Los Caídos #5 - La maldición...

By fsobino

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Cuando la vida de Camille cambia de un momento a otro, debe elegir entre lo que ha creído toda la vida y las... More

Prólogo
1. Ese elevador me hizo ver cosas
2. La última de la dinastía York
3. Un hombre de bien
4. Heraldo de la muerte
5. Sangre azul
6. Mi libro favorito y mi persona favorita
7. Ese hombre tan cálido
8. No sé qué haría sin él
9. Una loba herida
10. Unas cuantas golpizas
11. Números
12. Academia de los Black
13. No soy una princesa, soy una guerrera
14. Investigaciones
15. Experimentos
16. También sé que te amo
17. A veces hay que arriesgar para ganar
18. Una petición
19. Un poco de oscuridad
20. Emociones de un humano con el raciocinio de un ángel
21. Cállate y olvídalo
22. Comunidades
23. Debes recordar
24. Una verdadera amistad
25. Mi pequeña familia
26. Una enorme sorpresa
27. Con cariño, los York
28. Hay leyendas de esta ciudad que son ciertas
29. Algo me mantenía atada a este lugar
30. El vínculo que compartimos
31. ¡Daniel!
32. La ronda del chantaje
33. La venganza viene después
34. Como si fuera de una madre a otra
35. Fuerza del amor
36. Todos podemos sucumbir al lado oscuro
37. Los corazones destinados a ser no pueden ser separados
38. Justicia de Dios
40. Una parte muy importante de mi vida y de mi corazón
41. Una Diosa entre dos ángeles
42. Dos fuerzas
43. Todos somos diferentes
Aviso, comentario
Ficha 1 (J.E)
44. Lexes
45. Somos uno
Ficha 2 (A.E)
46. Hay leyes que se deben cumplir
47. ¿Otras dimensiones?
48. Lunáticos con reglas lunáticas
49. Malévolo
50. Ella no lo sabe
51. Un apagón
52. Inesperado
53. Poderes extraños
54. Ancestros
55. Eclipse
56. Enfrentamiento
57. Linaje especial
58. La naturaleza siempre encuentra su balance
59. Siempre seré una banshee
60. Intuición
61. Todo estará en paz
Ficha 3 (T.W)
62. No hay cura
63. De tal palo, tal astilla
64. Comunicados familiares
65. Mi estrella
66. Nuevo hogar
67. Este siempre será tu hogar
68. Hasta pronto
69. Divinidades
Epílogo
Aviso 6ta parte

39. Sentimientos de amor

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By fsobino

Poco a poco, comencé a recuperar cada uno de mis recuerdos, desde los más dolorosos hasta los más alegres. Ahí me di cuenta que hasta los peores momentos influyen en quienes somos y en cómo nos comportamos. Cuando abrí los ojos, Miguel ya no estaba y Daniel iba furioso camino al bosque. Quise seguirlo, pero alguien sostuvo mi mano y ahí recordé que estaba con Blas.

Lo abracé inmediatamente con toda la fuerza que tenía al igual que él a mí. Era la mejor sensación del mundo abrazar a tu mejor amigo después de tanto tiempo sin saber quién era. Lo escuché sollozar un poco contra mi hombro y no pude aguantar tampoco, así que lloré a su lado. Era una manera de demostrar lo mucho que necesitábamos del otro.

—Tú eras lo que me faltó todo este tiempo —susurró—. Tengo tu magia.

—No sé cómo eso sea posible —dije, mientras agarraba su cara con ambas manos para mirarlo a los ojos—. ¿Estás bien? ¿Te sientes bien?

—Sí, ahora lo estoy. Siento paz en mi corazón —dijo.

Sonreí entre lágrimas y besé su frente con delicadeza. Nos abrazamos por otro par de segundos y volteé a ver a los demás que probablemente llegaron a nuestro lado cuando se escuchó el trueno hace un rato. April corrió, se colgó de mi cuello y me besó la mejilla. Yo la sostuve entre mis brazos y la abracé fuertemente, demostrándole cuán agradecida estaba con ella.

