Contexto: Ryan diciendo te amo
Ryan
Siento sus suaves dedos sobre mi mejilla, mis parpados pesan, aun así los obligo a abrirse y sonrió ligeramente viendo esos ojos claros que me vuelven loco.
— ¿Alguna vez te han dicho lo hermosa que te ves por las mañanas?
Una sonrisa de labios juntos se extiende en sus labios y me siento el hombre más afortunado por verla despertar. Pocos pueden hacerlo, y yo pertenezco a ese grupo.
Sigo sin decidirme cuando es qué luce más hermosa, al despertar, después de una ducha, cuando entra cómo la dueña del mundo a un cuarto, o cuando sonríe.
— Si, varias veces, tu hermano y tu tienen una rara manía con recordarme lo hermosa que soy.
Sonrió.
— Eres hermosa.
Ambos reímos y giro hacía ella abrazándola con cariño, beso su frente y vuelvo a cerrar los ojos disfrutando de su delicioso aroma. Es dulce, amargo, excitante y tan ella...
Asi es ella, dulce cuando quiere, una amargada, excitante veinticuatro siete y Hanna Morgan... Estoy tentado a añadir su nombre a un diccionario.
Hanna Morgan: Mujer endemoniadamente sexy, lujuriosa, asombrosa, cruel, narcisista, e irresistible.
Irresistible por qué no importa quien seas, te enamoras de ella.
— ¿Alguna vez te han dicho te amo? — Susurro a su oído con el corazón a mil. — Te amo... — Se aparta rápidamente de mí y se lleva consigo mi corazón.
— No lo hagas ni en una puta broma.
Me mira con el ceño fruncido y el miedo en sus ojos, me duele.
— Estaba bromeando. — Rio sin ganas sentándome y hago una mueca cuando ella no puede verme. — ¿Tan malo sería si me enamorará de ti?
— Sería un amor no correspondido y enamorarse es patético, ¿Quieres ser patético? — Me giro hacía ella y la veo alzar una ceja. Niego forzando una sonrisa. — Somos buenos amigos Ryan, somos compañeros de trabajo y buenos amantes, no lo jodamos por idioteces, ¿Okay?
Asiento conteniendo la tristeza qué inunda mi pecho y me pongo mi camiseta. Me demoro un poco para asegurarme de no delatarme y me recuesto a su lado besando su mejilla con cariño.
La amo, la amo demasiado, estos años con ella han sido los mejores de mi vida, entiendo que es diferente a las otras chicas y que nunca podríamos tener una relación, qué debería conformarme con ser buenos amigos, compañeros de trabajo y buenos amantes...
Pero no puedo, necesito tenerla solamente para mí de la misma forma que necesito ser solo de ella.
Dios... Es Hanna Morgan, eso nunca pasará.
— Okay. — Respondo con el corazón destrozado.
"Enamorarse es patético, ¿Quieres ser patético?"
— Ahora. — Murmura mirándome a los ojos y me duele no poder decirle lo mucho que me gustan. Sonríe ligeramente y me gustaría besarla para seguir viviendo en mis fantasías, donde somos novios y somos felices juntos. — ¿Me preparas el desayuno? A ti siempre te quedan deliciosos.
Beso su mejilla dejando mis labios ahí unos instantes.
O puedo hacerle de comer y verla emocionarse cuando saque las fresas que compre... Si, puedo hacer eso.
— Claro, para ti siempre lo mejor de mí. — Sonrió pensando en lo bien que se vera cuando vea que le traje fresas.
Enamorarse es patético, yo soy patético por ella desde el primer día qué la vi.