16. LA SEGUNDA PRUEBA.
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Eider Blishwick.
— Realmente me alegro. Te lo digo con sinceridad. — Pansy me dijo con una sonrisa.
Me encontraba contándole a las chicas sobre mi nuevo noviazgo con Draco. Hace un momento habíamos acordado que era grato decirlo, ya habían pasado un par de días.
— Creí que te enfadarías.
— No, sí, es cierto que quizá estoy enamorada de él, pero sé que él no lo estaba de mí. Siempre fuiste tú. Y bueno, que esté contigo y no con cualquier bruja estúpida me calma.
Daphne rió mientras nos miraba atenta.
— Gracias. — ella me sonrió.
— Tienes que irte ahora. El torneo está por empezar. — me recordó Daphne.
Los profesores me habían pedido que ayudara para la segunda prueba. Me iban a dejar inconsciente para después meterme al lago negro. Se supone que en menos de una hora Cedric tendría que rescatarme, de lo contrario, moriría.
Era una prueba suicida, al menos para mí, pero yo confiaba ciegamente en él.
Llegué hasta los profesores y me dieron unas palabras reconfortantes. A mí y a Ron, Hermione y Gabrielle.
Después de eso, no recuerdo nada.
Draco Malfoy.
Me acerqué rápidamente a Cedric, él se encontraba preparándose para iniciar su prueba.
— Si fallas ésta prueba, te juro que te mato Diggory.
Él volteó hacia mí, no tuve que levantar la mirada ya que éramos de la misma estatura.
— ¿De qué hablas? — preguntó confundido.
— Eider está debajo del Lago Negro. Tú tienes que sacarla de ahí.
Cedric abrió los ojos a tope y pasó sus manos por su cabello.
— ¿Esa niña está loca? ¿Cómo se le ocurre prestarse para tremenda estupidez?
— Ya te dije, Diggory. — Me dí la vuelta y me alejé de ahí.
Miraba el suelo mientras caminaba hacia el público. Los asientos daban directamente al lago.
Metí mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón. Elevé la mirada y observé fijamente el lago; no me la podía imaginar dentro de él.
Realmente esperaba y deseaba que Diggory fuera lo suficientemente bueno como para sacarla de ahí en menos de una hora.
— ¿Dónde estabas? — preguntó Blaise cuando llegué hasta ellos.
— Fui a ver a Cedric.
Pansy frunció las cejas — ¿Y qué le dijiste?
— Que si no sacaba a mi novia del lago con vida, lo mataría.
Crabbe y Goyle rieron. Quizá fue por la mención de la palabra «novia».
— Es qué esa chica está loca. Yo jamás lo haría. — Pansy se quejó.
— Es su mejor amigo. — Daphne se encogió de hombros.
Ignoré lo que ellos decían. Me concentré sólamente en la prueba de Cedric.
Los altavoces sonaron. Eso indicó que la prueba había comenzado.
Ellos se tiraron al lago. Todos los presentes gritaban mientras apoyaban, mayormente, a Cedric.
La representante de la academia Beauxbatons abandonó la prueba. Ella se encontraba asustada y alterada.
Los Gryffindor dieron un grito de júbilo cuando Potter salió del lago con Ron colgado de él. Automáticamente el pelirrojo abrió los ojos y los profesores se acercaron a él con una toalla seca. Potter se aventó nuevamente al lago.
Las miradas de confusión fueron reemplazadas por unas de alegría cuando Cedric asomó la cabeza. Lentamente subió a Eider a la plataforma y después salió él.
Dejé mi lugar en el público y salí corriendo hacia ellos. Ella se encontraba secándose con la toalla.
— ¿Estás bien? — la tomé de la cara para examinarla.
Ella asintió dándome una sonrisa — Estoy bien, tranquilo.
Sin importarme nada la abracé. Ella se encontraba mojada por estar bajo el agua.
— Deberías agradecerme a mí. — Cedric se acercó a nosotros. — Debo quejarme — se dirigió a Lonie.
