Mina:
Me quedo perdida mirando la puerta por la que Christofer salió, atónita y completamente paralizada por el pánico.
Me duele el pecho, siento unas terribles ganas de llorar, maldecir, gritar hasta quedarme afónica.
Esto es lo correcto, me digo.
¡Qué se valla a la mierda con sus cuentos y con la puta de Paula esa! Me hizo daño a conciencia, él no es bueno para mi.
O al menos eso es lo que no paro de decirle a mí dolorido corazón que me grita desesperado que valla tras él, que le diga toda la verdad, que le cuente de mi enfermedad, que lo escucharé.. Que lo echo de menos, que lo amo más que a nada.
Ni tampoco puedo ignorar el hecho de que el desespero y el dolor que vi en su cara al besar a otro me hicieron trizas. Y que el verlo marcharse fue más difícil de lo que puedo asumir.
Pero se fué por que yo se lo pedí, es lo que quiero.. Aunque si es lo que quiero ¿Porqué cada parte de mí me grita que corra hacia él? ¿Porqué duele tanto?
Oh ¡porque estoy jodidamente enamorada de ese hombre!
Porque lo que me hizo sentir estando juntos sigue igual de vivo y ardiendo en lo profundo de mí.. lo extraño, nos extraño.
¡Me cago en todo lo que se menea!
Observo mis pies desnudos y procedo a calzarme para irme de aquí lo antes posible. Necesito aclararme y pensar, además tengo un dolor de cabeza insoportable..
Pero de pronto Damián, de quien me había olvidado completamente, se acerca a mí y me abraza estrechandome a su cuerpo.
-Hiciste lo correcto, cariño- Dice con voz melosa -Yo te daré mucho más. El que seas mi alumna aún no va a ser a un obstáculo para nosotros si hacemos las cosas con cuidado.
Desvío mi vista hasta su triunfante mirada y me siento fatal.
¿Cómo pude usarlo para librarme de mis problemas? Si es que soy más histérica que la jodida Violetta.
-Damián..
-Yo seré mejor, cariño, ya verás que elegiste bien..- me sonríe radiante -Ese tipo sólo te usó mientras su novia...
Cierro los ojos dolorida.
-Basta- Exijo.
-Ya sé que te duele, cielo, pero yo te haré olvidar de él. Te daré mucho más..
-Damián... No quiero que mal entiendas lo que acaba de pasar- Lo corto en seco, no dispuesta a seguir con esto.
No pienso seguir mintiendo, ya no más. Demasiado he mentido ya y me siento como la mierda.
-¿Qué mal entienda lo que acaba de pasar?- Frunce el ceño y sus ojos pierden el brillo.
-Sabes que lo que le dije a Christofer sobre nosotros, lo que le di a entender y ese beso... Fueron sólo para que él se fuera.
Me mira directamente con los ojos muy abiertos.
-Mina...- su excitante voz de hace un rato, se agrava al pronunciar mi nombre. Oscuro y gutural, se agarra de mis brazos firmemente -Me estás diciendo que... ¿Me usaste?
¡Que incómoda estoy! ¿Como pude llegar hasta estas instancias del histériqueo con mi puto profesor de escuela? Debo cortar con esto también de una vez por todas y espabilar.
-No..- digo nerviosa -No finjas que no sabías que ese beso no era de verdad, Damián. Tú mismo insinuaste cosas que no eran ciertas para...
-Mentira- murmura bruscamente -Seré dulce contigo, querida, pero no te voy a permitir que me utilices para tus jueguitos.
Se acerca más y mi instinto me hace encogerme en mí lugar. Mis bellos se erizan.
Intento alejarlo empujando su pecho pero él agarra mis muñecas con sus puños.
-Sueltame- Le exijo asustada, pero pasa de mí.
¿Quién es este hombre?
No reconozco en él nada del profesor simpático, servicial (aunque demasiado confianzudo) que conocí.
Asustada, revuelvo mis muñecas de su agarre pero él se niega a soltarlas.
-Quiero que sepas que conmigo no jugarás ¿Me entiendes? no intentes utilizarme, Bonita, porque no te lo voy a permitir.
-Damián, t-tú también me utilizaste. Le mentiste a Christofer diciéndole que estábamos juntos y le insinuaste que teníamos sexo sólo para fastidiarlo. No finjas inocencia conmigo- Gimoteo asustada.
