Hechos para ser uno solo

By FrannyVillanueva

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¿Cómo te imaginaste tu primer día en la universidad? Clases, fiestas, amigos, romances... Hay mucho más que a... More

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By FrannyVillanueva

CHLOE MEYER

Todo el fin de semana desaparecido, algo extraño pasaba, no tiene familia aquí. ¿Cuál otra razón había para salir? Eso no solo me preocupo a mí, sino a todos en el grupo.

Una llamada recibida me alertó el doble, sin importarme que estuviera a punto de entrar a clases. Un policía informándome desde su celular, lo primero que pensé es que estaría preso. Pero si estaría preso, no había la necesidad de llamarme después de días.

Este carro me parecía irritable este carro, es una maldita tortuga ante mis ojos, no tenía la velocidad que quería.

— ¿¡Puedes conducir más rápido!? —le grité a Nyle desde los asientos traseros.

—Para empezar, no tengo idea de los mecanismos de este auto. Solíamos ser mi vieja camioneta y yo. —me respondió a la defensiva.

Solté un suspiro cansado jugando con los mechones de mi cabello. No podía disminuir la inquietud que teníamos. ¿Qué haría Alonso en una cochera vieja?

Al llegar ni siquiera esperé que Nyle apague el motor del carro, pase por encima de Lennox, saliendo del auto, una cantidad indescriptible de policías habitaban afuera. No entendía porque pero es inevitable pensar en lo peor.

Una cinta amarilla me interrumpió el paso. Iba a romper dicha cinta pero un policía me detuvo entre sus brazos. Mi vista se vuelve cabizbaja. No, no, no.

Un bulto al tamaño exacto de un cuerpo cubierto por una tela blanca, sangre seca a su alrededor con una manchas también en la tela. No quería pensar que es mi Alonso.

—¡Déjeme pasar! —grité tan fuerte como mi garganta me lo permitió.

Sin importarle que me pasaba, el policía no se retiraba. Mi desesperación aumentaba, mi dolor crecía al ver esas manchas. No iba a soportar que venga un forense a ver todo esto. Le di una fuerte patada en sus partes bajas. Crucé las cintas, destape su rostro.

No podía parar mis lágrimas, era una broma, es un sueño del que quiero despertar. ¿Cómo reacciono? Tengo a mi novio, a mi compañero de vida, el padre de mi futuro hijo tirado en el suelo con el rostro intacto y sin vida, una herida en su pecho, sangre llenando su camiseta blanca.

Tome su mano fría, tan fría como un cubo de hielo, un escalofrío me hizo reaccionar.

—Mi amor... Alonso, escúchame, no me dejes. Te necesito por favor. ¿Qué paso?

De fondo escuchaba a los chicos reclamar unas cosas con los demás oficiales. Mi mundo estaba muerto, mi mundo es él, ahora él ya no está.

Unos brazos me alejaron de él, me resistí ante todos, no quería alejarme de él, he estado un fin de semana sin él, no aguantaría estar una vida sin él.

—¡NO! ¡Déjame estar con él! Déjame abrazarlo. —le grité a la persona que me interrumpía.

—Chloe cálmate por favor. Te hará mal estar así. —escuché a Audrey.

Eso me hiso sentir peor. Tengo el cuerpo de mi único amor a unos metros de mí. Me solté con brusquedad de sus brazos. Dando pasos acelerados en busca del mayor.

— ¿Quién lo hiso? ¡Quien le haría algo así! Donde están las cámaras de seguridad. Necesito una explicación, por favor. —A medida que hablaba mis palabras se debilitaban.

Golpee al hombre con mis puños a raíz de que no me daba una razón, nadie aquí me lo daría. Parecía no afectarle, mientras yo me moría internamente.

Caí al sentir mis piernas sin ninguna fuerza, no tenía fuerzas. Caí de rodillas al piso y a unos metros estaba su cuerpo, el cuerpo del que siempre será el primero y el último. No me importaba hacer un escándalo acá, gritaría todo lo que sea, lloraré hasta que no tenga ninguna lágrima.

