione cuando Lockhart los detuvo.

── ¡Harry! ¡Alessia! Quería hablar con ustedes... Profesora Sprout, no le importa si retengo a Harry y Alessia un par de minutos, ¿verdad?

A juzgar por la cara que puso la profesora Sprout, sí le importaba, pero Lockhart añadió:

── Sólo un momento ── y cerró la puerta del invernadero en las narices.

── Harry, Alessia ── dijo Lockhart. Sus grandes dientes blancos brillaban al sol cuando movía la cabeza ──. Alessia, Harry... Harry, Alessia.

Los dos menores intercambiaron una mirada, no dijeron nada. Estaban completamente perplejos. No tenían idea de qué se trataba.

── Nunca nada me había impresionado tanto como esto, ¡llegar a Hogwarts volando en un coche! Claro que enseguida supe por qué lo habían hecho. Se veía a la legua ── prosiguió Lockhart.

Era increíble cómo se las arreglaba para enseñar todos los dientes incluso cuando no estaba hablando.

── Les metí el gusanillo de la publicidad, ¿eh? ── dijo Lockhart ──. Le han encontrado el gusto. Se vieron compartiendo conmigo la primera página del periódico y no pudieron resistir salir de nuevo.

── No, profesor, verá...── trató de hablar Harry, pero fue interrumpido por Lockhart.

── Harry, Harry, Harry ── dijo. Alessia trató de escabullirse, pero Lockhart le tomó por el hombro, al igual que a Harry ──. Lo comprendo. Es natural querer probar un poco más una vez que uno le ha tomado el gusto. Y me avergüenzo de mí mismo por haberles hecho probar, porque es lógico que se les suba a la cabeza. Pero miren, chicos, no pueden ir volando en coche para convertirse en noticia. Tienen que tomárselo con calma, ¿de acuerdo? Ya tendrán tiempo para estas cosas cuando sean mayores. Sí, sí, ya sé lo que están pensando: «¡Es muy fácil para él, siendo ya un mago de fama internacional!» Pero cuando yo tenía doce años, era tan poco importante como ustedes ahora. ¡De hecho, creo que era menos importante! Quiero decir que hay gente que ha oído hablar de ustedes, ¿no?, por todo ese asunto con El-que-no-debe-ser-nombrado. ── Contempló la cicatriz en forma de rayo que Harry tenía en la frente. Alessia se cruzó de brazos cuando Lockhart la miró buscando su cicatriz ──. Lo sé, lo sé, no es tanto como ganar cinco veces seguidas el Premio a la Sonrisa más Encantadora, concedido por la revista Corazón de bruja, como he hecho yo, pero por algo hay que empezar.

Les guiñó un ojo a ambos y se alejó con paso seguro. Harry y Alessia se quedaron atónitos durante unos instantes.

── James, tenemos que entrar a clase ── dijo la pelirroja recordando que tenían que estar ya en el invernadero.

Harry asintió, abrió la puerta y los dos entraron.

La profesora Sprout estaba en el centro del invernadero, detrás de una mesa montada sobre caballetes. Sobre la mesa había unas veinte orejeras. Cuando Alessia y Harry ocuparon su sitio entre Hermione y Ron, la profesora dijo:

── Hoy nos vamos a dedicar a replantar mandrágoras. Veamos, ¿quién me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora?

Hermione fue la primera en alzar la mano.

── La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz ── dijo ──. Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.

── Excelente, diez puntos para Gryffindor ── dijo la profesora Sprout ──. La mandrágora es un ingrediente esencial en muchos antídotos. Pero, sin embargo, también es peligrosa. ¿Quién me puede decir por qué?

Alessia levantó la mano antes que Hermione. La castaña al levantar la mano casi se lleva por delante las gafas de Harry.

── El llanto de la mandrágora es fatal para quien lo oye ── dijo la pelirroja instantáneamente.

── Exacto. Otros diez puntos ── dijo la profesora Sprout. Alessia sonrió ──. Bueno, las mandrágoras que tenemos aquí son muy jóvenes.

