ANIVERSARIO

By Elisheba26

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En un nuevo aniversario de Neville y Luna, Hermione recuerda los planes que hizo junto a Harry, Ron y Ginny... More

Capítulo Único

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By Elisheba26


   Historia escrita en colaboración con azetab y por pedido de ella...


   Intervenir para juntar a dos personas que se gustan pero que no se animan a decirse nada, es algo que todo amigo hizo alguna vez. Más si es evidente que esas dos personas están hechas la una para la otra.

   Nunca había entendido esta “manía” que tenían algunos amigos de “entrometerse” en un asunto tan delicado como este; no era algo que yo hubiera hecho habitualmente tampoco, pero cuando una de esas personas que se gustan y no se animan a dar el primer paso es parecido a Neville Longbottom, conocido por su timidez de límites catastróficos, empiezo a entender por qué lo hacen…

   La idea se le ocurrió a Ron, una mañana en la que estando en La Madriguera en una reunión para celebrar un nuevo aniversario del fin de la guerra, vimos como Neville “huía” (no antes de ponerse de un brillante color rojo y tartamudear miserablemente) ante una simple pregunta de “¿Cómo estás, Neville?” proveniente de una risueña Luna que se había sentado junto a él en el sofá de la sala. Y esa idea inicial fue secundada rápidamente por Harry y Ginny, quienes en ese tiempo estaban organizando su boda, y por ende cruzaban esa etapa en la que, al estar enamorado, quieres que todos los que te rodean estén tan felizmente en pareja como tú. Yo, por otro lado, no estaba muy segura con esa idea, me parecía que lo mejor era dejar que Neville se moviera a su propio ritmo para acercarse a Luna; era evidente que ellos se gustaban, así que tarde o temprano terminarían por unirse sin que nadie más tuviera que intervenir.

-Al ritmo en que va, creo que más bien va a ser tarde –dijo Ron riendo, viendo al desafortunado muchacho limpiar su camisa donde se había derramado cerveza de mantequilla… al ver una sonrisa de Luna –Muy, pero muy, tarde.

   Al final, no pude más que darle la razón en ese punto. Neville lo único que se había animado a decirle a Luna era que le resultaba una chica muy bonita, y eso había sido el día de la batalla final cuando todos estaban en un ir y venir de un lado a otro, y con la posibilidad de retractarse luego en el caso de que ella no le hubiera entendido. De ese momento de gran valentía Gryffindor hacía ya tres años. Neville no estaba avanzando en lo más mínimo. Ni siquiera enfrentar a Voldemort le había costado tanto como entablar una conversación con Luna al menos una media hora seguida.

-Es evidente que necesita ayuda, Hermione –me dijo Ginny al verme dudar, animándome a unirme a ellos en esta nueva travesía para nada normal a la que estaba acostumbrada a arriesgarme con ellos.

-Y nosotros somos sus amigos, nos corresponde ayudarle –acotó Harry dándole la razón a su prometida, mientras tomaba la mano de Ginny entre las suyas.

   Y ese fue el motivo por el cual cedí…

***

   El primer paso a dar era tan sencillo como elemental: Crear una ocasión en la que se encontraran. No había problema con eso, ya que como formábamos parte del mismo grupo de amigos no sería para nada sospechoso que los invitáramos a alguna reunión o salida.

   El segundo paso no iba a ser tan sencillo como el primero: Hacer que Neville hablara con Luna. Era conocido por todos que Neville no era el más avezado en materia de iniciar una conversación, pero si a eso le sumabas que la conversación la debía tener con Luna, las cosas se volvían mil veces peor, haciendo que se pusiera tan nervioso que empezaba a tartamudear y se volvía igual de rojo que el cabello de un Weasley.

   Por lo que en la primera oportunidad deberíamos dejar que sea Luna quien manejara la conversación, eso haría las cosas más fáciles para los dos, y ya luego iríamos viendo cómo ayudarle a salir de su vergüenza.

***

Plan N* 1:

   Se acercaba el cumpleaños de Ginny, momento ideal para poner en marcha la primera estrategia.

