𝚂𝙾𝚄𝙻𝙼𝙰𝚃𝙴𝚂 ━━ jj mayb...

By mimibloomfield

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❛❛‎‎‎𝙵𝚘𝚛𝚐𝚎𝚝 𝚠𝚑𝚊𝚝 𝙸 𝚜𝚊𝚒𝚍... 𝙸 𝚝'𝚜 𝚗𝚘𝚝 𝚠𝚑𝚊𝚝 𝙸 𝚖𝚎𝚊𝚗𝚝... More

[ 𝐢𝐧𝐭𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐜𝐢ó𝐧 ]
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By mimibloomfield





𝙰 𝙹𝙹 𝚕𝚎 𝚐𝚞𝚜𝚝𝚊𝚗 𝚕𝚊𝚜 𝚛𝚞𝚋𝚒𝚊𝚜.

· • —– ٠ ✤ ٠ —– • ·

John Booker Routledge adoraba a sus amigos, realmente lo hacía. Ellos eran como su familia y sabía que si alguna vez necesitaba ayuda o se metía en problemas ellos siempre estarían ahí para él. Sabía que Reese le ayudaría a solucionar cualquier problema que tuviera con su padre y era la que lo ponía en cintura cada vez que su única figura de autoridad desaparecía y John B se volvía un desastre; JJ siempre era el que lo sacaba de apuros, ya sea peleas o cualquier tipo de problema en que los chicos se habían metido, el rubio podía zafarse de cualquier situación con sus mentiras; Pope... él era un caso más especial, pero gracias a Pope era que sus calificaciones no se habían ido a la mierda y el muchacho era la persona más inteligente que conocía.

Pero así como adoraba a sus amigos también sabía que podían ser las personas más tercas en toda la isla. En especial JJ Maybank y Reese Rott.

Los Pogues siempre estaban juntos, pero los fines de semana eran los días en los que no se separaban ni por un segundo. Había sido así desde hace varios años. El viernes, si no tenían que trabajar, regresarían al Château después de la escuela donde pescarían su almuerzo y después lo cocinarian en una fogata improvisada, se quedarían hablando frente a esta hasta que alguien se quedara dormido y después entrarían a la casa a dormir. El sábado por la mañana irían a surfear y pasar la mayor parte del día en la playa y en la noche terminarían en una fiesta en el boneyard. Los Domingos eran de resurrección desde que habían comenzado a beber y no harían nada más que dormir y comer. Era toda una tradición.

Pero aquel viernes la única persona que apareció en el Château fue Reese, y sabían que Pope no podía ir porque tenía algo de la escuela pero llegaría el otro día, ¿pero JJ? Era impropio de él no llegar y definitivamente muy raro que Reese no supiera donde estaba su mejor amigo. Así que cuando John B le preguntó a la castaña donde se encontraba el otro muchacho y está comenzó a divagar sabía que algo había pasado entre ellos y el adolescente sólo deseo que no fuera nada malo, de lo contrario sería un largo fin de semana...




El sábado por la mañana Reese se quedó sentada sobre la cama de John B mientras que él y su padre se gritaban a unos pocos metros de ahí.

Eran amigos desde hace años, obviamente estaban acostumbrados a oír como sus respectivos padres les gritaban, aunque todos estaban de acuerdo que la madre de Reese era la que más daba miedo cuando la regañaba. Así que mientras que Big John gritaba por lo sucia que estaba la casa después de una semana de no estar ahí, la castaña se cambió de ropa para poder comenzar con su día y ayudarle a su mejor amigo con el desastre que había. Se sentía extraño ya que normalmente JJ estaba ahí y podía platicar con alguien e ignorar toda la conversación pero esta vez estaba sola.

—Y el gallinero, Bird —oyó decir a Big John—. Tienes que recoger los huevos todos los días, si no te los quieres comer, ¡los puedes vender! Hay que limpiarlo, está lleno de hojas y las gallinas no tienen agua limpia desde hace días.

— ¿Qué les va a pasar? Solo son gallinas.

—Podrían enfermar sin que supieras, poner un huevo malo, después tu te lo comerías y también te enfermarías —John B soltó una risita—. O podría enfermar cualquiera de tus amigos. Usa ese cerebro que tienes en la cabeza.

—Okay, está bien, voy a limpiar el estúpido gallinero... ¿Ya me puedes dejar en paz?

—Otra cosa más hijo —dijo en un tono más serio—, sólo tienes quince años... No puedes estar metiendo chicas a tu habitación en especial cuando yo no estoy.

Quiso reírse, John B le ganó y lo hizo primero. — ¿Qué chicas? Es solo Reese —Exacto, pensó la castaña.

