La táctica barata

By Yveltal777

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La fusión es solo una táctica barata. -Ha dicho Jaspe a Garnet en uno de sus últimos enfrentamientos, pero ah... More

Prologo
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Epilogo

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By Yveltal777


Cuando Jaspe despertó estaba desnuda, su rostro se cubrió de rubor mientras su cuerpo brillaba y materializaba su uniforme, le era difícil ponerse cómoda con las "peculiaridades" de su nueva forma física, las púas no solo tenían un aspecto desagradable a la vista, sino que eran realmente molestas para recostarse en un colchón, especialmente las de su cabeza, que cubría para evitar parecerse a un toro. Se sentó en el borde la cama, observando sus manos, le habían crecido las uñas, pero no podía cortarlas, no eran del mismo material que las de los humanos.

—Monstruo...—Murmuro.

Le era difícil verse como otra cosa, desde el día en que había visto luz en medio de todo ese odio y rencor, en el momento en que no podía hablar y solo expresar un resentimiento que no le pertenecía, pero que la motivaba del mismo modo. Antes de aprender a hablar había aprendido a pelear.

— ¿Jaspe?

Lapis estaba de pie en la puerta, llevaba un overol y una franela sin mangas, con las mejillas y las manos cubiertas de tierra. Ambas compartieron una sonrisa amable.

—Lo siento, iré en un segundo.

—No pasa nada ¿Dormiste bien?

Su semblante se endureció sin poder evitarlo, se limitó a asentir y le pasó por un lado a la gema, sin que esta tuviera tiempo de premiar su ayuda con un pequeño beso, Lapis la miro recorrer el jardín, tomar una pala y empezar a cavar.

— ¿Jaspe?—Le pregunto mientras la gema hacia surcos en la tierra con una asada para hacer espacio a las semillas.

La gema gruño a modo de contestación, desde que había sido restaurada tenía el mal hábito de meterse en sus propios pensamientos, una prisión mucho más efectiva que sus grilletes de agua en el fondo del océano.

— ¿Me estás oyendo?

La miro y asintió, aunque seguía metida en sus pensamientos.

— ¡Que calor hace, creo que trabajare desnuda!—Exclamo Lapis poniéndose de pie.

Jaspe asintió. Lapis dejó escapar el aire con una trompetilla y se acercó a ella, quitándole la pala y tomando sus manos. La gema naranja la enfoco con aquellos ojos felinos.

— ¿Qué sucede?—Pregunto. — ¿Son los cuernos?

Intento apartar el cabello de su frente, pero ella sujeto su muñeca.

—...yo, lo siento, Jaspe.

—No pasa nada, nunca me ha preocupado demasiado mi apariencia.

—Entonces ¿Qué te molesta?

Jaspe miro a los campos, lo que alguna vez había sido un campo de batalla reclamado por la tierra, por la naturaleza. Al parecer, eventualmente todo lo que existía sobre su extensión era reclamado, y aquellos que se negaban eran...

—Nunca antes había visto este planeta—Explico. —Me cuesta pensar ahora que llegue a pensar que lo que hacía era lo correcto.

Lapis le acaricio la mejilla.

—Ya no somos esas gemas. —Le dijo Lapis tomando su mano.

Los dedos de Lapis eran finos y femeninos, los suyos eran toscos y fuertes, como una garra.

— ¿Entonces qué coño somos?—Se preguntó.

— ¡Vamos, no seas tonta!—Le decía Lapis arrastrándola por el muelle, una vez más la miro y se ruborizo. — ¡Te ves muy linda!

—Yo...no...quiero...—Gruñía Jaspe intentando retroceder.

Habría sido ridículo intentar ponerle un vestido, que a Jaspe le parecían la cosa más vergonzosa del universo. Había aceptado a regañadientes usar unas zapatillas de color crema, pantalones de color vino, una franela blanca de algodón sin mangas y una chaqueta marrón de cuero falso. Aunque ella se considerase bastante fuera de lugar, varios chicos y más de una chica no le quitaban los ojos de encima.

Al darse cuenta de ese gran detalle, la gema dejo de forcejear y se aproximó a Lapis.

—En realidad no me gusta pasar demasiado tiempo con los humanos.

Chst—Le dijo Lapis guiñándole un ojo. —Yo no luzco muy humana, así que no debemos hablar como si fuéramos de otro planeta.

—Sí. —Le dijo Jaspe observando con detenimiento a un par de chicas en bikini, que se reían y se empujaban en la playa.

Lapis siguió la mirada de su compañera, abrió mucho los ojos y se apresuró a tirar de nuevo de ella para guiarla.

—Espera aquí, quisiera comprar algunas semillas de tomate—Le dijo Lapis mientras le señalaba una mesa con una sombrilla. —Me tomara solo un momento. Trata de no alejarte demasiado ¿De acuerdo?

—Copiado—Le dijo Jaspe sentándose con cierta resistencia, se apartó cuando Lapis hizo un mohín e intento darle una palmadita. — ¡Oye, no soy una niña!

