[Cap. 35]
🍃¡No le digas que yo te dije!
Un nuevo día comenzaba y junto a él, las lluvias de otoño comenzaban. Sentía las gotas chocar con la ventana lo que me hizo tener más ganas de acurrucarme junto a Hoseok. Casi de inmediato, sentí sus brazos rodear mi cuerpo y sonreí instintivamente.
Si bien las cosas aún no se arreglaban con Jiwoo, me sentía un poco más tranquila. Había conseguido mi licencia de conducir así que Hoseok decidió que debíamos celebrar. Podía definir la noche anterior como alcohol y... amor.
Un par de golpes en la puerta hicieron que me despertara y saliera de mi cómoda posición junto a mi novio, pero recordé algo.
Las cartas.
Simplemente podía no ir y esperar a que dejaran el correo afuera, pero si en este se encontraba nuevamente una carta anónima, existía la posibilidad de que Hoseok la viera, y después de lo que me había contado acerca de Miyeon, no quería asustarlo con algo así.
Rápidamente me puse la camiseta de Hoseok y salí de la habitación sin hacer demasiado ruido, aunque estaba casi segura de que Hoseok también había despertado, ya que tenía el sueño demasiado ligero.
Abrí la puerta, intentando ocultarme detrás de esta, y vi las cartas en las manos de quién menos esperaba.
—Traje el desayuno — cantó Jiwoo enseñándome una bolsa en sus manos. —¿Puedo pasar? — preguntó y aturdida asentí.
Mi vista se fue directo al reloj en la pared. Una vez había leído que si estabas soñando pero no estabas del todo segura, tenías que ver la hora en un reloj. Si no podías verla significaba que estabas en un sueño, pero el reloj marcaba las nueve con treinta de la mañana. No era un sueño.
Volví a la realidad, y junto con esto, comencé a entrar en pánico. Saber que Hoseok estaba en la habitación de al lado y que debido a esto había sido mi problema con Jiwoo, me estaba volviendo loca.
Jiwoo se quitó la chaqueta y me miró de arriba a abajo antes de dar un suspiro, pero finalmente una sonrisa apareció en su rostro.
—¿Está Hoseok aquí?
— Eh...
—Ni siquiera sé por qué pregunto, esa es la camiseta que le regalé en su cumpleaños- dijo apuntando a lo que traía puesto. — ¡Hoseok, ven a comer!
—Yo iré a cambiarme ropa y vuelvo — dije aún en shock.
Fui hasta la habitación encontrándome con Hoseok igual de confundido que yo. Le lancé su camiseta y ambos comenzamos a vestirnos antes de volver con Jiwoo. En la mesa habían un par de dulces y café caliente.
—Buenos días — dijo Hoseok golpeando el hombro de su hermana.
—Creo que deberé acostumbrarme a verte aquí— dijo Jiwoo.
—Creo lo mismo — respondió él y Jiwoo rodó los ojos. — ¿Sabes que es más extraño? Entrar al departamento de tu novia y encontrarte con un chico semidesnudo, esto no es nada —añadió apuntándose a sí mismo, recordando el incidente con Namjoon.
—No me digas, ¿Era Namjoon?—preguntó mirándome y yo asentí. — Como sea. De todas formas, deberás compartir el desayuno con Haru, porque no pienso darte del mío.
—Tranquila, ustedes tienen mucho de qué hablar, así que me iré y tomaré desayuno con mamá. — Hoseok se acercó a mí y dejó un corto beso en mis labios en forma de despedida. —Te llamaré.
—Adiós — murmuré y Jiwoo rio.
¿Acaso era la única que no entendía nada de la situación? Seguí a Hoseok hasta que cerró la puerta del departamento y mi vista volvió hacia Jiwoo, quién me estuvo mirando todo el tiempo.
—¿Qué tal? — preguntó con una sonrisa.
—Bien supongo —respondí. —¿Puedo preguntar qué haces aquí? No es que no quiera que estés aquí, pero...
—Lo siento— soltó interrumpiéndome. -Fui una estúpida y me comporté como una niña. Y sé que aquella vez no te dejé hablar, pero quiero que me escuches ahora.
—Jiwoo, te entiendo.
—¡No tienes que entenderme! Fui una pésima mejor amiga, pero estaba asustada. Creo que lo de mi padre aún me tiene mal, y de alguna manera me sentía más cercana a Hoseok estos días, así que saber que tenía novia fue un golpe demasiado fuerte. —Jiwoo miró hacia su taza, evitando mi mirada y suspiró. —También se me pasaron muchas ideas por la cabeza, pensé que tal vez conocías a Hoseok desde antes y solo te acercaste a mí para estar con él.
