imperfect ⊰ sirius black, reg...

By d-dixonsgirl

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( 𝘪𝘮𝘱𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵. . . ) guess what, I am not a robot 🌾 donde Hydra Selwyn, una chica ... More

imperfect. . .
ooo. clarifications + playlist
ooo. prologue
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26

Capítulo 8

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By d-dixonsgirl

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LA RELACIÓN DE Hydra y Sirius pendía de un fino hilo. Mientras la chica solía pasar las tardes con su grupo de amigos, Sirius se dedicaba a gastar bromas a las serpientes. Sin importar que su novia estuviese entre ellas.

Ese pequeño hilo que aún unía a ambos chicos, se podía cortar fácilmente. ¿Con qué? O bueno, la verdadera cuestión sería, quién. Sí, Marlene McKinnon se encargaría de intentar cortar ese trecho que aún los mantenía juntos. La Gryffindor coqueteaba y el Merodeador le seguía el juego, alegremente. Como si la Slytherin estuviese pintada en un cuadro y no existiese en realidad. La chica sabía aprovechar los momentos de debilidad, y aunque a Hydra le doliera, debía admitir que era lista y sabía usar las cartas a su favor.

Desde hacía algunas semanas, el Black había estado distante con la pequeña Selwyn. ¿Por qué? Por el mero hecho de que ella se juntase con mortífagos y seguidores de la magia oscura. ¿A Hydra le importaba? Claro que no. Si bien ella amaba a Sirius, sus amigos lo eran todo. Ella sabía de la mano de su madre que aquellos que siempre estaban para ti, era aquellos que te iban a defender sin importar el coste de la situación. Hydra sabía que Regulus, Severus, Bellatrix, Narcissa y Lucius estarían para ella. Su corazón palpitaba alegremente cada vez que veía a Sirius. El chico era perfecto, aunque cada vez que se acercaba la chica, terminase rompiéndole el corazón con su rechazo.

Él con sus descuidados andares mientras que los movimientos de Hydra al andar eran elegantes y sofisticados.

Él con su sincera sonrisa adornando su rostro a cada lugar que iba mientras ella debía fingir una sonrisa.

Él con unos hermosos ojos grises que transmitían paz y rebeldía mientras que los ojos de Hydra sólo transmitían miedo y dolor. Los ojos son las ventanas al alma y sus ojos estaban vacíos.

Hydra Selwyn tenía definitivamente el corazón dividido en dos. Por una parte amaba a Sirius. Para ella, él lo era todo. Pero sus amigos también eran fundamentales en su vida. Sus pensamientos acaban produciendo migraña y sus constantes noches en vela comenzaban a pasarle factura. Su cabeza la atormentada, ¿y si Sirius la ignoraba por qué no la queria? ¿y si hay alguien mejor? Pero eso no era lo único que atormentaba a la chica. Sus padres también lo hacían.

Pictor Selwyn, con su peculiar carácter frío y manipulador. Sus manos manchadas de sangre. Hydra se preguntaba como su padre era capaz de dormir tras el daño que provocaba a su familia. Claro, aquel daño que estaba acabando con su madre y con ella lentamente. Empezaba siendo psicológico, continuaba siendo físico y al final acababa dejando una secuela mental. Las inseguridades, los temores y las tormentas aumentaban como si de espuma se tratase en la cabeza de ambas chicas.

Caelum Selwyn era todo lo contrario al anteriormente nombrado. Todo seguía siendo igual en la Mansión de la familia. Pero, entonces, ¿con qué se comía la cabeza Hydra? Su madre. Su adorada madre, aquella por la cual sería capaz de hacer cualquier cosa, no estaba bien. Pictor había estado más que molesto estas últimas semanas. Tanto que su madre había acabado desmayada debido a los golpes de este. El señor tenebroso no había elegido a su padre como uno de sus principales mortífagos, y eso, de una manera u otra, había acabado enfureciéndole. Hydra era la única razón por la que Caelum no huía. No valía la pena intentarlo, sabiendo que él las encontraría. A ella y a su hija.

