El motor se apagó frente al edificio del Omega. Jimin desenvolvió sus brazos del torso Jungkook y se sacó el casco.
Tras guardarlo en la guantera, esperó por unas palabras o al menos un beso de despedida que nunca llegó, y con el corazón apretujado en su pecho suspiró tembloroso.
-Vale- susurró dolido.
Se dio media vuelta y trató de llegar a la puerta, pero una mano se entrelazó en su muñeca y lo detuvo.
Jimin miró los dedos tatuados tocando su piel en aquel punto.
-No entiendo que estés enfadado conmigo- musitó en un hilito de voz. El rubio mantuvo la compostura. No quería volver a romperse.
-Te dije lo que pasaría. Estoy enfadado porque intenté evitar que te hicieran daño, y no me hiciste caso.
El de gafas hinchó sus mejillas, pensando. Al cabo de un minuto encontró la respuesta.
-No tienes que preocuparte más por esto, Kook. Ya he aprendido la lección. A las malas, pero aprendida. He tirado la toalla- confesó completamente decaído, sin aquella aura risueña y contagiosa que siempre envolvía sus palabras. Jungkook lo miró a los ojos sin poder evitar verse sorprendido por el tono de voz que empleaba, y lo inestable y apagado que sentía el vínculo. Jimin estaba roto- Parece que, a pesar de ser mayor, siempre habrá alguien que me haga sentir un inútil.
El Alfa entrecerró los ojos y frunció el ceño. Su pecho se oprimió.
-¿Lo dices por mí?
Jimin se encogió de hombros.
-Por todos los idiotas que se metieron conmigo, por Minhyuk, por Hitomi, incluso por ese chico que me ayudó. Al parecer tenías razón, soy incapaz de cuidar de mí mismo.
Jungkook se perdió con aquellos nombres desconocidos.
-Pero está bien. Quiero decir... ¿Q-quién los necesita? ¿Quién necesita amigos? La amistad está sobrevalorada. Y y-yo ya tengo a Yoongi, y te tengo a ti, y a Tae y... Y el universo me ha dejado en claro lo idiota que he sido por querer más. Encajar no es lo mío. Ahora y-yo lo sé, p-pero se sentía tan bien s-soñar c-con ello que yo...-
El Alfa se levantó de la moto y lo abrazó con fuerza. Jimin no pudo aguantar más, hundió su rostro en su pecho y sollozó.
Después de consolarlo por minutos, de sentarlo sobre su moto y situarse entre sus piernas, mientras acariciaba su rostro congestionado y retiraba todas las lágrimas, Jungkook habló.
-Mi cachorro nunca tira la toalla.
Algo menos decaído, el Omega se sacó las gafas y las limpió.
-¡Lo he hecho! Ya no quiero amigos.
-No mientas- el azabache sonrió levemente- ¿Sabes? El problema es que los buscaste en el sitio equivocado. Te dije que esas fiestas eran una ratonera para novatos y...- Jimin lo fulminó con la mirada- De acuerdo, no volveré a decir que te lo dije, pero quiero que entiendas dos cosas. Sólo dos. Una, que los amigos surgen cuando tengan que surgir, sin forzar, y la segunda, que esas fiestas son una mierda y espero que lo que ha pasado te enseñe a no volver a querer ir a una de ellas.
-¿Ves? ¡Me tratas como a un niño!
-No, ¿Y sabes por qué? Porque después de esto lo tengo completamente claro, voy a enseñarte defensa personal.
El rubio lo miró extrañado.
-¿Ahora?
Jungkook rió divertido.
-No, ahora no. Ahora a dormir.
-No me gusta la violencia. Y estás yendo a terapia para controlar tu ira ¿eso no sería contraproducente?
-No. Una cosa es la defensa propia y otra perder el control. Yo no voy a cambiar del todo, Jimin, tienes que entenderlo. Te dije hace tiempo que no soy de poner la otra mejilla si me tocan los cojones, pero estoy intentando aprender a utilizar la cabeza cuando eso pase.
-Sí, ¿cómo hace una hora?- bufó.
-Sólo le habría golpeado un poquito, no habría sido para tanto- Jungkook resopló.
-¡No te lo crees ni tú!
El azabache enganchó su mano en su nuca y acarició con su pulgar su mejilla. Inhaló lentamente, perdiéndose en los bonitos labios del rubio.
