Agarró el vaso lleno de agua a su izquierda y bebió un poco de éste, refrescando su garganta después de haber hablar como por... toda la mañana.
Dejó el vaso en su lugar y observó la ventana de la habitación. El exterior estaba oscuro, ya era de noche.
Y el que el sol cayera, era lo que más asustaba a Yoongi.
Su mirada se desvió al reloj de la habitación, abriendo con pánico sus ojos al observar la hora.
11:58
— No... no... por favor, por favor —observó a su novio en la camilla, sintiendo las lágrimas salir como cascadas—. Vamos bebé, abre tus lindos ojos, ¿si? Necesario que despiertes, por favor.
Aún así, aquel azabache seguía impasible. Se veía tan pacífico en esa camilla. A lo largo de los dos años internados, su cabello había crecido, por lo que éste se esparcía sobre sus hombros. Estaba pálido, más de lo normal. Sus labios estaban un tanto morados.
Y Yoongi ya no sabía qué hacer.
— Leo... Leo vamos, sé que me escuchas —susurró acercándose a su rostro, sollozando—. Vamos bebé, por favor, necesito que despiertes.
Volvió a ver el reloj en la pared, sollozando con más fuerza al ver lo que apuntaban las manecillas del reloj.
La muerte de su lindo novio.
— No... por favor, ¡no puedes dejarme así! ¡Te necesito! —se levantó bruscamente de su asiento, tomando de los hombros al menor y sacudiéndolo violentamente—. ¡Vamos, abre tus ojos! ¡Despierta de una puta vez!
Escuchó pasos, y de inmediato se dirigió a la puerta y trabó esta con seguro. A los segundos escuchó forcejeos en el picaporte y los golpes en la puerta.
— ¡Abra la puerta!
Ignoró los gritos y se dirigió de nuevo al azabache. Sintió una punzada en su pecho al verlo tan tranquilo en su lugar.
En cambio, él estaba hecho un desastre. Lloraba y sollozaba agarrando sus cabellos, estirándolos.
— Por favor, por favor despierta —se acercó nuevamente al cuerpo del oji ámbar, tomándolo de sus antebrazos—. Te juro que cambiaré, te juro que si antes era buen novio ahora seré mejor. ¡Aún no nos hemos casado! ¡Habíamos planeado tantas cosas juntos! ¡Debes despertar, tu debes...!
— ¡Yoongi!
Escuchó la voz de Namjoon al otro lado de la puerta, haciéndole frenar en seco y finalmente ver lo que había hecho.
Ante los movimientos bruscos, las inyecciones en los antebrazos y muñecas de su novio se habían salido, dejando salir sangre de sus extremidades.
Miró sus manos temblorosas, llenas de sangre de su novio.
Fue cuestión de minutos para que la puerta fuera abierta a la fuerza. Sintió varias manos retenerlo y sacarlo del cuarto, pero él solo podía ver sus manos.
Una vez más... lo arruiné
[ • • • ]
Despertó de golpe.
Observó su alrededor confundido.
Estaba en un campo de camelias, era hermoso, sin duda, pero, ¿qué hacía el ahí?
Lo único que veía eran camelias, camelias y más camelias.
¿Qué era ese lugar? ¿Por qué estaba ahí? ¿Acaso era un sueño?
Tantas dudas, y nadie podía responderlas.
— Yoonnie
O tal vez sí.
Se giró bruscamente, observando con sus ojos abiertos como platos al azabache, el cual se encontraba a unos metros lejos de él.
Un paso, dos pasos y ya se encontraba corriendo hacia el menor.
Pero aún así, parecía que el oji ámbar se alejaba más y más.
Cayó al suelo, golpeando la tierra con sus puños y gritando de frustración.
— ¡LEO! ¡LEO! —gritó, esperando que aquel azabache dejara de darle la espalda—. Por favor... por favor...
Lloró, temblando entre sollozos dolorosos que hacían doler su garganta.
Sintió unos brazos rodearle desde atrás, apretándole con suavidad.
Sollozó al percibir aquel olor característico de su novio, vainilla y café. Una combinación perfecta, según el.
— Leo, L-leo...
