—De igual forma ya no tengo nada que perder.—susurró tomándola delicadamente de sus mejillas, y Poché sabía exactamente lo que pasaría, sabía que sí no se movía, Mario terminaría por besarlas, tal y como lo hacía antes.
—Yo sí.—respondió de igual manera, provocando que el hombre se detuviera a un centímetro de sus labios, y abriera bien sus ojos.—Estoy saliendo con alguien.—susurró apartando suavemente sus manos de su rostro. Mario creía que su corazón no podría romperse más, sin embargo se dio cuenta que sí.
—¿Estás saliendo con alguien?—preguntó confundido, cualquiera hubiera podido notar su tono quebrado. Poché asintió.
—Y es alguien maravilloso que a pesar de mí, me quiere de forma sincera—respondió recordando a Calle, y en cómo la trató hace unas horas, no era su culpa.—, y no puedo hacerle esto, Mario.
—Poché, yo te amo.—respondió como si fuera la respuesta que ella buscaba.—¿Cómo quieres que siga adelante sin nuestro hijo, y ahora sin ti?
—Justo como yo lo hice.—respondió antes de comenzar a caminar fuera del departamento. Las lágrimas que había retenido en sus ojos salieron al escuchar el ruido de la puerta al cerrarse. Poché finalmente había salido adelante...sin él, no podía soportar aquello. Tomó uno de los vasos de licor que había sobre la pequeña mesa y lo lanzó a la pared lo más fuerte que pudo, provocando que se rompiera del mismo modo en que Poché volvió a romper su corazón.
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—¿Poché?—preguntó levantándose, sus ojos estaban cristalizados. Poché sonrió al verla y suspiró sin dejar de hacerlo.—¿Dónde estabas?—preguntó mientras que Poché caminaba con sus brazos extendidos hacia ella.—Estaba tan preocu-...—fue interrumpida por los labios de Poché sobre los de ella, mientras envolvía su cuello. Calle se sorprendió ante el gesto, pues creía que seguiría enojada con ella.
—Hola, Calle.—susurró Poché al terminar el beso sin dejar de sonreír, con sus parpados cansados que no dejaban de detallarla.—Volví a casa.—Calle asintió sin dejar de estar sorprendida.
—¿Dónde estabas, gorda?—preguntó suavemente. Poché solo la abrazó un poco más, se sentía feliz porque Calle no se había ido.
—Estaba en el departamento de Mario.—respondió sinceramente. Calle ladeó su cabeza sin entender.—Sebastián me pidió que fuera a hablar con él.
—¿Y qué sucedió?—preguntó.
—Intentó besarme.—respondió con una sonrisa al ver la expresión sorprendida de Calle.—Sin embargo, no lo logró. Besarlo habría significado perderte, y no estoy dispuesta a aceptar eso.—la suave sonrisa de Calle volvió a aparecer en su pálido y ruborizado rostro.—Quería decir que estoy avergonzada por mi comportamiento de esta tarde, no debí tratarte así, Calle. Lo siento.—Calle solo besó cortamente su nariz.
—Está bien, no estoy molesta.—respondió sinceramente.
—¿Eres real?—preguntó Poché en una adorable risa.—No sé que habría pasado sí Noah siguiera hoy con vida, pero agradezco mucho haberte conocido.—asintió sintiendo sus ojos cristalizarse.—Antes de conocerte no lloraba tanto por cursilerías.—Calle rió.
—Las emociones son lo que nos hace sentir humanos, ¿no es así?—susurró pasando sus pulgares suavemente por los ojos de Poché quién asentía.—A veces está bien no estar bien.
—¿Y a veces está mal no estar mal?—rió, mientras sentía las caricias de Calle.
—Se nota tanto que eres abogada, Poché.—rió de igual manera.—¿Te sientes un poco mejor?
—Gracias a ti.—susurró antes de simplemente volver a besarla como deseaba hacerlo cada día después de ese.
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—¿Estás bien?—preguntó Calle mientras Poché mantenía su mirada fija en el camino.
—¿Por qué no lo estaría?—preguntó simplemente.