Mientras hablaba, señalaba una fila de bandejas hondas, y todos se echaron hacia delante para ver mejor. Un centenar de pequeñas plantas con sus hojas de color verde violáceo crecían en fila.

── Tomen unas orejeras cada uno ── dijo la profesora Sprout.

Hubo un forcejeo para poder tomar las orejeras.

── Cuando les diga que se pongan, asegúrense de que sus oídos queden completamente tapados ── dijo la profesora Sprout ──. Cuando se las puedan quitar, levantaré el pulgar. De acuerdo, pónganse las orejeras.

Alessia se puso las orejeras. Insonorizaban completamente los oídos. La profesora Sprout se puso unas de color rosa, se remangó, agarró firmemente una de las plantas y tiró de ella con fuerza.

En lugar de raíces, surgió de la tierra un niño recién nacida, pequeño, lleno de barro y extremadamente feo. Las hojas le salían directamente de la cabeza. Tenía un color verde claro con manchas, y se veía que estaba llorando con toda la fuerza de sus pulmones.

La profesora Sprout tomó una maceta grande de debajo de la mesa, metió dentro la mandrágora y la cubrió con una tierra abonada, negra y húmeda, hasta que sólo quedaron visibles las hojas. La profesora Sprout se sacudió las manos y levantó el pulgar y se quitó ella también las orejeras.

── Como nuestras mandrágoras son sólo plantones pequeños, sus llantos todavía no son mortales ── dijo ella con tranquilidad ──. Sin embargo, los dejarían inconscientes durante varias horas, y como estoy segura de que ninguno de ustedes quiere perderse su primer día de clase, asegúrense de ponerse bien las orejeras para hacer el trabajo. Yo les avisaré cuando sea hora de recoger.

» Cinco por bandeja. Hay suficientes macetas aquí. La tierra abonada está en aquellos sacos. Y tengan mucho cuidado con las Tentacula Venenosa, porque les están saliendo los dientes.

Mientras hablaba, dio un fuerte manotazo a una planta roja con espinas, haciéndole que retirara los largos tentáculos que se habían acercado a su hombro muy disimulada y lentamente.

Alessia, Harry, Ron y Hermione compartieron su bandeja con un muchacho de Hufflepuff.

── Justin Finch-Fletchley ── dijo alegremente, dándole la mano a Harry para después hacer lo mismo con Alessia ──. Claro que sé quiénes son ustedes, los famosos Harry Potter y Alessia Benedette. Y tú eres Hermione Granger, siempre la primera en todo, aunque hoy no tanto ── Hermione sonrió al estrecharle la mano, sin embargo, se borró al escuchar lo último ──. Y Ron Weasley. ¿No era tuyo el coche volador?

Ron no sonrió. Obviamente, todavía se acordaba del howler.

── Ese Gilderoy Lockhart es famoso, ¿verdad? ── dijo contento Justin, cuando empezaban a llenar sus macetas con estiércol de dragón ──. ¡Qué hombre más valiente! ¿Han leído sus libros? Yo me habría muerto de miedo si un hombre lobo me hubiera acorralad en una cabina de teléfonos, pero él se mantuvo sereno y ¡zas! Formidable.

» Me habían reservado plaza en Eton, pero estoy muy contento de haber venido aquí. Naturalmente, mi madre estaba algo disgustada, pero desde que le hice leer los libros de Lockhart, empezó a comprender lo útil que puede resultar tener en la familia a un mago bien instruido...

Después ya no tuvieron muchas posibilidades de charlar. Se habían vuelto a poner las orejeras y tenían que concentrarse en las mandrágoras. Al ver a la profesora Sprout, Alessia pensó que sería sencillo obtener el resultado deseado, pero en realidad no lo era, ella nunca en su corta vida había trabajado con aquellas plantas. A las mandrágoras no les gustaba salir de la tierra, pero tampoco parecía que quisieran volver a ella. Se retorcían, pataleaban, sacudían sus pequeños puños y rechinaban los dientes.

