-Ruah, pneuma, spirito santo, soplo, aliento, aire, viento, alma. “Aquel que conoce lo intimo de Dios” Hay igual cantidad de formas para dirigirse a mí como nombres en el mundo.
Por protocolo mantuve la vista baja y le dirigí un gesto a Gabriella para que me imitara. La Conciencia de Dios se encontraba frente a nosotros haciendo uso del cuerpo de Riee.
Cuando obligué a Riee a dormir mi intención había sido bajar las barreras en su mente, no las que ella intentaba alzar débilmente, sino aquellas de las que no era consciente, aquellas que ocultaban la presencia de la Conciencia de Dios. El efecto que había tenido mi actuar estaba fuera de toda predicción, ahora mismo la esencia Divina se presentaba ante nostros.
-Te equivocas, no soy la esencia divina, sólo una parte de ella. Nuestro despertar sólo estará completo cuando RiAhn se haga uno conmigo.
Era extraño escuchar ese tono solemne salir de la boca de Riee, era extraña la manera en la que su cuerpo adoptaba una postura y gestos diferentes a los que estaba acostumbrado.
-Es normal que pienses eso-interrumpió mis pensamientos de nuevo-. Oh no, no intentes ocultarlos de mí-dijo interrumpiendo mi intento de cerrar mi mente-, derribaré las barreras sin mayor esfuerzo. No hay nada que puedas ocultarme-sentenció.
Me sentí avergonzado de inmediato, como un niño al que le descubren la fechoría, debió resultarme obvio el hecho de que la presencia que se encontraba frente a nosotros podría ver a través de mí sin dificultad alguna.
-Gabriella-sentí a mi compañera S.O.L tensarse a mi lado-, ¿Podrías dejarnos a solas?
Vi a Gabriella sorprenderse por la petición y leí todos sus pensamientos sobre por qué tenía derecho a escuchar lo que Ruah tenía que decir. Alzó la mirada dispuesta a mencionar el argumento que creía más adecuado pero fue silenciada con un gesto de Riee, dejando en claro que no era un tema a discusión. Derrotada mi compañera S.O.L salió de la habitación, dejándome a solas con aquel-que-conoce-lo-intimo-de-Dios.
...
Tomé la decisión de interrumpir mi caminar y me dejé caer ahí mismo donde me encontraba. Cada paso que daba me hacía alejarme más del camino correcto y eso estaba desquiciándome. Spring me había mencionado que podría salir de su mundo si encontraba la puerta correcta, eso había sucedido tiempo atrás en una de nuestras tantas peleas, yo me había negado rotundamente a renovar mi guardarropa, había dicho un completo no a su idea denominada “primarano” que consistía en sus ya favoritos vestidos floreados pero mucho más cortos de lo usual, y ella a modo de persuadirme me había dejado encerrada en su mundo de cielo rosa. “Encuentra la puerta correcta y vete por ti misma” me había gritado.
Me recosté en la completa oscuridad e intenté concentrarme, traté de dejar en blanco mi mente. Si me encontraba en mi interior, aunque fuera territorio de Spring, muy probablemente yo podría tener control sobre el, podría devolver la luz a este lugar y encontrar la puerta correcta.
…
-Sabes como yo que es la primera vez que sucede esto, el último S.O.L siempre debe cerrar el círculo y ser quien comande a las fuerzas de la Luz en la batalla. El portador del fruto nace en total sincronía con su don, se entrena a lado de su sol o luna y vence en la guerra final. Algo curioso sucedió cuando RiAhn y yo nacimos en este mundo como entidades separadas. Es casi-vaciló-como si la historia quisiera ser cambiada.
No pude evitar levantar la mirada. Me estremecí al identificar la preocupación mezclada con el miedo en ese ser divino.
…
El cielo debe ser azul. El-cielo-debe-ser-azul. EL CIELO DEBE SER AZUL. Abrí los ojos rápidamente y suspiré desganada, el cielo seguía igual de oscuro que antes. Tal vez debería empezar con algo menos complicado. Cerré los ojos de nuevo, seguiría intentando.
…
-Debes ayudar a RiAhn a controlar lo que hay en ella. No lo sabe, pero hay algo oculto en su interior, algo que protege de mí y de sí misma.
Algo que Riee oculta incluso a la Conciencia de Dios…
…
El césped debe ser verde. Verde. Verde. Verde. Abrí mi mano y observe eufórica los trozos de césped que había arrancado del suelo, eran verdes, justo del color correcto. Lo estaba logrando. Estaba aprendiendo a controlar mi mundo interior sin la ayuda de Spring.
…
-¿Has pensado en la posibilidad de que sea el propio Siwon la llave para liberar el don de RiAhn?
No, no había considerado la importancia de su existencia para Riee. Ese había sido mi más grande error.
