Ochenta y cinco horas desaparecida
Hanna
— ¿Dónde está Hanna Morgan? Esta noche abrirá las discotecas según su último anuncio, pero nadie la ha visto...
— Y en otras noticias, la famosa multimillonaria Hanna Morgan lleva desaparecida desde el quince de Julio, nadie sabe de su paradero y se rumorea que es parte de la aper...
— No, el departamento de policía de San Francisco todavía no tiene detalles del caso de la señorita Hanna Morgan.
Dejo el canal al ver a Ryan. Su cabello va desordenado, su barba descuidada y sus ojos lucen cansados.
— ¿Gustaría decirle unas palabras si ella se encontrara viendo este programa? Tenemos entendido que ustedes son grandes amigos. — La reportera le acerca el micrófono y sus ojos verdes me miran a través de la pantalla.
— Te encontrare Hanna, nadie te hará daño, prometo buscarte sin descanso, por qué para ti, siempre lo mejor de mí. — Sonríe y alcanzó a ver sus ojos llenarse de lágrimas antes de retroceder y volver a la estación. Mi pecho se aprieta.
— Debimos usarlo a él, hubiese sido más romántico que él te amo de ese ruso. — Habla Andrea a mi lado y cambio otra vez el canal tensando la mandíbula.
— Debías usarlo a él, no a Adrien.
— Ya, pero es que con su llegada estabas más unida a él que a Ryan, tenía más sentido. — Habla con la boca llena y la miro mal. — Fue tu culpa salirte del plan.
— Cierra la boca, ¿A qué hora llegan? — Bajo la manga de mi bata y reviso los puntos en mi brazo.
Duele como la mierda. Lo bueno es que ya puedo mover mis dedos otra vez, Andrea dijo que me había apuñalado la arteria mientras sacaba el Chip, por eso comencé a sangrar demasiado, mi brazo estaba muriendo y perdí el conocimiento.
Su excusa es que el chip tampoco estaba dentro de los planes y estaba improvisando.
— Artemio a las cinco, Frank y Gregory a las seis y John a las seis y media. ¿Qué tal tu brazo? ¿Habrá que retrasar otro día? — Me extiende su pocillo con fruta y como las fresas que me dejo.
Toma mi brazo abriendo las vendas e inspecciona la piel buscando algún signo de infección.
¿Retrasar otro día? Me tenso.
He perdido la cuenta de las veces que he sido amarrada a la cama y violada por esos salvajes. No quiero que esta tarde la tortura se repita.
— Mañana es mi cumpleaños y ya oíste a Artemio, si no nos casamos antes de mañana, los negocios no se mezclan y yo quedo fuera de la mafia.
— ¡Dios, teníamos un plan perfecto!
— Aun lo es. — Tomo su mano y la aprieto suavemente aguantando el dolor que me azota el brazo. Ella deja su cara de tener un palo en el culo y me mira asustada.
"— Tengo mucho miedo Hanna.
— Yo igual, pero Derryl dijo que estaríamos bien después de que habláramos, quizás mi papi pueda pagarte una cirugía para que también te vuelvas fea.
— ¿Y me puedo quedar en tu casa? No quiero volver con mi papá, él también me hace desnudar cuando estamos en casa.
— ¡Si! puedes quedarte conmigo y serás mi nueva hermana, no sería muy raro porque tengo muchos. Todo estará bien Andrea."
»— Todo estará bien, Andrea.
— Eso espero, Hanna, eso espero.
Adrien
Hoy estamos en Julio diecinueve, es el cumpleaños de Hanna. Y después de la video llamada donde Artemio exigió la cancelación del Poena Mortis, no hemos sabido nada más de la chica.
Sigo viendo la lista de minerales celestes en mi móvil, y cierro mis ojos con fuerza. Íbamos a trabajar juntos en la escultura, ella me daría diferentes poses, los materiales y yo le cumpliría su sueño de tener su propia escultura.
No la había visto, me prometió que no iría al apartamento sin mi permiso y para su cumpleaños no la tendría lista, pero sí la dejaría ver mi avance ese día.