   Para festejar el día organizamos juntarnos en un bar nuevo en el mundo muggle (para evitar ser reconocidos como sucedía habitualmente cuando salíamos) que contaba con muy buenas críticas. Iba a ser algo más bien íntimo, sólo nosotros cuatro, Neville y Luna, yendo a tomar algunos tragos y bailar luego de la cena… O eso fue lo que le dijimos a ellos, porque la idea era, en realidad, que “casualmente” ninguno de nosotros asistiría, por lo que Neville se quedaría solo con ella, y como la reunión era en el mundo muggle no tendría excusa de escabullirse entre otros conocidos.

   La idea era sencilla, sin demasiados rebusques para no llamar la atención de que estaba todo previamente planeado, por lo que confiábamos en que saliera como queríamos.

   Media hora antes de lo acordado, ya estábamos Harry, Ginny, Ron y yo escondidos en un callejón cerca del bar viendo todo sin ser vistos, esperando y (para qué negarlo) rogando a Merlín que los nervios de Neville no le jugaran en contra en esta oportunidad.

   Quince minutos después llegó él, se lo veía nervioso mirando para todos lados, seguro esperando que alguno de nosotros llegara pronto.

   Cinco minutos exactos y yo ya estuve a punto de salir de donde estábamos para ir a hablarle, era así de palpable su nerviosismo… pero entonces a Ginny le llegó un mensaje de Luna pidiéndole disculpas por no poder ir porque había surgido un problema de última hora con algo referente al Quisquilloso, por lo que debía apoyar a su papá. O algo así, ya no recuerdo muy bien, lo que sí recuerdo es que nuestro primer plan había fallado.

   Al final salimos del callejón donde estábamos escondidos y entramos al bar con Neville (quien parecía mucho más tranquilo cuando nos vio) pasando una buena noche a pesar de todo.

   Ninguno de nosotros se frustró por el evidente “fracaso” que nos llevamos, ya sabíamos que era muy rara la ocasión en que puedes conseguir resolver todo a la primera, además el primer plan siempre es algo así como una prueba piloto, algo que después nos servirá para saber en qué debíamos enfocarnos más para lograr el objetivo.

**

Plan N* 2:

-Creo que el “crear la situación” no es el problema fundamental –indicó Ginny viendo la lista que yo había escrito en un cuaderno con los posibles escenarios que podíamos armar para un encuentro de Neville y Luna –El problema, como ya vimos, es hacer que ellos hablen.

-O que asistan a esas reuniones –acotó Ron rodando los ojos, intentando con todas las ganas hacer de cuenta que no veía como Harry besaba a su hermanita al estar de acuerdo con lo dicho por ella.

-Eso fue un contratiempo, pero no creo que vuelva a suceder otra vez –dije, armando otra columna en el cuaderno con el título “Cómo lograr que Neville venza la timidez”.

-Yo creo que Neville estará encantado si Luna lleva la conversación, y sabemos que ella lo hará. Es muy buena para entablar conversaciones con quien fuere en las situaciones menos esperadas.

-Sí, Harry, pero lo mejor es que él también pueda aportar algo –indiqué –Algo así como crear una situación en la que sí o sí deban hablarse, que incluso lo difícil sea que se queden en silencio.

-Eso sólo lograríamos si los dejamos solos en una isla, así Neville no podrá escaparse de alguna manera –rió Harry.

-No hace falta que sea una isla exactamente –Ron parecía estar pensando en esa posibilidad, tan metido en la idea como nunca le había visto con anterioridad –Creo que en una playa sería igual de efectivo. Digo, nos vamos a acampar toda la noche, pero en un momento dado los dejamos allí.

-Sin varitas para que no puedan aparecerse.

-Y solo con una bolsa de dormir para que tengan que compartirla –acotó Ginny, a quien parecía estar gustándole la idea, armándola ya en su cabeza con todo detalle.

****

   Organizar el acampe nos llevó exactamente tres semanas, entre convencer a Neville para que aceptara (cuando se enteró que Luna también iría) y buscar un día que nos quedara bien a todos por causa de nuestras responsabilidades, pero una vez que lo conseguimos estábamos listos para el siguiente paso.

   Salimos una tarde luego del almuerzo para tener el tiempo suficiente de asentarnos y pasar un buen rato antes de que oscureciera. La idea, según le dijimos, había sido hacerlo todo de manera muggle, por lo que Harry tomó las varitas de todos y las guardó diciendo que nos las devolvería al día siguiente, cuando regresáramos a la Madriguera (que era de donde partimos) o si se presentaba algún problema, lo cual no era probable ya que estaríamos en una reserva muggle.