-Cállate - Me pasa un dedo desde la barbilla hasta mi labio inferior -Yo lo hice para que ese imbécil se largara de una puta vez y nos dejara solos al fin, como quise desde el principio. Lo hice por tí y por mí. Y ya se fué, así que no me vengas con estupideces ahora y comportate como una mujer.
De repente los cuidados y las advertencias de Christofer con respecto a Damián me invaden, no se equivocó con él, soy tan estúpida al haberme confiado.
-Tú me usaste para fastidiar a Christofer y agrandar tu ego- Agrego desafiante -Vi tu cara, te burlabas de él. No hiciste esto por mí. Sueltame.
Me remuevo de su agarre.
-Es mentira- Dice tranquilamente, volviendo a presionar mi brazo. ¡Oh, demonios eso duele! -Eso que dices es mentira. Te gusta jugar con los hombres pero conmigo no lo harás, bonita. Tienes que responsabilizarte por lo que haces.
-No juego contigo- Agrego sollozando - Pensé que me estabas ayudando pero me equivoqué mucho contigo ¡ahora sueltame, que me haces daño!
-Daño es el que tú me hiciste tú a mí con tus juegos, pequeña, pero yo te haré madurar.
De repente y sin soltar su doloroso agarre, se abalanza sobre mí y, presionándome bruscamente contra la pared, me besa.
-Ni se te ocurra gritar. No queremos líos ¿verdad?- Murmura contra mi boca - Nos iremos tranquilos de aquí y seguiremos esto en otro sitio más privado.
Niego con la cabeza y gimo por el dolor del impacto. Trato de safarme desesperadamente.
¡Dios, no! ¡Que me suelte ya! Mi pecho se agita y mi visión se nubla de pánico.
Y estoy a punto de chillar por ayuda cuando la puerta de la habitación se abre de golpe frente a nosotros.
Christofer:
Conduzco como loco de camino a mi casa tratando de alejarme lo más rápido posible de aquella imagen que me dejó hecho polvo, aunque cada partícula de mi cuerpo me pide a gritos que vuelva.
Pero ella, aquella preciosa, descarada, inteligente y divertida niña a la que mi corazón no puede dejar de amar, ya no me quiere.
No quiere escucharme, se niega a creerme, ella está con otro.
Si me hubiesen dicho hace dos meses que yo, el poderoso y triunfador Christofer Hunter, adorado y deseado por miles de mujeres y uno de los hombres más ricos del mundo, andaría saltándome semáforos en rojo y llorando como un gilipollas porque una niña de diecisiete años me ha roto el puto corazón, me hubiese desinflado de la risa.
Pero sin embargo aquí estoy.
¡Quiero volver para terminar de partirle la cara a ese puto profesor! ¿Pero que cambiaría hacerlo si ella ya no me quiere a mí?
Me limpio las lágrimas de la cara de un manotazo y aclaro mi garganta antes de llegar a mi casa.
Subo a mi oficina ignorando a Pemberly y al personal que comienza a llamarme para hacerme consultas o para informarme cualquier cosa. Necesito estar solo y trabajar, lo que sea para pensar en ella, en la pérdida, en ese beso que me dejó destruido, en esas palabras que me mataron.
Ella no me quiere.
Ella está con otro.
Esas palabras no dejan de torturarme por dentro.
¿Cómo pudo olvidarme?
Golpeo fuertemente el escritorio de roble con mi puño, recordando esos añorados momentos en dónde ella me miraba con su preciosa sonrisa y me decía "te amo", sus ojitos brillantes de felicidad cuando le daba su yogurt de fresa, los sexis ruiditos que soltaba cuando le hacia el amor, esas noches en las que me moría de frío porque ella ocupaba toda la frasada pero en las que era igualmente el hombre más feliz del planeta al verla dormir sobre mi pecho con sus rizos esparcidos y su boquita entreabierta.
Todo viene a mí como un torbellino y golpeo mi escritorio más fuerte, esperando que el dolor haga desaparecer la imagen de otro hombre saboreando sus labios y robándomelo todo.
¡Soy un imbécil!