-Debes traerlo de vuelta. Reunirlos. Siwon es probablemente el único que puede abrir la puerta que esconde el don de RiAhn.
…
Me incorporé victoriosa gritando felicitaciones para mí misma. Lo había conseguido. El cielo se encontraba siendo coloreado del azul que le correspondía. Aunque no había logrado hacer brillar al sol, el claro cielo iluminaba mi alrededor. De inmediato identifiqué el camino que me llevaría a la salida de este sitio. Corrí en la dirección correcta, ya pronto, pronto saldría de aquí.
…
-RiAhn ha encontrado la salida-me avisó Ruah-. Ella estará pronto de vuelta.
Noté también el cambio en la energía que despedía el cuerpo de Riee, probablemente se encontraba a punto de abrir la puerta. Me acerqué de inmediato para sujetarla, no sabía cómo podría reaccionar a todo esto.
-Una cosa más-mencionó Spring al tiempo que me miraba de frente- mantén tus sentimientos ocultos.
Retrocedí sorprendido. Ahora entendía a Riee, no era agradable que alguien leyera a través de ti.
-Lo haré-prometí más para mi mismo que para Ruah.
Sentí el cuerpo de Riee relajarse por completo. La observé cerrar los ojos con calma y abrirlos de nuevo con sorpresa. Noté sus labios curvarse en una sonrisa de alivio y me sorprendió lanzándose a mis brazos sin aviso alguno. No pude sostenerla y me dejé caer en la alfombra junto con ella.
-¡Estoy de vuelta!
…
La primera vez que vi a Riee me encontraba en la Galería Passé. La investigación que se me había asignado desde que acepté un puesto en el Consejo de la Orden me había conducido a esa cadena de Galerías, las había recorrido casi todas, inspeccionando Passé terminaría con el hilo de la investigación, si el S.O.L no se encontraba ahí podía reafirmar frente al Consejo mi teoría de que nuestro compañero se encontraba muerto.
Estaba saliendo de la oficina del Director de la Galería cuando presencié la escena, una pelinegra corriendo a toda velocidad por los pasillos como si su vida dependiera de ello. La obligación de ayudar que está presente en todos los de mi especie impulsada por mi propia curiosidad me obligo a seguirla.
Cruzamos por los pasillos continuos a las salas de exhibición hasta llegar a los baños donde ella se detuvo al instante, su expresión antes contrariada se relajó mostrando unas facciones infantiles, parecía aliviada de haber llegado a ese sitio. La observé dejarse caer justo en la entrada, se dobló sobre sí misma y cerró los ojos mientras maldecía entre susurros. Los rizos caóticos le cubrían totalmente el rostro en la posición que se encontraba, una punzada de preocupación se hizo presente en mi pecho.
Yo, me encontraba casi oculto en una de las esquinas cercanas al sitio, lidiando una batalla interna sobre si debía intervenir o no. Bastaría con que la tocara levemente para que el dolor que parecía la aquejaba abandonara su cuerpo pero ¿Cómo explicaría eso? Sopesé sobre la posibilidad de acercarme y ofrecerme a llevarla a un hospital y aprovechando esa cercanía ver a través de esa chica y desaparecer su dolor. También pensé en dejarla inconsciente y hacerme cargo de la situación, eso, tampoco era mejor idea que las anteriores. Continué mirando un poco más mientras otras alternativas llegaban a mi mente. Estaba a punto de hacer un movimiento cuando ella se levantó con dificultad y entro por fin al baño de mujeres, eliminando con eso cualquier posibilidad de brindarle mi ayuda. Me sentía totalmente preocupado, ansioso, la necesidad de hacerla sentir bien me parecía tan extraña como el hecho de haber seguido a una desconocida por toda la galería.
Permanecí en el mismo sitio lo que posiblemente fue más que sólo unos minutos cuando otra persona entró a los baños, por su uniforme y el gafete que colgaba de ella supe que era personal de Passé. Sin pensar en la prohibición de usar los dones en las personas, por simple capricho y aprovechando mi posición privilegiada en la Orden, me adentré en la mente de la chica. Me tomó unos segundos averiguar que se trataba de Alexie, una amiga de RiAhn, la chica por la que yo estaba preocupado. Al parecer últimamente Riee, como decidí llamarla, sufría con demasiada frecuencia ataques de ansiedad y siempre usaba los baños como refugio. Pude sentir la preocupación de Alexie y sus intenciones de encargarse de Riee. Mi presencia ahí ya no tenía utilidad alguna, sin embargo permanecí escondido por lo que casi fue una hora.