   La tarde transcurría apaciblemente mientras hablábamos de nuestros años en Hogwarts y los planes que teníamos para nuestra vida; entre ello, el próximo casamiento de Harry y Ginny, caratulado ya como la boda del año por la revista Corazón de Bruja. Nada fuera de lo normal, nada que no harían un grupo de amigos en un acampe normal… Nada que revelara lo que estábamos a punto de hacer.

   En un momento dado, antes de cenar, Ginny propuso ir a nadar un rato. Señal que habíamos acordado para empezar a movernos hacia la parte más importante del plan.

   Como era de suponerse, Neville declinó la oferta mientras miraba de soslayo a Luna quien, junto con Ginny, ya se había cambiado a un traje de baño.

-Vamos, Nev –instó Harry –Vinimos a divertirnos. No puedes negarte en la mejor parte.

-Si me estoy divirtiendo –contestó el muchacho con una sonrisa algo tímida –Pero creo que  mejor me quedo aquí, así cuido las cosas –agregó en un intento de justificación.

-Lo dices como si alguien quisiera robar nuestras cosas –rió Ron, señalándole la carpa que sólo gracias a la magia aún se mantenía en pie –Y tampoco llevamos nada de valor.

-Anda, sólo nadaremos un rato antes de cenar, ¿sí? –Intentó Harry entonces al ver que Neville no estaba cediendo pronto –Estaremos lejos de las chicas, si ese es el problema –propuso llevándolo un poco aparte para que nadie pudiera escuchar la sugerencia.

   Neville no parecía del todo convencido, pero aun así terminó por aceptar. Se cambió de ropa y fue con Harry y Ron hacía una parte un poco más apartada de donde estaríamos Ginny, Luna y yo.

   Que no se animara siquiera a nadar junto a Luna no fue para nada alentador, pero confiábamos que una vez que nos fuéramos las cosas cambiarían. Después de todo, no habría dónde pudiera escapar.

   Los primeros en “salir de escena” fuimos Ron y yo. Alegando que por el alboroto a la hora de salir nos olvidamos de empacar la cena, y por lo mismo debíamos ir al pueblo más cercano para conseguir algo de comer, desaparecimos antes de que incluso pudieran plantearse lo ridículo de la excusa.

   Neville, según me contó Ginny después, no parecía preocupado por el hecho. Harry y ella estaban allí, así que no se encontraba solo con Luna. Pero entonces ellos comenzaron a besarse y alejarse un poco, sabiendo que Neville sería incapaz de decir nada para detenerlos… hasta que simplemente lo perdieron de vista.

   Ginny y Harry recogieron el campamento, dejaron una sola bolsa de dormir junto a una pequeña mochila donde estaba guardada la cena, y se aparecieron donde estaríamos esperándolos.

   La última parte del plan estaba en marcha…
 

******
  

   Ese, puedo decir, fue el plan definitivo. No hubo necesidad de otro después. Y de eso hace hoy exactamente diez años…

   Mientras me preparo para ir a la celebración de un nuevo aniversario de Neville y Luna, mi mente sigue perdiéndose en esos días, en el plan que hicimos para que ellos estuvieran juntos. Pero principalmente en esa mañana, después de dejarlos toda la noche solos en la playa, cuando fuimos a buscarlos…

   Cuando el sol comenzó a despuntar en el cielo,  fuimos rápidamente hacia el lugar en que había estado el campamento, mientras que los chicos iban apostando por lo que encontraríamos.

   Ron apostaba que no habían dormido por estar hablando toda la noche (o Luna principalmente era la que estaría hablando); no era lo que planeamos, pero sería un gran avance. Ginny decía que lo encontraríamos juntitos y abrazados en la bolsa de dormir. Al contrario de Harry que creía que lo más probable era que sólo Luna estaría en la bolsa de dormir, con Neville sentado y despierto junto a ella; y eso siendo optimista de que estuviera junto a ella y no del otro lado de la playa. Yo sólo me conformaba con que no estuvieran enojados con nosotros.