Tomo mi telefoneo agitado y llamo a mi oficina. Necesito distraerme. Lo que sea para no volver a ese hospital, matar al puto profesor y reclamar a Mina como un jodido simio con su hembra.
-Señor Hunter, habla Carly- Responde una de mis secretarias.
-Carly, comunicame con Anna, necesito que me pase unos datos- Ordeno impaciente.
-Anna tuvo una urgencia. Algo de que una enfermera la llamó para que valla a recoger a su sobrina del hospital... Ella dijo que volvería enseguida ¿Puedo ayudarlo yo con... algo, señor?
La sugerente provocación de Carly me molesta y unido a la frustración y el dolor que me provoca haber jodido tanto lo mío con Mina hasta el punto de que ella deba recurrir a su jodida tía terminan de cabrearme.
-Ve al escritorio de Anna y pásame los datos que te pediré por e-mail, y cuando vuelva Anna, dile que me llame inmediatamente.
-Claro, Señor... ¿Algo más que yo pueda.. hacer por usted? Lo que sea- Pregunta con voz algodonosa.
Aprieto mi mandíbula.
-Comportarte, Carly.
-Lo-lo siento, Señor Hunter.
-Llámame cuando vuelva Anna- Corto la llamada.
Tiro el teléfono sin cuidado sobre el escritorio y abro e-mails del trabajo.
Leo contratos y sumas desorbitantes de dinero. Lo que sea que me haga olvidar lo imbécil que fui, de las ganas de matar al puto profesor del infierno.. y lo miserable que me siento sin ella.
Mina:
La sangre abandona mi cuerpo al ver a mi tía ardiendo en cólera frente a mí.
-Mina, explícame YA que significa esto- Exije saber mi tía.
¡Dioss! ¿Es que tiene radar para encontrarme en situaciones comprometidas? Aunque por una vez ¡Me alegro de verla!
-Anna, yo...- Me alejo unos pasos de un pálido Damián y froto con disimulo mi dolorido brazo, el cual él soltó al abrirse la puerta -He ido a dar una vuelta y...me he sentido mal..
Me doy una patada mental en el culo. ¿Enserio soy tan idiota?
-¿Y crees que me voy a creer eso, niña tonta?- Gruñe entre dientes -Una enfermera ha interrumpido en mi trabajo para hacerme venir hasta aquí, así que comienza ya a decirme dónde estabas y como acabaste aquí arrimada con este...- Señala hacia Damián y lo fulmina de arriba abajo con la mirada- Señor! O te juro que esta noche no vuelves a mi casa.
Damián palidece, sus humos de repente han desaparecido, sabe que puede meterse en líos muy serios por esto.
-Yo he salido y me la he encontrado...- Comienza a decir Damián notoriamente asustado.
-¿Quién demonios es usted y que hacía con mi sobrina MENOR DE EDAD a media noche vestidos... Así?!- Anna nos señala y nos taladra con la mirada.
-Señora, yo sólo estaba cuidándola de.. un hom...
Palidezco.
No va a decir lo de Christofer... ¿Verdad?
Temblorosa, estoy por interferir cuando Anna vuelve a gritar.
-¡Salga ya de aquí antes de que llame a la policía y lo denuncie por pedofilia!- Amenaza Anna apretando los dientes.
Eso último parece haber echo efecto en Damián, quien entrecierra sus ojos y la mira intensamente.
-Señora, había otro...-
-¡Le dije que se calle!- Chilla Anna.
Dios mío, debo salir de aquí antes de que Damián lo complique más ¿iba a hablarle de Christofer?
Tomo mi bolso y me dirijo hacia la puerta de la habitación.
-Te lo explicaré todo en casa, Anna- Le aseguró a mí tía, y antes de salir, le dirijo una última mirada a Damián -Gracias por todo y ADIÓS, señor Hoffman- Recalco las últimas palabras y espero que entienda el mensaje.
No quiero volver a ver su feo careto fuera de clases nunca más.
-Si vuelvo a verlo cerca de mi sobrina, no dudaré en denunciarlo- Le dice Anna al profesor antes de seguirme hacia la salida del hospital.
Me mareo un poco al salir al aire frío de la noche, pero logro estabilizarme. Me siento extrañamente débil y el dolor de cabeza sigue latente.