—Hoy es el juicio—respondió con cuidado.—, y de hecho hacia allá vamos.—Poché asintió.—No digo que estés nerviosa por el juicio como tal, quizá por un caso en específico...—Poché detuvo el auto en seco provocando que se moviera un poco sus asientos.
—Estoy aterrada.—le dijo mirándola directamente, y su voz solo lo confirmaba. Calle la miró con ternura.—He estado esperando este momento desde que mi niño murió, he estado buscando al responsable por mucho tiempo, y ahora estoy a pocas horas de saber qué pasará con él.—suspiró pesadamente.—Tengo miedo de que lo declaren inocente, tengo mucho miedo.—su voz se apagaba con cada palabra que decía.
—Tienes todo a tu favor, Poché.—le dijo tomando su mano. Poché volvió a suspirar.—Noah pagará por todo lo que ha hecho, ya lo verás.
—¿Y sí no?—preguntó intentando mantenerse fuerte, ya que Calle provocaba que todas las barreras cayeran.—¿Qué pasa si lo declaran inocente? Todo mi trabajo, todas las esperanzas...de nuevo...de nuevo se irán, Calle.—la chica negó con su cabeza.
—Estoy contigo.—susurró acariciando su mano su pulgar.—Esta vez no estás sola, me tienes a mí.—Poché quería creerle, en realidad quería hacerlo, pero la vida le había demostrado que no todo lo bonito es real o dura para siempre.
—Está bien.—susurró mientras asentía volviendo a tomar el volante. Suspiró una última vez antes de poner el auto en marcha hacia la sala de audiencias.
Poché estaba asustada, y aunque intentaba disimularlo era un poco notorio debido a que sus manos temblaban y sus mejillas estaban completamente ruborizadas debido a los nervios. Era ahora o nunca, su única oportunidad de tener paz.
Poché era la encargada del caso, por lo tanto debía presentar evidencias e interrogar al acusado de seis asesinatos, en este caso, Noah Walker.
—¿Estás lista?—le preguntó Calle dulcemente. Poché la miró.
—Claro que sí—respondió.—, iré a mi lugar, tú ve al tuyo. Intentaré acabar con esto rápido.—Calle asintió.
—Todo va a salir bien, mi amor.—susurró casi inaudible.—Eres la mejor.—rió besando su índice antes de colocarlo en los labios de Poché.—Nos veremos durante el juicio.—Poché solo asintió totalmente ruborizada. Calle le sonrió por última vez antes de dirigirse a su lugar como testigo.
Poché suspiró, era ahora o nunca.
Estaba en su posición, sola en el escritorio de su lado del tribunal. Cuando las personas comenzaron a entrar, pudo ver el momento exacto en el que Noah Walker entraba junto a un abogado que ella no reconocía. Sus miradas se cruzaron y ambas se quemaban entre sí, pero fue la sonrisa arrogante del hombre la que enfureció a Poché un poco más.
—Hey, Juan Pa. ¿Todo bien?—le susurró con ternura al verlo llegar a su lado.—Pero que guapo te ves.—rió al verlo con aquella ropa forma. Juan Pablo sonrió sobre sus nervios, estaba hasta su último cabello del miedo.
—Tengo miedo.—respondió sinceramente. Poché asintió mientras acomodaba el cuello de su camisa.
—Yo también.—suspiró siendo sincera también.
Poché tenía en sus manos darles paz a cinco familias, debía actuar con inteligencia y debía ganar el caso. Cuando el juez se sentó en su lugar, el lugar debía dar inicio formal, y después de hacer el protocolo de entrada, el hombre habló.
—Defensa, de pie.—pidió. En ese momento Noah Walker y su abogado se levantaron.—Se le informa de su derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable. Se acusa a Noah Walker del asesinato de siete personas, cinco chicas, un hombre y un niño.—Noah solo se encogió de hombros, mientras que Poché sonreía con ironía.—Demandante.—asintió mirando a Poché, quien caminó hacia el centro del tribunal.
