Las semanas pasaron Armando y Betty seguían con su juego, uno que otro día se enojaban, se celaban pero en conjunto todo iba bien, Nicolás no había vuelto a Ecomoda, estaba muy ocupado con Terramoda, se robaba la mayoría de su tiempo, lo que más cólera le daba era trabajar para Armando consiguiéndole millones mientras él no hacía nada - Bueno, eso era lo que él suponía- pero había alguien que persistía aún más que Armando, y esa era Marcela, luchaba por no pensarla, porque estaba seguro que quería algo bueno con Betty, pero sentía las cosa diferentes con ella, es como si fuesen amigos y de vez en cuando se dieran besos, esa sensación no lo abandonaba, pensó que las cosas serían diferentes, pero no era ni asomo de lo que él había imaginado, no sentía ansias locas por Betty y ella tampoco es que fuese muy apasionada, pero se obligaba a intentarlo, quizás era mientras se acostumbraban.
En Ecomoda Marcela pensaba de vez en vez en Nicolás, pero nada más. Él no había movido gran cosa en Marcela, siempre tenía ojos para Armando, a pesar de estar segura que tenía una amante y que él nunca estaba dispuesto solo para ella, él era el hombre de su vida y eso nadie lo cambiaría.
Pronto llego la celebración de Amor y Amistad a Ecomoda, Armando quería darle un gran regalo a Betty, pero no sabía que darle, la conocía bien, pero era un torpe cuando de detalles y cosas románticas se trataba, al fin de cuentas él nunca había utilizado esas artimañas, él siempre le bastaba a las mujeres sin regalos, sin flores, sin peluches, él y ya, pero Betty no era la típica modelo (Sí que no lo era), por esa razón debía buscar algo lindo y sabía quién lo podía ayudar, Mario estaba enterado de la aventura de Armando, este le había contado con lujo de detalles la noche que había tenido con Betty y lo excepcional que era en el sexo, siempre omitía la parte de los sentimientos, no necesitaba las burlas de Mario.
MC. ¿Y si le regala una máscara? Así la puede sacar a sol jajajaja
Ar. No sea idiota Mario, esto es serio, ¡ayúdeme hombre!
MC. Jajajaja ay perdón es que todavía me cuesta aceptar que ud. Se enciende con el monstrete, tigre como han bajado sus estándares, pero bueno ese es su problema, ¿si le manda flores? Eso siempre funciona
Ar. Las flores son comunes Mario, además se marchitan y ya, necesito que sea algo que ella siempre lleve, algo que al verlo solo piense en mí, ¿me entiende?
MC. Pues fácil imprima una foto suya y ya jajajaja ¿que más?
Ar. Mire Mario, si no piensas ayudarme, ¡mejor lárguese!
MC. Bueno ya... ya, me pongo serio, es que inspirarse con el monstrete es difícil – Armando le dio una mirada de odio – Mario disimulo una risa, en ese momento Betty entra a la oficina venía de sacar unas copias, Mario nota algo diferente en ella, no comenta nada hasta verla desaparecer en su hueco.
Ar. ¿Que la mira? ¿Se le perdió algo o qué?
MC. Oiga, ¿esa mujer que se hizo? Se ve diferente pero ni idea que es, incluso se ve menos fea.
Ar. Fea su abuela, ya le dije que deje llamarla así Mario. No le veo nada diferente, de la bobada y mejor vayamos a su oficina para hablar mejor.
Ciertamente Betty si se veía diferente le había comentado a las del cuartel que quería lucir diferente, razón por la que Aura María la llevo a su peluquero, al fin de todo lo que le ofrecieron solo acepto depilarse y pasar de tener una a dos cejas, además del quitarse el boso, eso era un progreso para ella, con todo lo demás aún no se sentía cómoda.
El teléfono de Betty sonó.
Be. Presidencia Ecomoda, Buenas tardes
Ni. Hola mi Betty, ¿como estas?
Be. Hola Nico. – Hablar con Nico era cada vez más difícil para Betty pues era consciente que no lo amaba –
Ni. Hoy paso por ti, tenemos ratos que no salimos y ando estresado, además quiero darte una sorpresa, ¿a qué hora paso por ti?
Be. Y eso Nicolás ¿que sorpresa? ¿Que yo sepa no celebramos meses?
Ni. Cuando llegue la verás, te irás para atrás jojojojo
Be. Si es como tu cambio de look estas en lo cierto.
Ni. Jojojojojo más o menos, entonces no vemos a la hora de siempre, ¿dale?
