Anime/Manga: Kimetsu no yaiba
Pequeña explicación
(C/C): Color de cabello.
(C/O): Color de ojos.
Aquí en vez de rayita te llamas (Nombre), más fácil y cómodo de escribir.
_________________________
______________________________
Princesa y futura reina, desde que tenía uso de razón aquellas palabras siempre se repetían en tu vida, veías a toda la servidumbre, a muchas personas cuidarte, enseñarte, escoltando, y aquellas grandes puertas de tu hermoso hogar.
La princesa nunca debe salir.
Te decía tu padre cada que tenía tiempo y iba a contarte una historia, mayormente contaba historias de dragones y cosas malas, haciendo que tu pequeño cerebro de niña cayera en el miedo y pidieras entre susurros miedosos su compañía.
Por eso cuando te secuestraron, llorar fue tu único desamparo, aquello hombres vestido de las peores formas tomaban tu cabello y recibías jalones, en algunas ocasiones recibías golpes, eras una pequeña niña que vivía mayor parte de su vida encerrada y nunca te dabas cuenta de la dura realidad que azotaba afuera, desgraciadamente era solamente una niña mimada para algunos. Una niña que a muchos les gustaría corromper.
—La niña de papi quiere irse. —con notable burla aquel hombre solo te tiro hacia atrás en aquella carreta con notable aspecto deplorable, ocacionando que tu pequeño cuerpo se golpeara, aquello intensificó tu llanto.—. Maldita sea ¡Callate! O te rompo esa boca—maldijo por lo bajo, observando con rabia como ella moqueaba y tiritaba, no solo por el miedo si no también por el frío de la noche, su pequeño rostro mostrando morados.
—Si el rey nos descubre la identidad, ten por seguro que nuestra cabeza rodarán en el suelo, debemos ir rápido al reino vecino, el rey Muzan estará muy contento de tener a una sangre humana... —interviene otro con aspecto cansadiso, además de toser a cada tanto.
—Ese rey esta loco, cree volverse humano con solo beber la sangre de esta mocosa, ¿lo crees?
Él nego ante el comentario de su compañero.
—No me interesa, pero sabes que el reino vecino es conocido por no tener a ningún humano en él, a sí solo tiramos a la mocosa al pozo y sus guardias se harán cargo...
Y era cierto aquel reino era temido por eso, mayormente todos decían que en ese reino abundaban personas que no era precisamente eso, si no más bien demonios, debido a sus trabajos y bajos recursos en la vida, esos hombres habían aceptado el peligroso trabajo de robarse a la primogénita del rey vecino, sabiendo que sus vidas están en peligro, pero teniendo en mente las ganancias por hacer eso.
Fue entonces que un destello paso entre aquellos árboles del oscuro bosque, puesto que entre esos matorrales y conociendo las diversas leyendas de este, era el mejor lugar para llevar a la heredera.
En un rápido movimiento observo como su compañero recibía un hachazo en su frente, la pequeña princesa grito con terror al presenciar dicha escena sangrienta, de inmediato el único vivo la tomo, pero esta presa del pánico pataleaba y gritaba que la soltara, pidiendo ayuda, mientras que hombre sano buscaba cómo defenderse.
Entre los borbones de sangre, una pequeña niña se hizo presente, sus ojos rosas tan brillante y finos como los de un gato, aquel hombre observo rápidamente las uñas de estas y las considerables venas marcadas que enseñaba en su cuerpo, pese a su estatura, además de poseer unos colmillos demasiados largo para ser humana, entendió que ella era un demonio.
—Un demonio... —te solto, caíste de trasero, pero a como pudiste buscaste donde esconderse, toda tu ropa de alta clase estaba llena de lodo y notables hoyos, no parecías una princesa en ese momento y eso no te importaba, nada más buscaba a tu padre y madre, aquellos que te hacían sentir segura.
Pero aquel hombre no pudo escapar, sintiendo como todo su cuerpo pesado caía al suelo ante el duro golpe que recibió en su cráneo, únicamente en aquel bosque se escuchó un ¡Crack! Además de los gemidos de dolor y el horrible olor a hierro, la chica demonio de inmediato tapó su nariz, recibiendo de otra persona un pedazo de bambú, rápidamente con su boca mordió este.