—Buenos días, señor juez.—comenzó firmemente mirándolo, como siempre.—Señores y señoras del jurado—los miró—, nos encontramos hoy reunidos debido a los homicidios ejecutados por el señor aquí presente, Noah Walker, persona que culpa a mí cliente sin ningún fundamento.—lo miró fijamente, y sabía que debía hundirlo.—Las víctimas, un niño de tres años que es atropellado, tres chicas quienes primero fueron registradas como secuestradas, un hombre trabajador asesinado en su propia casa debido a un "robo" que salió mal, una chica, quién resulta ser la hija del mismo hombre, es asesinada del mismo modo y en la misma casa—hizo un gesto mientras negaba con su cabeza.—, incluso parece que no hay ningún tipo de relación, ¿cierto?—preguntó al jurado sin poder evitar sonar sarcástica.—Pero vaya que sí la hay.
—¡Objeción!—gritó el abogado de Noah.—Está hablando irrelevancias.
—No da lugar.—dijo el juez.—Continúe, abogada.—pidió mirando a Poché.
—Claro que sí—rió Poché.—, todo comienza una tarde en la que el señor Noah Walker iba a contraer matrimonio con una bella chica, chica que ahora vendrá a testificar. Llamo a Daniela Calle al estrado.—dijo llevando sus manos juntas tras su espalda. En ese momento nadie pasó desapercibida la expresión tonta que puso Noah Walker al ver entrar a la chica junto a un policía hasta que se sentó en el asiento de los testigos. Poché tenía que actuar con inteligencia, nadie podía enterarse que conocía a Calle, y mucho menos que tenían una relación más íntima.—¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?—preguntó Poché aquella frase trillada que le parecía estúpida. Calle alzó su mano derecha.
—Lo juro.—respondió totalmente nerviosa.
—Cuéntanos, Daniela.—comenzó Poché intentando actuar indiferente a ella.—Conoces al acusado bastante bien. ¿Por qué no nos cuentas el día en que no llegó a la iglesia?—Calle asintió.
—Noah, Noah y yo íbamos a casarnos, yo estaba lista, todos los invitados habían llegado, la única persona que faltaba era literalmente él—recordó aún nerviosa.—, pero nunca llegó.
—Ese mismo día fue registrado la muerte de Noah Ruiz, un niño de tres años quien fue atropellado.—dijo manteniéndose fuerte, no podía quebrarse en ese momento.—¿Podrías decirme la placa del auto de tu ex prometido?
—NCW-1862.—recordó Calle con alta claridad.—Auto blanco.—Poché asintió.
—La misma placa del auto que atropelló a Noah Ruiz, vaya casualidad.—dijo sarcástica.—Curiosamente, placa inexistente en los registros públicos. ¡Oh, vaya! Otro crimen.—negó con su cabeza, mientras reía.
—Objeción.—dijo el abogado de brazos cruzados.—¿Pruebas?
—Oh, claro que sí.—respondió sarcástica llevándole el sobre que tenía sobre el escritorio al juez quien lo recibió.—Me tomé la molestia de hablar con los familiares de las tres chicas asesinadas, al igual que con el padre del niño—dijo mirando al juez.—, allí está todo, incluso hay fotos de la evidencia—dijo volviendo al centro del tribunal.—, pero claro que eso apenas comienza. Noah Walker es un hombre ambicioso y manipulador, cuya estrategia es enamorar a chicas solteras, siempre y cuando tengan o un seguro de vida muy grande, o mucho efectivo en sus cajas fuertes.—dijo sarcástica.—Sí Noah Walker atropelló al niño por accidente, ¿entonces por qué huyó de esa manera? Quizá porque lo vincularían con los otros casos.—Juan Pablo miraba a Poché con un brillo especial en sus ojos, la admiraba muchísimo.—Teniendo en cuenta que su ex prometida, Daniela Calle, es la hija del dueño de una prestigiosa firma de abogados, su seguro de vida vale millones de dólares—la miró.—, al casarte con Noah Walker. ¿A nombre de quién habría estado tu seguro de vida?