Al final de la clase, Alessia, al igual que todos los demás, estaba empapada de sudor, le dolían varias partes del cuerpo y estaba llena de tierra. Volvieron al castillo para lavarse un poco, y los de Gryffindor marcharon corriendo a la clase de Transformaciones.

Las clases de la profesora McGonagall eran siempre muy duras, pero aquel primer día resultó especialmente difícil, aunque Alessia dio todo su esfuerzo para poder lograr lo que la profesora les había pedido. Tenían que convertir un escarabajo en un botón.

Alessia logró convertir unos pocos. Aunque a Harry y Ron no les fue tan bien.

El azabache lo único que conseguía era cansar al escarabajo, porque cada vez que éste esquivaba la varita mágica, se caía del pupitre. A Ron le iba peor. Había recompuesto su varita con un poco de celo que le habían dado, pero parecía que la reparación no había sido suficiente. Crujía y echaba chispas en los momentos más raros, y cada vez que Ron intentaba transformar su escarabajo, quedaba envuelto en un espeso humo gris que olía a huevos podridos. Incapaz de ver lo que hacía, aplastó el escarabajo con el codo sin querer y tuvo que pedir otro. A la profesora McGonagall no le hizo mucha gracia.

Al sonar la campana, todos salieron ordenadamente de la clase salvo Harry y Ron, el último todavía estaba dando golpes furiosos en el pupitre con la varita.

Alessia se acercó a ellos y escuchó a Ron gritar:

── ¡Chisme inútil, que no sirves para nada!

── Pídeles otra a tus padres ── sugirió Harry cuando la varita produjo una descarga de disparos.

── Ya, y recibiré como respuesta otro howler ── dijo Ron, metiendo en la bolsa la varita, que en aquel momento estaba silbando ── que diga: «Es culpa tuya que se te haya partido la varita.»

Bajaron a comer, pero el humor de Ron no mejoró cuando Hermione le enseñó el puñado de botones que había conseguido en la clase de Transformaciones.

── ¿Qué hay esta tarde? ── dijo Harry, cambiando de tema rápidamente.

── Defensa Contra las Artes Oscuras ── dijo Hermione en el acto.

── ¿Por qué ── preguntó Ron, agarrando el horario de la castaña ── has rodeado todas las clases de Lockhart con corazoncitos?

── ¿Eso es lo que estabas haciendo en la mañana antes de que fuéramos a la primera clase? ── preguntó Alessia, mientras alzaba una ceja. Hermione había parecido muy emocionada en la mañana después de que la profesora McGonagall les entregara los horarios de clase.

── No sé de qué estás hablando ── respondió rápidamente Hermione, mientras le quitaba el horario a Ron. Se había puesto roja.

Terminaron de comer y salieron al patio. Estaba nublado. Hermione se sentó en un peldaño de piedra y volvió a hundir las narices en Viajes con los vampiros. Harry y Ron se sentaron un peldaño más arriba, mientras que Alessia se sentó un peldaño debajo de ellos. Al verla, Harry hizo que se recargara en él, la pelirroja lo miró confundida pero él sólo sonrió y la rodeó con sus brazos. Ron los miró a los dos con una ceja alzada, mientras una sonrisa burlona aparecía en su rostro.

Pasaron varios minutos antes de que Alessia se diera cuenta de que alguien los vigilaba estrechamente. Al levantar la vista, vio a un muchacho pequeño de pelo castaño. Parecía paralizado. Tenía en las manos lo que parecía una cámara de fotos, y cuando Alessia miró hacia él, se ruborizó en extremo.

Lia le dio un pequeño golpecito en la pierna a Harry, el cual había estado conversando emocionadamente con Ron sobre quidditch. El azabache miró a su amiga de manera interrogante, y Alessia señaló al muchacho frente a ellos con la cabeza.

El muchacho se sonrojó aún más (si es que eso se podía).

── ¿Me dejan, Harry, Alessia? Soy... soy Colin Creevey ── dijo entrecortadamente, dando un indeciso paso hacia delante ──. Estoy en Gryffindor también. ¿Podrían... me dejan... que les tome una foto? ── dijo, levantando la cámara esperanzado.