—Te conozco hace mucho más tiempo que a él.
—¡Lo sé! Nunca quise hacerte daño, ni a ti, ni a Hoseok. De verdad, lo siento mucho.
—No tienes por qué —murmuré acercándome a ella.
Mi corazón por fin se sentía en paz. En realidad no había perdido a mi mejor amiga como lo había estado pensando estos días, y por supuesto que entendía su punto de vista. Pero aun así, dentro de mí seguía sintiéndome culpable por haberle hecho pensar aquello.
—También lo siento, Jiwoo. Debí contártelo desde un principio, pero cuando me hiciste prometer que no estaría con Hoseok me asusté.
—Debiste golpearme ahí mismo, Haru —dijo haciendo una mueca. —Nunca debí haberte hecho prometer eso. Digo, ¿Quién soy yo para interponerme en tus decisiones?
—Pero me habías contado los malos ratos que habías tenido y...
—No hay excusa, pero por favor, perdóname.
—Lo haré solo si tú me perdonas —dije y una sonrisa se formó en el rostro de Jiwoo antes de saltar sobre mí.
—¿Te he dicho que te amo?—preguntó feliz. —¿Entonces ahora podemos hablar de ustedes?
—¿Quieres saber sobre mi relación con tu hermano?—pregunté recalcando esto último, pero Jiwoo asintió entusiasmada.
—Hoseok me contó que salen oficialmente desde su cumpleaños, y qué se conocieron el día que te quedaste a dormir en mi casa por primera vez.
—¿Hay algo que Hoseok no te haya contado?
—¿Por qué te gusta él?
En realidad no me había tomado el tiempo de pensar aquello. ¿Por qué me gusta Hoseok? Quizás por todo, no había algo que no me gustara de él. Su personalidad, carisma y por supuesto que su físico, todo en él era completamente perfecto.
—Lindo, divertido, amable. —Aquellas palabras no salieron de mi boca, sino que las de su hermana, quien enumeraba las características de Hoseok. —Cualidades de los Jung.
—Creo que estás más contenta que yo.
—Hoseok nunca había estado en una relación, y que su novia seas tú le añade puntos extra —dijo bastante entusiasmada. — ¿Por qué no pensé en ello antes? Mi cuñada es mi mejor amiga, wow.
—Wow —dije igual que ella.
—De todas formas, te mataré si le rompes el corazón a mi hermano.
—¿A qué se debe la repentina amenaza? ¿No confías en mí?
—Confío en ti más que en nadie, pero Hoseok es mi hermano y lo he visto dañado por una chica.
—Miyeon —solté sin pensarlo.
—¿Te contó acerca de ella? —preguntó asombrada y asentí. —Miyeon fue un asco con Hoseok, lo usó como quiso, pero no merecía lo que le pasó. Nadie merece eso.
El tema acerca de Miyeon no era algo que solo parecía afectarle a Hoseok. La voz de Jiwoo había cambiado cuando dijo su nombre, y sus ojos parecían haberse quedado estáticos en un punto de la mesa.
—Hoseok estuvo a punto de morir. El cuchillo perforó tan cerca de su corazón, pero logró sobrevivir —dijo dando un largo suspiro. — Estuvo cerca de un mes en coma inducido, y cuando despertó lo primero que vio fue a un fiscal inculpándolo de lo que había pasado con Miyeon. Nosotros no queríamos decirle nada, pero ellos se encargaron de matarlo en vida.
—Me contó acerca de lo que hicieron con ella. Lo lamento mucho —dije y Jiwoo volvió a mirarme. Esta vez sus ojos se encontraban vidriosos, y en cualquier momento sus lágrimas se harían notar.
—Pensé que jamás iba a superar eso, pero lo has ayudado mucho.
—No creo eso, Jiwoo —dije porque era lo que pensaba. Hace una semana con suerte sabía el nombre de Miyeon, así que no me caía en la cabeza cómo podía haber ayudado a Hoseok con aquello.
—Créeme que sí. Incluso creo que te quiere más a ti que a mí —dijo cruzándose de brazos de manera chistosa pero tierna a la vez.
—No es mi fecha de cumpleaños la que tiene tatuada.
—¿Qué?— preguntó Jiwoo confundida.
—¡No le digas que yo te dije!
—¿Cómo quieres que viva tranquila sabiendo que mi hermano tiene tatuada la fecha de mi cumpleaños? —preguntó y simplemente me alcé de hombros. —De todos modos, Hoseok se sinceró contigo, así que creo que tú también debes hacerlo.