Era la primera vez que se sentía rodeada realmente por los humanos, vio a una mujer con un carrito llevando a su bebe, así como una pareja de chicos tomados de la mano que señalaban el atardecer. Le resultaba bastante distinto a la imagen de escurridizos seres que tenia de ellos, siempre gritando y disparándole flechas a las cosas que no entendían. Su forma de desenvolverse era bastante individual, mucho más compleja que la armonía mecánica que existía en el Planeta Madre.

"Me siento como un perro al que sacaron de paseo". —Pensó Jaspe mientras recostaba la cabeza en su mano, cada vez más inquieta.

Se cubrió la frente y evito que su cabello volara con la brisa, había costado trabajo ocultar sus cuernos ¿Por qué Lapis tenía tantas ganas de que estuviera en la ciudad? Mientras observaba con detenimiento todo a su alrededor, desde el bonito parque para perros hasta el arcade del señor Sonrisas, le pareció distinguir algo más que una caminata apresurada o una carrera.

Las personas corrían y gritaban, huyendo de algo...

No se había dado cuenta de que había tirado la silla al levantarse, la aparto al caminar y se encontró chocando con un par de chicas que corrían asustadas, gritando algo sobre un monstruo gigante ¿Debía hacer algo? ¿Dónde estaba Lapis? Intento calmar a la chica, pero no lo consiguió, no tenía idea de cómo, de todos modos, dejo que la chica se fuera y empezó a caminar en dirección contraria a los que corrían.

Si alguna vez había pensado que podía enfrentarse a esa amenaza en específico estaba muy equivocada, al ver a la gema sintió que se le cerraba el pecho, aunque no estuviera acostumbrada a respirar como los humanos, busco orientarse, pero no lo consiguió. Aquel sentimiento que la invadía, el miedo, la hizo regresar al fondo del océano, a la oscuridad de su propia mente inquieta, donde no podía estar a salvo.

La gema se encontraba de pie en medio del muelle, apoyándose en sus puños como un primate, tenía un cuerpo bastante esbelto, casi al punto de parecer vagamente un ser humano, pero con la diferencia de que no tenía ojos ni nariz, solo una mandíbula con dientes picudos, labios anchos y colmillos curvos en la mandíbula inferior, además, su piel era de color blanco en la parte de abajo y dorada en la espalda y los antebrazos. Los brazos pequeños en su pecho parecían emerger de dos manchas en los costados que se afinaban hacia adelante. Su melena, larga y de color blanco, con mechones y matices doradas, parecía ondear alrededor de su cabeza alargada como si fueran algas bajo el agua.

La criatura no tenía ojos, Jaspe no podía apartar esa idea de su mente ¿Por qué la estaba mirando entonces? ¿Cómo podía saber que estaba ahí sino tenía ojos?

Cada parte de ella le decía que debía golpear, atacar, defenderse, ser una guerrera, pero el miedo opacaba sus pensamientos. Su puño se elevó sin ninguna fuerza y choco contra los dedos largos de aquella mano blanca como el alabastro cuando la gema la tomo y la levanto del suelo para observarla de cerca, prestando especial atención a la gema en su rostro, donde un humano tendría la nariz.

—"¡Haz algo!".—Se gritaba mentalmente a sí misma, mientras sus brazos colgaban inertes a ambos lados de su cuerpo.

¿Estaba acaso por comérsela? No podía permitirse pensar, no debía dudar. Jaspe recordó el propósito que le habían dado los diamantes.

Actuar.

Su cabeza se envolvió en hebras, acompañada del mismo sonido que haría un martillo al impactar contra un poderoso yunque, con su casco arrojo con fuerza su cabeza hacia abajo, propinándole un golpe demoledor a la gema y enviándola contra el suelo, la prensa que la sujetaba se hizo más desagradable por un momento cuando la criatura le apretó, pero no tardo en convertirse en una bola, girando rápidamente y apartándose.

—Malditos pantalones. —Gruño la gema mientras rasgaba su ropa, notando como su uniforme se ceñía cómodamente a su cuerpo casi como una segunda piel.

Enseñando los dientes como un depredador herido, la gema calentó los hombros mientras chocaba sus puños, haciendo crujir sus nudillos mientras se ponía en posición de combate. Su rival, sin dudas un tipo de cuarzo desconocido, se colocó en una posición similar, caracterizada por su cuerpo alargado.

—¡Vamos!—Grito Jaspe corriendo hacia ella.

La gema detuvo su puño con la palma extendida, un dolor desagradable y desconocido se extendió por su puño, y giro para patear a la gema, la cual intento aplastarla con su enorme puño blanco, obligándola a apartarse y caer al suelo ¡Estaba demasiado oxidada! Cuando intentó golpearla una vez más aparto su brazo para estar cerca de su cabeza, dándole un cabezazo y haciéndola retroceder.

Debía encontrar el modo de contrarrestar su tamaño con algo. La gema se arrojó una vez más contra ella, Jaspe se barrió debajo de su cuerpo y...no consiguió golpearla.