— ¿Reese? —Repitió Big John— Pensé que Reese era novia de JJ —hubo una pausa—. No es bueno meterse con las novias de tus amigos, Bird.

John B carraspeó incómodo. —No me estoy metiendo con ella y tampoco es novia de JJ —dijo algo que la chica no pudo alcanzar a oír y Big John le contestó en el mismo tono—. Ya sé, seguimos esperando que pase.

¿Qué pase qué? Reese frunció el ceño. Y cuando ya no pudo escuchar más de la conversación decidió salir de la habitación.



Cuando llegó a la cocina, ambos estaban inclinados hacia delante sobre la mesa y hablando en voz baja, casi como si estuvieran revelando secretos del gobierno. John B se echó para atrás sobre la silla cuando la vio entrar y su padre lo imitó, fingiendo que no habían estado hablando de cualquier cosa que estuvieran diciendo sobre la amistad entre Reese y JJ.

—Buenos días —sonrió Reese, como si no estuviera enfadada con su mejor amigo por hablar sobre lo que sea que ella tuviese con JJ. Ambos balbucearon algo parecido a un 'buen día' mientras que la castaña sacaba un plato limpio de la alacena.

Big John le preguntó cómo estaba su mamá, aunque era algunos años mayor que Elena se conocían desde hace mucho tiempo y hasta se podría decir que eran amigos. Charlaron por un buen rato, hasta que tuvo que irse a trabajar. Su amigo no la miró por un buen rato y tampoco habló, solo terminaron de desayunar. 

JB no quería hablar porque sabía muy bien que la castaña había escuchado lo que estaba hablando con su papá y también sabía que la relación que tenía con su otro mejor amigo era algo... complicada.

— ¿Entonces? —Habló Reese primero— ¿Vamos a limpiar el gallinero?

El castaño soltó un suspiro. —Vamos a limpiar el gallinero —repitió con una sonrisa.




Una vez que terminaron, lavaron los platos y limpiaron toda la cocina, Reese le hizo prometer a John B que después de limpiar el gallinero limpiarían el resto de la casa. Simplemente porque no quería que Big John comenzara a gritarle a su amigo cuando regresara a la casa y también porque la casa parecía que había estado en medio de un huracán.

Mientras que John B quitaba las hojas dentro del improvisado gallinero que había en el patio, Reese sostenía dos gallinas contra su pecho. Estaba tomando más de lo que esperaban por culpa de las gallinas y también del gallo que se negaba a quedarse quieto aplastado entre el brazo y la axila de Routledge. 

— ¡Estúpido gallo! Deja de moverte —Chilló el muchacho. 

— ¡No le grites! —Dijo Reese a su vez— Te va a volver a picar. Tienes que hablarle bonito como a las gallinas.

La castaña le sonrió victoriosa mientras las gallinas se acurrucaban en sus brazos.

—Voy a deshacerme de él —JB se encogió de hombros.

Frunció el ceño. —No puedes, a JJ le gusta.

— ¿Qué le gusta? —Preguntó confundido.

—El gallo. A JJ le gusta el gallo.

Alguien más respondió antes que John B pudiera hacerlo.

—Es cierto, a JJ le gusta el gallo.

Una enorme sonrisa se formó en los labios de Reese cuando escuchó la voz de su mejor amigo detrás de ella. Pero esta se desvaneció tan pronto la castaña volteo a verlo. No estaba solo, de la mano traía a una chica rubia y bonita, probablemente la chica más bonita con la que JJ había estado hasta ahora. Reese casi deja ir a las gallinas cuando vio su mano entrelazada con la de la chica.

—Te estábamos esperando ayer —John B habló primero.

Reese no podía dejar de mirar a la chica, era alta, tan alta como JJ y su cabello era rubio, largo y lacio. Tenía unas gafas de corazón sobre la cabeza y estaba usando solo la parte de arriba del bikini junto con los shorts más cortos que había visto y se preguntó si la chica tendría quince años como ellos.

—Sí... —titubeó JJ— Estaba ocupado —volteó a ver a la chica con una sonrisa coqueta, una sonrisa que Reese conocía muy bien y la chica se limitó a soltar una risita—. ¿Te importa si...?

El rubio movió la cabeza en dirección a la casa y John B respondió con algo que se oyó como un 'Adelante' mientras hacía un ademán con la mano para después devolver su atención al gallinero. Reese siguió a la pareja con la mirada mientras entraban al Château y por unos segundos más una vez que desaparecieron detrás de la puerta.

— ¿Reese? —Le habló, sacándola de sus pensamientos y ella volteó con el ceño fruncido— ¿Estás bien?

La castaña le respondió con una sonrisa, ambos sabían que era falsa. —Claro —asintió—, hay que terminar ya todavía tenemos que limpiar adentro.