   Aun así, a pesar de lo que esperábamos, de todos modos ya estábamos preparados mentalmente para recibir algún tipo de enojo de Neville o reprimenda de Luna. O (y eso sí que lo deseábamos de todo corazón) algún tipo de mirada entre ellos que nos delatara que algo bueno había sucedido, al menos un simple beso o un acercamiento.

   Pero en la playa no había nada ni nadie…

   Recorrimos la playa de punta a punta pensando que quizás nos habíamos confundido de lugar o ellos habían decidido ir hasta otra parte, pero hasta donde pudimos llegar no había ningún rastro de ellos o de la bolsa de dormir.

-Quizás regresaron a La Madriguera caminando –propuso Ginny mientras volvíamos sobre nuestros pasos para tomar la ruta que llevaba hasta su casa.

   El camino hacia la Madriguera, e incluso en la Madriguera misma, no los encontramos, por lo que le mandamos una lechuza para preguntarles dónde estaban… Lechuza que volvió a nosotros con la nota aun en su pata.

-Creo que era más que evidente que Neville terminaría por enojarse con nosotros –dije, reprochándome internamente el haberme inmiscuido en este tema, cuando en realidad sabía que no estaba del todo bien.

-Cuando le expliquemos por qué lo hicimos, lo entenderá –me animó Harry mientras escribía esta vez una nota para Luna. Tal vez con ella tendríamos más suerte.

   Pasado el mediodía la preocupación comenzó a hacerse más latente entre nosotros. La lechuza que le mandamos a Luna tampoco nos trajo una respuesta, lo cual ya era mucho más preocupante. Decidimos salir nuevamente hacia la playa, haciendo todo el trayecto a pie desde la carretera hasta la reserva y la playa, pero no había un solo rastro de ellos.

-Quizás Neville la llevo a algún lugar y están recuperando el tiempo perdido, por lo que no pudieron contestar las lechuzas –acotó Ron riendo nerviosamente, mostrando claramente el  miedo que comenzaba a experimentar. Como todos nosotros.

-No lo harían sin sus varitas –murmuré viendo como Harry las frotaba entre sus manos, como si así pudiera encontrar una respuesta a toda esa incógnita –Y menos sin sus ropas –agregué para mí misma recordando que ellos sólo vestían un traje de baño cuando nos fuimos llevándonos todo.

   Por la tarde ya era más que evidente que no se trataba sólo de que Neville y Luna estaban enojados con nosotros y por eso no nos contestaban. En sus respectivas casas no estaban, como tampoco con  algún amigo a quienes preguntamos. Algo más estaba sucediendo, algo que tal vez no podríamos manejar por nosotros mismo, por lo que Harry decidió ir directamente al Ministerio y solicitar la ayuda de los aurores de rastreo.

   Antes de caer el sol, el padre de Luna y la abuela de Neville aparecieron en la Madriguera a preguntar qué era lo que había sucedido. Según nos dijeron, les había llegado una lechuza de emergencia desde el Ministerio, solicitando una foto actual de Neville y Luna para ser adaptada a una fotografía muggle, ya que la policía había sido involucrada en el hecho ante la desaparición de dos magos en una playa muggle.

   Las preguntas del padre de Luna, cargadas de desesperación y nerviosismo, que pedía una explicación de lo que le había sucedido a su Lunita, eran lastimeras de escuchar pero mucho más soportable que las miradas de la abuela de Neville, que si bien no dejaban ver qué era lo que estaba pensando, hacía sentir como un escalofrió subir por mi espalda al pensar que ella no nos creía nada de lo que estábamos diciendo.

   Y la realidad era que no estábamos diciendo la verdad. Ninguno de nosotros se animó a decir que dejarlos solos, y sin varitas, había sido algo que hicimos deliberadamente…

***

   Un día más y los aurores y la policía muggle no había podido descubrir nada de Neville y Luna.

   Los nervios me estaban destrozando como a Harry, Ginny y Ron; y lo peor era que no podíamos apoyarnos entre nosotros, porque teníamos miedo de decir cualquier cosa que pudiera llegar a revelar la mentira que dijimos en nuestra declaración.

   Al fin, al mediodía del tercer día desde la desaparición, Neville y Luna fueron encontrados.