Jimin lo miró a través de sus pestañas.
-Me miras como si quisieras darme un beso.
-¿Ah, sí?- murmuró ronco.
Jimin rodó los ojos y frotó su enrojecida nariz.
-¿Estamos bien?- Jungkook acarició la piel de su cuello.
Jimin asintió.
Correspondiendo a su asentimiento, Jungkook acortó la distancia entre ambos y besó su boca.
Jimin sólo interrumpió su beso para una cosa.
-Pero si me vuelves a negar un beso durante el sexo no lo estaremos- musitó, y después unió sus bocas otra vez.
Mierda.
Lección aprendida, también para él.
...
Yoonie💞
12:45 p.m
Oficialmente me ha echado de casa
Tú
12:50 p.m
¿Qué dices?
😟😟😟
¡Vente a la mía!
Yoonie💞
12:51 p.m
Estoy quedándome con Tae en la residencia
Perdón por no decirte nada hasta ahora, por cierto
Acabo de leer todos tus mensajes
Eres un amor
Y estoy bien, en realidad, siento que estoy haciendo lo correcto
Tú
12:52 p.m
Claro que sí, Yoonie
Lo mejor que puedes hacer es eso
Si necesitas dinero para tu nuevo piso puedo romper la hucha de cerdito
Yoonie💞
12:53 p.m
Adorable
Y nah
Taehyung ya me ha conseguido una entrevista de trabajo
Ese hombre conoce a la ciudad entera, la luna
Jimin rió divertido ante aquello último mientras llevaba la tostada a su boca y masticaba. Sentado en medio de la abarrotada cafetería en una pequeña mesa solitaria, el Omega leía los mensajes de su mejor amigo.
Tenía tanta razón, Taehyung siempre tenía contactos. Lo sabía por experiencia, y por los múltiples trabajos que le había conseguido a Kook hasta que lo admitieron en el grado higiénico-sanitario, que comenzaría en unas semanas.
Taehyung era alguien increíble, y Jimin se sentía feliz por Yoongi porque estuviera con un Alfa como él.
Estaba por contestarle de nuevo cuando sintió un golpe sobre la mesa. Brincó en el sitio y alzó los ojos cauteloso y asustado.
Una mochila llena de parches de bandas de rock había aparecido frente a su bandeja. Después lo hizo una taza de café, y un paquete de tabaco, llevado por unas manos pequeñas de uñas color granate.
Jimin alzó un poco más sus ojos, hasta impactarlos con una chica esbelta con cabello negro y demasiado delineador.
Su nariz enseguida picó por el aroma a Alfa y cerezas, y no pudo hacer más que encogerse en el sitio.
Con esa altura, y esa actitud, estaba seguro de que era una veterana. La luna, iban a hacerle algo de verdad.
-Hola- se sentó frente a él y abrió el paquete de tabaco- ¿Quieres?
Jimin parpadeó y subió sus gafas.
-E-estamos en un sitio cerrado.
-¿Y?
La chica encendió un cigarro para sí misma y expulsó el humo mirando curiosa a Jimin. Después, dejó el cigarro a un lado y sacudió el paquete de azucar.
-Soy Aisha. Y tú eres Jimin.
-¿Uh...?
No te fíes de nada, Minnie. Aprendiste una lección.
-Estuve la semana pasada en la fiesta, menudo coñazo de fiesta, por cierto, y lo vi absolutamente todo.
Las manos de Jimin se aferraron al borde de la mesa. Escuchó los murmullos a su alrededor, y volvió a sentirse el centro de atención, a pesar de que en el peor de los sentidos.
-Lo que le dijiste a ese idiota... Déjame decirte que fue increíble. ¿Quién se cree? ¿Que por ser un veterano los novatos vamos a chuparle el culo?
Jimin abrió los ojos.
-¿Eres novata?
-Claro. ¿No me has visto en clase? Si voy contigo. Bueno, joder, no he ido mucho últimamente, pero te juro que fue por el celo. Ahora estoy en la Universidad, soy una chica responsable.
-N-no entiendo.
-Mira, voy a ser sincera. Todos me dan un poco de asco, tú me lo dabas también. Lo siento, chico. Así que no pensé que te revelarías contra una novatada ¡Pero jodidamente lo hiciste! ¡Y mírate, apenas me llegas por las tetas!- se carcajeó- Creo que eres mi ídolo a partir de ahora.
