Olivia
Olivia nunca había sentido tanto terror como en ese momento. Ni siquiera cuando a los 8 años la asaltaron y se llevaron sus pocas pero muy valiosas pertenencias. Ni siquiera cuando le daba su primer beso a un chico al que le tenía mas miedo que cariño, fue a Steven, el hermano mayor de Lauren a quien le dio su primer beso luego de ser casi obligada a besarlo debido a un tonto juego de verdad o reto. Ni siquiera cuando envió su video de audición a Juilliard, ese en el que ella sentía que algunas posiciones le fallaban y en el que evidentemente se notaban que sus desgastadas baletas estaban rotas. Sintió el verdadero terror al ver el mensaje que su abuela le había enviado aquella mañana.
Mi Rosie, hoy tienes que brillar como ya los has hecho cientos de veces. Sé que lo harás. Estoy segura de que lo harás. Brilla con esa luz tan especial que posees, brilla tanto como el sol. Porque hoy es el primer día de toda una vida en la que brillaras como una estrella todos los días. Disfrútalo, goza cada momento, observa cada detalle y escucha con atención. Estoy segura que recibirás los mejores consejos que se te pueden dar en la vida, aprenderás tanto que solo vas a amar aún mas lo que haces. Créeme ya he estado ahí. Brilla mi niña, hoy es tu día. Brilla por mi. Brilla por tu madre, que está orgullosa de ti desde donde sea que esté. Pero sobre todo brilla por ti, porque te lo mereces luego de todo el esfuerzo que has dedicado hasta llegar a donde has estas. Te amo mi Rosie. Estoy tan orgullosa de ti.
Con todo el amor del universo.
Tu abuela Daisy.
Era una fotografía, su abuela ni siquiera había escrito el mensaje. Su abuela se rehusaba a usar la tecnología, por lo que casi siempre usaba su teléfono para enviarle fotos a Olivia de las cartas que le escribía cuando necesitaba decirle algo importante. Su letra cursiva tan pulcra como siempre decoraba un lindo papel amarillo. Olivia sabía que iba a recibir esa carta la semana siguiente, cuando su abuela decidiera enviarla en por correo.
Rosie, su segundo nombre, bueno, en realidad era Rose. Olivia Rose Murphy, así decidieron llamarla su madre y su abuela. Olivia lo había escogido su mamá y Rose su abuela, que no podía perder la tradición de llamar a las niñas de la familia Murphy como flores. Su bisabuelo, el señor Murphy había decidido nombrar a todas sus hijas como flores, debido a que el negocio familiar había sido una floristería. Las hermanas de su abuela se llamaban Dahlia y Jasmine, así como su madre de Olivia se llamaba Lily por los Lírios.
Algunas lagrimas resbalaron por sus mejillas, pero se las apartó rápidamente con una sonrisa. No sabía como sentirse. Por un lado sentía miedo, mucho miedo por todo lo que estaba por enfrentar. Sin embargo, por otro lado sentía alegría e ilusión por todo lo maravilloso que estaba por vivir. A pesar de todas sus emociones revueltas, sabía que sobre todo se sentía agradecida y afortunada, teniendo en cuenta la situación en la que le había tocado vivir poder decir que estaba a punto de empezar a estudiar en la escuela de sus sueños era algo irreal, casi como un sueño. Juilliard, en Nueva York. Ni siquiera ella se lo podía creer, era el sueño de las chicas Murphy, de su abuela, de su madre y de ella.
Olivia brillaría, brillaría por sus dos mujeres favoritas, que no pudieron entrar a la escuela de sus sueños. Brillaría por Daisy y Lily Murphy. Recordó a su madre con una sonrisa en el rostro, recordó a la bella y brillante Lily Murphy, a esa muchacha llena de vida y talento que nunca pudo disfrutar de ninguno de ellos. La madre de Olivia murió cuando ella aún era un bebé, fue diagnosticada con cáncer de huesos demasiado tarde, cuando ya ningún tratamiento podía salvarle la vida. Olivia tenía dos años cuando enterraron a su madre un 3 de Septiembre, todos los años su abuela llenaba la casa de Lirios ese día, este año sería la primera vez que no pasaría ese día con su abuela.
Olivia estaba tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera dio cuenta que Colette le tocaba el hombro.
-Liv ¿Me estas escuchando?- Colette la miraba extrañada.
Ambas estaban frente a su universidad, Juilliard. Se quedaron quietas y ninguna quiso avanzar, estaban paradas justo frente a la puerta. Había pasado de estar en su habitación a estar frente aun precioso edificio.