── Mucho gusto, Colin ── saludó Alessia con una sonrisa, a lo que el muchacho empezó a balbucear por lo bajo.

── ¿Una foto? ── repitió Harry sin comprender, notando cómo había reaccionado el castaño ante la pelirroja.

── Con ella podré demostrar que los he visto ── dijo Colin Creevey con impaciencia, acercándose un poco más, como si no se atreviera ──. Lo sé todo sobre ustedes. Todos me lo han contado: cómo sobrevivieron cuando Quien-tú-sabes intentó matarlos y cómo desapareció él, y toda esa historia, y que tú, Harry, conservas en la frente la cicatriz en forma de rayo (con los ojos recorrió la línea del pelo de Harry) y que Alessia la conserva en su hombro (le lanzó una mirada al hombro de la pelirroja). Y me ha dicho un compañero del dormitorio que si revelo el negativo en la poción adecuada, la foto saldrá con movimiento. ── Colin exhaló un soplido de emoción y continuó ──: Esto es estupendo, ¿verdad? Yo no tenía ni idea de que las cosas raras que hacía eran magia, hasta que recibí la carta de Hogwarts. Mi padre es lechero y tampoco podía creérselo.

Alessia le preguntó en un susurró a Hermione "¿Qué es un lachero?", a lo que la castaña le dijo que después le explicaba y que no se decía lachero si no que se decía lechero. El azabache las escuchó y estuvo a punto de soltar una carcajada.

» Así que me dedico a tomar montones de fotos para enviárselas a casa. Y sería estupendo hacerles uno. ── miró a Harry y Alessia casi rogándoles ──. Tal vez su amigo querría sacárnosla para que pudiera salir yo a tu lado. ¿Y me la podrían firmar luego?

Alessia asintió al ver lo emocionado que estaba Colin Creevey, y miró a Harry.

── No perdemos nada con hacerlo ── dijo encogiéndose de hombros.

── Bien...── suspiró resignado Harry, pero al ver la linda sonrisa de su amiga, él sonrió también mientras negaba con la cabeza.

Ron les tomó varias fotos a los tres juntos, y después, Alessia y Harry se fueron a sentar en los mismos sitios que hace unos momentos. Los ojos de Colin Creevey brillaban de emoción.

── ¿Me podrías vender una de las fotos, Colin? ── cuestionó Alessia, había empezado a agregarle fotos al álbum que Hagrid le había regalado en su primer año. Colin asintió efusivamente.

── Será un obsequio por acceder a tomarse fotos conmigo ── dijo tímidamente, mientras guardaba su cámara ──. Pero ¿Podrían firmar algunas de las fotos?

── ¿Firmar fotos? ¿Se dedican a firmar fotos, Potter, Benedette?

En todo el patio resonó la voz potente y cáustica de Draco Malfoy. Se había puesto detrás de Colin, flanqueado, como siempre en Hogwarts, por Crabbe y Goyle, sus amigotes.

── ¡Todo el mundo a la cola! ── gritó Malfoy a la multitud ──. ¡Harry Potter y Alessia Benedette firman fotos!

── No es verdad ── dijo Harry de mal humor, apretando los puños ──. ¡Cállate, Malfoy!

── Lo que pasa es que les tienes envidia ── dijo Colin, cuyo cuerpo entero no era más grueso que el cuello de Crabbe.

── ¿Envidia? ── dijo Malfoy, que ya no necesitaba seguir gritando, porque la mitad del patio lo escuchaba ──, ¿De qué? ¿De tener una asquerosa cicatriz en la frente o en el hombro? No gracias. ¿Desde cuándo uno es más importante por tener la cabeza rajada por una cicatriz, o en el caso de Benedette, en el hombro?

Ahora Alessia apretó los puños. Crabbe y Goyle se estaban riendo con una risita idiota.

── Échate al retrete y tira la cadena, Malfoy ── dijo Ron con cara de malas pulgas. Crabbe dejó de reír y empezó a restregarse de manera amenazadora los nudillos.