-P-pero, a ver, un momento... Si eres novata, ¿no tendrías que ignorarme como el resto?
La chica expulsó el humo del tabaco y suspiró.
-Mira, ¿qué quieres que te diga?, yo habría acabado haciendo lo mismo. Negarme a una novatada, digo. Así que aprovecho que tú ya lo has hecho y me junto contigo. Son todo ventajas. Si alguien se mete conmigo, que se prepare, pero puedo patearle el trasero a quien lo intente contigo, a cambio de tu compañía. Y de tus apuntes. He visto que escribes muy bonito, mis apuntes son un completo desastre. Aunque yo lo intento, eh.
El rubio arrugó la nariz.
Las ideas se ordenaron en su mente.
-Y... ¿Y si te digo que acepto la primera parte del trato pero mis apuntes me los quedo yo?
Aisha sonrió.
-Así que sabes negociar, eh...-
Una voz contundente la interrumpió.
-Novata, no puedes hablar con él- Minhyuk apareció, mirando con desprecio a Jimin.
Aisha inhaló humo y se lo sopló en la cara.
-Piérdete.
El Alfa gruñó, sus brazos se tensaron y trató de alcanzar un brazo de la chica. Enseguida, Aisha se levantó y lo empujó. Medían lo mismo.
-He dicho que te pierdas.
Sorprendentemente, Minkyuk lo hizo. Gruñó con sus ojos titileando en rojo, pero terminó por sacudir su cabeza y desaparecer molesto y furioso, siendo observado por todos en la cafetería.
-¿¡C-cómo lo has hecho!?- Jimin exclamó asombrado cuando el ambiente se calmó.
Aisha se sentó de nuevo y removió su café.
-Los Alfas podemos someter a otros Alfas con la voz de mando.
-L-lo sé, pero... Pero tú eres más joven que él y...-
-Y también una mujer. Lo sé- rodó los ojos- ¿Y? Cuando vives en una casa rodeada de hermanos mayores Alfa, aprendes a defenderte.
El Omega la miró con una mezcla de fascinación, duda y entusiasmo.
Acepta.
Parece que con ella las cosas pueden funcionar.
Pero no seas tan iluso, la luna.
Qué no, que esta vez tengo un pálpito.
-Bueno, tú sigue pensando en lo que te he propuesto. Esperaré aquí sentada mientras me tomo mi café- la chica alzó la taza y después la llevó a sus labios con una sonrisita.
...
-¡Y se enfrentó a Minhyuk como si nada! ¡Le sometió con su voz de Alfa!- el Omega rubio brincó entusiasmado mientras contaba su relato.
-¿Una mujer?- Jungkook frunció el ceño.
-¿Y?
-No me tomes por estrecho de mente, bebé. Sabes cómo pienso. Me refiero a que pensaba que biológicamente era imposible.
-Pues ya ves- Jimin sonrió- ¡Me recuerda mucho a ti! ¡Fuma y ama el rock! ¡y el café! Lo sé porque se tomó dos en todo el tiempo que estuvimos en la cafetería.
-Yo no amo el café y... ¿Por casualidad es esa de ahí?
Jungkook alzó una ceja y observó a una chica saltar los escalones de tres en tres. Vestía ropa negra y ajustada, medias rotas y botas militares.
-¡Mis ojos están más arriba, gilipollas!- le gruñó a un Beta novato que había mirado sus pechos. El chico se encogió sobre sí mismo y trastabilló.
Jimin sonrió embobado.
-¿¡A que es genial!?
Jungkook tenía la nariz arrugada y la miraba con cautela. No le gustaba la forma altanera en la que andaba, ni sus botas, ni que fuera una Alfa.
No le gustaba nada.
-No me fío.
-¿Por qué? Pero si no la conoces.
-Pues por eso. Y ahora súbete de una vez, tú y yo tenemos una cita pendiente- el azabache lo regañó con cariño.
-"Una cita"- Jimin hizo comillas con los dedos mientras reía divertido.
Llevaban una semana sin poder verse debido al horario de Jimin y todo lo que tenía que estudiar, decir que tenían ganas de hacer el amor se quedaba corto. Pero iba más allá, siempre lo hacía.