Sólo quiero llegar a mí cama y olvidarme de la bronca que siento hacia Damián, de la angustia por mi estado de salud y sobre todo del intenso dolor que siento en el pecho por haber hecho tremenda estepidez con Damián y Christofer, sintiéndome fatal por haberlo dañado a posta, tratando de convencerme a mi misma de que se lo merecía y que hice lo correcto, luchando contra la necesidad que siento de él.
Al llegar a la casa de Anna, subo corriendo a mi habitación huyendo por el momento de nuestra discusión pendiente.
Sintiéndome una tonta, me apresuro a quitarme todo el ridículo maquillaje que me puse y a desvestirme para irme a la cama, pero al quitarme el vestido veo que de él algo sale volando. Un papel. Y tardo dos segundos en comprender que es.
La carta que Christofer me dió.
Christofer:
Me pierdo entre montones y montones de documentos intentando que algo capte mi completa atención y me distraiga. Pero no, mi atención tiene una dueña y no sé puede alejar de ella, de sus sedosos rizos chocolate, en lo tibia y perfecta que se sentía su piel contra la mía, en el cálido color de su carnosa boca que ya no es mía.
Mi teléfono comienza a sonar y me siento idiota esperando a que sea Anna con noticias de Mina, pero necesito saber, necesito comprender ¿de verdad me olvidó? contesto:
-Habla Hunter- Intento que mi voz suene seria y calmada.
-Señor, habla Anna. Carly me ha dicho que lo llamara ¿Necesita algo?
Me enderezo de golpe y presto toda mi atención a la ronca voz de mi secretaria.
-Anna- digo tratando de sonar casual -Solo necesitaba que me pase los datos de un contrato, pero Carly me ha dicho que tenías una urgencia.. con tu sobrina ¿Verdad?.
Respiro e intento de que mi voz suene lo más relajada posible aunque por dentro me esté muriendo al no saber nada de ella.
-Ah, sí señor. Lamento mucho no haber estado pero mi sobrina me tiene prendiendo de un hilo.
-¡¿Ella está bien?!- Pregunto alarmado. Diablos!
Pero como ese imbécil le halla hecho algo...
-Sí, Señor. Ella está bien pero me han llamado para que valla a recogerla al hospital por un desmayo ¿Y sabe como me la he encontrado?- No respondo, pero hago un ruido animamdola a que continúe -¡Pues besándose con un hombre como de mi edad! Era obvio que estaban alarmados al verme ¡Incluso iban vestidos de fiesta!
Cierro los ojos ante el dolor intenso de saber que Mina, mi preciosa niña, en verdad ha decidido seguir con otro.
-Y para colmo- Continua indignada -Ese dichoso hombre tuvo el descaro de decirme a la cara que él pretendía cuidarla de no se qué o quién. Esa cría me va a volver loca. Yo no estoy para estas cosas ¡Menos para cuidar de una adolescente ligerita!
Sigo sin contestar, tratando de que lo que Anna me cuenta no rompa los pocos pilares que quedaron fijos en mí.
-Ay, Dios, Señor Hunter. Disculpe por haberle soltado todo esto..- Agrega avergonzada -Sólo quería pedirle permiso de tomarme esta noche para ajustar pendientes con mi sobrina. Puedo pasarle los datos que me pida por e-mail enseguida.
Cierro los ojos con fuerza y me aclaro la garganta tratando de mantener la compostura.
-Estoy de acuerdo si crees que es necesario, Anna. La veo mañana.
-¿Está seguro, Señor?- Pregunta, seguramente al reparar en mi tono de voz.
-Si, seguro. Buenas noches.
No espero a que ella conteste, corto y tiro el maldito teléfono fuertemente contra la pared haciéndolo mil añicos.
Ella no me quiere. Ella está con otro.. Y nada nunca me había dolido tanto.
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¡Hola! Habrá alguien por aquí?
Si estás y quieres saber, te cuento el porqué no subía capítulos:
Bloqueo mental. Ni te imaginas la cantidad de veces que estuve editando capítulos, lo hacia una y otra vez, pero sólo no podía seguir😅
Peeeeero como veo que la novela es seguida y a mi me encanta tanto, y quizás tú también quieras seguirla, aquí estaré escribiendo y subiendo cuando pueda y ojalá seguido!
Si estás aquí dime hola! Me siento medio esquizo😂
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