Todo dolía, no solo el cuerpo se volvía pesado, todo era dolor, un dolor que vivirá conmigo.

...

AUDREY STRONG

Después de traer a Chloe a su habitación y dejarla, no nos sentíamos seguros de dejarla sola, pero ella nos boto prácticamente.

Recosté mi hombro en el de Nyle, esta vez nos sentamos en una mesa y no en el rincón del árbol. Espero no ser la única en que si sentaba ahí se imaginaria a Alonso y Chloe abrazados frente a mí.

—Hace unos meses lo conozco, ¿Cómo me puede afectar tanto a mí? —pregunté en un susurro.

No podía evitar soltar unas lágrimas al ver a Chloe llorando como una catarata y gritándole a un cuerpo sin vida. Todos se habían enterado en la universidad, no podían faltar esas personas que venían a preguntar cualquier estupidez y más cuando vieron a Chloe entrar desmacrada.

No podían creer que la reina del colegio, que siempre tenía una sonrisa en el rostro, ahora tenía los ojos rojos y la mirada perdida sin ningún rumbo.

—Deberíamos llevarle algo de comer a Chloe. No comió en todo el día. —nos avisó Lennox.

— ¿Podrían pasar la noche con nosotras? —sugerí.

Tal vez Chloe quería estar sola, pero que sepa que tiene amigos que están con ella no solo cuando sonríe.

Todos asintieron.

—¿Alguna noticia? —pregunto Engelbert.

—Solo sé que se lo llevaron a la Morgue para verificar algo obvio, que lo dispararon. Odiaba que nos vieron como unos bichos raros, no nos quieren dar más información, y creo que nadie va a llevar el caso. —contestó Lennox.

Esto ya lo había notado, nadie nos daba información, todo establecimiento debía tener cámaras de seguridad, no nos permitían verlas, era realmente frustrante. No me importaba si no tenía un título como abogada, ayudaría a Chloe.

...

ENGELBERT VEGA

Solo un saco de dormir me acompañaba, mientras todo era silencio. Las ventanas estaban abiertas dando paso a la luna y unas cuantas estrellas acompañaban el azulado cielo.

Chloe estaba sentada en su cama con un álbum entre sus piernas cruzadas y aun escuchábamos sus sollozos por más que ella intentaba disimularlo.

—Esta fue nuestra primera cita. —habló de repente llamando nuestra atención de todos. —A él le molestaba que siempre estuviera tomando fotos, le dije que algún día los necesitara. Y ahora solo esto tengo que me recuerde a él.

Su llanto intenso volvió a escucharse entre toda la habitación, la persona menos indicada la acompañó. Lennox subió a la cama y la abrazo, a todos nos afectaba sin importar que digamos.

—¿Qué hare sin él? Me ha acompañado desde que entré, la policía no hará nada, es su última conclusión, le dieron un disparo y ya. Ni siquiera puedo luchar por descubrir quien fue. ¿Cómo veré el cajón del padre de mi hijo bajo tierra?

Era un dolor para ella, enserio lloraría si la veía así, era demasiado duro escucharla, Audrey soltaba algunas lágrimas pequeñas mientras la abrazaba, Lennox limpiaba su rostro.

Chloe es una pequeña muñeca y Alonso un títere de ella, en el buen sentido. Él hubiera dado la vida por ella.

Era una situación muy dura, una imagen muy dura para todos, todo parecía seguir siendo una broma.

De la noche a la mañana pierdes a alguien.

—Gracias...

LENNOX HARÍ

De nuevo en otra clase, ésta por alguna razón es la única clase que tengo compartida con Chloe, no compartida del todo, mas bien los salones solo un vidrio transparente nos dividía.