Mientras que tu estabas escondida. No querías salir, sin embargo sentiste como tú tobillo fue jalado de manera brusca. Aquello solo hizo que chillara más, la pequeña chica solo quería saber tu estado, además de apartarte de esos cuerpos sin vida de tus secuestradores.
—¡Papi! ¡Mami! —gritaste con terror, tratándo de zafarte, pero de inmediato aquel tacto desapareció, aun a sí te mantuviste alerta, con tus brazos protegiendo tu infantil rostro, la chica demonio te observa con curiosidad.
—¡¿Estas bién!? Nezuko...
Al escuchar una segunda voz, observaste a través de tu manos, destapando un poco tu rostro, tus labios levemente temblaban ante el miedo de que hicieran algo pero unicamente habían dos niños frente a ti, la pequeña que aquel hombre dijo que era demonio y un niño de cabellos rojizos.
Ambos parecían rondar tu edad, once años, aunque la chica se veía más pequeña.
—¡La princesa! —un jadeo salió de sus labios horrorizado al ver tu estado—. Nezuko respeto —de inmediato ambos cayeron al suelo y se arrodillaron ante ti, aquello solo te avergonzó, observaste tu vestimenta y luego todo el lugar, dejándo de llorar un poco, pero aquello no funciono.
Rápidamente pediste que se levantarán y ayudarán a volver con tus padres.
Ese día tu padre quedó muy agradecido con los pequeños Kamados, feliz de que pequeña hija estuviera nuevamente en sus brazos.
Pequeños que dolorosamente vivieron una vida dura comparada a la tuya.
. . .
Gracias aquella terrible experiencia, aprendiste defensa, además desarrollaste paranoia al estar sola, por eso tu padre hizo que Tanjiro y Nezuko fuera tu escoltas pese a tus estudios en protegerte, enormemente pasabas tus días con ellos, debido a que uno de tus escoltas era un demonio, mayormente el que pasaba más a tu lado era Tanjiro, Nezuko debido a su doloroso estado que gracias a Dios tu padre había aceptado y comprendió, esperabas de ella en la noche.
—Gracias por acompañarme, Tanjiro —agredeces con una pequeña sonrisa, dejándo con suma suavidad unos ramos, con un suspiro abandonado tus labios, cierras tus ojos y aplaudes levemente, rezando por tu abuela fallecida.
Era en esos días que Kamado Tanjiro disfrutaba estar a solas contigo, ver tu rostro tranquilo y sereno, ver como por un momento disfrutas, alejada de tu vida ajetreada, pidiendo en silencio consejos a tus ancestro.
Puesto que pronto tu mayoría de edad estaba a la vuelta de la esquina, debido a que eras la primera hija del rey, debías muy pronto tomar el cargo de ser la reina y mandar al reino, hecho que te hacían temblar, pese a tus arduos esfuerzos en ser alguien que defendiera su vida, aun estaba ese temor de enfrentarse al exterior.
También había algo que tenías que lidiar, pero eso sería más luego, cuando Kamado aceptase dejar libre a sus demonios internos.
. . .
—Boda... —susurras, comprendiendo de inmediato la situación, tu padre asintió, permaneciendo con un rostro triste y abatido, después de todo, su pequeña se iría y debería guiar a su pueblo, su pequeña y risueña pajarito dejaria el nido.
—Hermana...Eso significa que ya no te veremos... —cuestiono una de tus hermanas menores, sus rostros mostraban tristeza al saber que ya no te verían más, sobre todo esa calidez que cargabas a todos lados.
—Claro que la veran, (Nombre) será reina, solamente que ella va estar más tiempo con su esposo es todo...
Intervino tu padre, observando como una pequeña sonrisa a sus hijas menores, quienes hicieron un puchero ante lo dicho, negaron de inmediato, tu madre solo suspiro.
—Los preparativos están listo, esta boda harás que de una vez crezca como mujer y aprendas a enfrentar tus temores. —pues claro, tu madre era tan directa como siempre, pese a que de pequeña te mimo y dio todo su amor, era hora de que dejaras atrás todas esas cosas.