—¿A qué te refieres? —pregunté un poco confundida, pero en el fondo sabía de lo que hablaba.
—A lo que te hace llorar en tus sueños— respondió y mi boca se abrió ligeramente. — Soy tu mejor amiga, Haru, y a pesar de que intentas ocultar algunas cosas, para mí no pasan desapercibidas.
—L-lo siento, yo...
—No tienes que decirme nada. Nunca te he querido preguntar para no hacerte sentir incómoda, pero así como Hoseok te contó, tú deberías decirle aquello que te atormenta. Y estoy segura de que ambos se pueden ayudar.
(...)
—¿Entonces sabías que Jiwoo vendría? —le pregunté a Hoseok a través del teléfono.
—Sabía que iría algún día, no precisamente hoy o me hubiera encargado de estar vestido al menos.
—¿Cuándo hablaste con ella?— volví a preguntar, y escuché su risa.
—Hace unos días, ¿Alguna otra pregunta?
—Sí, ¿Qué le dijiste?
—¿Haru? Creo que se está yendo la señal.
—No juegues, vamos.
—Sólo le dije algunas cosas, nada importante —respondió y podía jurar que había rodado sus ojos en aquel momento.
Mi menté viajó a lo que había hablado con Jiwoo hace unas horas antes, ¿Debía contarle a Hoseok aquello? Estaba asustada, no por la reacción de Hoseok, sino por la mía. Mi familia y yo nos habíamos encargado de esconder aquel secreto desde que había llegado a sus vidas, y durante un tiempo incluso había comenzado a creerme aquella mentira.
—¿Haru? —preguntó Hoseok, sacándome de aquel trance en el que estaba inmersa.
—Perdón, ¿Qué decías?
—Decía que si tenías un espacio en tu cama para mí.
—Creo que debería comenzar a cobrarte por cada noche aquí.
—Entonces te cobraré por cada vez que lo hemos hecho.
—¡Eso es injusto! —me quejé exageradamente.
—Siento que solo me usas para tu placer, Haruka —dijo él, fingiendo estar dolido.
—Me descubriste, Jung —respondí de vuelta, y ambos reímos. —¿Qué tal si mañana vas por mí a la universidad y salimos un rato?
—¿Salimos de salir o de...
—De salir— respondí antes de que dijera algo que me hiciera sentir avergonzada. —Yo invito.
—Está bien, te veré después de clases.
—Buenas noches, Hoseok.
—Buenas noches, y te amo —añadió, haciendo que mi corazón se sacudiera.
—Y yo a ti.
Al principio no pude conciliar el sueño. Recordé lo que había hablado con Jiwoo y todo lo que sabía sobre el caso de Miyeon, y nació una idea en mí que hubiera deseado tener antes. Rápidamente mis dedos teclearon "Jung Hoseok" en el buscador de internet, y un par de noticias antiguas me salieron. La mayoría eran desde hace siete años, y una que otra era reciente debido a la muerte de su padre.
"Menor de edad será acusado cómplice del crimen hacia Han Miyeon", "Jung Hoseok despierta del coma y está listo para testificar" "Presuntos culpables queda libre por faltas de pruebas".
Ni siquiera era capas de leerme las notas completas. Si bien todas las pruebas apuntaban a los tres hombres, jamás se les trató como a los malos de la historia, y tal como lo había dicho Jiwoo, intentaban culpar a Hoseok en todo momento. Habían fotos de él en el hospital, o videos de las cámaras de seguridad cuando Hoseok había sido tirado en unos matorrales, pero aún así existía un sin fin de comentarios maliciosos hacia él, mas no hacia los verdaderos criminales.
Por otra parte, la conversación con Jiwoo me había hecho dudar de mí misma. Quizás fui muy obvia, o quizás abrí demasiado mi corazón como para que las personas vieran detrás de lo que había creado con esfuerzo. Todos esos miedos que en parte me habían inculcado mis padres, estaban saliendo nuevamente a la luz.
Aun así, algo comenzó a crecer dentro de mí. Aquella curiosidad acerca de mi pasado, de mis raíces y de mi verdadero yo. Nunca había sentido la necesidad de querer descubrir de dónde provenía y quienes eran mis padres, o al menos no hasta ahora.
Pero a pesar de que en mi mente habían miles de pensamientos, solo estaba segura de algo. No importaba lo que fuera, confiaba lo suficiente en Hoseok como para contarle acerca de mi vida. Y después de casi dieciocho años, por fin aquel secreto sería revelado.
〰️
Ven que Jiwoo no era tan mala después de todoooo.
En fin, mañana sabremos más de Haruka, espero...
Nos vemos en 24 horas uwu