— ¡Qué demonios!—Se quejó bajo el abrazo de los pequeños brazos de la gema, que la habían sujetado al intentar abrazarse a ella para empujarla.

Separo con violencia aquellos dedos blandos de ella y cayó al suelo sentada, intento retroceder y la gema le dio una bofetada con sus manos grandes, enviándola contra uno de los locales y haciéndola atravesar la vitrina. Se levantó, apartando vidrios y suvenires para salir a la calle.

Todo el ruido la estaba volviendo loca, aquellos gritos la habían asustado al llegar a ese sitio distinto habitado por bípedos gritones, pero al intentar volver algunos le habían arrojado piedras, provocando que los atacara, no buscaba pelear con ellos. Pero esa gema había cambiado las cosas ¿De dónde había salido? ¿Dónde estaban las demás? Le había sido difícil controlar el impulso de atacarla, pero entonces ella había empezado la pelea. Sin control de su propia mentalidad salvaje, gruño, preparándose para atacar...

Jaspe vio a un humano de bigote y dientes grandes, cuya sonrisa era ahora una mueca nerviosa, salir corriendo del arcade cargando lo que parecían juguetes. Al verlo, la gema salto hacia él con intenciones de aplastarlo y el sujeto se agazapo en el suelo, llorando.

"Pero ¿Qué carajos?".—Pensó la gema al girar, impactar a la criatura en un costado como una bala de cañón y retroceder aturdida para levantar al humano del suelo, no solo era grande aquella criatura, sino también dura como la roca.

En lugar de correr el hombre la abrazo, Jaspe gruño cuando las esquinas puntiagudas de sus cajas con juguetes le pincharon el pecho.

—¡Gracias, Garnet! ¡Te has ganado mil...doce boletos de cortesía!

"Cielos, si me está confundiendo con la señorita "soy una conversación", porque no estoy peleando bien voy a gritar". —Pensó Jaspe mientras saltaba y ponía al humano sonriente a cubierto.

— ¡Espera, el resto de mis "Zoltron" de edición limitada siguen en el expositor!—Le dijo.

—¡Vamos, hombre, circule!—Grito Jaspe empujándolo y sujetando la gema del brazo.

Haciendo uso de toda su fuerza tiro del brazo la gema, perdió el equilibrio y consiguió arrojarla al otro extremo de la calle, astillando los maderos tanto de donde ella se había parado como donde había aterrizado la criatura.

Estaba por correr hacia ella cuando un látigo sujeto su brazo, lo siguiente que supo es que la perla parlanchina de Steven le estaba apuntando con su lanza, muy cerca de su cuello, con una mirada que la retaba a realizar cualquier movimiento.

Lapis apareció acompañada de Steven, la gema azul alzo sus manos y varios tentáculos de agua intentaron sujetar a la gema corrupta, pero esta, siendo significativamente más grande, consiguió soltarse a tiempo y troto en cuatro patas en dirección al bosque. Lo último que vio Jaspe de ella fue el movimiento de los arboles al ser sacudidos, mientras su rival escapaba.

Estaba a punto de ir con Lapis cuando Garnet apareció, si hubiera sido más bajita o estado a su altura se habría sentido intimidada, pero la necesidad de golpear seguía fluyendo en ella, y para cuando Garnet comprendió que no estaba asustada ya habían chocado, aumentando la tensión entre ambas. Amatista y Perla retrocedieron al ver que Garnet invocaba sus guanteletes, Jaspe, mas retadora, hizo desaparecer su casco.

— ¡¿Qué hacías?! ¡No puedes pelear en un área sin haberte asegurado primero de que no hay humanos alrededor!—Le grito, tan cerca que la gema sintió que le salpicaba las mejillas.

—Lo lamento—Dijo Jaspe sin sonreír. —Lo recordare la próxima vez que juegue a la súper heroína.

— ¡Alguien pudo lastimarse, Jaspe!—Insistió la gema.

—Además de tu orgullo, no veo ningún otro herido. —Rezongo la gema, dándose la vuelta y apartando sin tocar a Perla y a Amatista.

Sabía que Garnet estaba cerca, iba detrás de ella, Perla intento decir algo, pero Jaspe no necesitaba su ayuda. Y cuando la fusión la tomo del brazo y la hizo girarse, sabía bien que ella era más fuerte, era la razón de la ira de Garnet, ella había podido ganar sin ayuda de nadie.

—¡No he terminado de...!

Garnet retrocedió y cayó al suelo, sus lentes cayeron entre sus rodillas y la fusión, aunque no podía sangrar, se llevó las manos a la boca, con sus tres ojos desorbitados y con las pupilas reducidas por la sorpresa. Perla se arrodillo a su lado y la ayudo a levantarse, mientras Amatista parecía creer que debía colocarse en posición defensiva.

— ¡Limítate a darle órdenes a quienes estén por debajo de ti, fusión!—Le dijo, dándose la vuelta.

—¡Vuelve aquí, perra!—Le grito Perla empezando a correr.

—Perla...—Garnet el tomo del hombro, sus lentes se habían quebrado, de modo que creo otros. —Deja que se vaya.

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