Me hacía mucha ilusión hacer una figura de mármol de Hanna, sería la forma de inmortalizar su belleza, nunca podría ser madre y dejar su legado, y de esta forma, después de su muerte las personas verían la estatua y recordarían que en algún momento, tuvimos la suerte de ver un Ángel de Dios en la tierra.
Después de enterarme qué sé acostó con Boris, perdí el interés.
Tocan la puerta del cuarto de Hanna y guardo los dibujos en la carpeta girándome.
— Debemos ir a The Auream. — Diego me mira preocupado y asiento levantándome.
— ¿Han encontrado algo las chicas?
— No, Cass ya no puede más, pero no puede quejarse por qué Alex sigue en modo mafiosa.
Rio un poco bajando las escaleras con él. Alex había tomado el control de Los Morgan ayer en la tarde y nadie se atrevía a enfrentarla o a decirle que era muy pequeña para opinar, hasta su padre estaba acatando todas las instrucciones de la niña sin protestar.
Hanna estaría orgullosa de ella.
Todos nos subimos a los autos Morgan y en silencio fuimos al Casino. Hanna tenía que hacer acto de presencia durante el día, de lo contrario queda fuera de la mafia y todo se va al carajo, como dice Henry.
Porque él no es bueno con los negocios, mucho menos lo será vendiendo drogas, él tiene bastante claro qué saldrá de la mafia, y luego la decisión caerá sobre las gemelas, donde Cass se sacrificará por sus dos hermanas menores, y así ellas puedan tener vidas "normales".
Derryl no ha vuelto desde la tarde anterior cuando le prometió a Ian las cabezas de los cuatro. Sus hombres dicen que no han recibido nuevas órdenes y que es la primera vez que su jefe actúa sin un plan.
En el momento que entramos en el Casino se siente un aire tenso. Está repleto de gente, reconozco a algunos de la reunión.
Derek nos dice a todos que debemos calmarnos y mezclarnos con los demás, y que a las ocho de la tarde, nos reuniremos a esperar a Hanna si es que no llega antes.
El ambiente logra relajarnos, y junto a Chad vigilamos a sus hermanas gemelas mientras ellas juegan póker con unos cuantos ancianos.
— En realidad están perdiendo. — Murmura Chad a mi lado divertido. — Por eso Meghan aumenta y Cass reprime sonrisas, para que los demás piensen qué va ganando. Están coludidas, Meg gana aquí con ayuda de Cass y luego ella la ayuda en la ruleta.
— ¿Hay alguno en tu familia que no sea bueno jugando juegos de azar?
— Nuestro padre maneja un casino y vivimos en Las Vegas. Si fuéramos malos seriamos una vergüenza. — Ríe ligeramente y celebra cuando Meghan se lleva todo el dinero con las mejillas sonrojadas.
»— Todos desde pequeños fuimos entrenados por papá en el casino de casa, Derek es el mejor en Blackjack, Henry en Craps, Meghan en Póker, Cass en la Ruleta, Alex en las tragamonedas, y yo en las apuestas deportivas. ¿Adivinas el de Hanna?
"— ¡Metí una bola!
— ¡Puf! Te deje meterla, ahora mírame partirte el culo."
— Pool. — Sonrío y él asiente con una sonrisa melancólica.
— Papá se lo enseño, pero ella solía jugarlo muy poco, a los quince, nos enteramos que venía aquí y le ganaba a todos, incluso a los que le enseñaron a papá.
Asiento y miro a nuestro alrededor. El ruido es fuerte, al igual que la música que no logro reconocer, la luz es baja y casi todo está iluminado con las filas de máquinas. En una, divisó a Alex riendo y Diego a su lado con una cubeta llena de monedas.
Es bueno ver que todos están mucho más relajados.
Una mujer que va con la piel del rostro bastante estirada, mira hacia las puertas de entrada y la veo cubrirse la boca sorprendida. Cómo si viera a alguien volver de la muerte.
Chad igual la ve y se gira también.
— Mierda.
Me giro con el corazón latiendo a mil y siento una punzada al verla colgada del brazo de un hombre.