   Cuando la noticia llegó a la Madriguera, lo único que pude pensar fue que aquello no era verdad.

   Fue… horrible. Esa es la única palabra que puedo usar para describirlo. Cuando encontraron los cuerpos de Neville y Luna metidos dentro del saco de dormir, atados uno junto al otro, con clara señales de haber sido golpeados y violados hasta la muerte, en el fondo del río por las piedras que habían sido colocadas como anclas que impidieran que fueran encontrados…

   Todos dijeron que fue un suceso atroz, durante muchos días las portadas de los diarios y revistas mágicas y muggles hablaban del desafortunado destino de la pareja que había sido atacada mientras acampaban en una playa, por un grupo de personas que los asesinaron sin piedad.

   Por mucho que se intentó encontrar a los culpables, incluso con el apoyo de vecinos de la reserva quienes estaban impactados y conmovidos por el hecho, nunca lograron dar con el paradero de ninguno de ellos… Pero Ginny, Ron, Harry y yo sabíamos que nosotros fuimos los culpables, nosotros los abandonamos allí, dejándolos desprotegidos sin sus varitas… Nosotros fuimos sus asesinos…

   El funeral fue tan grande y lleno de gente como el que una vez había sido el de Dumbledore, con todos los honores que dos héroes de guerra pudieran tener. La abuela de Neville y el padre de Luna recibieron las condecoraciones que les pertenecían a su nieto e hija respectivamente. La Señora Longbottom lo había hecho en silencio, con una expresión dura y firme, y ni bien concluyó la ceremonia terminó desapareciendo sin dejar que nadie se acercara a ella, ni siquiera ninguno de nosotros. En cambio, el señor Lovegood era la imagen de un hombre totalmente desbastado, que lo único que hacía era llorar y repetir una y otra vez, “Mi Lunita, mi Lunita. Mi única hija”, dejándose caer sobre el cerrado féretro blanco como si intentara impedir que lo alejaran de él para que no sea llevado al mausoleo de los Lovegood donde descansaría junto a su madre.

   Ron no pudo manejarlo, era el que más culpable se sentía de los cuatro. Él había sido el de la idea principal de intervenir en unirlos, así como el de dejarlos solos en la playa. Antes de que terminara ese año, Ron se había suicidado. Su muerte también había sido un duro golpe para su familia tras la pérdida de Fred, y los señores Weasley se recluyeron en su casa de donde rara vez salían; incluso el señor Arthur había solicitado una jubilación anticipada para acompañar a su esposa en la depresión en la que se había sumido sin ningún deseo de retorno.

   Ron fue el primero en caer, pero no el único. Harry fue el siguiente.

   Cuando terminó el funeral de Ron, y todos se fueron yendo uno a uno, sólo quedamos nosotros tres frente a la tumba. Harry no dijo nada, simplemente con la vista fija en la lápida rompió su varita mágica y se marchó. No volví a saber más de él después de ese día, no sé si sigue vivo o si decidió seguir el mismo camino de Ron. La boda que se había esperado con tanta ilusión y pompa, fue cancelada y completamente olvidada tras un par de semanas de noticias y especulación de lo que pudo haber  sucedido para que todo culminara de esa manera. Ni la más chismosa de Rita Skeeter había logrado encontrar el paradero de Harry. Solo se sabía que las bóvedas Black y Potter habían sido vaciadas y repartidas a diferentes familias mágicas, asociaciones  y hogares de huérfanos, como un intento de que no se supiera qué había sucedido con el heredero de toda la fortuna.

   Ginny fue la siguiente. Una mañana recibí una lechuza de sus padres con una carta que había dejado para mí antes de desaparecer, donde me pedía que no la buscaran nunca porque no quería volver a saber del mundo mágico, que el peso de la culpa era demasiado grande para continuar, que la muerte de los últimos herederos de dos antiguas familias mágicas era una maldición que le hacía pensar en la muerte, pero que no tenía ni la valentía de revelar la verdad de lo sucedido para pedir la misericordia de la abuela de Neville y el padre de Luna, ni las agallas de quitarse la vida como Ron. Salvo esa carta, nunca más supe nada de ella.

   Y solo yo quedé, intentando seguir adelante día a día mientras cargo con esta culpa en el más absoluto silencio…

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