—Gracias por no darte por vencida. Eres asombrosa. —Le di un beso en la mejilla y ella me limpió las lágrimas que se me habían escapado.

—Te extrañé mucho, Camille. Todos creyeron que estaba loca, pero jamás dejé de creer en ti.

—¿Cómo es posible que fueras la única que me recordara?

—No lo sé exactamente, pero Oliver también te recordaba.

—¿Oliver? Pero él...

—Es una larga historia que espero que él pueda contarte o no lo sé.

Asentí y sonreí para hacerle saber que todo estaba bien. Ella, siendo tan niña, ya había hecho mucho por mí y estaría agradecida por toda la eternidad.

Joseph y yo nos miramos, me acerqué hasta él y nos dimos un abrazo amigable. Reí avergonzada al recordar todo lo que había pasado y me disculpé.

—Perdón por insinuar que eras un mentiroso.

—Tranquila. Está olvidado —dijo sonriendo.

—¿No vas a saludar a tu amiga? Dios, no sabía la falta que me hacías hasta ahora. Siempre sentí que había algo mal en mi vida, pero jamás supe qué. —Davina me miró preocupada y también triste.

Ambas nos abrazamos con fuerza sin ganas de soltar a la otra y reímos feliz de que ya todo estuviera relativamente normal. De pronto, mi mirada buscó a Will por todo el lugar, pero no estaba.

—Entró —mencionó Blas.

—Debería ir a ver a Daniel.

—Necesita tiempo, Cam. Creo que yo iré a buscarlo, ¿si? —Blas me sonrió de medio lado y se fue camino al bosque.

Yo suspiré más tranquila y me di cuenta que April, Davina y Joseph me miraban expectantes. Hice un gesto para que entendieran que estaba confundida y los tres rieron.

—Daniel es tu novio, pero Will también te ama —dijo Davina.

—Tú no viste la cara que puso cuando te vio. —April sonrió traviesa—. Ve a verlo. Ha pasado mucho tiempo.

Claro que quería correr y abrazarlo lo más fuerte que pudiera porque a pesar de no recordar quién era sí recordaba los sueños que tuve con él y todo lo que sentí en aquellos momentos. Era una sensación extraña porque estar con él sin saber quien era me hizo darme cuenta que aún sentía algo aunque estuviese enterrado en lo profundo de mi corazón. Había dejado aquel sentimiento allí por miedo.

* * *

Busqué por todo el primer piso del castillo, pero no estaba por ningún lado y la espera me ponía cada vez más nerviosa. Subí al segundo piso para buscar en las habitaciones y cuando abrí la puerta de la última que estaba en el pasillo, mi corazón latió con fuerza porque allí estaba él mirando por la ventana.

Tenía los brazos cruzados y el ceño muy fruncido a lo cual sonreí inconscientemente. Estaba segura de que me escuchó entrar, pero aún así no volteó a verme. Quizás estaba enojado, pero no entendía por qué.

Me acerqué ansiosa y toqué su brazo despacio, haciéndolo dar un salto de la sorpresa. Mi mano encontró la suya y la sostuve, sintiendo el calor familiar de su piel contra la mía. En ese momento, sus ojos se posaron en mí y no pude evitar sonreír. Sin embargo, él mantuvo su ceño fruncido.

—¿Por qué...? —Mi pregunta se quedó a medio camino porque me agarró por la cintura y me llevó hasta la pared a un lado de la ventana para aprisionarme allí.

Me observó un par de segundos y después su boca estaba sobre la mía, moviéndose rítmicamente. Besarlo después de tanto tiempo y sentir sus labios contra los míos en la vida real se sentía como si tomaran mi corazón y lo aplastaran muchas veces. Estaba emocionada y no podía ocultarlo.

La calidez de nuestras bocas se mezcló y lo escuché suspirar entre el beso. Sus manos me sujetaron con firmeza la cintura para apegarse más a mí y yo posé las manos sobre sus hombros también atrayéndolo más si eso era posible.