-Yo... yo... estoy nerviosa- admitió Olivia.
Colette tomó su mano y le dio un apretón.
-Yo igual- Colette la miró a los ojos- pero nosotras podemos, por algo fuimos escogidas para estar aquí.- Colette como siempre sabía que decir en el momento preciso. Olivia abrazó a Colette con fuerza y esta le devolvió el abrazo.
-Te decía que mi ultima clase termina a las 4- estaba mirando el calendario en su teléfono- pero la tuya termina a la 1. Tengo un espacio para almorzar a las 12, así que no nos podremos ver hasta las 4, si quieres me puedes esperar por aquí cerca y luego nos vamos juntas a casa.
-De hecho me gustaría volver sola- admitió Olivia- quiero buscar algún trabajo hoy.
-Ya te dije que no tienes que hacerlo, puedo cubrir los gastos del apartamento con Lauren y ya sabes que te puedo ayudar con cualquier cosa que necesites- Olivia sabía que Colette lo decía totalmente enserio pues a Colette no le faltaba nada e incluso le sobraba dinero y no le molestaba compartirlo con sus mejores amigas.
-Pero quiero hacerlo Coco- Olivia quería poder poner su granito de arena en la casa, además de que quería comprar algunas cosas que necesitaría- Ya sabes que no quiero vivir de ti.
-No vivirías de mi- le recordó amablemente Colette- Pero lo que decidas esta bien, te apoyaré con eso.
Se despidieron rápidamente y cada una se fue hacia sus aulas. El corazón de Olivia palpitaba a una velocidad impresionante, ella sentía que en cualquier momento podría salírsele del pecho. Estaba tan distraída buscando su aula que no se dio cuenta que alguien la llamaba. Cuando escucho su nombre frenó en seco y se giro para ver quien la estaba llamando.
Era Donna, la mejor amiga de su abuela, ella era la directora del programa de danza en Juilliard. La señora de setenta y tantos de acerco lentamente a Olivia, con una radiante sonrisa en el rostro.
-Olivia- dijo su nombre con un marcado acento inglés- Me complace verte aquí.
-Hola Donna. Estoy muy feliz de estar aquí- Se dieron un corto abrazo y Olivia pudo oler el caro perfume que la señora usaba. Recordó que tenía que comprar uno.
-Cariño, ¿Te ayudo a encontrar el salón que buscas?- Donna hablaba como si tuviera una relación estrecha con Olivia, sin embargo ésta podía contar con los dedos de una mano las veces que se habían visto en persona. Donna había sido una pieza fundamental en la admisión de Olivia a Juilliard, pues la señora había abogado por Olivia en todo momento recordándole a todo el mundo lo talentosa que era. Gracias a la relación de su abuela con la directora del departamento de danza en la escuela Olivia había tenido más oportunidades de ganarse una beca en la escuela. Gracias a Donna había ganado media beca, lo cual le agradecía profundamente.
-Sería de mucha ayuda, gracias Donna- seguía a la señora por los pasillos. Cada que se encontraban a alguien, estas personas saludaban a Donna con respeto y admiración.
-Este es tu salón- abrió una pesada puerta color café con el número del aula en la puerta- Te presentaré con la maestra- Olivia seguía a Donna por el amplio salón. Olivia se emocionó con solo ver el gran espejo y la bellas barras frente a él. Llegaron hasta el otro lado del salón y una profesora rubia le sonrió a Olivia.
-¡Donna!- la maestra le dio un corto abrazo a Donna.
-Olivia, ella es la maestra Meredith, una de mis más prometedoras alumnas- Olivia le tendió la mano a la maestra y esta se la estrechó con gusto- Meredith, esta es Olivia, mi casi nieta.
-Un gusto, Olivia- Meredith era alta y rubia, tenía una sonrisa perfecta y unas piernas despampanantes.
-Las dejo para que conozcan- Donna se despidió amablemente de ambas y salió de la sala.
-Eres puntual- apuntó la maestra- eso es bueno. Pero no intentes pasarte de lista conmigo, no eres la primera preferida de Donna. Créeme lo sé por experiencia propia. Y será mejor que te compres unas mallas nuevas, esas tiene un hoyo en la pierna por detrás- señalo el diminuto hoyo que Olivia creía que no era demasiado notorio- no quieres que en el aire se te vea todo- de repente la sonrisa de Olivia se desvaneció- Cámbiate, quiero ver que tanto hay que fortalecer tu cuerpo, porque dudo que con tu forma puedas sostener tu propio peso.