-Es una cita. He colocado velitas en el dormitorio, y pétalos de rosa- Jungkook se bajó de la moto y abrió la guantera.
-¿¡Lo dices en serio!?- el Omega brincó emocionado.
Jungkook estalló en carcajadas, extrayendo el casco de florecitas y colocándoselo a Jimin.
-¿Por quién me tomas?
El rubio gimió molesto y lo golpeó en el brazo.
-¡Pues sería una sorpresa increíble!
-¿Sabes lo que sería increíble? Recogerte de la Universidad y que te subieras en la moto.
Jimin estaba por hacerlo, cuando vió una cara conocida saliendo por la puerta y su mente cambió de idea.
-Oh, Kook, espera un momento. Vengo enseguida.
-¿Dónde vas ahora?- Jungkook gimió exasperado.
-A agradecerle a Junghyun por ayudarme en la fiesta. Si no hubiera sido por él, Minkyuk habría usado su voz de mando sobre mí. ¡Vuelvo en un minuto!
Jimin correteó torpe entre las personas que salían ansiosas de las instalaciones, y sus pasos se detuvieron frente a un chico mucho más alto que él.
Los ojos de Jungkook se desviaron allí.
Su corazón se saltó un latido. Parpadeó repetidas veces, por si su mente estaba jugándole una mala pasada, pero no. Estaba ahí, y era él. Ese era su hermano, o al menos, el que un día lo fue.
Jungkook sintió la ira inundándolo. Sintió la sangre hirviendo fluir por su cuerpo, la tensión en sus músculos y la boca seca. En un momento dado, Jimin dijo algo y lo señaló desde la distancia, entonces los ojos de Junghyun se posaron sobre los suyos.
Jungkook debía tener la misma mirada que él en el rostro, pero no lo sabía, ni quiso saberlo. No pudo detenerse a pensar en ello. Cuando quiso ser consciente, Jimin volvía correteando, se sentaba en el asiento trasero y se enredaba en su torso con una sonrisita feliz.
El Alfa supo que la ira lo consumía como nunca lo había hecho.
Entonces arrancó la moto y condujo veloz lejos de allí.
...
La moto se detuvo frente a la casa del Omega. Jimin se separó confuso de la espalda de Jungkook y observó su edificio.
-¿No íbamos a tu ca...-?
-Baja.
El de gafas giró rápidamente su rostro hacia él. Quizás porque siempre andaba muy perdido en su propio mundo, no había podido darse cuenta de la tensión que irradiaba Jungkook, ni lo fuerte que apretaba los puños en la moto. Centrándose un poco, sintió el bloqueo emocional en la otra parte del vínculo.
-¿Por qué me estás bloqueando?- Jimin musitó con cautela.
-Baja y entra a casa, por favor.
-P-pero... ¿Pero y la cita? ¿Y...-
-¡Jimin, joder, hazme caso!
El rubio se sacó el casco y bajó de la moto, antes de que pudiera abrir la guantera y guardarlo allí, Jungkook estaba arrancando de nuevo y marchándose.
Dejándolo tirado.
Después, El Alfa llegó a su casa, aparcó la moto y alcanzó su piso en una bruma ennegrecida que lo hizo querer arrasar con todo.
Contrólate.
Contrólate.
Pero parecía que el año de terapia acababa de irse a la mierda, y que no podía enfocar.
Ese no podía ser su hermano.
Ese no podía ser él.
¿Ahora estudiaba Medicina y se convertía en el salvador de su Omega?
-¡Puto hipócrita de mierda!
Su puño se hundió en la pared, excavando un hoyo. Y después otro. Sus nudillos sangraron pero no le importó. Más tarde, cuando el dolor fue lo suficientemente notable, pudo ser consciente del desastre que había formado en el salón. Los muebles rotos y destrozados.
Odiaba sus trances.
Los odiaba.
Con el pecho agitado se dirigió a su cuarto. Necesitaba una ducha. Necesitaba un porro. Necesitaba...
Abrió la puerta y sus ojos contactaron con las velas consumidas, los pétalos, y el sobre dónde Jungkook finalmente había reunido trescientos dólares para él. Su respiración se cortó.
¿Es que las cosas siempre tenían que joderse?
Con un gruñido, cerró de un portazo su cuarto, abandonó de nuevo el apartamento y subió a su moto.
...