Capítulo final parte I| Adiós, Luke.
Catalina Russell.
Hoy tras dos días de la muerte de Luke, se realizaba el funeral para darle un último adiós. Es sábado y como si el cielo supiera que es un día triste, estaba gris y gotas de lluvia caían en la ciudad como si fuesen copos de nieve.
No tenía fuerza para salir de mi habitación en la cual llevo encerrada dos días. El Sr y la Sra. Lowell se encargaron en organizar todo para el entierro de su hijo, organizaron todo lo que tenían que organizar para este día.
Me paro frente a la ventana y observo hacia al exterior, estaban todos esperando por mí a fuera para irnos al entierro, cuando siento que es el momento de bajar lo hago.
Al bajar hasta planta baja me encuentro con James arreglándole la corbata a su mayor. Él al mirarme me sonríe con tristeza, se acerca a mí y coloca una de sus manos sobre mi mejilla.
— Quisiera tanto poder evitarte este sufrimiento.
— No me gusta esto.— Susurré.— No me gusta sentir ese dolor punzante en el pecho.
Su mano bajó hacia la mía y la estrechó con fuerza, los tres salimos de la casa y nos subimos a los autos. Me fui junto con mi padre, Nina, Kevin y Sam.
Lo primero que hicimos al llegar fue abrir nuestros paraguas, enredé mi brazo al de mi padre y caminamos hacia donde se encontraban los demás. Nos detuvimos, mi familia se acercó a saludar a los padres de Luke, mientras que yo observaba su ataúd cerrado y lleno de flores.
— Verte así de pálida me preocupa.— Oí la voz de mi mejor amiga detrás de mis espaldas.— Pero tranquila que no pienso separarme de ti en ningún momento.
— Gracias por estar aquí.— Contesté.
Joshua me tomó de la mano, se quedó a mi lado como él mismo había dicho. Vi a unos cuantos amigos de Noah, vestidos con trajes y algunos con gafas oscuras. Noah me saludo a lo lejos a lo que yo simplemente sonreí. La gente comenzaba agruparse alrededor, mirando el ataúd.
Sentí el brazo de mi amigo pasar por sobre mis hombros pegándome más a él mientras que con su otra mano a sujetaba el paraguas.
Carla, la madre comenzó a dar su discurso y fue inevitable para mí no llorar, no sabía que iba a pasar de ahora en adelante, me dolía tanto que ya no iba a poder volver a ver esos ojos azules que se habían vuelto mi completa perdición.
<<Ya no llores...>>
No iba a soportar mucho estar aquí.
¿Por qué la vida es tan injusta? Luke no merecía morir así, merecía todo lo bueno. Luke era la persona más hermosa, dedicada, luchador e increíble que había conocido jamás.
Necesitaba tanto que volviese, que estuviera a mi lado.
Noah comenzó a dar su discurso a honor a su hermano. Y así fue que ya no podía parar de llorar. Cada una de sus palabras me llegaba mucho al corazón; en estas dos noches pedía tanto que todo esto fuera una pesadilla, que el chico del cual me había enamorado estuviera vivo, pero era real. Luke se había ido para siempre de nuestras vidas, de mi vida.
Ya no iba a poder abrazarlo y decirle lo mucho que lo echaba de menos cuando no podíamos vernos. No podría descansar mi cabeza sobre su pecho, ya no iba poder mirar esos brillantes ojos azules y esos hoyuelos que se le formaban en las mejillas cuando sonreía.
Luke a pesar de las circunstancias siempre estuvo ahí para mí, para brindarme sus consejos o un abrazo cuando me sentía cansada.
La ceremonia terminó unos cuarenta minutos más tardes, después de que el Sr. Lowell le dedicara unas últimas palabras a su hijo y pidiéndole perdón la ceremonia había dado su fin.
El anillo que me había regalado como símbolo de nuestro amor, lo tenía en la palma de mi mano desde hacía dos días. Estaba segura que él debía llevárselo, correspondía que lo hiciera. Pero me dolía en el fondo de mi corazón tener que decirle un último adiós.