── Weasley, ten cuidado ── dijo Malfoy con aire despectivo ──. No te metas en problemas o vendrá tu mamá y te sacará del colegio. ── Luego imitó un tono chillón y amenazante ──. «Si vuelves a hacer otra...»

Varios alumnos de quinto curso de la casa de Slytherin que había por allí cerca rieron la gracia a carcajadas.

── ¿Sabes, Malfoy? ── dijo Alessia parándose de su lugar ── De tanto que chillas por las fotos y las firmas, consideré algo, te dejaré estar en el primer lugar de la fila y con gusto (bueno, no tanto) me tomaré una foto contigo pero sólo con la condición de que dejes de hablar porque me lastimas los oídos y haces que me duela la cabeza.

Los Slytherin dejaron de reír, y la cara de Malfoy cambió a una de enojo, ahora fue turno de reír de los pocos alumnos de las otras casas que habían cerca de allí.

── Mejor que sea Weasley el primero, a él le gustaría que le firmaran una foto ── Una sonrisa invadió el rostro de Malfoy ──. Pronto valdrá más que la casa entera de su familia.

Ron sacó su varita reparada con celo, Alessia iba a hacer lo mismo pero Harry le tomó la mano, impidiendo así que la tomara. Hermione cerró Viajes con los vampiros de un golpe y susurró:

── ¡Cuidado!

── ¿Qué pasa aquí? ¿Qué es lo que pasa aquí? ── Gilderoy Lockhart caminaba hacia ellos a grandes zancadas, y la túnica color turquesa se le arremolinaba por detrás ──. ¿Quién firma fotos aquí?

A Lia definitivamente no le agradaba ese profesor. Harry quiso hablar, pero Lockhart lo interrumpió pasándole un brazo por los hombros y jalando a Alessia del brazo, y diciéndoles en voz alta y tono jovial:

── ¡No sé por qué lo he preguntado! ¡Volvemos a las andadas, Harry, Alessia!

La pelirroja no se resistió y rodó los ojos mientras bufaba. Observó que Malfoy se mezclaba sonriente con la multitud.

── Vamos, señor Creevey ── dijo Lockhart, sonriendo a Colin ──. Una foto de los tres será mucho mejor. Y los tres la firmaremos.

Colin buscó su cámara a tientas y sacó la foto al mismo tiempo que la campana señalaba el inicio de las clases de la tarde.

── ¡Adentro todos, venga, por aquí! ── gritó Lockhart a los alumnos, y se dirigió al castillo llevando de los hombros a Harry y Alessia. Los dos deseaban desaparecer.

── ¿No tienes tú capa? ── le susurró Alessia a Harry tratando de que Lockhar no los escuchara. Pero, lastimosamente, el azabache negó.

── ¿Tienes un hechizo para desaparecer? ── preguntó. A lo que la pelirroja también negó.

── Quisiera dales un consejo, a ambos, Harry y Alessia ── les dijo Lockhart paternalmente al entrar en el edificio por una puerta lateral ──. Les he ayudado a pasar desapercibidos con el joven Creevey, porque si me fotografiaba también a mí, sus compañeros no pensarían que ustedes se querían dar tanta importancia.

── Si, claro, gracias ── dijo Lia de manera sarcástica.

Sin hacer caso a las protestas de Harry o Alessia, Lockhart los llevó por un pasillo lleno de estudiante que los miraban, y luego subieron por una escalera.

── Déjenme que les diga que repartir fotos firmadas en este estadio de su carrera pude que no sea muy sensato. Para serles franco, Harry, Alessia, parece un poco engreído. Bien puede llegar el día en que necesiten llevar un montón de fotos a mano adondequiera que vayan, como me ocurre a mí, pero ── rió ── no creo que hayan llegado a ese punto.

Habían alcanzado el aula de Lockhart y éste dejó libre por fin a Harry y Alessia. La pelirroja se arregló la túnica y buscó asiento.

El resto de la clase entró en el aula ruidosamente, Hermione fue inmediatamente a sentarse en uno de los primeros asientos. En cambio, Alessia se sentó junto con Harry y Ron en los últimos asientos.