—Al menos alguna vez lo conocí... —expresas de manera nostalgica, buscando en tu recuerdos a algunos de los nobles que llegaban cada que había fiestas, a tu lado Tanjiro observaba como a si de fácil tu vida era manipulada, casarse con alguien que no amas, como podias hacer eso.
Ese era la realeza, y esa eran sus típicas costumbre, sin disimular su rostro mostro una enorme tristeza, siendo de inmediato vista por tu padre, pero se mantuvo en silencio.
—Tu padre y yo pensamos en Agatsuma Zenitsu.
Simplemente te mantuviste en silencio, tu rostro apacible mostro una pequeña sonrisa, Tanjiro sintió un doloroso golpe en su pecho, sintiendo lo adolorido al ver esa pequeña sonrisa, sin notar tus ojos oscuros.
—Entonces me prepararé.
. . .
Conocías a Zenitsu, como olvidar a ese rubio, adorable y alguna veces muy dramático, recuerdas con lujo y detalle como prometió que ambos algún día se casarían, ahora solo eran días para que aquello se cumpliera, pero aun a si, tu rostro se mostraba triste, sin sentimiento, solamente estabas preparándote para ser la nueva reina y actuar como todas las mujeres en tu linaje hacían su papel, ser únicamente la progenitora de los siguientes herederos, esperabas que tu corazón empezará amar a Zenitsu.
—¡mm!...
Escuchas la voz suave de Nezuko, de inmediato observaste los enormes ventanales de tu alcoba, suspiraste aliviada al ver que el atardecer estaba llegando.
—Puedes pasar...
Indicas, escuchando como la puerta se abre, los pasos suaves de Nezuko se escuchan por todo tu cuarto, de inmediato observaste a la chica de mediana altura, en esos años, aquella niña se había transformado en un bellísima mujer, siendo alabada al igual que tu, más cuando las veian dar un paseo nocturno, lo que más detestaba era ver ese bambú en sus labios, pero con lástima y dolor recordabas su situación.
—¡mm! ¡mm!— con aquellos sonidos ya acostumbrada debido a su dificultad al hablar, la de larga cabellera negra y puntas rojizas deja cerca de tu tocador una bandeja, una taza de té reposaba en esta, de inmediato sentiste tranquilidad al sentir su aroma.
Sonreiste en agradecimiento.
La chica solo se inclino con una sonrisa, siendo ocultada por ese trozo bambú, feliz se dirigió hacia la puerta, no sin antes observar de reojo como tranquilamente tomabas la taza de té.
Abriendo la puerta, observo con sus ojos rojizos a la figura esbelta y enorme que estaba frente a ella, una sonrisa de satisfacción marco en su labios de aquel extraño.
—Bien hecho Nezuko... —este acarició su cabello, siendo halagada, con aquella sonrisa feliz ella dejó el lugar, dejándo únicamente a la persona reír en silencio.
. . .
Con cansancio en tu rostro te arrecuestasen tu cama. Sintiéndote con un leve mareó, de inmediato cerraste tus ojos al caer sobre lo suave de tu cama, tu respiración agitada hacia que sintieras un indescriptible calor en tu cuerpo, con notable incomidad das un jadeo al sentir como tu cuerpo pedía algo inexplicable.
—¿Q-Que me pasa...? —no soportas el dolor y ardor de tu cuerpo, a como puedes tratas de levantarte, cayendo de trasero al suelo, chillas.
Pasaron unos minutos, ahí jadeando, cuando la puerta de abrió, debido a tu estado no observas bien, solamente veías borroso, pero podias notar la armadura de Tanjiro, con dificultad tratas de ponerte de pie, pero para tu sorpresa el chico cayó justo encima tuyo, jadeando de forma exasperada, únicamente sentías como el chico sin ninguna vergüenza empezaba a despojar de tus ropas, bajando con cuidado tu kimono, ante eso gimes tratándo de alejarte, pero ante esa nueva sensación tu cuerpo recibió un escalofrío, ocasionando que tu rostro sonrojado quedará cara a cara con Tanjiro, el Kamado con vergüenza te observo.