Be Bueno Nico, ¡chao!
Ambos colgaron y la sensación de incomodidad no los dejaba, ambos forzaban su relación y cada vez se distanciaban más, esa relación jamás lograría unirlos. Armando se pasó toda la tarde hablando con Mario, estaba tranquilo, sabía que con Betty Ecomoda no se caería nada, además que si lo necesitaba lo buscaría, por el resto no tenía ganas de nada más.
Be. ¡Hola muchachas!, - Dijo Betty saludando a Mariana y Sandra – ¿Don Armando estará con Don Mario?
San. Si mija, llevan ratos hablando, quien sabe que escapada estarán planeando. – el comentario incomodo a Betty –
Be Si me imagino, le voy a avisar que ya me voy, Nico me está esperando, no creo que me necesite para nada más.
Mar. ¡Oiga Betty! ¿su Nico si es lindo no?, la viene a buscar, tan atento... Tenía ratos que no venía, que paso? Se pelearon?
Be. Jojojo para nada, la empresa lo tenía corriendo pero ya está más desocupado.
San. Menos mal Betty, porque no lo puede descuidar, mire con tanta víbora que hay por ahí, uno tiene que tener su asegurado..
Be. Jojojo bueno muchachas las dejo – Betty se anunció en la oficina de Mario – Buenas, disculpe Doctor que los interrumpa - Armando le echo una mirada pícara quería estar con Betty –
Armando estaba en la silla del visitante dándole la espalda a la puerta, Mario sentado en su escritorio de frente.
Ar. No se preocupe Betty, dígame...
Be. Doctor que ya me voy, ya termine todo y quería saber si Ud. necesitaba algo más.
Ar. Ya se va? Si quiere yo la llevo... Armando se empezó a acomodar el saco para ponerse de pie - Betty trago en seco, las últimas semanas Armando la había llevado pero hoy ya no podía –
Be. No doctor, no se preocupe, vinieron por mí. – Armando enfureció, Mario miraba la situación expectante –
Ar. Y eso... ¿quién? – pregunto con una mueca en el rostro, no debió preguntar, pues conocía la respuesta, hubo un silencio incomodo –
MC. Pues quien más Armando, su novio – Mario moría de risa por dentro, le encantaba ver enojar a Armando – ¿cierto Betty? – Armando lo fulminó y le dio una patada debajo de la mesa que lo obligo a callar su risa –
Be. Si doctor – Betty no estaba enterada que Mario sabía de su acuerdo, relación o lo que sea que eso fuese – Entonces no necesita nada más?
Furioso le dio la espalda, Betty ya sabía que el día de mañana sería largo y sin más le dio la orden de irse, Betty quería explicarle, pero no podía Mario estaba ahí y a pesar de estar casi segura que estaba enterado de todo, no podría hacer las respectivas aclaraciones delante de él, además que Armando odiaba oírla hablar de Nico, esa era su pelea más constante además de las modelos que siempre llegaban a buscarlo y que él ni corto ni perezoso moría por atender, hasta ahora Betty no había visto que se perdiera con alguna, pero eso no quería decir nada, sin más nada que hacer se fue a recoger sus cosas, Sofía la esperaba para comentarle un informe que ella le había pedido hace unos días.
Marcela salió de su oficina e inusualmente pensaba en Nicolás, tenía tiempo que no le venía a la mente pero pensar en él siempre la hacía sonreír y ese había sido un día de perros, necesitaba algo de alegría, el pensarlo le sorprendió y pronto se obligó a olvidarlo, le pregunto a Mariana donde estaba Armando, enterada decidió entrar sin avisar, Armando tenía los pies sobre el escritorio de Mario al escuchar la puerta los bajo con gran rapidez logrando tambalear la silla para atrás del susto, no se cayó.
Mar. ¿Interrumpo!? ¿Muy asustado...?
Ar. Dime Marce... – Dijo sin mirarla mientras le hacía muecas de desespero a Mario – Marcela se percató de sus gestos, eso le dolió, miro a Mario y torciendo la mirada quiso ignorarlos.
Mar. A ver si te vas conmigo, estoy cansada y necesito darme un baño de mil horas con las sales que me trajo Margarita de Indonesia y quería saber si me...
Ar. No Marce, ahora voy a un coctel con Mario, esta vez paso... - Marcela quedo muda, Armando tenía una fea manera de callarla, era como si solo su voz le fastidiará – hoy voy a mi apartamento, necesito buscar unos trajes, para llevar a tu casa y no dar doble viaje me quedaré a dormir allá, te parece?