—Noah Walker.—respondió suavemente. Poché miró al jurado mientras se encogía de hombros. Noah llevó sus manos frustrado a su rostro, tenía que pensar algo rápido.
—Justo como estaba el seguro de Lenna Lennon, y el seguro del señor Bill Lennon estaba a nombre de quien hoy es su pareja, Norah Lennon. ¿Se confundieron?—no pudo evitar reír mirando al jurado.—Aclaremos las cosas entonces. Llamó a Noah Walker a testificar. Muchas gracias, Daniela.—le sonrió. Calle asintió, antes de sin querer cruzar mirada con su ex novio volvió con el policía por donde había llegado.—Señor Walker—dijo Poché con burla al verlo sentarse.—, ¿jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?—Noah sonrió de igual manera alzando su mano.
—Claro que sí, abogada.—respondió simplemente.
—¿Dónde estaba la noche de los seis asesinatos?—preguntó directamente. Noah hizo un gesto fingiendo pensar.
—Debí estar en mi casa, porque no recuerdo haber matado a nadie.—respondió. Poché rió.
—¿No tiene ninguna cuartada?—preguntó?—¿Cómo piensas defender tu inocencia?
—Pues, Lenna era la hijastra de mi novia y pues ella era novia de un vago sin futuro llamado Juan Pablo, oh, casualmente está allí.—lo miró sobre el hombro de Poché.—Hola, Juan Pablo.—saludó con burla.—En fin, deberías preguntarle a él porqué mató a mi adorable hijastra.—mordió su labio.
—Es imposible aquello.—asintió Poché muy segura, confiando totalmente en Juan Pablo.—Hablemos caso por caso, y comencemos por Lenna Lennon. A la chica la asesinaron luego de tener relaciones sexuales—asintió antes de volver a sonreír.—, y allí está el primer problema, Juan Pablo Zurita es virgen.—la sonrisa de Noah desapareció y el rubor apareció en las mejillas de Juan Pablo.—Lenna murió debido a que fue asfixiada con un cable, al igual que su padre, después de ser golpeada en su mejilla izquierda y allí está el segundo problema, la golpeó una persona zurda y Juan Pablo Zurita es diestro. Tú, en cambió, eres zurdo, Noah.
—Eso no prueba nada, abogada.—se atrevió a decirle Noah intentando ocultar su nerviosismo. Poché se encogió de hombros dando un paso atrás.
—No sé que tan fuertes pueden ser los brazos de un pintor, si soy sincera, pero vaya que no pudieron ni siquiera tocar a Noah Walker el día en que lo sorprendió en la calle a golpes.—dijo suavemente.—Juan Pablo jamás ha tenido ningún tipo de problema con las autoridades, en cambio tú—lo miró directamente.— has sido acusado de estafa y fraude por diferentes personas. ¿Doble vida? ¿Ladrón ambicioso? ¿Asesino sutil?—preguntó en una risa.—Un comerciante frustrado no puede ganar mucho. Norah Lennon y Noah Walker planearon y ejecutaron los asesinatos de cinco personas, el niño solo fue un desastroso suceso que no tenía lugar. Estoy segura que sí Noah Ruiz siguiera con vida, Daniela Calle no hubiera tenido tanta suerte.—miró al jurado antes de mirar al juez.—Por ahora no tengo más preguntas.—el juez asintió mientras que Poché orgullosa de sí misma, con sus mejillas ruborizadas sonreía ampliamente. Juan Pablo la esperaba con una sonrisa de agradecimiento.
—Defensa.—dijo el juez. El abogado de Noah se levantó para caminar hacia el centro del tribunal.
—Llamo a Juan Pablo Zurita a testificar.—dijo el abogado.
—Tú puedes, Juan Pa.—le susurró Poché peinando un poco su cabello con su mano.—Como lo hemos hablado.—Juan Pablo asintió nervioso, pero haría que Poché se sintiera orgullosa de él. El chica se levantó mientras acomodaba su saco, dirigiéndose al asiento de los testigos.
—¿Jura decir la verdad, toda la verdad y-...—empezó el abogado.