La mujer de sonrisa sincera y alegre había decaído en cuento a estado de ánimo. Sus ojos no tenían el mismo brillo que antes. Incluso en ciertas ocasiones, Hydra había visto como su madre se quedaba mirando a un punto fijo en la pared, sin ninguna expresión facial. Hacia meses que no recibía una carta de la mujer, y la pequeña Selwyn temía por ella. Porque sabía que su padre era un monstruo, y podría dañarla más de lo que ya lo hacia cuando su primogénita estaba en casa.

Hydra tenía miedo de muchas cosas. Tenía miedo de los mortífagos, de los Merodeadores, de sus peleas con Sirius. Pero sobre todo tenía miedo de lo que podría llegar a pasarle a su madre cuando ella no estuviese allí. Sobretodo después de ver a Pictor conversando y conspirando junto a uno de los Carrows. Los golpes en el cuerpo de Caelum comenzaban a ser difíciles de tapar. El maquillaje no conseguía ocultarlos, y los hechizos no perduraban. Las ojeras de la mujer cargaban como bolsas bajo sus ojos. Su sonrisa era casi inexistente, y su delgadez y rechazo a la comida solían ser muy habituales. El rostro que alguna vez fue el más deslumbrante del mundo mágico comenzaba a debilitarse. Como si de la llama de una vela se tratase. El cuerpo y la salud de Caelum Selwyn se estaban apagando, ella misma se estaba consumiendo poco a poco.

- ¿Hydra?- preguntó Bellatrix, entrando a la habitación de la menor, sin tocar anteriormente.

La Selwyn dio un ligero respingo debido al susto que la chica le había provocado. Fingió una pequeña sonrisa y alejó los pensamientos de su cabeza.

- Dime Bells- respondió la bruja, con voz ronca debido al llanto que le había provocado el perderse entre sus pensamientos.

- Hey, ¿está todo bien, cielo?- preguntó la futura Lestrange, con su voz cargada de preocupación y cariño.

- Si, sólo- comenzó a decir Hydra, siendo cortada por la mirada de su amiga.

- Hydra, sé que no estás bien, se que te pasa algo- suspiró la Slytherin, siendo consciente de que la Selwyn estaba demasiado dolida como para decirle algo- creo que ya se lo que podemos hacer-

La pequeña observó confundida a su amiga. Pero era demasiado tarde, Bellatrix cerró rápidamente la puerta y se apresuró a bajar las escaleras. Desde la habitación de las Slytherin se podían escuchar los tacones de la chica, resonando contra el suelo de piedra del castillo.

Hydra se recortó en su cama y cerró los ojos, esperando a que todo el dolor que la consumía por dentro se evaporara. Mas no fue así, la molestia continuó persistentemente en su pecho, hasta que la puerta se volvió a abrir. Esta vez, suavemente.

- Hola, Hyd- saludó un pequeño y tímido chico, analizando la habitación de su mejor amiga.

- ¿Re-Reg? ¿Qué haces en la habitación de las chicas? ¿Co-cómo?- comenzó a decir la pelinegra, trabándose con cada palabra que pronunciaba.

- Eso no importa, ahora mismo sólo importas tú- respondió el menor de los Black, cerrando la puerta tras de él.

- Le dije a Bellatrix que estaba bien- informó la chica, incorporándose lentamente a la cama.

Ese fue el momento en el que Regulus pudo observarla bien. El moño de la Slytherin estaba completamente desordenado. Su uniforme estaba mal colocado y la túnica y los zapatos reposaban cerca del escritorio. Sus mejillas estaban rojas, al igual que su nariz. Pero lo que más llamó la atención del chico, fueron sus ojos. Aquellos ojos que le cautivaban se encontraban rojos debido al persistente llanto de Hydra. El pequeño corazón del Black se encogió al ver a su mejor amiga así, le dolía.

Hydra era una de las personas más fuertes que Regulus conocía. Soportaba todo tipo de dolores y los hacía parte de su día a día. Ella intentaba cerrar sus heridas, sin ser consciente de las cicatrices que estas dejaban. De los dolores que aún persistían en ella.