Aunque John B no le creyó, asintió de todos modos.




Oír las risas de JJ con otra chica nunca había sido tan molesto para Reese como lo estaba siendo ahora, la ponía de nervios y eso hacía que se distrajera y las cosas se le resbalaran de las manos. Para cuando terminaron de limpiar el resto de la casa a la castaña ya se le habían caído tres botellas de cerveza, solo la última se rompió y fue cuando gracias a que la cama rechinó.

— ¿En serio vas a dejar que use tu cama? —Susurró Reese a John B cuando estaban sentados en la sala.

—No sería la primera vez —John B se encogió de hombros y Reese le dio un puñetazo en el brazo—. ¡Ouch!

Se quejó pero la castaña hizo caso omiso. — ¡Es asqueroso! —Chilló en voz baja y John B abrió la boca para responder— Yo dormí ahí.

—Puedo cambiar las sábanas —le respondió.

—Sigue siendo asqueroso.

—Entonces puedes dormir en el sofá, como siempre lo has hecho.

Reese se masajeó el puente de la nariz. —Ese no es el punto.

El castaño chasqueó. —Tu lo que quieres es que yo vaya a interrumpir lo que sea que JJ está haciendo porque no quieres oírlo. ¿No es así? —Dijo y arqueo una ceja.

La chica se limitó a abrir y cerrar la boca varias veces, buscando algo que decir, pensando en una excusa válida. —No...

—Reese, está bien —John B alcanzó la mano de Reese y la tomó, acariciándole los nudillos con el pulgar.

—Ya sé lo que estás insinuando —respondió mirando hacia otro lado— y no es eso.

Su amigo volteó a ver la puerta de su habitación cuando se escuchó una risa de nuevo y después se inclinó hacia delante para decirle algo a Reese.

—Si quieres decir que no... está bien, pero la forma en la que actúas dice otra cosa —Reese se mordió el labio— y honestamente yo creo que JJ—

Dejó de hablar cuando la puerta de su habitación se abrió y ambos se echaron para atrás en el sofá, mirando fijamente a la chica rubia que había salido.

—Oh, perdón —sonrió—, no quería interrumpirlos, solo quería usar el baño.

—No interrumpiste nada —John B carraspeó incómodo—. Es la segunda puerta a tu izquierda.

—Gracias —le sonrió y de nuevo Reese la observó mientras entraba al baño.

—Ella estaba usando mi camiseta —dijo en voz baja. Sintió algo raro en el pecho, no era como cuando se ponía nerviosa o celosa, era un sentimiento extraño que hacía que le diera ganas de vomitar y llorar. ¿Era posible vomitar y llorar al mismo tiempo?

— ¿Qué?

—Estaba usando mi camiseta —repitió de nuevo y John B la miró confundido, ya que no parecía una camiseta de Reese sino una de JJ. La castaña vio a su amigo confundido y decidió explicarle. — Hace unos días JJ me dio algunas de sus camisetas y esa es una de ellas. Estaba en mi mochila.

JB abrió los ojos sorprendido. — ¿JJ te dio sus camisetas? —Reese asintió— Wow. ¿Crees que la haya tomado de tu mochila? —Preguntó arqueando una ceja.

—Tal vez, voy a preguntarle —Reese se levantó del sofá tan pronto la puerta del baño se abrió y el castaño la quiso detener tomándola del brazo pero se zafó pronto del agarre. 

—No hagas eso —Le pidió pero ella ya estaba caminando en su dirección. 

Tal vez Reese no tenía un problema con el resto de la población femenina, pero sí tenía un problema con las chicas que se metían con sus amigos. Ella podía llegar a ser un poco sobreprotectora y más cuando se trataba de JJ, después de todo era su JJ.

—Hola —le sonrió dulcemente, la misma sonrisa que usaba cuando hablaba con tourons.

—Hola —la rubia le sonrió de vuelta, también era una sonrisa falsa.

—Uh... Esa camiseta que estás usando es mía —Reese apretó los labios—. No se si la tomaste de mi mochila o—

—JJ me la dio —la interrumpió alzando las cejas— pero si es tuya me la quito, yo no sabía porque él dijo que era suya...

A Reese le dieron ganas de vomitar de nuevo. La rubia tomó la camiseta por el dobladillo pero antes de que pudiera quitársela, la puerta de la habitación de John B ya se había abierto. 

— ¿Qué haces? —Le preguntó con una sonrisa de lado.

Respondieron al mismo tiempo.

—Nada —dijo Reese.

—Me quito la camiseta.

JJ miró a la rubia y la tomó de la mano, negando con la cabeza. Después miró a Reese con el ceño fruncido lo cual la tomó por sorpresa.