— Shh, déjame hablar Yoonnie —tomó entre sus manos las del menor, las cuales se encontraban en su regazo—. Te amo Yoonnie, fuiste, eres y serás el amor de mi vida, mi primer y único amor. Pero... debes dejarme ir, Yoongi.
— N-no puedo... t-tengo miedo, no puedo, yo no... —sollozó, echando su cabeza hacia atrás—. Te necesito a mi lado Leo, te amo. Perdóname. Perdón. Todo fue mi culpa, debí esperar, debí voltear yo...
— Shh, tranquilo Yoonnie. Te perdono —sintió un suave beso en su nuca, haciéndole estremecer—. Todos cometemos errores, no eres el único. Yoongi, tengo que irme.
— No. Por favor no me dejes, no me dejes —se volteó desesperado, abrazando con fuerza al menor. Escondió su rostro en su pecho, sintiendo las delicadas caricias en su cabello—. No... no me d-dejes...
— Tranquilo Yoongi... cierra tus ojos —aquellos susurros en su oído le hacían sentir somnoliento, y poco a poco, sus ojos fueron cerrándose.
Ésta no es una despedida. Nos veremos pronto Yoongi. Te amo.
[ • • • ]
Tomó una gran bocanada de aire al abrir sus ojos. Su mirada captó el techo blanco del pasillo del hospital y de inmediato se reincorporó.
Jimin, quien volvía de ver a Leo por última vez, dejó caer la bebida que había comprado en el camino.
Se acercó casi volando al azabache, ayudándolo a sentarse con cuidado.
— ¿Estás bien? ¿Te duele la cabeza?
— Estoy bien... —murmuró, sintiendo su garganta escocer ante la resequedad—, necesito... agua —pidió, llevando una mano a su cuello.
— ¡O-oh, sí! Ya vuelvo.
El rubio se dió media vuelta y desapareció por el pasillo, dándole vía libre al pálido para ir a la habitación de su amado.
Se levantó de la incómoda banca y caminó apresuradamente por el pasillo, dobló unos cuantos pasillos y finalmente llegó al pasillo donde estaba la habitación de su pareja.
Asustado.
Era como se sentía al ver a sus amigos llorar, viendo por la ventana de la habitación el interior de ésta.
Y cuando se acercó sin que nadie lo viera, asustado, y vió por el ventanal, sintió su corazón romperse.
En la camilla donde estaba su lindo Leo, estaba un cuerpo, cubierto por una sábana blanca.
Eso sólo significaba lo peor para Yoongi, quien soltó un grito desgarrador al observar y detallar que aquel cuerpo, cubierto, era su novio, su todo.
Hoseok, quien estaba un poco apartado fue el primero en voltear y observar con sus ojos llenos de lágrimas al mayor. Se acercó a éste y le abrazó con fuerza, sintiendo los pequeños golpes en su pecho y su camiseta mojándose debido a las lágrimas del azabache.
Los demás se acercaron a los dos y se unieron al abrazo, seguidos de Jimin quien al llegar solo pudo soltar lágrimas y sollozos.
Movió su cabeza, observando con sus ojos enrojecidos el interior de la habitación.
Observó las camelias en el jarrón, intactas, casi brillando a pesar de la lúgubre situación.
Sonrió, sintiendo su corazón romperse aún más al recordar su sueño.
Todo se había acabado. Leo ya no estaba. Leo se había ido. Leo no iba a volver.
Y Yoongi debía aceptarlo. Debía abrir sus ojos y aceptarlo de una vez por todas.
Te prometo... Te prometo que nos veremos pronto. Solo... espérame, Leo. Te amo.
Damas y caballeros, he aquí; el final de ésta historia.
Si si, perdón por matar al Leo, pero era necesario para el final :''c
Créanme, tengo tremendo nudo en la garganta, y además de escribir ésto, estoy escuchando Butterfly (que por cierto, la recomiendo para ambientar al capítulo) así que bueno...
De verdad espero que les haya gustado, y como sé que no habrán muchos conformes con éste final; haré un final alternativo/especial ♥
Tan sólo queda hacer el epílogo y luego haría lo del especial y eso.
Me despido, bay~ ✨