—Eres un Serafita por lo que veo.—
Dejé una vieja fuente de aluminio junto a la ventana para juntar agua de lluvia. Tal vez serviría más tarde.
—Es la primera vez que no me llaman Scar... pero sí, soy Serafita.—se sentó junto a la mesa.
—¿quieres?—le ofrecí una barra de chocolate mientras me sentaba frente a él—. Las hacen en mi comunidad, son ricas.—
El chico lo tomó algo inseguro, pero terminó probándolo. No pude evitar sonreír al ver su asombro.
—Es... delicioso.—
Me recuerda a Nora...
—¿qué haces aquí solo, Lev? Siendo Serafita, no es bueno que estés tan cerca de los Lobos.—
—Mi amiga entró por suministros al hospital.—respondió aún devorando el dulce—. Mi hermana necesita una cirugía y no podemos perder mucho tiempo.—
—Ya veo... ¿no es peligroso que haya ido sola?—
—Ella es un Lobo, no sospecharán.—
—¿tu amiga es una Lobo?—silbé—. Eso sí es increíble.—
—Nos rescató a mi y a mi hermana... los Serafitas querían matarnos.—aquello me extrañó.
—¿por qué?—
—... Afeité mi cabeza.—
—¿eso es un problema—
—Para mi gente, sí.—decayó un poco con aquello.
—Escucha, pequeño avatar.—lo miré sonriente—. No importa lo que los demás te digan... si no quieres ser algo, no lo seas.—le entregué otro dulce—. Sé quien quieras ser y que esos idiotas no te impidan... raparte la cabeza las veces que quieras.—
El chico parecía estar pensando en algo, pero finalmente sonrió.
—Sí, gracias, ____.—le guiñé un ojo sonriente—. ¿qué es... Avatar?—reí ante aquello.
Unos minutos habían pasado cuando disparos comenzaron a escucharse a lo lejos.
—Mi amiga puede estar en problemas...—Lev se levantó y tomó su arco—. Debo ir a buscarla.—
—¿seguro de que estarás bien?—asintió con una leve sonrisa.
—Gracias, ____... por todo.—
Me acerqué a él y presioné levemente sus hombros.
—Ten cuidado, Lev... que Ella te proteja.—el chico se sorprendió ante aquello, pero tomó mi mano de inmediato.
—Que Ella te guíe...—
Llené sus bolsillos de algunos caramelos que traía conmigo y salió del lugar.
—Nos volveremos a ver, pequeño avatar... así que mantente a salvo.—asintió sonriente antes de perderse entre las ruinas.
Espero que te vaya bien, pequeño...
°•°
El cansancio comenzaba a pasarme factura y a pesar de que intentaba mantenerme despierta, los párpados los sentía más pesados que de costumbre.
Apenas había recostado la cabeza sobre la vieja mesa, cuando la puerta se abrió de golpe. Era Ellie. Me relajé un poco al ver que se trataba de ella, pero muy lejos de estar tranquila, me preocupé al ver su estado.
—Conseguí que hablara...—su mano temblorosa dejó la pistola sobre la mesa—. Abby está en el acuario...—
—Hey...—me acerqué a ella y tomé sus manos—. Esta bien... ven, vamos a limpiarte.—
La chica no se resistió para nada cuando la guié hasta un viejo cuarto y la senté junto a la cama.
Algo insegura, comencé a quitarle la camisa, dejándola solo con una simple musculosa.
Tomé la vieja fuente con agua de lluvia y, con un trapo húmedo, comencé a limpiar todo rastro de sangre.
Temía preguntarle algo.
La Ellie bromista, o incluso la Ellie enojada no se veían en ese par de ojos apagados. Estaba... perdida.
—Pondremos a lavar tu camisa ¿sí? Esta asquerosa.—
—Sí...—
Con el agua restante de la fuente, enjuagué y estrujé la prenda, colgándola en un viejo armario.
—Aguja e hilo...—tomé el pequeño botiquín de mi mochila—. Empecemos con esas heridas.—
En ningún momento la chica dijo algo, realmente me estaba preocupando.
—Ellie...—tomé su rostro, obligándola a mirarme—. No sé qué fue lo que pasó ahí pero... necesito que vuelvas aquí ¿sí? Mírame... te necesito aquí.—
Para mi sorpresa, la chica comenzó a llorar.
—No quería matarla... no realmente.—
La abracé sin dudarlo, intentando calmar esos nervios que tanto la carcomían.
Ellie me correspondió temblorosa, hundiendo su rostro en mi pecho.
—Todo esta bien, hombre mosca... todo está bien.—
°•°
Narra Ellie
Abrí los ojos con pesadez, sonriendo al ver el rostro sereno de ____ frente a mi.
La noche anterior me había costado bastante conciliar el sueño y ella se mantuvo en vela a pesar de estar exhausta para hacerme compañía.
Su respiración tranquila me transmitía una paz increíble, tentándome a volver a cerrar los ojos pero debíamos volver con los demás.
Toqué su nariz, haciendo que la frunciera levemente. Sonreí.
Que linda.
—____...—susurré por lo bajo, presionando levemente su brazo.
—Hhhmm...—
—Debemos irnos.—
—Hhhmm...—
Dio un largo suspiro y siguió sin inmutarse.
Al ver que seguía cansada decidí dejarla dormir un poco más, así que me levanté y alisté las cosas para irnos.
Mientras tomaba mi camisa, vi la fuente llena de agua ensangrentada y por un segundo recordé lo sucedido ayer. Suspiré.
—Vamos, Ellie... debes superarlo.—
Cuando terminé de preparar las cosas, fui por ____.
—Arriba, ____...—sacudí con cuidado su brazo, haciendo que abriera los ojos—. Debemos irnos.—
—Sí, okay...—
Algo somnolienta, se levantó y tomó sus cosas. Finalmente salimos del lugar.
—Oye, noté que no está tu bolsa con dulces ¿los comiste todos?—la chica sonrió mientras cruzamos la calle.
—No, se los di a un amigo.—enarqué una ceja.
—¿amigo?—
—Te lo contaré después... entonces, Ellie. Dime, ella... ¿te dijo por qué mataron a Joel?—
Aquello me tomó por sorpresa, pero debía mantenerme tranquila.
—Joel era... traficante, tuvo problemas con su gente... es todo.—
____ asintió vagamente, parecía estar pensando en algo.
—Bueno... tampoco importa demasiado.—me sonrió—. Nadie debió meterse con Joel, encontremos a Abby ¿sí?—
La chica siguió caminando, dejándome algo asombrada.
Joel tenía razón aquella noche, esta chica era muy especial.