—Es mi camiseta —repitió Reese, esta vez para el rubio—, tu me la regalaste.

—No le iba a dar una camiseta de John B —chasqueó el muchacho, como si fuera obvio—, por eso le di esa. Porque es mía. —Enfatizó en mía

Reese soltó una risita nerviosa, y le sonrió a ambos de la misma forma que le sonreía a los clientes de la tienda de regalos donde trabajaba, una sonrisa que básicamente le decía que estaba siendo un idiota sin decirle que era un idiota.

—Pero tú me la regalaste —arqueó una ceja—, ¿ahora se la vas a regalar a ella?

La castaña señaló a la otra chica y JJ abrió los ojos como platos, algo que siempre hacía cuando Reese trataba mal a las chicas con las que estaba. 

—Ella se llama Mar —sonrió la chica detrás del muchacho.

—Mar, okay —asintió Reese—. ¿Ahora se la vas a regalar a Mar?

—Yo me la puedo quitar, en serio. Si es tuya yo me puedo quedar en bikini.

JJ volteo a verla. —Me encantaría eso —coqueteo—, pero no te tienes porque quitar nada —le sonrió y Reese quería golpearlo, después jalo a Reese del brazo sacándola del Château.

Se quejó ante las acciones de su mejor amigo. —Suéltame, me estás lastimando.

JJ se veía furioso, tenía la mandíbula apretada y el ceño fruncido y no la soltó hasta que se quejó de nuevo. La castaña comenzó a tallarse el brazo, ahora también estaba tan furiosa como él. JJ nunca la jalaba de esa forma, siempre era bastante gentil cuando se trataba de Reese y definitivamente la había tomado por sorpresa.

—Estás siendo ridícula —dijo con los dientes apretados—, es solo una camiseta.

— ¡Pero me la diste a mi! —Reese estaba casi gritando— ¿Para que me la regalaste si después me la ibas a quitar? —Espero a que respondiera pero no lo hizo— ¿Por qué me la regalaste, JJ?

Apretó los labios y jugó con uno de sus anillos. —Es solo una camiseta, Reese.

Reese quiso llorar, pero no enfrente de él, y lo empujó, ella era más baja que él y mucho menos fuerte. El empujón solo hizo que JJ diera dos pasos hacia atrás, y después entró corriendo al Château, las lágrimas le quemaban los ojos.

— ¿Reese? —Le llamó John B mientras que la chica entraba corriendo al cuarto de John B. Mar seguía parada y muy confundida en el pasillo donde habían hablado. — ¿Qué estás haciendo? —Preguntó entrando a la habitación. 

—Me voy —le respondió mientras metía todas sus cosas a su mochila—, si él va a estar aquí yo no me voy a quedar.

— ¿Por qué? ¿Qué paso? —Se notaba la preocupación en su tono de voz.

No le dijo nada y se colgó la mochila al hombro, después salió de la habitación y John B la siguió. JJ estaba parado en el pasillo y frunció el ceño cuando la vio con la mochila en el hombro.

— ¿A dónde vas? —Le preguntó y Reese lo empujó de nuevo— ¡Reese!

La chica se limpió las lágrimas con la parte de atrás de la mano mientras salía de la casa y caminaba rápidamente por el camino de tierra. John B agarró a JJ por la camiseta y lo empujó hacia la pared, Mar chilló desde la sala.

— ¿Por qué siempre arruinas todo? —Gruñó pero JJ no respondió— ¡¿Qué le hiciste?!

El rubio tiró del brazo de su amigo para zafarse del agarre. —Voy por ella —dijo en voz baja.

—No —respondió JB simplemente—. Tu te quedas aquí.

Cuando John B salió de su casa, Reese ya estaba caminando por la calle y Routledge trotó hasta ella para alcanzarla y detenerla. Solo se detuvo cuando el castaño se paró frente a ella, Reese ya tenía la nariz roja y las mejillas mojadas por las lágrimas.

— ¿A dónde vas? —Le preguntó sin aliento.

—A mi casa —Reese respondió mientras se limpiaba las lágrimas.

— ¿Por qué? —John B frunció el ceño— No tienes porque irte.

Negó con la cabeza. —No quiero ver como se besa con alguien más, yo no... quiero...

—Reese... —suspiró en respuesta.

—Es que... —sollozó— Hace cosas que me hacen pensar que... —No terminó la oración— Y luego hace todo lo contrario... No me quiere John B, JJ no me quiere.

—Sí te quiere.

—Pero no como yo lo quiero a él —Reese lo miró a los ojos por primera vez desde que su amigo llegó corriendo a buscarla— No me quiere.

John B la abrazó contra su pecho y la dejó llorar, y se quedaron así por lo que se sintió como una eternidad. 








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