── Se podía freír un huevo en sus caras ── dijo Ron ──. Más les vale que Creevey y Ginny no se conozcan, porque fundarían el club de fans de Harry Potter y Alessia Benedette.

Alessia rodó los ojos.

── Cállate ── dijo Harry a Ron. Lo único que faltaba es que a oídos de Lockhart llegaran las palabras «club de fans de Harry Potter y Alessia Benedette»

Cuando todos estuvieron sentados, Lockhart se aclaró sonoramente la garganta y se hizo el silencio. Se acercó a Neville Longbottom, agarró el ejemplar de Recorridos con los trols y lo levantó para enseñar la portada, con su propia fotografía que guiñaba un ojo.

── Yo ── dijo, señalando la foto y guiñando el ojo él también ── soy Gilderoy Lockhart, Caballero de la Orden de Merlín, de tercera clase, Miembro Honorario de la Liga para la Defensa Contra Las Fuerzas Oscuras, y ganador en cinco ocasiones del Premio a la Sonrisa más Encantadora, otorgado por la revista Corazón de bruja, pero no quiero hablar de eso. ¡No fue con mi sonrisa con lo que me libré de la banshee que presagiaba la muerte!

Esperó que se rieran todos, pero sólo hubo alguna sonrisa.

Definitivamente ese había sido el silencio más incómodo que Alessia había escuchado.

── Veo que todos han comprado mis obras completas; bien hecho. He pensado que podíamos comenzar hoy con un pequeño cuestionario. No se preocupen, sólo es para comprobar si los han leído bien, cuánto han asimilado...

Cuando terminó de repartir los folios con el cuestionario, volvió a la cabecera de la clase y dijo:

── Disponen de treinta minutos. Pueden comenzar... ¡ya!

Alessia miró el papel y leyó:

1. ¿Cuál es el color favorito de Gilderoy Lockhart?

2. ¿Cuál es la ambición secreta de Gilderoy Lockhart?

3. ¿Cuál es, en tu opinión, el mayor logro hasta la fecha de Gilderoy Lockhart?

Así seguía y seguía, a lo largo de tres páginas, hasta:

54. ¿Qué día es el cumpleaños de Gilderoy Lockhart, y cuál sería su regalo ideal?

── Tiene que ser una broma ── murmuró Alessia mirando el cuestionario.

── Pues al parecer, no lo es ── dijo Harry de la misma forma.

Media hora después, Lockhart recogió los folios y lo hojeó delante de la clase.

── Vaya, vaya. Muy pocos recuerdan que mi color favorito es el lila. Lo digo en Un año con el Yeti. Y algunos tienen que volver a leer con mayor detenimiento Paseos con los hombres lobo. En el capítulo doce afirmo con claridad que mi regalo de cumpleaños ideal sería la armonía entre las comunidades mágica y no mágica. ¡Aunque tampoco le haría ascos a una botella mágnum de whisky envejecido de Ogden!

Volvió a guiñarles un ojo pícaramente. Alessia, Harry y Ron miraban a Lockhart con una expresión de incredulidad; Seamus Finnigan y Dean Thomas, que se sentaban delante, se convulsionaban en una risa silenciosa. Hermione, por el contrario, escuchaba a Lockhart con embelesada atención y dio un respingo cuando éste mencionó su nombre.

──... pero la señorita Hermione Granger sí conoce mi ambición secreta, que es librar al mundo del mal y comercializar mi propia gama de productos para el cuidado del cabello, ¡buena chica! De hecho ── dio vuelta al papel ──, ¡está perfecto! ¿Dónde está la señorita Hermione Granger?

Hermione alzó una mano temblorosa.

── ¡Excelente! ── dijo Lockhart con una sonrisa ──, ¡excelente! ¡Diez puntos para Gryffindor! Y en cuanto a...

De debajo de la mesa sacó una jaula grande, cubierta por una funda, y la puso encima de la mesa, para que todos la vieran.