Ella sonrió mientras lo miraba confundida.
— Tu novio me amenazó con matarme, Eider. ¡A mí! — mi novia soltó una leve carcajada mientras se acomodaba la toalla.
El agua comenzó a hacer ruido, del lago salió Viktor sosteniendo del brazo a Granger.
Cedric se arrodilló para ayudarlo a subirla. Yo volteé hacia mi novia dando un suspiro.
Se veía tan tierna toda mojada.
— Vamos, tienes que cambiarte. — la tomé de la mano para empezar a caminar hacia la sala común.
Hizo una seña a Pansy y a Daphne para que nos siguieran. Una vez en la sala, la esperé ahí mientras ellas subían a su dormitorio.
Eider Blishwick.
Me despojé rápidamente de mi ropa mojada. Ya no sentía mi cuerpo de lo entúmido que estaba. Me metí a la ducha mientras las chicas buscaban algo de ropa en mi armario.
Después unos cuantos minutos salí. Tomé la ropa que ellas habían dejado en la cama y me la puse. Era un pantalón negro junto a una playera del mismo color y un pequeño diseño.
Sequé mi cabello y lo peiné. Me puse unos tenis blancos y tomé un abrigo que yacía sobre mi cama.
Junto a las chicas salí de la habitación directo a la sala común. Ahí se encontraba Draco mirando con confusión un libro en sus manos.
— Listo. — dije acercándome a él.
Levantó la mirada y me sonrió — Salgamos, entonces.
Pansy y Daphne sonrieron para después empezar a caminar delante de nosotros.
— No vuelvas a hacer eso, Lonie. Pensé que me quedaría sin novia. — rió mientras pasaba su brazo por mis hombros. Pasé mi mano por su espalda.
— No tenía tantas opciones — confesé, aunque aún así yo haría lo que fuera por mi mejor amigo.
— Ya iba a empezar a buscar a tu reemplazo. — dijo con diversión. Levanté la mirada y él estaba observándome.
Me encogí de hombros — Cho Chang es linda.
— ¿Quién es ella? — preguntó con un tono obvio de confusión.
Reí. Paré al leer el título de uno de los diarios de El profeta.
— Creo que la Rita Skeeter disfruta hacer quedar mal a Harry.
Tomé el diario entre mis manos.
— Bueno, creo que la culpa la tengo yo. — admitió mientras quitaba su brazo de mi hombro.
Volteé a verlo — ¿Ahora que hiciste?
— Creo que la amenacé con revelar uno de sus secretos si no lo hacía, pero solo eso.
Me acerqué a él mientras dejaba el diario a un lado. — ¿Y me lo dirás? — pregunté abrazándolo por el cuello.
Él puso sus manos en mi cintura — Quizá. — rió.
Giré los ojos y comencé a caminar nuevamente hasta el patio.
— Es una animaga no registrada. — dijo lo suficientemente alto como para que yo escuchara.
Arrugué mi nariz y él rió al acto. Me tomó de la mano y seguimos caminando hasta el patio.
— ¿Recuerdas como nos conocimos? — pregunté antes de llegar a nuestros amigos.
Él asintió — Yo hablaba con Potter mientras me probaba mi túnica.
— ¡Y vaya que hablabas!
Él rió — Lo lamento. Era un niño.
— Tú le hablas a Potter de escobas, del Quidditch, de las casas, de tu padre, de sus padres, de todo. Debo admitir que ese fue el «Lo siento» menos sincero del mundo. También recuerdo que mencionaste que si te llegaba a tocar Hufflepuff te irías.
Asintió nostálgico. — Recuerdo que ese día tú me callaste.
— ¡Estabas siendo imprudente! — reí con ganas.
— Desde ese día te me hiciste tan interesante. — tomó mis ambas manos.
— Ya lo creo — dije sarcásticamente.
— En serio. Hasta ahora tengo el privilegio de decir que eres mi novia. Y eres hermosa.
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