»— ¿La ves Adrien? Por favor dime qué la ves.
— ¿Quién es él?
— Travis Scott, pensé que habían terminado definitivamente, pero ahí está, Kylie Jenner entrando con su tóxico-es complicado. Se supone que esta vez me daría una oportunidad y lo dejaría...
Dejo de escucharlo sintiendo decepción porque fueran ellos. Esperaba que fuera Hanna en una entrada dramática. Por qué no esperaría algo diferente de ella. Si apareciera, sería con un vestido que destila dinero, su cabello perfectamente liso estaría luciendo increíble como siempre, y claro, sus ojos tendrían esa mirada juguetona y maliciosa mientras suelta una frase con por lo menos, cinco insultos en inglés y dos en alemán.
Si... Estoy loco por esa mujer tan vulgar.
Los empleados nos avisan del banquete de cumpleaños y todos vamos al salón del hotel a comer. Yo solo me sirvo unas copas de champagne. Estos días no tengo nada de hambre, y aunque las tuviera, toda gana de probar un bocado de comida desaparecería al ver una mesa solamente con fresas.
Pasteles, tartas, helados, brochetas, gelatinas, mousses, y una gran variedad de platillos donde el ingrediente principal es fresa. Veo la fuente de chocolate y sonrió ligeramente.
— A Lauralei le hubiese encantado. — Me lee la mente y asiento bebiendo otro sorbo de mi copa.
Ian toma una brocheta y la baña en chocolate viéndola.
»— Debes pensar que soy un padre terrible. — Vuelve a leerme la mente y decido darle otro trago a mi copa en vez de decir algo. — ¿Por qué no los hice pagar en ese entonces? ¿Por qué no dejé a Sasha? ¿Cómo no me di cuenta de lo mal que estaba mi hija?
»— La verdad es que fui un idiota, los cuatro dijeron que habían sido emborrachados por Sasha y que ella los convenció para que lo hicieran, los deje vivir con la condición de que nunca más se acercaran a mi familia, y cuando enfrente a Sasha...
Suspira.
»— Ella tiene una capacidad de manipularme que reconozco es peligrosa, me hizo sentir culpable de lo que pasó y realmente iba a alejarla de nosotros, pero me dijo que estaba embarazada.
— Las gemelas...
Asiente.
— Cuando volvió de Alemania, lo hizo con dos niñas en sus brazos. Mis otros cuatro hijos estaban encantados y nos olvidamos del daño que le hizo a la familia. Bueno, no lo olvidamos, pero decidimos ignorarlo. Después de todo, Laurelei no habló nunca de eso...
— Está muy enamorado de Sasha, ¿Verdad? — Sonríe ligeramente alzando la brocheta mirando el chocolate secarse.
— La amo de la misma forma que la vi la primera vez, ha cambiado desde entonces, pero sigue siendo mi Sasha en el fondo... Muy en el fondo. Y puede que mis hijos no lo entiendan, y no los culpo, a veces tampoco termino de entender todo lo que siento por esa mujer, solo sé que no importa la cantidad de cuchillos que me entierre, yo no podré dejar de amarla.
— No eres un mal padre, solo eres un hombre enamorado. — Le sonrió y lo hago girar hacia las demás mesas donde sus hijos, a pesar de estar rodeados de gente, se mantienen juntos bromeando entre sí con la comida.
»— Cada uno de tus hijos es maravilloso, ¿De dónde crees que lo aprendieron? Por ahí me dijeron que Sasha no suele pasar mucho tiempo en la Mansión Morgan. Y mira, aun así, criaste a siete personas asombrosas, tú solo.
— ¿Incluso Lauralei es asombrosa? — Me mira divertido con una mirada chispeante y reconozco el parecido con su hija rubia.
— Incluso Lauralei con todo ese amplio vocabulario callejero, es la mujer más asombrosa que he tenido el placer de conocer.
La tarde pasa rápido, pasa tan rápido que cuando llegan las ocho de la tarde, todos están devastados por no saber de Hanna y si continuara el negocio Morgan. El casino se detuvo esperando la llegada de la chica, y todos los guardias hicieron una fila hasta la sala de reuniones, donde la esperábamos.