— Voy a dejar que te despidas.— Susurró mi amigo.
Cuando la gente comenzó a dispersarse, noté como Kevin quería acercarse pero se alejó al ver que Noah lo hizo primero. Decido acércame al féretro. Nada más al llegar, sentí la mano de Noah sobre mi hombro dándole un suave apretón. Nuevamente las lágrimas no tardaron en apoderarse de mis ojos e hice mi mayor esfuerzo en no derramar una sola lágrima.
— Luke hizo que te escribiera una carta.— Lo oí decir a mi lado.
— ¿Una carta?— Asintió.
Saco de su saco un papel doblado y me lo entrego, al tenerla en mi mano no estaba segura de leerlo en estos momentos.
— Puedes leerlo cuando llegues a tu casa si así lo deseas.
— ¿P-podrías darme unos segundos?— Noah asiente, y se aleja de mi un momento.
Deshago los doble de la hoja y tomo una gran bocanada de aire antes de leer.
Para ti:
Fuiste mi primer amor, el que nunca voy a poder olvidar ni aunque este mil años luz lejos de ti. Y así lo va a ser siempre, la única que se ganó mi corazón y me acepto tal y como era.
Aunque no lo creas siempre me considere un chico tímido, hasta que tú lograste cautivarme con la profundidad de esos hermosos ojos color miel, surgió una conexión increíble entre nosotros o al menos yo lo sentí así desde el primer día en que te vi.
Te amo y te amaré con todo el alma, Catalina, me encanto ser tu amor, tu chico, tu amigo. Gracias por brindarme momentos hermosos a tu lado, por las noches en velas por cuidar de mí, por aceptarme en tu vida y darte una oportunidad de amarme.
Jamás olvidare esas bellas sonrisas que me regalaste, me hiciste y has hecho muy feliz. Quiero que te quedes con los buenos recuerdos de lo que tú y yo un día fuimos. Y sea donde sea que yo este, voy a presumirle al mundo, al universo entero que fuiste lo mejor que pudo haberme pasado en la vida, cuando vivía.
Pero también voy a pedirte que sigas adelante, que sigas tu vida, tienes que vivirla y disfrutarla. Sólo se vive una vez, hazlo, no te quedes estancada por mí. Mereces ser feliz, mereces mucho, mereces ser tú.
Te amo y te amare por siempre, mi Blanquita.
Me desistí en contener el llanto y me importo poco que los demás me escucharan, había dejado de llover y me tiré de rodillas en el césped mojado abrazando la carta contra mi pecho. A mis espaldas oí la voz de Noah, no tardo en abrazarme por detrás, no me importaba nada, quería seguir llorando e irme a casa.
— Te amaba muchísimo.— Susurró.— Siempre le decía a nuestra madre lo mucho que te amaba.
— Lo sé...— Musité.
— Nunca lo olvides, Catalina, nunca olvides cuanto él te amaba.
Niego con la cabeza, jamás podría olvidarlo. Iba a recordar cada una de sus palabras, cada abrazo y cada beso iba a quedar guardado en mi memoria.
Lentamente me puse de pie, acaricio el ataúd y lo abrazo pensando que estábamos a unos centímetros entre su cuerpo y el mío. Dejé el anillo sobre este y me alejo para dejar que los encargados terminaran con su trabajo.
— Adiós, Luke.
Te llevaste tanto de mí, no sé cuánto tiempo tarde en encontrar esos pedacitos de mi corazón y volverlos armar. Pero tarde o temprano iba hacerlo.
— ¿Pastelito?
Al ver como empezaban a echarle tierra algo me decía que debía detenerlos. Desesperadamente intento correr para detenerlos pero mi padre y Noah me sostienen.
— No, hija, tienes que dejarlo ir.— Dijo mi padre con una voz dulce.— Tenemos que irnos, hija.
Con la mirada perdida y con mi padre junto a Noah me llevan hacia el auto. Miro una vez más hacia atrás y vuelvo a despedirme de él.
Te recordare el resto de mi vida, Luke.
Tuve que separar el final por que lo considere largo, pero ya subiré la siguiente parte <3