Solamente había tomando algo que Nezuko le había dado, estaba totalmente deprimido en la cocina para los empleados, pero su hermana llegó con alegría dejándo un vaso de té, posteriormente solo recuerda lo mareado y sentir como su hermana lo guiaba.
No sabían que tenían la bebida, pero disfrutabas de esos toques en tu cuerpo, sintiendo como las manos de tu guarda personal pasaban por tu virgen cuerpo, dejándote llevar, ante el calor y aquellas dulces caricias.
. . .
Con un sonrojo en tu rostro observaste a Tanjiro, ambos permanecían incomodos ante aquel suceso, de cual ninguno podía sacar de su mente.
Desgraciadamente, para sus desgracias, Zenitsu había llegado con una sonrisa de oreja a oreja a visitar a su futura esposa, a tu par tu padre mantenía un rostro serio ante la llegada del rubio gritón, el cual parecía gusano moviéndose de un lado a otro, pero sus ojos de inmediato se inyectaron de sangre al observar a cierta persona a lado del rubio.
—Zenitsu, porque trajiste a este maleante. —con un agrio sabor de boca tu padre se levantó de su trono, observando de manera fría al hombre peli-negro, quien mantenía una mirada serena y tranquila, observando con sus ojos rojos únicamente a tu figura esbelta, de un momento otro la vergüenza que sentias por el pelirrojo paso a terror, de inmediato este posó todo tu cuerpo detras suyo mientras que los demás guardas custodiaban a tu familia, el único sin protección era tu padre.
—Solamente vine por lo mío... —su voz calmada y sin pizca de ningún miedo. El hombre se acercó, tu padre observo de reojo a Tanjiro, este asintió.
En un rápido movimiento, Tanjiro se atravesó en su camino, Zenitsu cayó de trasero al presenciar como casi su mano quedaba hecha pedacitos, llorando, de inmediato fue ayudado por la hermana menor de Tanjiro, el rubio quedó maravillado, pese a la escena frente a sus narices.
—Sera mejor que se vaya su Alteza Muzan, protegeré con mi vida si es necesario a mi rey y princesa... —sus ojos rojos le veian de una forma tan llena de ira y fría, Muzan no se inmutó, solamente río.
—Dices eso, pero verás que esa chiquilla estará en mis brazos. —sin decir nada más, una gran nube de humo le envolvió, dejándo a todos con un mal sabor de boca.
Tanjiro aun a sí no bajo el arma, solamente jadeaba ante la impotencia que sentía, el rey llegó a su lado, posando una mano en su hombro.
—Tanjiro, se lo que hicieron esa noche, gracias a tu valía y decisión, tu boda con mi hija será en una semana, o mejor mañana.
Sus ojos le observaron de manera sorpresiva, además de mostrarse avergonzado, si el sabía porque no le cortaría la cabeza, el había hecho muchos pecados, todo por proteger a su pajarito.
Tu madre mientras tanto observo de manera enferma a su esposo, acaso el iría contra las leyes de la realeza, acaso el hizo lo de hace muchos, aun seguía siendo aquel enfermo, como podía hacer eso a su hija..
—Ni una palabra, sabes perfectamente cual fue mi verdadera decisión, Nuestra hija estará mejor en manos de este joven caballero, además... nuestra pequeña pueda que en alguno meses sea madre. —tu padre mostro una sonrisa perversa, observando al pelirrojo, este manteniendo sus ojos oscuros, conocía a Tanjiro, recordando perfectamente a todos esos niños que en el pasado recibieron un buen trauma de parte del chico.
Con la llegada de Muzan, y ahora con las decisiones de tu padre que hicieron que Tanjiro despierte su sed de sangre, cual sería tu destino.
¿Además quien era el enfermo?
. . .
:^} que pedo, siento que quedó extraño, la idea era hacer que tu padre hiciera yandere a Tanjiro, incitándolo a tener relaciones sexuales contigo y matar, posteriormente al quedar embarazada haría que su esposa acepte tu boda con nuestro pelirrojo. Aquí los del Consejo real son más desmadres, podían hacer incluso que cortaran la cabeza del rey.
En serio no me convence, veré qué hago, :D pero tenía ganas de actualizar.
Perdón por los errores ortográficos y incoherencias.