Todos estábamos en silencio, y en una larga mesa frente a las filas de personas estaban Los Morgan, haciendo valer su apellido cómo uno de los más importantes. Los hombres a un lado y las mujeres al otro, y los dos lugares junto a Ian, vacíos.
Diego estaba sentado a mi lado y miraba apenado la situación. Si, Los Morgan estaban de pie mientras que todos los demás estábamos sentados, pero también hacían algo que nadie más hacía.
Lloraban.
Lágrimas gruesas caían por los ojos de cada Morgan en un gesto de tristeza absoluta por el paradero desconocido de su hermana, era una situación triste, que a la vez inspiraba poder, por qué a pesar de que derramaban lágrimas, sus mentones estaban en alto, en un claro ejemplo de qué pueden estar tristes ahora, pero siguen siendo poderosos.
— Si no aparece antes de las doce, se entenderá que Artemio no la secuestró para mezclar sus negocios, sino que lo hizo para tenerla solo para él y los otros tres infelices. ¿Crees que la verdadera razón para secuestrarla es convertirla en su muñeca inflable? — Susurra Diego a mi lado y aprieto los puños de solo pensarlo.
— No quiero pensar en ello, recuerdo la video llamada y... Lucía tan débil. — Suspiró profundamente y él asiente apretando suavemente mi hombro.
— Te sientes culpable por qué no pudiste hacer nada. Si te tranquiliza, no hubieses podido hacer mucho de haber tenido la oportunidad. Hanna es terca y si entregándose, los demás estamos a salvo, ella lo hará.
— Antes de que fuera al Penthouse le dije que la odiaba, que se jodiera, y aun así fue...
— Permitió que le dijeras eso, eso ya era una señal, ¿No?
Sonrió ligeramente y cuando las grandes puertas se escuchan rechinar al abrirse, todos se giran.
Mi corazón late desesperado por no poder ver de quién se trata y mi ansiedad aumenta cuando la gente comienza a murmurar. No pasan muchos minutos cuando un hombre de traje completamente rojo hace una reverencia a Los Morgan y luego se sienta junto a Diego con gesto desinteresado.
Lo miro esperanzado, y cuando él me ve, sabe lo que le estoy preguntando. Derryl niega con una mirada cansada y una punzada dolorosa atraviesa mi pecho.
Nada...
¿Dónde estás Hanna?
Pasamos una hora más en la misma situación, se acercan las once y con cada minuto Los Morgan palidecen más y Derryl aprieta los puños sobre su regazo en busca de control.
A las once y diez las puertas vuelven a abrirse.
Los murmullos son más fuertes esta vez y veo a la familia al frente, en busca de una señal de quien viene, pero todos mantienen la expresión fría que llevan desde las ocho.
Cuando veo una cabellera rubia casi me levanto de la emoción.
Hanna sí vino.
Diego me obliga a volver a sentarme tratando de mirar al igual que yo.
— Si te levantas es una ofensa a Los Morgan. — Me advierte y yo asiento con una sonrisa.
Mi emoción desaparece cuando la rubia llega a mi visión por completo.
No es Hanna.
Sasha parece darse cuenta de lo que pensaba y reparándome con rapidez, rueda los ojos y sigue caminando. Ella a diferencia de Derryl, no hace una reverencia y rodea la mesa parándose al lado de Ian, junto a Cass.
Ninguno se inmuta o hace algo con respecto a la presencia de la mujer.
La rubia se quita su abrigo sin dejar de mirar al frente, cruza sus manos sobre su vientre y alza su mentón imitando a su familia.
La espera se vuelve insoportable, si Hanna no aparece dentro de cuarenta minutos con o sin Artemio, se confirman las palabras de Diego, y en esa video llamada Hanna rogaba por qué no lo hicieran...
Veo la hora en mi móvil esperando que el tiempo se detenga en algún segundo o que retroceda... Daría lo que fuera por haberme quedado peleando con Hanna en la oficina.
Quedarme en esa tarde cuando tenía su periodo.