Al entrar y salir de clases dirige mi vista hacia su asiento y nada de nuevo, no estaba, ayer se lo permitimos por el hecho de sentirse mal, pero ella es la más fuerte de acá.

—De nuevo, no vino. —aseguré a Engelbert que me esperaba afuera del salón.

—Busquemos a los chicos y vamos de una vez. —me dijo sosteniendo mis libros.

Chloe no tenía fuerzas, y si queremos averiguar quien fue, lo haremos.

— ¿Crees que nos los digan? —le pregunté a Engelbert.

Solo se encogió de hombros dándome a entender sus dudas abiertas también como yo.

— ¡Hey! —se metió en nuestro camino Audrey. — ¿Qué hacen acá? Quedamos vernos en la salida. ¿Pueden apurarse?

Nos jalo a ambos de las manos llevándonos al lugar indicado.

Ahí afuera estaba Nyle esperándonos en el mismo carro en el que fuimos hace días.

— ¿Alguien le dijo a Chloe que nos llevamos su auto? —pregunté mientras me metía en los asientos traseros.

—Lo entenderá. —me contestó sin una gota de preocupación, Nyle.

— ¿Sabes que estamos robando su auto? —interfirió Engelbert igual de preocupado que yo.

—No estamos robándolo, lo tomamos prestado sin avisarle.

Sí, claro. Como sea, así fue todo el camino. Engelbert miraba videos en su celular, asi que me acerque a él, para matar el aburrimiento del camino.

— ¿Están hackeando las cámaras de seguridad? —nos preguntó Audrey mirándonos.

— ¿Teníamos que hacerlo?

—Nyle lo hará. —resignada a eso, se volteó.

Si él lo haría desde un inicio porque nos preguntaría. Que estrés...

"¡Bajen, ahora!" ahí estaba el que se da por líder ordenándonos otra vez. Nyle, Nyle, Nyle, siempre Nyle.

Bajamos en la estación de policía que se deduce que llevan el caso de Alonso. Unos oficiales en la puerta nos retuvieron, no entendía porque, cualquier ciudadano puede entrar aquí.

Un duelo de miradas entre ellos y Nyle por unos segundos bastó para que nos abrieran el paso. Buscamos con la mirada una placa dorada que diga "Oficial Smith" el mismo que se encarga de su caso.

¡Ahí estaba! Nos acercamos con cautela, silenciosamente para causar el factor sorpresa, por más que sus ojos estén concentrados en ese montón de papeles.

—¡Oficial! —gritó a unos metros Engelbert.

A la basura el factor sorpresa.

—Buenas tardes, venimos a que nos brinde información acerca del caso de homicidio a Alonso García. —entonó Audrey sacando sus dotes profesionales.

—No puedo darles esa información.

—Si puede, somos sus amigos y los únicos que lo conocen en la ciudad. Al menos nos puede decir ¿Cómo paso?

—Al parecer le dispararon. —nos miró respondiendo sarcásticamente.

Éramos unos ceros acá. Este policía no nos toma en serio y eso me da coraje.

—¿Enserio? —pregunté fingiendo un tono sorprendido. —Gracias por el dato, no lo sabíamos. ¿Cómo llegaron a esa conclusión? ¡Sera por el agujero que tenía en el pecho!

Engelbert me tomo de los hombros colocándome atrás de él, sabía que si seguía haciéndose el payaso, el próximo en tener un agujero en el pecho será el uniformado.

—Escuchen, no tiene antecedentes penales. El muchacho sabía ocultar bien sus pecados. —afirmó haciéndose el grande aquí. —Si lo mataron fue por algo, ¿No? Tal vez andaba metido en situaciones graves. Tenemos muchos crímenes que solucionar.

—¡Esto es un crimen! ¡La muerte de alguien, lo es! —exclamó Nyle enfurecido.

Un bostezo seguido de bufar fue la única respuesta de su parte.

—Un indigente.