Las vi salir de los baños tiempo después, Riee lucía ya compuesta y en el rostro de la otra chica se reflejaba la preocupación. Las seguí cautelosamente de regreso a la Sala de Exhibiciones, ahí ambas tomaron caminos diferentes, Alexie dirigiéndose de nuevo a la oficina del Director de la galería, y Riee al lado contrario.
Me sentí curioso de sus pensamientos pero algo en mí me impedía adentrarme en ellos, una parte de mi se encontraba flechado y quería adivinar todo sólo mirando su expresión, todo un reto para mí. Recordando la información tomada de los pensamientos de Alexie, Riee era una chica huérfana que se encontraba estudiando sus últimos años en una escuela de arte, ella pertenecía al personal de la tienda de antigüedades anexa a la galería y últimamente actuaba más extraño de lo usual. Una sonrisa ligera curvó mis labios al recordar la manera maternal en la que Alexie parecía cuidarle, me sentí extrañamente aliviado de que tuviera a alguien así a su lado.
Seguí sus pasos y la examiné tanto como podía desde esa distancia. Su expresión había cambiado de nuevo, ya no había rastro de la preocupación inicial que me había impulsado a seguirla, ahora lucía divertida y algo enojada, parecía lidiar una batalla imaginaria. No había nadie más en los pasillos y eso parecía contribuir a su actitud, movía las manos de un lado a otro y mascullaba maldiciones y palabras de aliento a sí misma. Se detenía de vez en cuando por unos segundo como meditando y tiempo después continuaba su andar. Yo estaba ahí prendado de ella. Era la segunda vez que me sentía así en mis casi treinta años. La primera vez había sido con Hikari, mi compañera S.O.L.
Sin darme cuenta me encontraba ya frente a la tienda de antigüedades de Passé, Riee entró sin percatarse de mi presencia y yo me mantuve ahí, estático. Ya había llegado demasiado lejos con mi repentina curiosidad, era hora de volver al hotel. Llamaría a la Sede e informaría el fracaso de la misión, les indicaría que no había nadie bajo el nombre indicado en los archivos de investigación, recibiría la orden de volver y con eso terminaría esa misión. Nuestro compañero S.O.L, el último de nosotros, probablemente había muerto.
Me encontraba ya en el auto camino al hotel pero una parte de mí permanecía en la galería, para ser más específicos se encontraba en la tienda de antigüedades. Riee seguía presente en mis pensamientos, tal vez sí debí adentrarme en sus pensamientos y saciar mi curiosidad, tal vez habiendo visto su interior no me abordarían estos sentimientos de melancolía. Le indiqué al conductor el cambio repentino de ruta, necesitaba regresar a mi estado de paz para poder regresar a la Sede sin contratiempos.
El carro se detuvo en la entrada de una capilla alejada de la ciudad, la construcción se encontraba en una de las zonas menos urbanizadas, lucía abandonada y lejana de ser visitada por los creyentes, pero no por eso menos atractiva para mí. Era justo lo que necesitaba, la soledad en un sitio de meditación, hubiera bastado un templo mormón o el altar de una casa pero yo sentía atracción por las construcciones católicas. Sin demasiado esfuerzo entré de inmediato al sitio, una gruesa capa de polvo cubría todo, algunas motas de polvo flotaban por el lugar iluminadas por el atardecer.
Me acerqué al altar mayor donde la típica imagen del Cristo crucificado se alzaba, admiré la figura sintiéndome renovado por dentro, en deuda, con la sensación de entrega absoluta que debía estar presente en mí restaurada. Hikari siempre se quejaba de mi obsesión por esa figura, “es masoquista” me acusaba. No, no lo era. Funcionaba más como un recordatorio de la vida de entrega absoluta que debíamos llevar, y en mayor medida, hacía que el sacrificio que había realizado al separarme de Hikari cobrara más sentido. Incluso ahora, un leve sentimiento de arrepentimiento se apoderaba de mí, separarme de Hikari, de mi persona destinada, dolía más de lo que me permitía admitir, siempre sería una herida abierta, no sanaría jamás.
Cerré los ojos y me abandoné a la oración.
…
El insistente timbre del teléfono me despertó. Estiré el brazo hasta la mesita contigua a la cama y contesté.
-Señor Kwon, es una llamada desde Corea del Sur.
-La tomaré-contesté de inmediato.
-InHa, lamento despertarte-Francis, el gemelo usuario de Understanting, se disculpaba al otro lado de la línea.
-¿Qué sucede?
-Hace unas horas me reuní con el Consejo, recibimos tu reporte sobre la búsqueda del último S.O.L.
-¿Hay algo malo con eso?-el tono de Francis sonaba contrariado.
-Sí. Recibimos un expediente con información nueva. Ella no conserva su nombre original-hizo una pausa-, en los nuevos registros aparece bajo el nombre de RiAhn Lee.
Riee.
-En ese caso, creo que la he encontrado.