Se acercó a ella cuidadosamente y se arrodilló, cogiendo ambas manos en el proceso. Apoyó su cabeza en las piernas de la chica y la miró a los ojos, fijamente.

- Hydra, no tienes que contarme que te pasa- dijo el chico, intentando que su preocupación no la alterase- pero quiero que sepas que estoy aquí y que no me voy a ir. Puedes tirarme un crucio si quieres, puedes pegarme. Pero siempre voy a estar junto a ti, pase lo que pase, porque te quiero. Tú fuiste mi apoyo durante prácticamente toda mi vida, ahora me toca ser el tuyo. Por favor, déjame ayudarte. Déjame cuidarte-

Y en ese preciso momento fue cuando los ojos de Hydra comenzaron a cristalizarse y su labio empezó a temblar. Abrazó a Regulus con todas sus fuerzas, tirándolo a la cama junto a ella y acurrucándose sobre su pecho. Los sollozos de la Selwyn no se hicieron de esperar. El Slytherin acariciaba dulcemente el pelo negro cenizo de la chica y le susurraba palabras al oído para reconfortarla. Sus enormes brazos envolvían completamente a la chica, provocándole calor a su cuerpo. Su pecho subía y bajaba mientras que su corazón se aceleraba al ver como las lágrimas de Hydra mojaban su camisa.

Para sorpresa del menor de los Black, un pequeño plato de galletas con virutas de chocolate apreció sobre el escritorio de Hydra. Una nota se encontraba sobre ellas. Claramente se podía leer "Te queremos y sabes que si nos necesitas estamos aquí, Bellatrix y Narcissa". Ambas chicas de había propuesto subir el ánimo de su amiga y casi hermana siguiendo una de las viejas recetas de la familia Black. Si bien los elfos hacían todo el trabajo en casa, muchas veces disfrutaban cocinando platos mágicos. Sobre todo postres. Y, ¿qué mejor que un postre para arreglar un corazón? Este pequeño acto provocó una leve sonrisa en el rostro de Regulus, quien había visto la acción. Por el contrario, Hydra se mantenía acurrucada sobre el pecho del chico, sin ser consciente del acto de cariño de sus amigas. Acto ante el cual no repararía hasta horas más tarde.

- Todo va a estar bien- murmuró Regulus al oído de la pelinegra, una vez esta calmó su llanto.

- ¿Me lo prometes?- preguntó la primogénita de los Selwyn, sorbiéndose la nariz y observando de nuevo los imnotizantes ojos grises de Regulus.

- Te lo prometo- contestó el Black, firmemente.

La chica asintió y se acurrucó de nuevo sobre el Slytherin, quien continuaba abrazándola protectoramente. El silencio se instaló en la sala, pero no uno incómodo, sino todo lo contrario. Ambos jóvenes se sentían bien con la presencia del otro. Hydra escuchaba atentamente los latidos de corazón de Regulus y poco a poco sus ojos fueron pesando. Su respiración se transformó en continua y su amigo sonrió conforme, para después seguir los pasos de la Selwyn.

Y es que ambos se complementaban, aunque ninguno de ellos se diese cuenta. Las cosas iban a cambiar muy drásticamente para la pequeña Hydra Selwyn. Y Regulus Black sería el único capaz de sacarla del abismo en el cual se iba a meter. El menor de los Black era uno de los pilares fundamentales en la vida de la primogénita de los Selwyn, y nada iba a cambiar eso. Porque el chico hizo una promesa, y él jamás incumple sus promesas.

─*⋆.୭˗ ˏˋ Maratón 1/3 ˎˊ ˗୭.⋆*─

¡hola! Siento que el capítulo quedó un poquito pobre pero no pasa nada. Como llevo bastante sin actualizar, he decidido hacer un maratón. Así que, bueno, podéis dejar en los comentarios vuestras opiniones. Os quiero ♡

── La publicación de la siguiente parte del maratón se producirá a la hora de esta──

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