Quedarme mirándola embobado mientras toca el piano.
Cuando me mostró los tres metros de mármol.
Daria mi vida por volver a esa mañana después de pasar nuestra segunda noche juntos.
Volver a cuando fuimos a correr su auto al aeropuerto.
Volver a hacer el amor con ella por primera vez.
Volver a caminar en la playa tomando su mano.
Vendería mi alma por poder entrar otra vez a la oficina y encontrarla sobre Ryder, y ver por primera vez, otra vez, sus ojos hipnotizantes.
Lo daría todo por tener a Hanna otra vez en mi vida.
Las puertas vuelven a abrirse, pero un mensaje llegando a mi móvil, me hace dejar de respirar.
Alice: Ya sé de dónde me sonaba el nombre Hanna Morgan, y viendo las noticias sobre ella me acordé, es la chica que abrió vivo a dos hombres hace cuatro años y los dejó pudrirse en un estacionamiento en San Francisco. El caso se cerró a los tres días antes de su cumpleaños y nunca se supo más de eso.
Alice: ¡HANNA ES UNA ASESINA! ¡ES PARTE DE LA MAFIA!
Alice: Espero que siga desaparecida, quien sabe a cuántas personas ha matado y la ley las oculta. ¡Hay que advertirle a tu novio y a sus amigos que se alejen de ella!
Alice: ¡HANNA MORGAN ES PELIGROSA!
"— ¿Por qué la gente te teme?
— Por ser quien soy."
"No soy maravillosa, según yo, si, obviamente. Pero para muchos soy un cáncer y cuando se dan cuenta del mal qué hago, ya es demasiado tarde."
"Ella es peligrosa para ti"
"Hanna va a joderte la vida si bajas la guardia."
"— ¿Por qué habló sobre qué mató a alguien?
— Solo te diré qué sé lo merecían, cada uno se lo merece.
— ¿Ella... ¿Ha matado?
— No es perfecta detrás de su belleza, pero no es una mala persona cómo trata Sasha de hacerte creer. Solo... es ella, es Hanna Morgan."
"Soy Hanna Morgan, te lo repito constantemente, pero al parecer no sabes lo que eso significa."
"Soy narcisista, presumida, derrochadora, grosera, vulgar y no me interesa matar a un par de personas si me molesta que respiren."
A las once con cuarenta minutos, después de haber estado desaparecida ciento veinte horas y cuarenta minutos, Hanna Morgan llegó a The Auream.
Sus ojos traían una mirada fría y su mentón iba en alto.
Y su cuerpo, cubierto de sangre espesa.
Iba con un vestido blanco y un ramo de rosas ensangrentadas.
Avanzó y el único ruido dentro de la amplia habitación era el de sus tacones. Rodeo la mesa y se paró al otro lado de su padre y su hermano mayor. Ya ningún Morgan iba con su máscara de frialdad, todos miraban preocupados a Hanna.
Su madre era a la única que le daba igual, y a Derryl, que ni se inmuto con la presencia horrorosa de la chica.
Hanna dejó el ramo de flores sobre la mesa y barrió la sala con sus ojos sin mirar a nadie en especial. En ningún momento nuestros ojos se encontraron y no me gustaba la Hanna que estaba en frente de mí.
La cumpleañera apoyo sus manos sobre su vientre imitando a los demás integrantes de su familia, una sonrisa maliciosa se formó en sus labios.
Era diferente, rozaba lo tétrico y un escalofrío me recorrió cuando abro la boca.
— Hoy Escape del Infierno. — Habla fuerte. Ya no luce débil. — Y hoy reclamo mi lugar en la jerarquía Morgan para hacerme cargo del negocio familiar.
Todos se levantan y comienzan a aplaudir. Derryl se inclina hacia mí.
— No los encontrábamos por qué ellos no secuestraron a Hanna. — La chica recibe los aplausos con deleite y una sonrisa arrogante. — Hanna los secuestró a ellos.
Mi mirada se cruza con sus ojos celestes y por primera vez siento lo que todo San Francisco siente por ella.
Miedo.
Continuará...
Sin comentarios al respecto...