¿Acaso le había dicho que estaba demasiado delgada? Olivia asintió y corrió a los vestidores a cambiarse. Se puso sus viejas baletas y rogó por que la profesora no se diera cuenta que ya estaban muy usadas. Apenas terminó de cambiarse volvió al salón rápidamente, a pesar de que su clase comenzara en 15 minutos no quería causar una mala impresión en la maestra.
Entró al salón y dejó sus cosas en una silla, no había rastro de la maestra ni de ningún alumno. Se sentó a esperar que la clase empezara. Soltó todo el aire que estaba conteniendo y por primera vez noto un sonido repetitivo, como de algo chocando contra el espejo. Rogó al universo que no fuera ningún animal, pues no sonaba como un perrito. Se levantó de su silla y fue caminando hacia una parte del salón que no estaba iluminada detrás de una pared, debía ser un almacén o algo por el estilo. Empezó a escuchar sonidos extraños, como resoplidos, se asustó pero siguió caminando para observar que pasaba.
Llegó hasta dicho lugar y se encontró con una imagen que no pensaría ver jamás. La maestra Meredith estaba sentada en una silla alta, no hubiera sido nada raro si un chico no tuviera la cara entre sus piernas. Olivia ahogó un grito y soltó su teléfono que traía en la mano, el estruendo hizo que la maestra y el chico se dieran cuenta de que tenían compañía.
-Mierda- soltó la maestra al mirar directo a los ojos a Olivia. Fue tanta su sorpresa que cerró la piernas violentamente dándole un rodillazo en la cara al chico.
Este se levantó y se sobó la cara. Olivia se quedó quieta de la sorpresa, ese era probablemente el chico más guapo que había visto en toda su existencia. Era alto, muy alto, tenía el pelo rubio peinado hacia un lado y unos ojos celestes muy brillantes. Olivia despertó de su ensoñación, recogió su teléfono y salió disparada a la silla en la que minutos antes estaba tranquilamente sentada.
Metió la cara entre las manos muerta de vergüenza y quiso que la tierra la tragara y la escupiera en Plutón de ser posible. No se había dado cuenta de que la sala ya estaba llena de estudiantes. No se descubrió la cara hasta que notó que alguien se le sentaba al lado.
-Confío en que no dirás nada- dijo una profunda voz masculina a su lado. Giro el rostro y lo vio, vio el rostro tallado por los ángeles.
-Yo...yo...- tartamudeó Olivia.
-A nadie le caen bien las chismosas- el chico cruzo los brazos sobre su pecho, tan tranquilo como si no hubiera pasado nada.
Olivia negó rápidamente con la cabeza muerta de vergüenza. ¡Por supuesto que no le diría a nadie! Se suponía que no debía haber visto nada de eso.
-Eso es, buena chica- el chico se enderezó y miró a Olivia a la cara- Por cierto, soy Noah- el chico le tendió la mano pero ella ni siquiera pensó en agarrarla, no sabía donde había estado esa mano minutos antes.
El chico retiró la mano y se peinó el cabello rubio, lo tenía un poco largo pero no demasiado.
-¿Me dirás tu nombre o tengo que adivinarlo?- no apartaba la mirada del rostro de Olivia.
-Olivia- susurró la chica sin siquiera poder mirarlo.
-Olivia- saboreó su nombre en la boca- No tengas pena, no es a la primera chica a la que se lo hago- dijo burlón.
Eso solo hizo que las mejillas de Olivia se volvieran de un rojo más intenso.
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Nota:
¡Por fin conocieron a Noah! Se los digo de una vez, él es de mis personajes favoritos.
Ya que conocieron a los tres chicos ¿Cual les gusta más?
¿Que dudas tienen de los personajes? las estaré respondiendo todas.
Ya puedo anunciar que oficialmente Olivia y Lauren tienen Instagram. Ya pueden ir a seguirlas. Quiero agradecer a las dos chicas que se ofrecieron a administrar la cuenta de mis personajes. Chicas, gracias.
Instagram Olivia: olivia.murphy.tpt
Instagram Lauren: laureen.tpt
Si alguien esta interesado en manejar a algún otro personaje pueden escribirme un mensaje.
Pueden seguirme en Instagram donde estaré subiendo contenido extra del libro. manuela_moreno.wattpad
Y si aún no me sigues en TikTok es momento de hacerlo: manuthereader
Gracias por apoyar mi historia, lo aprecio mucho.
-Manu <3