Nunca nos habíamos besado de esa manera además de los besos en los sueños; la necesidad y el deseo presente en el beso me hizo entender que ambos seguíamos sintiendo algo fuerte por mucho que intentáramos disimularlo. La peor parte era que lo que sentía por él no disminuía lo que sentía por Daniel en absoluto y eso me estaba frustrando un poco.

—Lo necesitaba... —dijo rozando nuestros labios—. Después de todos esos sueños, necesitaba besarte realmente, sentir tu piel y admirar lo linda que te ves después de que te besan.

—Pensé que estabas enojado porque ni siquiera sonreíste.

—Intentaba controlarme para no besarte por respeto a Daniel a pesar de que se ve bastante cómodo con el asunto.

—Creo que a él le emociona mucho más que a nosotros —dijo riendo a lo cual él también rio—. Entonces, no pudiste controlarte.

—No —dijo dándome otro beso— y creo que ahora tampoco. ¿Qué harías tú en mi lugar?

—Definitivamente me besaría —dije.

Él rio divertido y me acarició la mejilla con el pulgar.

—¿Cómo te besarías a ti misma?

—Lo haría con un espejo. Es sencillo.

Volvió a reír y sentí que el pecho se me infló de felicidad. De pronto, escuchamos el sonido de la puerta abrirse y luego cerrarse con fuerza. Daniel venía hacia nosotros con una cara no tan buena y hasta pensé que nos separaría. En lugar de eso, se puso entre nosotros para abrazarnos y se largó a llorar en el hombro de Will. Él lo sostuvo y yo me acerqué para abrazarlo también porque eso es lo que necesitaba.

Daniel me rodeó con su brazo libre y me acercó más a ellos, lo cual me desconcertó un poco, pero me pareció un gesto lindo.

—Los amo ambos —susurró Daniel y con Will nos miramos preocupados—. No puedo alejarme de ustedes. No me iré. Sé que lo prometí, pero no pueden obligarme y no me importa si desean quitarme las alas de nuevo.

—Pero eso te destrozará por segunda vez —mencionó Will.

—Es mejor que irme por la eternidad. ¿Crees que podría alejarme de ustedes dos? —preguntó dolido—. No es algo que estoy dispuesto a negociar. Miguel cruzó la línea.

Me mantuve en silencio, dejando que Will fuera quien dijera las palabras sabias, pero incluso él no supo qué más decir.

—¿Cam? —dijo Daniel.

—¿Sí? —pregunté en voz baja.

—¿Puedo besarte?

Mi mirada se dirigió a Will nuevamente y no supe qué decir realmente porque la situación en sí estaba fuera de lo que imaginé hace un par de minutos.

—Eres mi novio —dije en aprobación.

Se inclinó un poco hacia abajo y posó sus labios en los míos de manera delicada. Como pasó con Will, escuché a Daniel suspirar y sentí que eso era lo que él necesitaba: tranquilidad sin que nadie más, además de las dos personas a quienes más amaba, se acercara a él.

Cuando se separó, le dio un beso en la mejilla a Will y este rio nervioso en respuesta. Daniel sonrió por primera vez y volvió a acomodar su cabeza en el hombro del otro. Will, por su lado, nos dio un beso en la frente a ambos y los tres reímos sin ninguna intención detrás.

De pronto, la imagen de Francis volvió a mí y pensé inmediatamente en que debía ser hijo de Sabrina o Christopher. Estaba un poco confundida, pero las características físicas del niño solo me recordaban a una persona y esa persona jamás podría haber tenido un hijo con Chris porque dos hombres no pueden procrear.

—Esa maldita me las va a pagar —dije con rabia.

Los chicos me miraron sin entender qué pasaba y al ver lo enojada que estaba, se alejaron un poco. Iba a ir por ella y nadie, ni siquiera Julietta, podría detenerme.


***

Ah, el amor, el amor...

Jajajjaa <3. Espero que les gustara.

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