── Ahora, ¡cuidado! Es mi misión dotarles de defensas contra las más horrendas criaturas del mundo mágico. Puede que en esta misma aula tengan que encarar a las cosas que más teman. Pero no se preocupen, no les ocurrirá nada malo mientras yo esté aquí. Todo lo que les pido es que conserven la calma.

Lockhart puso una mano sobre la funda. Dean y Seamus habían dejado de reír. Neville se encogía en su asiento de la primera fila.

── Tengo que pedirles que no griten ── dijo Lockhart en voz baja ──. Podrían enfurecerse.

Cuando toda la clase estaba con el corazón en un puño, Lockhart levantó la funda.

── Sí ── dijo con entonación teatral ──, duendecillos de Cornualles recién capturados.

Seamus Finnigan no pudo controlarse y soltó una carcajada que ni siquiera Lockhart pudo interpretar como un grito de terror.

── ¿Sí? ── Lockhart sonrió a Seamus.

── Bueno, es que no son... muy peligrosos, ¿verdad? ── se explicó Seamus con dificultad.

── ¡No estés tan seguro! ── dijo Lockhart, apuntando a Seamus con un dedo acusador ──. ¡Pueden ser unos seres endemoniadamente engañosos!

Los duendecillos eran de color azul eléctrico y medían unos veinte centímetros de altura, con rostros afilados y voces tan agudas y estridentes. En el instante en que había levantado la funda, se habían puesto a parlotear y a moverse como locos, golpeando los barrotes para meter ruido y haciendo muecas a los que tenían más cerca.

── Está bien ── dijo Lockhart en voz alta ──. ¡Veamos que hacen con ellos! ── Y abrió la jaula.

Se armó un escándalo. Los duendecillos salieron disparados en todas direcciones. Dos agarraron a Neville por las orejas y lo alzaron en el aire. Algunos salieron volando y atravesaron las ventanas, llenando de cristales rotos a los de la fila de atrás. El resto se dedicó a destruir la clase. Agarraban los tinteros y rociaban de tinta la clase, hacían trizas los libros y los folios, rasgaban los carteles de las paredes, le daban vuelta a la papelera y agarraban bolsas y libros y los arrojaban por las ventanas rotas. Al cabo de unos minutos, la mitad de la clase se había refugiado debajo de los pupitres y Neville se balanceaba colgado de la lámpara del techo.

── Vamos ya, hagan algo, sólo son duendecillos...── gritaba Lockhart.

Se arremangó, blandió su varita mágica y gritó:

── ¡Peskipiski Pestenomi!

No sirvió absolutamente de nada; cada uno de los duendecillos le arrebató la varita y la tiró por la ventana. Lockhart tragó saliva y se escondió debajo de su mesa, a tiempo para evitar ser aplastado por Neville, que cayó al suelo un segundo más tarde, al ceder la lámpara.

Sonó la campana y todos corrieron hacia la salida. En la calma relativa que siguió, Lockhart se irguió, vio a Harry, Alessia, Ron y Hermione y les dijo:

── Bueno, ustedes cuatro se encargaran de meter en la jaula a los que quedan. ── Salió y cerró la puerta.

Alessia miró por donde había salido el profesor con una cara de incredulidad.

── ¿Han visto? ── bramó Ron, cuando uno de los duendecillos que quedaban le mordió en la oreja haciéndole daño.

── Simplemente no puedo creerlo ── dijo la pelirroja, cruzándose de brazos ──. ¿Cómo es que él llegó a ser nuestro profesor?

── Sólo quiere que adquiramos experiencia práctica ── dijo Hermione, inmovilizando a dos duendecillos a la vez con un útil hechizo congelador y metiéndolos en la jaula. Alessia bufó.

── ¿Experiencia práctica? ── dijo Harry, intentando atrapar a uno que bailaba fuera de su alcance sacando la lengua ──. Hermione, él no tenía ni idea de lo que hacía.

── Mentira ── dijo Hermione ──. Ya has leído sus libros, fíjate en todas las cosas asombrosas que ha hecho...

── Que él dice que ha hecho ── añadió Ron.




















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『CHRYSTHEMUMS 2020』

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