Tardé diez minutos en hacer entender a mis guardaespaldas que no podían venir conmigo, al final lo conseguí cuando les expliqué que Igor tiene conexión directa con mi rastreador y sabría mi ubicación en todo momento. El dilema fue cuando les dije que no podían decirle a mi padre con quién estaba al final los convencí con el argumento de que tendrían un encuentro con el peor de los venenos de mi amiga Inna si no me obedecían, al escuchar ese nombre sus rostros cambiaron y supe que al fin habían entendido lo serio que les hablaba.
Me adentré en el parque y en cada paso que daba disfrutaba del verde de la naturaleza que me rodea. En uno de los bancos estaba él esperándome, me le acerqué con una sonrisa en los labios.
—Hola —le dije
—Hola, estás muy hermosa
—Gracias —tomó una de mis manos y la beso, ese gesto siempre lo había odiado hasta este momento. Es el típico saludo de los viejos de la Bratva pero ahora solo por ser él no lo odié sino todo lo contrario. Tomó mi mano y la enredó con su brazo guiándonos hasta el final del parque
—Lista para una sorpresa
—Supongo que no tengo de otra
—Si me lo dices así, voy a creer que no quieres saber porque te traje aquí —me detengo
—No es eso, solo es que no entiendo cómo me vas a sorprender en el medio de un parque —hago un gesto con mis manos para referirme a mi alrededor donde solo hay árboles y aunque no los veo puedo sentir el sonido producido por los animales.
—Ya verás que sí puedo sorprenderte —me extiende una mano y la tomo, nos guía por un camino de rocas planas incrustadas en la tierra
—No me darás ni una pista
—No, aunque la verdad no entiendo cómo es que no te has dado cuenta que este lugar nos lleva a un bosque.
—No suelo salir mucho de casa —la verdad es que a penas ahora tengo la libertad para explorar el mundo.
Caminamos durante diez minutos hasta que se detiene y noto la pequeña cabaña que tenemos enfrente
— ¿Esa es la sorpresa? —digo mientras caminamos sin soltarnos hasta la entrada de la choza de madera.
—No, estamos aquí porque necesitamos ciertas cosas. No pensarás continuar el camino con esos zapatos —miro a mis pies y me doy cuenta que se refiere al ligero tacón que tienen mis sandalias —entramos en la cabaña y detallo la decoración todo está muy hermoso y acogedor cada mueble es de madera pero se ve que tiene mucha clase. Dudo que alguien viva aquí pero por el fuego que está encendido el cual mantiene la habitación caliente, imagino que alguien se encarga de este lugar.
—Si me hubieras dicho a donde vamos quizás me habría vestido acorde a la ocasión
—Tienes razón, es mi culpa, entra ahí y toma la ropa que gustes yo haré lo mismo en aquella habitación del fondo
—No me encerrarás dentro para secuestrarme —el ríe y aunque me parezca hermoso con ese simple gesto me quedo seria para que vea que no estoy jugando, puede que yobeste jugando con él pero que me asegura que el no haga lo mismo conmigo.
—No, no lo haré, dime que ganaría si lo hago
—No lo sé, dímelo tú —teniendo en cuenta quien realmente soy, ganaría mucho, pero mis alarmas se detienen porque el no sabe mi verdadera identidad.
—Voy a cambiarme, no te demores —sin más se voltea y entra por la puerta de madera y yo me quedo observando hasta que desaparece de mi vista.
Entro a donde me indico pero dejo la puerta abierta si viene a encerrarme lo veré y podré detenerlo de eso estoy segura, no me importa arriesgarme a aue me vea desnuda con tal de sentirme segura.
Abro el pequeño closet de madera y dentro hay ropa de mujer toda con su etiqueta aún puesta. Tomo unos jeans negros, un bléiser blanco y unas botas negras sin tacón y rápido me cambio de ropa, salgo de la habitación, el aún no regresa por lo que me siento en un sofá individual a esperarlo. A los diez minutos sale y se sorprende al ver que terminé primero que él.
—No sabía que los hombres tardan tanto en cambiarse —el ríe
—Lo siento es que tuve que atender una llamada —se para frente a mí, y observo que lleva un pantalón negro igual que yo con un pulóver blanco y un abrigo color gris encima y otro del mismo color en su mano.
—Es que acaso me espiaste cuando me cambié
—No, supongo que es cosa del destino que tengamos los mismo gustos —me levanto y tomo el abrigo de su mano, es obvio que es para mí. Me dirijo a la puerta para salir pero él me detiene.
—Aún falta algo —va un mueble que tiene cuatro gavetas y de ellas saca dos máscaras de gas, las he visto pocas veces pero sé para qué zona específica están hechas.