—Lo juro.—interrumpió Juan Pablo nervioso con su mano arriba. El hombre lo dejó pasar.
—¿Dónde estabas la noche en que asesinaron a Lenna Lennon?—preguntó mirándolo directamente a sus ojos. Juan Pablo miró los de Poché y encontró confianza que solo ella le había brindado.
—Estaba en el garaje de mi casa, soy pintor y me gusta llamarlo mi estudio.—respondió sinceramente.—Mis padres pueden corroborarlo.—el abogado negó con su cabeza.
—Usted asesinó a Lenna Lennon.—afirmó con un tono amenazador. Poché se puso alerta.—Cansado de siempre ocupar un segundo lugar en su vida, entró a su casa esa noche y optó por asesinarla.
—Esto es una estupidez.—susurró Poché molesta.
—Yo no hice nada.—respondió Juan Pablo titubeante.
—Cuando la madrastra de Lenna Lennon se enteró de su muerte, su primera reacción fue pensar en usted como responsable, debido a su actitud agresiva hacia ella.—decía el abogado.—Tú asesinaste a todas las chicas-...—
—¡Objeción!—intervino Poché de inmediato.—El abogado está intimidando a mi cliente sin ninguna tipo de fundamento.
—A lugar—dijo el juez. Poché le hizo un gesto al hombre, mientras se cruzaba de brazos.—, céntrese en lo que nos interesa.—le dijo al abogado quien suspiró pesadamente.
—Lo que trato de decir es que mi cliente, Noah Walker, no recibió ningún tipo de remuneración por los asesinatos de las chicas asesinadas, ni del hombre y mucho menos del niño.—continúo. Poché sonrió esperando impacientemente a que volviera a ser su turno de hablar.—Culparlo a él de los asesinatos es una cuestión absurda, como si quisieran salir del paso con él. Juan Pablo Zurita no tiene nada que perder-...
—¡Exacto!—no pudo evitar intervenir.—Yo amaba a Lenna, la adoraba, y es por eso que nunca habría sido capaz de hacerle daño. No soy muy listo, pero saber que murió me destrozó completamente—sus ojos se cristalizaron.—, no conozco a ninguna de las otras chicas, y el señor Bill era gigante, nunca habría alcanzado al menos su cuello.—Poché asintió atenta.—La muerte de Lenna no me dejó más que dolor no he recibido dinero.
—¿Entonces por qué la mataste?—volvió a preguntar.
—Objeción.—volvió a intervenir Poché.
—A lugar.—repitió el juez. El hombre apretó sus dientes frustrado, sabía qué conllevaba aceptar un caso contra María José Garzón.
—Termino con Juan Pablo Zurita y llamo a María José Garcés a testificar.—dijo el abogado. Poché frunció el ceño de inmediato.
—¿Qué hace esa mujer aquí?—preguntó indignada, mientras que la veía caminar hacia el asiento de los testigos. Juan Pablo volvió a sentirse a su lado, pero Poché no dejaba de mirar a aquella mujer que la odiaba.
—¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?—le preguntó el abogado con una sonrisa.
—Claro que sí.—respondió con una sonrisa igual antes de dirigir su mirada a Poché.
—¿Conoce usted a la abogada María José Garzón?—preguntó de inmediato. Poché ladeó al cabeza sin comprender. Matu asintió.—Comience cuando quiera.—dijo simplemente. Calle llegaba de nuevo al tribunal por la parte de atrás.
—No sé si lo sepan, pero, la mejor abogada del país—repitió con burla las palabras de un periodista.—, tuvo un hijo.—Poché abrió sus ojos lo más que pudo. Juan Pablo dirigió su mirada a ella.—Y digo "tuvo" porque está muerto.—sonrió con burla. Poché sentía que podía levantarse y golpear su rostro, pero se repetía que debía actuar con inteligencia.—Casualmente su nombre es Noah Ruiz—continúo.—, el niño que por el cual se está discutiendo este alboroto.—el abogado asintió.