Cualquiera de los cuatro quería lanzarle a tirarle unos buenos golpes, pero antes de que nos lancemos, un brazo nos interrumpió a todos. Audrey nos impidió acciones que nos perjudicarían a todos. Bien, si la policía no ayudaba a resolver el caso, lo haríamos nosotros. Alonso es despistado puede dejar papeles escritos hasta en su escritorio.

CLHOE MEYER

Antes veía a Lennox con cierta rareza por vestir ropa holgada, pero ya entendí la razón, es extremadamente cómoda, la falta de maquillaje, sin importar que nadie me mire si mi delineado está fuera de balance, o si mi correa combina con mis zapatos.

Tampoco tenía ganas de arreglarme, había decidido algo, no iba a abortar por más que me sería difícil sola, hay millones de mujeres que salen adelante sola, yo lo haré. El bebé que llevo en mi vientre es un reflejo de su padre. Es un reflejo de Alonso.

Decidí por fin pararme de mi cama a medio día, mientras iba comiendo unas galletas que compre en la cafetería. No había nadie en los pasillos, supongo que siguen en clases. Tampoco me quería encontrar a mis amigos. Además eso se me hacía más fácil de ir directo a mi objetivo.

La gran placa de oro que se dejaba ver en la puerta "DIRECTOR" eran muy pocas veces que mi padre estaba aquí, por lo general se encarga su secretaria, pero claramente no estaba en condiciones para hablar con ella, mucho menos esperar que sea fin de semana para verlo en casa.

—Adelante. —su voz llegó hasta a mi después de dar unos pequeños toques a la puerta.

Pasé con mirada en mis zapatillas, debo imaginar que le ha llegado un informe con mis faltas en estos días a mi padre.

—Señorita Meyer, espero que venga directamente a mi persona para explicar sus faltas. —habló dejando a un lado las carpetas que miraba antes.

Me senté en una de las sillas que estaban al frente de su escritorio. Dejé ir el suspiro que tenía guardado, si a alguien teníamos es a nuestro padre, por más que soy su consentida y nos adora, siempre es muy estricto, no solo conmigo, sino también con Armando.

—Me aburrí de las clases, cambiaré de carrera. —hablé dudosa mirando el gran ventanal.

Aclaro su garganta, dejándome en claro que no se esperaba eso. Ese era el objetivo venir y cambiar de carrera.

—Chloe... ¿Qué hablas? Cariño entiendo que la estés pasando mal, me entere de lo que paso con Alonso y la universidad ayudará con algunos gastos.

Escuchar su nombre hizo estrujar mi corazón, "Lo que paso con Alonso" es un frase tan mal dicha, lo que le hicieron a mi Alonso.

—Director, vengo a decirle que cambiaré a la carrera de Criminología, y si no me puede cambiar, deme una clase de papel de expulsión de la universidad y podré entrar a otra.

No me miraba convencido, me miraba como si lo que digo es una broma.

Si, la misma carrera que llevaba Alonso, él lo soñaba y a mí me encantaba verlo mientras hacia sus proyectos, escúchalo hablar de lo increíble de su carrera, quiero volver a sentir ese sentimiento. A mí me quitaron a mi luz, unos investigadores solo se bastaron en dar. No tenemos pistas y ya.

No haré eso a los demás, por más difícil que se ponga un caso, siempre hay un culpable.

—Siempre dijiste que tengamos una carrera, no me interesa la moda. —confirmé segura de mi misma, o eso quería dar a demostrar.

—Bien, cambiaré tus papeles a criminología, a partir de mañana empiezas, vienes por aquí para darte tus carpetas, horarios y todo.

Me levanté del asiento soltando otro suspiro. Antes de cruzar la puerta, sentí los brazos de mi padre abrazarme mi delgado cuerpo, esto me trajo vagos recuerdos, cuando cada vez que me golpeaba, o tenía una herida, el me abrazaba. Pero ahora la herida no se notaba, y un abrazo no la cerrara. 

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