— ¿A dónde es exactamente que me llevas? —digo algo preocupadada
—Es una sorpresa —el mismo me coloca la máscara con una delicadeza sorprendente
—Solo espero que no estés planeando mi muerte porque te aseguro que el muerto será otro
—No lo dudo, acaso crees que he olvidado nuestra conversación en el bar —una sonrisa aparece en mis labios al escuchar eso
Caminamos un rato hasta que en un punto me pide que cierre los ojos y le hago caso, el me guía todo el camino hasta que sé que no estamos rodeados de árboles porque siento la fría brisa chocando con mi cuerpo.
Lentamente abro los ojos, no encuentro palabras para describir lo que tengo enfrente los colores de los gases y los pocos rayos de sol que quedan se mezclan todos entre sí de un modo único e indescriptible.
—Wao eso es hermoso ¿cómo es posible que algo así ocurra en una zona roja?
—Cuándo las partículas cargadas de Sol chocan contra los gases tóxicos la atmósfera de la tierra reacciona de ese modo —. No tengo idea de cómo sabe eso pero agradezco su explicación
—Es tan bello, jamás había visto algo así —trato de memorizar cada detalle porque definitivamente quiero recordarlo aunque seguramente vendré a este lugar muy a menudo.
—Me encanta venir aquí siempre que puedo, son pocos los lugares en el mundo que tienen este efecto, ocurre debido a los restos de gas tóxico que quedan de la guerra química.
—Es como mágico —mi vista se pierde ante la infinidad de colores, si me hubieran dicho que un lugar así existe seguramente no lo hubiera creído
—Sabes a que me recuerda —niego con la cabeza sin quitar la vista de la mezcla de colores que tengo enfrente, él ríe seguro es al ver lo anonada que estoy ante la belleza de este lugar —me recuerda a la Aurora Boreal ¿Sabes lo que es?
—Sí, es un fenómeno en forma de luminiscencia que se presenta en cielo nocturno, pero no en esta zona generalmente en las polares
—Wao, si no fuera porque no sabías a donde te traería pensaría que lo buscaste en un diccionario.
—Es que lo hice —finalmente lo miro y noto que no entiende —cuando tenía diez años, mi madre me llevó de viaje al norte de Canadá fue la primera vez que vi eso, era hermoso, recuerdo que pregunté el nombre y busqué en la red lo que era.
—Me puedes explicar cómo recuerdas tan bien algo que leíste con diez años
—Tengo buena memoria —digo quitándole importancia
—Claro, buena memoria
— ¿Cómo descubriste este lugar? —se rasca la nuca por lo que me queda claro que no quiere responder y mi objetivo es parecer una chica normal —gracias por mostrarme esto
—Es un placer, me gusta venir siempre que estoy en Rusia. Supongo que ahora que estaré viviendo aquí podré venir más amenudo, es como mi rincón de reflexión
—Me gusta disfrutar del mar cuando necesito un momento para mí, también tengo mi playa privada y secreta
—En la próxima cita te toca llevarme ahí —lo miro y me doy cuenta que habla en serio —Yo te mostré mi lugar favorito de tu país es justo que tú me muestres el tuyo
—Sí parece ser lo justo, pero de igual forma me lo pensaré —claro que lo llevaré pero me gusta hacerme la difícil.
— ¿Qué tengo que hacer para convencerte? —me agarra por la cintura y me atrae hacia él, puedo sentir la firmeza de su cuerpo poco a poco nos íbamos acercando hasta que nuestras frentes se encontraron —Puedo ser muy persuasivo si me lo propongo -—si nuestras bocas no estuvieran cubiertas por la máscara de gas en este momento nos besaríamos.
Nos miramos a los ojos y al hacerlo siento una paz que jamás había tenido, es como si el tiempo se detuviera.
Mi teléfono comienza a sonar y lo saco de mi bolso al ver que es mi padre sé que debo responder.
—Tengo que atender la llamada —el suelta su agarre y me dan ganas de protestar por la usencia de su toque. Me alejo lo suficiente hasta que se que no puede escuchar nada de la conversación.
—Dime
—Alka, cariño debes volver a casa hay muchos problemas
—¿Qué pasó? —no me dirá por aquí porque no es seguro para el negocio pero al menos me dará una pista
—La basura italiana —escucharlo en ese tono me hace saber que algo muy grave sucedió
Gracias por este maravilloso dibujo de Maska
LechuzaOscura
Espero que les guste. ¿Qué habrá pasado ahora? Nuevo capítulo pronto.
Gracias a CriaturesForest por la playist
⊱✿⊰
Espero que les haya gustado.
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