—¿Cómo puede una abogada actuar con imparcialidad cuando existen sentimientos de por medio?—preguntó el abogado con una sonrisa, antes de volver su mirada a Matu.—¿Cómo lo sabe? Porque al parecer la señorita María José Garzón lo ha ocultado bastante bien.
—Me lo dijo su mejor amiga, la hija de la firma donde trabajamos, Daniela Calle.—respondió sin dejar de sonreír. En ese momento los ojos de Poché buscaron los de Calle, se sentía furiosa y Calle se había dado cuenta de eso.
—María José Garzón no está calificada emocionalmente para continuar con este caso, fácilmente pudo planear todo para favorecer a los que quiere, en este caso Juan Pablo Zurita, Daniela Calle y claro, su fallecido hijo, Noah Ruiz.—prosiguió el abogado.—No está actuando con claridad y no está siendo objetiva-...
—¡Objeción!—se levantó Poché furiosa.—¡Mi vida persona no tiene nada que ver con mi trabajo!—el abogado asintió.
—¿Entonces por qué no lo mencionaste antes?—le preguntó el hombre acercándose a ella.—Porque tu credibilidad como abogada decaería y tú lo sabes.
—Mi credibilidad sigue intacta a pesar de que intentes dañarla—respondió segura.—, porque es cierto, Daniela y Juan Pablo son mis amigos y Noah Ruiz es mi hijo, sin embargo eso no declina el hecho de que Noah Walker haya reclamado el seguro de Lenna Lennon luego de asesinarla, tampoco que Norah Lennon haya reclamado el de Bll Lennon luego de que su amante Noah Walker lo asesinaran, y mucho menos todo lo que le robaron a las chicas asesinadas, sin mencionar el hecho de que ha sido tan imbécil de seguir usando el mismo auto que atropelló a mi hijo. Y todo, todo lo que he dicho está protegido por pruebas, por evidencias. ¿Sabes qué son? Porque desde que empezaste a hablar no has presentado ninguna.—dijo furiosa, dejando sin palabras al abogado de Noah Walker.—Así que termina tu intento de defensa y deja que los abogados de verdad hagamos nuestro trabajo.
—Uh.—susurró el juez emocionado, por fin había visto a María José Garzón en acción.
—No más preguntas.—terminó el abogado antes de caminar de vuelta a su lugar.
—¿Abogada?—preguntó el juez.
—Sólo diré que Noah Walker es un asesino y le ha quitado sus hijos a seis madres, incluyéndome.—suspiró.—Ahora es su decisión si terminan con esto o esperan a que el hijo de otra personas muera.—se encogió de hombros.—Podrías ser el de uno de ustedes. No tengo nada más que decir.—terminó simplemente antes de volver a sentirse.
—El jurado decidirá.—dijo el juez simplemente antes de golpear su mazo.
Poché cerró sus ojos esperando impacientemente a que el jurado regresara con el veredicto. Calle se había acercado a ella, mientras que los demás asistentes salían del tribunal. Juan Pablo miró a la chica mayor mientras se encogía de hombros, ninguno sabía que era correcto hacer, a lo mejor simplemente debían dejarla tranquila.
El jurado regresó después de casi dos horas en las que estuvieron debatiendo. Todos estaban de pie.
—Por falta de pruebas encontramos a Juan Pablo Zurita inocente de todos los delitos—comenzó el representante del jurado. El chico sintió como su vida volvía a tomar color y sus lágrimas caían por sus ojos mientras que inevitablemente envolvía a Poché con sus brazos. Calle suspiró aliviada, pero Poché aún no cantaba victoria.—, sin embargo...—en ese momento Juan Pablo dejó de abrazar a Poché y todos dirigieron su mirada al jurado.—, al no ser notoria la parcialidad de la abogada María José Garzón y su falta de profesionalismo en este caso, hemos llegado al consenso de anular su defensa, por lo tanto encontramos al acusado Noah Walker inocente de los delitos que se le acusan.—el hombre sonrió ampliamente, había funcionado.
Y aunque doliera como si fuera la primera vez, Poché no podía asimilar ver su mundo caer a pedazos de nuevo.