Tu dolor es tuyo. Tus marcas, tus cicatrices, tus raspones en las rodillas, tu heridas de guerra y cada uno de los pedacitos de corazón resquebrajado. Tu dolor es tuyo y de nadie más. Nadie puede sentirlo, nadie puede llevárselo lejos. Tu dolor es tuyo para que aprendas a vivir con él, para que aprendas de él.
Tu dolor es tuyo para recordarte que estás viva.
Nadie va a sentirlo. Nadie se lo llevará lejos.
Nadie puede amarte tanto.
Tu dolor es para que aprendas a quererte y a aceptar cada pequeño pedacito de felicidad. Tu dolor es sólamente tuyo, para que decidas qué hacer con él y en qué convertirlo.