Marcela ni si quiere se inmuto en alzar la mirada, Armando podía minimizarla al punto de hacerla sentir invisible, siempre la trataba con tal desprecio, no entendía porque insistía en seguir con ella, jamás lo ha obligado a estar con ella, cerró la puerta en silencio frente la mirada de lastima de Mario y la frialdad de Armando.
MC. ¡¡Uy!! ¡Si es mucha bestia! Al menos finja amor al menos
Ar. Mario cada vez la soporto menos, de verdad... ¡me fastidia! Solo deseo que pase el tiempo volando para poder recuperar la empresa y dejar a Marcela atrás.
MC. ¡Exclamo el dulce príncipe enamorado! Jajajaja ¿y después qué? Irse a vivir su amor con Betty jajajajajaja
Ar. ¡Mucho idiota! ¡Ya le dije que coge bien nada más!
MC. Pues si alguien me coge bien creo que con darle una rosa para Amor y Amistad es más que suficiente jajaja ¿no crees?
Ar. ¡Cállese Calderón! ¡Dios! Porqué me mandas a este idiota en este momento de naufragio...
MC. ¡Tigre! Diga lo que quiera, pero yo lo conozco, Ud. a mí no me engaña, ¡sépalo! Jajajaja
Marcela y Betty se encontraron a las afueras del ascensor, mientras lo esperaban no cruzaron palabras, más que un gesto de asentimiento como saludo, al bajar cada una iba inmersa en su sufrimiento el cual era causado por el mismo hombre.
Marcela salió primero y Betty la seguía muy de cerca, Aura María llamo a Betty e hizo que se devolviera, Wilson hablaba a fuera con Nicolás cuando fue interrumpido por Marcela.
Mar. Wilson tráigame el carro por favor. – No miraba nada solo el suelo, tratando de ocultar su mirada de tristeza, de resignación –
Ni. ¿Que tienes?... claro si puedo saber. – La voz de Nicolás tomo por sorpresa a Marcela quien hasta el momento no se había percatado de su presencia –
Mar. Problemas... lo de siempre. Dijo sonriendo tímidamente.
Ni. Sabe, Ud. Realmente tiene una sonrisa muy bella, no creo que merezca esconderla, se lo digo con todo respeto claro. -Marcela bajo la mirada, estaba excesivamente muy sonriente y le dio vergüenza-
Mar. Gracias.
Ni. ¿Cómo te llamas?... – Nicolás sabía perfecto quien era, pues Betty le había hablado mucho de ella, pero quería seguir hablando con ella y dijo lo primero que se le vino a la cabeza -
Mar. Marcela Valencia – extendiendo su mano, el contacto la electrizo –
Nic. Mucho gusto Marcela, Nicolás Mo... - Betty salía mientras guardaba algo en su bolso –
Be. ¡Hola Nico!, perdón por la demora es que estaba... (Alzo la mirada) ¿Doña Marcela como esta? – Betty se extrañó al verlos tan cercanos, le molesto –
Mar. Bien Beatriz, bueno señor Nicolás un placer haberlo conocido, que este muy bien. – Marcela camino para recibirle el carro a Wilson, al entrar el auto aprovecho sus vidrios polarizados para reparar un poco más a Nicolás, hoy le parecía aún más encantador, se emocionó al ver que él la buscaba con la mirada, satisfecha se fue a su apartamento –
Be. ¿Que hacías hablando con Doña Marcela? Sabes perfecto que no puedes contarle nada de Terramoda, ella no debe enterarse de nada – charlaban de camino a un carro deportivo azul que estaba estacionado en la acera del frente –
Nic. No hablamos nada, fue solo cortesía Betty, como se te ocurre que le voy a decir algo, yo sé perfecto que debo hacer, ¿no se amargue si?
Be. Está bien Nicolás, lo que tú digas... ¿a dónde vamos? La estación de bus está en la esquina.
Nic. A Nuestro carro mi Betty, ¿te gusta? Esta es la sorpresa... - Betty quedo sorprendida y empezó a rodear el carro –
Be. ¿Dónde lo compraste? ¿Con que lo pagaste?
Ni. Lo saque a crédito, mi sueldo y ganancias me dieron para este lujazo jajaja ya no te vendrás más en bus mi Betty. – dijo abrazándola por la cintura Betty cruzo su manos en el cuello de Nico –
Armando salió en ese preciso momento encontrándose de frente con la escena, estaba furioso, respiraba fuerte y tensaba la mandíbula, alzo la voz para que Betty notará su presencia, Mario miraba hacia arriba en son de burla, Armando jamás sabría controlar sus celos.
