Maska (En Edición)

Capítulo 16

Alka Petrov
9 de agosto 2145

El sonido de un auto me saca del mundo del libro de fantasía que llevo horas leyendo, es de esas historias que te llevan a otro mundo y una vez estas en el no encuentras como salir, es por ello que desde que supe del encuentro de un Lorenzzeti con mi padre vine a refugiarme en una de esas historias que te transportan lejos de la realidad y te cautivan hasta los huesos, solo así mi mente estaría en paz y aguantaría la ansiedad de salir corriendo.

Corro hasta la puerta principal para recibir a Petya ya Boris pero para mi sorpresa solo el primero se  baja del auto, como si me faltara el aire un dolor invade mi pecho y mil pensamientos negativos corren por mi mente, estoy segura de que mi mirada dice todo lo que siento porque Petya me una seña con su mano de que todo está bien, casi en automático me relajo.

Espero desde mi posición en la puerta a que la mano derecha de mi padre culmine de dar órdenes al personal y una vez finaliza se me acerca.

— ¿Dónde está él? —pregunto un poco más calmada pero sé que en en mi voz se notó un hilo de preocupación

—Tranquila la reunión no fue nada fácil para él, ocurrió algo inesperado y tu padre se quedó en establo para despejarse —dejo ir un suspiro, siempre que ocurre algo mi padre se refugia en la caballerizas, el no me lo ha dicho pero recuerdo que ese era el lugar favorito de mi madre supongo que estar ahí lo hace sentir más cerca de ella.

—¿Qué fue lo que ocurrió exactamente? —pregunto algo intrigada

—La verdad es que creo que no soy quien para responder eso, será mejor que hables con tu padre solo el te puede dar esa respuesta. Por cierto ya tienes todo listo para el recibimiento de los alemanes.

—Claro que sí, alguna vez he hecho mal mi trabajo —el me muestra su perfecta sonrisa, a pesar de que es casi de la edad de mi padre, es un hombre bastante atractivo

—La verdad es que nunca, yo tengo aún cosas que organizar así que te veo en la cena de esta noche. —le asiento con la cabeza y aunque entramos juntos a la casa nos separamos una vez estamos dentro.

Me cuestiono si ir tras mi padre para saber que está realmente bien o si me necesita para algo pero luego de analizarlo me doy cuenta que si realmente me necesitara hubiese venido a mí como solemos hacer ambos en nuestros peores momentos, finalmente decido que lo visitaré en la noche antes de comer y que por ahora es mejor darle su espacio.

Regreso a la biblioteca porque planeo retomar mi lectura, pero para mi sorpresa y debo aclarar una muy desagradable e inoportuna mi libro no se encuentra en donde lo dejé.

—Jamás imaginé verte con un libro en las manos

—Y yo pensé que la inteligente de mi primita no leía libros de pacotilla —río ante su intento de insulto —no soy tan inculta primita todavía se leer, solo que ha diferencia tuya no leo la típica historia de pacotilla como esta como se llama —voltea el libro para ver su nombre —Electus, hasta el nombre me parece tan patético como tú —arranco el libro de sus manos

—Como es una basura no deberías ni tocarlo, no crees, además a quién quieres engañar no recuerdo cuando fue la última vez que te vi leyendo algo de verdad, a menos que tú cuentes tus revistas de chismes como uno.

—Alka pero que grosera has venido y yo que por primera vez he venido en modo de paz.

—Tú no sabes lo que es eso Lev, dime lo que quieres así te largas de una buena vez.

—Escuché en una conversación que Alenka está enferma y que tu padre aún no lo sabe, a diferencia de ti ella no suele ser tan odiosa, supongo que las veces que lo fue era por su enfermedad así que no me cae tan mal como otras personas de esta familia —. Trato de fingir que no se dé que habla, del mismo modo que oculto mi sorpresa, como diablos se enteró, aunque recuerdo el día en que al salir de mi habitación me la encontré lista para despotricar su odio hacia mí, porque segun ella estaba enferma, aún no he hablado con mi padre y odiaría que se enterara por alguien que no sea yo, pero por otro lado no puedo mentir que por primera vez noto un gesto de preocupación sincero en este ser tan despreciable que tengo enfrente.