Ar. ¡WILSON! ¡TRAIGAME EL CARRO YA! – Wilson espantado y con mucho cautela tomo las llaves del carro y salió volado al parqueadero –
Betty y Nicolás escucharon perfecto el grito, instintivamente Betty bajo los brazos le dio la espalda a Armando el reflejo del vidrio le dio una buena panorámica de la situación, mañana sería un día de perros.
Ni. ¿Que paso Betty? tu jefe siempre es así de animal, mira que nada más lo escuchas gritar y te espantas
Be. Si Nico, mejor vámonos hasta que se invente algo y me lleve de regreso a la oficina.
Armando estaba colorado la rabia le había subido todos los colores al rostro, ver como Betty se iba con ese idiota y ahora con carro lo hizo enojar, caminaba de un lado a otro no sin antes ver hacía donde iba Betty con el muelon, quería seguirlos pero Wilson nada que llegaba, Mario intento calmarlo.
MC. Te puedes calmar, medio Ecomoda se va a dar cuenta que mueres por Betty por Dios Armando... ¡tu estatus! Jajajaja
Ar. Mire Calderón ahórrese sus chistecitos que no estoy para tanta pendejada.
MC. Bueno ya, pero entienda ese es su novio, Ud. Es un atrevido que se la quiere quitar nada más, así que acepte su lugar, eres el segundón.
El comentario de Mario solo logro encender la ira de Armando, que estaba como tití, Wilson llego justo en el peor momento y como premio recibió un grito que le dejo un pequeño pitido, Mario le dio un codazo a Armando, quien había entendido que esta vez se había excedido. Mario le propuso a salir con unas amiguitas la ira no le permitía pensar claro, por lo cual acepto ir con él, necesitaba sacar el enojo y nada mejor que el sexo para hacerlo, hoy Marcela no se le antojaba y Betty lo tenía bloqueado, ni loco seguiría en abstinencia además ella se había buscado esto.
Betty y Nico pasaron toda la noche en casa hablando un rato con sus suegros quienes estaban dichosos por su relación, aunque ahora tenía más restricciones que antes pues las condiciones habían cambiado, seguían siendo muy especial con él.
NI. Bueno mi Betty, me voy ya es algo tarde y estoy cansado, ¿a la misma hora mañana?
Be. Si Nico, te quiero. Betty se ruborizó, no sabía que más decir fue lo primero que se le vino a la cabeza. – Nico la tomo por el mentón y le dio un pico sin que sus suegros se dieran cuenta –
Ni. Y yo a ti mi Betty.
Ambos se despidieron nostálgicos sobre su relación, Nicolás deseaba a Betty pero no tenía ni la más mínima idea de cómo acercarse a ella, además no sabía si ella lo deseaba pues aun su relación se sentía algo incomoda.
Armando estaba con una rubia divina de piernas interminables, era Claudia una de las modelos de Hugo, desde hace tiempo venía detrás de él, pero no le había cogido el lance por Betty. No más, ya no estaba dispuesto a seguir en ayuno, juntos terminaron en un hotel cerca al bar donde estaban, Mario también pidió allí una habitación, Armando tuvo sexo hasta el cansancio, cayo rendido junto a la de turno, al despertar era las cinco de la mañana, contaba con el tiempo justo para llegar a su departamento bañarse y salir para Ecomoda, al mirar al lado vio a la diosa con la que había pasado la noche, se le antojo pedir el desayuno a la cama, era la primera vez que amanecía con alguien diferente a Marcela en años y ciertamente se la había abierto el apetito.
Ar. Buenos días- dijo mientras le llenaba de besos el hombro-
Cl. Hola Armando, ¿como dormiste?
Ar. Muy bien sabes, me dejaste agotado jajaja.
Cl. Uhmmmm... ¡qué bien! ¿Ya nos vamos?
Ar. Sí, pero no me quiero ir en ayunas, ¿te parece si desayunamos y después no devoramos?
Cl. Jajajaja como quieras
Pronto llego el room service, pero se antojaron primero de sus cuerpos, después de otra faena, Armando comió en silencio, se sentía complacido por la noche junto a Claudia, estaba satisfecho, sentía que se las había cobrado a Betty, ya se había cansado de perseguirla tanto, él nunca ha perseguido a una mujer y ya lleva demasiado tiempo en esto, ese juego se acabó.
CONTINUARA.